Lo confortas después de una ruptura (Steve, Tony, Bruce, Clint)
Esto no afecta la historia, sería más bien un "Qué pasaría sí..." dónde ustedes son mejores amigos, y él/ella rompen con su pareja, y tú estas ahí para confortarlos. Con el detalle de que tienes sentimientos por ellos.
Saqué la idea de un libro de preferencias en inglés, así que no sería completamente de mi propiedad, pero las situaciones de cada uno sí son totalmente inventadas por mí.
Las peticiones están abiertas, y siempre pueden dejar sus comentarios. Disfruten ❤️
<><><><><><><><><><><><><><><><><>
Steve Rogers
Steve se encontraba en el gimnasio de la Torre, golpeando con todas sus fuerzas el saco de boxeo, dejando ir toda su frustración y las emociones que sentía en aquel momento.
–¿Qué te hizo el pobre saco de boxeo, rubio?–Dijiste en tono juguetón, entrando al gimnasio en tus ropas deportivas.
–No me había dado cuenta de lo fuerte que estaba golpeando.–Dijo agitadamente dejando de golpear el saco.
–Mhm... se nota...–Le respondiste acercándote a él, y tomando ambas de sus manos manchadas con sangre en los nudillos.–Siéntate en la banca, ya vuelvo. Traeré el botiquín de emergencia del baño.
–T/N no es—Iba hablando cuando le interrumpiste.
–Sí lo es Steve. Ahora siéntate que no me tardo.
Minutos después, volviste con el botiquín en las manos, y te sentaste junto a él para comenzar a limpiar cuidadosamente sus nudillos ensangrentados.
No ibas a negar que la cercanía que había entre ustedes te ponía nerviosa. Steve siempre ha tenido ese poder en ti, aunque no se dé cuenta, al fin y al cabo, te entrenaron para controlar tus emociones y sentimientos.
–¿Puedo preguntar a qué se debe esto?–Le dijiste sin despegar la vista de sus manos, de vez en cuando viendo a sus ojos.
Steve soltó un pesado suspiro antes de comenzar a hablar.–Sharon y yo terminamos. Bueno, ella terminó conmigo mejor dicho.
Al escucharlo, no pudiste evitar sentir una pequeña sensación de felicidad, pero a la vez te ponía triste el ver a Steve así. Desde que salió del hielo, le tomó mucho tiempo el poder construir algo con alguien.
–Vaya... lo siento Steve, no tenía idea.–Le dijiste mientras terminabas de limpiar sus manos.-¿Qué fue lo que pasó?
–No lo sé... ella simplemente dijo que ya no sentía lo mismo, y terminó conmigo.
–Lamento que haya sido así. Sabes que siempre puedes contar conmigo para lo que sea.–Le dijiste con una sonrisa, levántandote para devolver el botiquín a donde estaba.–Aunque si estuvieras conmigo eso jamás pasaría...-Susurraste para ti misma mientras caminabas hacia el baño.
–¿Qué dijiste?–Preguntó Steve levantándose de su asiento y caminando hacia a ti.
–¿Qué dije de que?–Preguntaste de vuelta haciéndote la desentendida. Dándote una cachetada internamente, por supuesto que oiría, es un super soldado.
–Nada... no dije nada...–Dijiste tratando de sonar lo más convincente posible. Aunque Steve tenía la habilidad de hacer que te olvidaras todo lo que te enseñaron en el Red Room.
–¿Acaso sientes algo por mí?–Te preguntó jugando nerviosamente con sus manos.
–Ay pues ya que, ya valí.–Te dijiste a ti misma soltando un suspiro, y llevando una mano a tu frente.–Sí Steve. Siento cosas por ti desde el momento en el que nos conocimos pero nunca dije nada porque me acobardé.–Soltaste todo de una, dejando caer manos de tus brazos a los costados, aún sosteniendo el botiquín de emergencia.
–Y-yo... n-no sé que decir...–Tartamudeó nervioso sin saber realmente qué hacer.
–Sí bueno, son cosas que pasan.-Soltaste un suspiro jugando con la caja en tus manos.–Steve, terminaste recién con Sharon. Así que no te atormentes pensando en lo que te acabo de decir, solo... mejor dejemos esta conversación para cuando estés mejor.–Le dijiste con una pequeña sonrisa, antes de salir del gimnasio, dejándolo atrás pensando en sus sentimientos hacia ti.
Tony Stark
Era un día muy lento en la sala de emergencias, así que te fuiste a una de las habitaciones de descanso que había en el hospital. Te sentaste en la parte de arriba de la litera a comer tu sándwich mientras veías tu teléfono, cuando la puerta se abrió y Tony entró por ella, cerrandola tras él y poniendo el seguro en el proceso.
–¿Tony que estás haciendo aquí?–Le preguntaste mientras se subía a la litera y se sentaba junto a ti, tomando la otra mitad de tu merienda.
–Pepper terminó conmigo.–Dijo dándole un mordisco a su—más bien dicho tú sándwich.–Dijo que no estaba comprometido con la relación, y que lo único que me importan eran mis trajes, y que ni si quiera tenía tiempo para ella.
–¿Qué? Pero si siempre estabas organizando citas y paseos con ella. No siempre estabas encerrado en tu taller trabajando en tus trajes.–Le dijiste, no sabiendo muy bien como subirle el ánimo.
Siempre te sentiste algo celosa de Pepper, pero no por su apariencia, su forma de ser, su trabajo, ni nada de eso. Te daba celos de que ella pudiera tener a Tony de la misma manera en la que tú lo querías. La verdad es que lo amabas, pero él nunca dio indicios de querer una relación contigo, así que simplemente te conformaste con ser su amiga y nada más.
–Al menos alguien sí lo ve de esa manera.–Murmuró terminando de comer el sándwich, y recostándose en la cama, pobiendo su cabeza en tú regazo.
Ya más por costumbre, comenzaste a acariciar su cabeza, jugando con su cabello y pasando suavemente tu mano por su mejilla, sabiendo cuanto lo calmaba y relajaba esta pequeña acción.
–Lamento que Pepper haya terminado contigo, Tony. De verdad que si.–Le aseguraste sinceramente, concentrándote en él, en lugar de seguir comiendo tu ya muy olvidado bocadillo.
–No tienes por qué, no es tu culpa.–Suspiró dejándose querer y cuidar por ti, cerrando los ojos en el proceso.
–Sí, pero no te lo merecías. Tony, tu te mereces alguien mucho mejor. Alguien quien entienda tu pasión hacia tus trajes, y no intente cambiar tu forma de ser.–Le dijiste sin dejar de acariciar su rostro y cabeza.
–¿Alguien como tu? Porque eres la única que...–Iba hablando, cuando se sentó de golpe en la cama al darse cuenta de lo que tuvo todo este tiempo ante sus ojos, y aún así no se dio cuenta antes.
–¿Estás bien?–Le preguntaste sin tener la menor idea de todos los pensamientos y recuerdos contigo que pasaban por su cabeza.
Al fin. Al fin se había dado cuenta de tus sentimientos por él, sin tú tener que decir nada. A la vez que también se daba cuenta de todo lo que sentía por ti.
–Sí... todo está bien ahora...–Dijo con una pequeña sonrisa en los labios, volviendo a su posición anterior, dejándote cuidar de él, sin decirte nada de lo que acaba de descubrir.
Sabía que necesitaba un poco de tiempo para procesar todo lo ocurrido con Pepper, pero estaba listo para confesarte sus sentimientos. Sólo dejaría pasar algo de tiempo antes de hacerlo. Al menos ahora tenía claro lo que quería y con quien.
Bruce Banner
No había persona en la Torre que no supiera de la ruptura de Bruce con Betty. Y el hecho de que se fuera a casar dentro de unas semanas no lo hacía nada de fácil. Sobre todo porque "el código verde" estaba a la nada de ser declarado.
La ruptura lo dejó pésimo. Su mirada suave, nerviosa y tierna que siempre tenía, se había transformado a una tensa, llena de rabia e ira, con ese pequeño rastro de verde siempre en ellos.
Pero alguien necesitaba hablar con él. Hacerle ver que tenía que salir adelante y dejar a Betty en el pasado, no importa cuanto doliera.
~~~
Estabas parada fuera del laboratorio, pensando en lo que le dirías al hombre que amabas, para confortarlo después de la ruptura con Betty. Así que cuando decidiste entrar, primero hablaste con FRIDAY antes de hacer nada.
–FRIDAY, si digo la palabra "emergencia", quiero que envíes ayuda lo antes posible. De momento, solo bloquea las puertas y no dejes entrar a nadie, ¿Entendido?
–Señorita T/N no creo que sea muy buena idea.
–Solo hazlo, por favor. Bruce necesita ayuda.–Dijiste casi rogándole.
–Por supuesto. Estaré atenta a todo.
–Muchas gracias.–Abriste las puertas del laboratorio, las cuales se cerraron tras de ti mientras caminabas hacia el escritorio donde Bruce te estaba dando la espalda.
Levantó la vista y vio hacia donde estabas, antes de rodar los ojos y volver a su trabajo.-Vete de aquí T/N si no quieres terminar herida. No me interesa lo que tengas por decir.
–Gran logro, iniciaste tu mismo la conversación. Te voy a dar siete puntos por eso. No diez, por la forma en la que hablaste, pero es algo.–Le dijiste con una pizca de tu típico tono sarcástico.
–Fuera de aquí. No me interesa escucharte.–Te dijo apretando los dientes.
–Okey, pensé que tendría paciencia, pero no.–Murmuraste para ti misma, para luego acercarte a él, y darlo vuelta en dirección hacia ti, posando ambas de tus manos en sus hombros.
–Sé lo difícil que es para ti que Betty se vaya a casar con otro hombre. Pero abre los ojos Bruce. Ustedes terminaron meses atrás. MESES, y tú sigues aquí, enojado y amargandote la vida, mientras ella busca su vestido de novia.
–¡Te dije que te fueras!–Te gritó en la cara, levantándose de su silla y apartando tus manos, haciéndote caminar hacia atrás hasta chocar con la mesa que había.–¡Tú no sabes como se siente ver a la persona que amas casarse con alguien más!
–No, pero si sé lo que se siente ver a la persona que amas con otra persona, Bruce. Sé cuanto duele...–Le dijiste con los ojos llenos de lágrimas amenazando por salir, y la voz temblorosa.
Al ver lo herida y triste que estabas, toda su ira desapareció, y su rostro cambió a confusión y preocupación hacia ti.
–¿Quién es él? La persona que te lastimó, ¿Quién es?
Bajaste la mirada, con una pequeña sonrisa irónica, para luego levantar la vista y verle a los ojos nuevamente.–Eres tu Bruce. Siempre has sido tu. Desde el primer momento en el que nos conocimos.
–¿Y-yo?–Preguntó algo más alegre, pero aún confundido.
–Sí así es...–Reíste suavemente.–Pero jamás intenté nada porqu—Ibas hablando, cuando los labios de Bruce te interrumpieron estrellándose con los tuyos, dándote un tierno, pero a la vez apasionado beso.
La acción te sorprendió muchísimo, pero pronto te recuperaste, y posaste una de tus manos en su cuello, y la otra en su nuca, temerosa de que tal vez podrías estar soñando, o que desaparecería en cualquier momento.
Al separarse, Bruce dejó su frente pegada a la tuya, acariciando tus mejillas con sus manos.–No puedo creer lo tonto que fui al no darme cuenta de la maravillosa mujer que tenía justo frente a mis ojos.–Dijo respirando agitadamente.
Tu solo le sonreíste nuevamente, y volviste a besarle con una gran sonrisa en el rostro.
–Ni porque es casi como mi hermana se aguanta este imbécil.–Murmuró para sí mismo Tony desde la puerta, comiendo sus arándanos, para luego irse. Sin antes habiendo tomado una foto del momento.
Clint Barton
Eran las 4am en punto cuando el sonido de un golpe en la puerta de tú departamento te despertó.
Tomaste tu arma que guardabas en tu mesita de noche, y caminaste hacia allá, espiando por la mirilla de la puerta. Al ver que era Clint, te relajaste y le abriste sin dudarlo dos veces.
–¿Clint si te das cuenta de que son las—Ibas hablando, cuando te hizo hacia un lado, entrando al departamento e interrumpiéndote.
–Laura terminó conmigo.–Dijo con voz temblorosa, con los ojos rojos de tanto llorar, y lágrimas amenazando con salir nuevamente.
–¿Qué?–Preguntaste incrédula, cerrando nuevamente la puerta tras de ti, dejando el arma a un lado.
–No sé que hacer, T/N. Simplemente salí de nuestra y caminé sin darme cuenta, hasta que vi que estaba cerca de tu casa y vine. ¿Te molesta si me quedo solo por esta noche?–Habló rápidamente con voz temblorosa aún.
–Claro que puedes quedarte, no tienes por qué preguntar. ¿Quieres comer algo? ¿Quieres que te preparare un té tal vez?–Le preguntaste acercándote a él para sacarle la chaqueta y guiarlo hasta tu habitación.
–No gracias. Estoy bien...–Dijo sentándose en tu cama, viendo hacia abajo mientras jugaba con sus manos.
–Muy bien, veamos...–Dijiste pensativa buscando en los cajones de tu closet.–Aquí está. Ten, usa este pijama, es mío, no te preocupes.–Le entregaste la prenda de vestir, que era de hombre, pero que compraste para ti hace ya un buen tiempo.
Clint la tomó y comenzó a cambiarse sin importarle que estuvieras ahí, lo cual te hizo sonrojar. Te diste la vuelta para darle privacidad, mientras recogías la ropa que tiraba al suelo y la doblabas.
–¿Tienes alguna manta o algo para taparme en el sofá?–Te preguntó una vez que estuviera vestido.
–¿Qué? No, nada de eso. Métete en la cama que la sala de estar es muy fría.–Le dijiste dejando su ropa en la silla que había en un rincón de la habitación.
–¿Y donde vas a dormir tu?–Te preguntó haciendo lo que dijiste.
–Pues aquí contigo. No sería la primera vez que dormimos en la misma cama, ¿Recuerdas? ¿O acaso ya olvidaste la misión en la India?–Le preguntaste riendo ligeramente, mientras ambos se recostaban.
Clint se acercó a ti, y te abrazó fuertemente, escondiendo su rostro en tú cuello, dejando que las lágrimas cayeran libremente sin miedo a mostrarte que tan dolido estaba.
Comenzaste a jugar con su cabello, ayudándole a relajarse y a dormirlo en el proceso, mientras dejabas tiernos besos en su cabeza.
Antes de caer en un sueño profundo, te escuchó decirle algo cuando creíste que ya se había dormido.–Sé que jamás vas a verme de la misma manera en la que la vez a ella. Pero créeme Clint, que yo nunca te haría algo así. Nunca.–Le susurraste, dejando un último beso en su frente.
Después de eso, cayó en un profundo sueño, sabiendo que en tus brazos estaría seguro como en ningún otro lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top