Prólogo: Steve tiene un plan para su cita de aniversario contigo y el cómo debería salir, sin embargo una chica que le empieza a coquetear de la nada interrumpe sus planes, pero todo termina saliendo bien.

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De por si Steve ya estaba nervioso cuando salieron a su cita esa noche, sentía que le dolía el estómago por los nervios, su corazón latía con fuerza y no podía dejar de imaginarse las millones de posibilidades para cuando finalmente te pidiera que te casaras con él.

La idea de su cita era muy sencilla, iban a ir a cenar a su restaurante favorito ya que era su tercer aniversario juntos de novios, pasarían un rato agradable, y cuando llegara el postre el Capitán te pediría matrimonio dejando la cajita sobre la mesa tomando tu mano pero sin arrodillarse para que la gente no se les quedara viendo ya que no quería incomodarte.

Su plan había estado yendo de maravilla, había conseguido sorprenderte llevándote a cenar, ya casi le traían el postre, hasta que mientras que tu fuiste al baño apareció una chica de la nada y se le sentó al frente.

–Lamento mucho acercarme así pero es que soy una gran admiradora suya, Capitán.–Dijo ella con una gran sonrisita inclinándose sobre la mesa y tomando la mano de Steve.–Llevaba rato queriendo acercarme pero—

–Enserio te lo agradezco, pero estoy con mi novia en este momento.–Le dijo él tratando de sonar lo más respetuoso posible, alejando su mano de la chica.

–Ah... si... ella... pero ahora no está.–Insistió la chica dejando un mechón de su cabello tras su oreja.–Su novia no tiene por qué saber...

–Mira, no quiero sonar grosero pero no considero que sea apropiado—

–Ay Capitán... siempre tan formal y caballeroso, eso me gusta. Me hace preguntarme cómo sería en otras situaciones.–Dijo la chica viéndolo de arriba abajo con una sonrisita y jugando con su cabello.

–Ya dije que no estoy interesado. Con permiso.–Dijo Steve molesto poniéndose de pie tomando su chaqueta y tus cosas, antes de acercarse al camarero que los estaba atendiendo para pedir la cuenta.

Unos minutos después saliste del baño y no viste a Steve en su mesa, hasta que lo notaste junto a la barra del restaurante pagando por su comida con una bolsa pequeña a su lado en el mesón.

–¿Qué pasó? ¿Y el postre?–Le preguntaste confundida al acercarte a él.

–Lo pedí para llevar.–Te dijo con una sonrisa entregándole el dinero al camarero.–Nos vamos.

–Si, ¿pero por qué? ¿Qué pasó?

–Te explico después.–Respondió con el ceño fruncido llevando sus cosas y la bolsa en una mano, mientras la otra la dejaba en tu espalda y te guiaba fuera del restaurante bajo la mirada de la chica de hace rato que no estaba muy contenta.

(.....)

–Y eso fue lo que pasó.–Te dijo el Capitán soltando un pesado suspiro luego de contarte lo que sucedió cuando no estabas.

Los dos estaban sentados en el suelo de la sala de estar de su hogar, sin zapatos y comiendo su postre mientras él te relataba lo sucedido en el restaurante.

–Enserio lamento que nuestra cita no haya terminado bien.–Dijo sonando algo triste jugando con el postre con su cuchara.

–¿Steve qué dices? Nuestra cita no se arruinó por ella, igual pudimos disfrutar de nuestro postre juntos.–Le dijiste con una sonrisa acercándote a él, dejando una mano en su brazo.

–Si... pero así no era como quería que terminara nuestra noche. Se suponía que cuando llegara el postre a la mesa, yo te iba a dar esto...–Dijo con una sonrisa sacando una pequeña cajita de su pantalón dejándola sobre la mesita de café.

Al ver la pequeña cajita, tragaste saliva nerviosa y levantaste la vista hacia él.

–¿Qué es eso?–Preguntaste con una pequeña sonrisita sintiendo tu corazón latiendo con fuerza contra tu pecho.

–Esto... era mi regalo para nuestro aniversario.–Dijo sin dejar de sonreír tomando la cajita girándose hacia ti, y abriéndola en el proceso para revelar un hermoso anillo.–T/N... la noche no resultó como lo había planeado pero estoy feliz de estar aquí contigo. Quiero estar siempre a tu lado y tenerlo todo juntos, es por eso que te hago la pregunta... T/N T/A... ¿te casarías conmigo?

Steve sentía sus manos temblar y deseaba con todas sus fuerzas que tu no lo pudieras notar, sin embargo cuando levantó la vista para verte a la cara, tragó saliva nervioso al ver que ya no sonreías y tenías lágrimas acumuladas en los ojos.

–¿Q-querida? ¿Querida estás—

–Si.–Le interrumpiste a la vez que una gran sonrisa se abría paso en tu rostro y una pequeña lágrima de felicidad corría por tu mejilla.–Claro que acepto Steve, me encantaría.

–¿Si?–Preguntó con una sonrisa, a lo que tu respondiste asintiendo, y de inmediato te abrazó con fuerza haciéndote reír.–No sabes lo feliz que me haces querida, todos los días. Te amo demasiado y quiero pasar el resto de nuestra vida haciéndote feliz también... pero por un momento me asusté, creí que ibas a decir que no.

–No seas tonto...–Reíste al igual que él, antes de que se alejara un poco y te diera un beso, para luego deslizar el anillo en tu dedo.–Es precioso Steve...

–No más que tu.–Dijo provocando que rieras avergonzada haciéndole sonreír, y volvió a acercarse para besarte con ternura.