Prólogo: Wade llega a su departamento y quiere hacerte una broma.

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Wade iba subiendo las escaleras del edificio donde vivían hacia su departamento ya con la broma que te haría en mente.

Sabía que en ese momento estabas cocinando, por lo que se le ocurrió hacerte una pequeña e inocente broma solo para ver cómo es que reaccionarías.

–Okey, aquí voy. Deseenme suerte.–Dijo Wade volteándose hacia un costado, y luego abrió la puerta.

Entró y te vio en la cocina, por lo que cerró la puerta con fuerza provocando que dieras un pequeño salto y te voltearas hacia él.

–A ver perra, ¿qué me tienes para cenar?–Te dijo cruzándose de brazos luego de tirar la máscara de su traje en el sillón.

–Hice pizza...–Dijiste con un tono de voz tan bajo y suave viéndole entre confundida y triste, que Wade en ese momento quiso sacarse el corazón y entregártelo para que fuera tuyo y de nadie.

–Mi terroncito de azúcar...–Dijo haciéndote puchero acercándose a ti para tomar tu rostro con ambas manos apretando tus mejillas haciéndote sacar los labios.–Jamás, y escúchame bien bomboncito, NUNCA JAMÁS dejes que te hable así, ¿me oíste? NUNCA. Si alguna vez lo llego a hacer quiero que sepas que tengo una pistola debajo de la cama y un set de cuchillos bien afilados para que me dispares y después me saques el corazón y lo acuchilles cuantas veces quieras, ¿entendido mi corazón de melón?

–Okey...–Respondiste lo mejor que pudiste al Wade aún tener tus mejillas apretadas.

–Muy bien, tampoco dejes que nadie nunca te hable así. Si alguna vez alguien te dice algo feo o te habla mal, quiero que me digas y yo me haré cargo, ¿está bien mi amorcito?–Insistió viéndote fijamente.

–De acuerdo...

–Excelente.–Dijo con una sonrisa antes de besarte y alejarse para que siguieras limpiando el mesón de la cocina.–Ah-ah, no, déjame a mi, yo soy tu sirviente ahora.

–¿Qué dices? Estoy limpiando nada más.–Reíste mientras él se quitaba la ropa y se ponía un delantal solo para subir su parte baja, y te quitó el paño de las manos.–¿Y para qué te quitas la ropa?

–Para que disfrutes de la vista mientras yo hago las cosas aquí.–Dijo volteándose dándose a sí mismo una nalgada haciéndote reír, antes de empezar a limpiar.

–Bueno la pizza va a estar lista en unos minutos así que mientras tanto me voy a poner el pijama.–Dijiste yendo hacia su habitación.

–¡Aquí te estaré esperando mi reina hermosa!–Dijo antes de voltearse hacia otro lado.–Y ustedes mis queridas lectoras, y queridos también si es que están aquí, jamás dejen que les hablen así, ¿leyeron bien? NUNCA.

Wade lanzó un beso y luego se volteó para seguir limpiando comenzando a cantar una canción que había tenido pegada todo el día en la cabeza y bailando a la misma vez.