Chicas de Marvel cuando se dieron cuenta de que te amaban

NATASHA ROMANOFF

Nat y tu ya estaban saliendo cuando se dio cuenta de que te amaba.

Ella te estaba contando todo acerca del Red Room, lo que había vivido, lo que había hecho, sobre la "ceremonia de iniciación" donde les quitaban el útero, y en general toda su vida.

Para Nat ese era un gran paso ya que el único que sabía todo era Clint, y ella también quería que tu lo supieras, aunque honestamente también le daba miedo lo que fueras a pensar de ella.

Ambas estaban sentadas en la cama de la habitación de Nat en el campus, la pelirroja no se había atrevido a mirarte en ni un solo momento con la vista fija en sus manos donde jugaba nerviosa con ellas.

Finalmente cuando dejó de hablar, la habitación quedó en completo silencio. La rusa no se atrevía a verte a la cara por miedo a lo que fuera a ver, sin embargo cuando te sintió acercarte cerró los ojos intentando contener las lágrimas.

Nat se esperaba que le gritaras, la juzgaras, te enojaras, o cualquier cosa. Pero no se esperaba a sentir que dejabas un beso en su mejilla.

Frunció el ceño y levantó la vista hacia ti entre confundida y aliviada a la vez, sintiendo sus lágrimas acumuladas en sus ojos.

–Lamento mucho que hayas tenido que pasar por todo esto, Nat... no me imagino como se debió sentir, pero no pienses que lo que siento por ti va a cambiar por eso, ¿Okey? Tu sigues siento mi Nat... mi Tasha.–Le dijiste con una sonrisa apartando un mechón de su cabello de su rostro.

Ya Nat no pudo contener más las lágrimas, y las dejó caer por sus mejillas con una pequeña sonrisa y se acercó para abrazarte con fuerza recostándote en la cama y dejando su rostro escondido en tu cuello, dejando ir un suspiro tembloroso.

–Gracias...–Fue lo único que pudo decir en voz baja.

–No tienes que agradecerme, yo nunca te voy a juzgar.–Le dijiste con una sonrisa jugando con su cabello, y dejando un beso en su cabeza.

WANDA MAXIMOFF

Wanda últimamente no se había estado sintiendo muy bien, la gente la veía como un monstruo por sus poderes, y porque por alguna razón se había filtrado la información de que ella y su hermano habían ayudado a Ultron, a pesar de que eso hubiese sido tiempo atrás y que ambos ahora fueran parte de los Vengadores.

Para ese momento, la bruja y tu no estaban saliendo, sin embargo habían sentimientos de por medio que a las dos les daba miedo admitir por temor a perder su amistad.

Wanda se había alejado bastante de todos ya que los comentarios que hacía la gente le estaban afectando, y se había comenzado a aislar.

En ese momento la pelirroja estaba metida en su cama abrazando un peluche que le habías obsequiado con pequeñas lágrimas corriendo de sus ojos a la almohada luego de leer unos comentarios en Internet acerca de ella.

Unos suaves golpes en la puerta captaron su atención, sin embargo se quedó quieta y no dijo nada esperando a quien estuviera afuera, decidiera irse pronto.

Wanda soy yo, T/N. Te traje algo para comer, son unas galletas que Clint trajo que Laura hizo y un té... ¿puedes abrir?–Le dijiste desde el otro lado con voz suave.

Wanda tragó el nuevo nudo en su garganta y escondió su rostro aún más sintiéndose peor.

¿Cómo podría alguna vez llegar a gustarte si probablemente pensabas lo mismo que las demás personas?

Tu sabías que estaba en su habitación, por lo que simplemente decidiste entrar ya que estabas preocupada, Wanda no había comido en todo el día por lo qie Friday te dijo, y ya se había hecho de noche.

Viste el bulto en su cama dándote la espalda, provocando que soltaras un pequeño suspiro dejando las cosas a un lado.

Wanda se quedó totalmente inmóvil al sentir que estabas observándola, y sintió como si su corazón se hubiese detenido por un milisegundo cuando sintió la cama detrás de ella hundirse y las frazadas levantarse, hasta que la abrazaste por la espalda.

–¿Linda qué pasa? Llevas días encerrada y evitando a todos, me tienes preocupada...–Le dijiste con voz suave apoyando tu mejilla en su espalda.–Te extraño...

–¿No has visto lo que la gente dice de mi?–Te preguntó en voz baja y temblorosa apartando sus manos de ti para que no las tocaras.–Todos piensan que soy un monstruo.

–Tú no eres un monstruo, Wanda. Eres la persona más dulce y hermosa que jamás he conocido.–Le dijiste besando su mejilla provocando que sintiera cosquillas en su estómago y sus mejillas sonrojarse.–La gente no sabe de lo que habla, y tampoco te debería importar. Siempre hablan mal de todos nosotros, pero a fin de cuentas somos los únicos que realmente se atreven a hacer algo cuando están peligro. No te dejes llevar por lo que dicen en Internet unas cuantas personas que no se atreven a decirlo en la cara, mientras tú sepas que eres una buena persona, entonces todo está bien.

Tomaste sus manos en las tuyas dándoles un suave apretón dejando un beso en su hombro, provocando que Wanda se sonrojara aún más.

–Yo no te tengo miedo, nunca lo he tenido. Sé que eras una persona maravillosa, y nada ni nadie me va a hacer cambiar de opinión.

Wanda sonrió ligeramente y se volteó hacia ti provocando que sonriera, pasando tus nudillos por sus mejillas para limpiar sus lágrimas.

–¿Lo dices enserio?

–Muy enserio.–Le dijiste con una sonrisa.

Wanda sonrió aún más y se acercó para abrazarte acurrucandose más en ti y escondiendo su rostro en tu cuello, haciéndote reír.

En ese momento Wanda supo que te amaba, y que te iba a amar siempre.

CAROL DANVERS

Carol ya había tomado su decisión, e iba a terminar su relación contigo.

¿Le dolía el alma hacerlo? Por supuesto, nunca se había preocupado tanto por nadie (al menos en una relación).

¿Quería hacerlo? No, pero era por tu bien, o al menos así lo veía ella. Pasando tanto tiempo en el espacio no se veían mucho, y creía que te merecías alguien mejor.

Carol llegó a tu casa donde abrió con las llaves que le diste, y las dejó en el mueble de la entrada antes de verte en la cocina y acercarse a ti.

–¡Carol! ¡Volviste! No sabes cuanto te extrañé.–Le dijiste con una sonrisa dándole un fuerte abrazo.

–Si... yo también...–Dijo algo triste viendo como ahora te alejabas para sacar algo del refrigerador.

–Mira justo había preparado tu postre favorito, ¿quieres? Puedo también hacerte un café si—

–T/N, tenemos que hablar.–Te interrumpió viéndote entre triste y seria a la vez.

Te le quedaste viendo unos momentos, y justo cuando abrió la boca para hablar, le interrumpiste.

–No.

–¿No?

–No.

–Ni siquiera sabes lo que te voy a decir.–Te dijo tragando saliva nerviosa deseando que no te dieras cuenta.

–Claro que lo sé, vas a terminar conmigo, y mi respuesta es no.–Le dijiste dándote media vuelta para buscar los platos.

–No es algo a lo que te puedas negar.

–Claro que me puedo negar. Carol... sé en lo que estás pensando, sé que sientes que me merezco algo mejor, que te la pasas en el espacio y bla, bla, bla... pero no. Mi respuesta es no. Estamos en una relación y hay que hacerla funcionar.–Le dijiste viéndola seriamente mientras ella no sabía qué decir.–¿Es complicado? Claro que lo es, es una relación a mucha distancia porque estás en el espacio, pero la solución no es terminar solo porque las cosas se pusieron un poco difíciles. Las relaciones hay que cuidarlas y trabajar en ellas todos los días, y lo hemos estado haciendo muy bien. Además... ¿cómo sabes tú lo que es bueno para mi o no? Así que no. No voy a aceptar que termines conmigo, ahora anda a sentarte que te llevo el postre.

Carol se quedó ligeramente boquiabierta viéndote moverte en la cocina como si nada, antes de sonreír y acercarse para abrazarte por la espalda, dejando un beso en tu mejilla.

–Te amo...–Te susurró al oído.

Una sonrisa se formó en tu rostro, y te volteaste en sus brazos dejando tus manos en sus hombros.

–Yo también te amo, pero si vuelves a intentar terminar conmigo una vez más, ni todos los poderes del universo te van a salvar.–Le dijiste apuntándole con el dedo índice.

–Me parece bien.–Dijo con una pequeña risita antes de acercarse para besarte.

GAMORA

Gamora a veces enserio no sabía qué hacer contigo.

Siempre te la pasabas lastimándote o metiéndote en problemas ya fuera en misiones o no, y eso la estresaba.

Tu la estresabas. No sabía por qué, pero así era.

Ustedes no estaban en una relación, pero deseabas con todas tus fuerzas que fuera así, aunque estabas un 99,999% segura de que ella no sentía nada por ti.

Aquella noche habían ido a un bar a celebrar su más reciente misión que había sido todo un éxito, sin embargo escuchaste a unas personas hablar sobre Gamora y que era hija de Thanos, las cosas malas que había hecho y que no se merecía nada bueno.

Por supuesto que te molestaste, y puede o no puede ser que hayas iniciado una pelea más o menos grande.

Rocket se unió para protegerte, Drax por supuesto que se metió ya que le daba una excusa para pelear, Groot los iba a ayudar, Mantis también se metió y Quill intentó calmar la situación pero fue peor.

Ya cuando finalmente se fueron, Gamora te llevó a la enfermería para limpiar los golpes en tu rostro mientras los demás se iban a sus habitaciones.

–¿Estás enojada conmigo?–Le preguntaste jugando nerviosa con tus manos estando sentada en la camilla con tus piernas colgando hacia abajo.

–¿Tú qué crees?–Te preguntó levantando la vista hacia ti viéndote mal, antes de limpiar con un algodón la sangre en tu labio.

–¿Que si...?

–¡Pues claro que si! ¿Cómo se te ocurre empezar una pelea de la nada?–Te regañó haciendo que soltaras un pequeño quejido por el alcohol en tu herida.–¿En qué estabas pensando T/N? Fue una estupidez lo que hiciste, pudo haber terminado en algo mucho peor.

–Lo sé... perdón... pero no podía dejar que hablaran mal de ti.–Murmuraste en voz baja mientras ella sacaba otro algodón.

Gamora se quedó inmóvil en su lugar, y frunció el ceño volteándose hacia ti lentamente.

–¿Qué dijiste?

–E-es que ellos... esas personas estaban hablando mal de ti, y bueno... me molesté...–Respondiste con la vista fija en tus manos jugando con ellas.

Gamora tragó saliva y te tomó de la barbilla para limpiar tu mejilla sin decir nada (tanpoco es como si supiera qué decir), mientras tú la veías con un pequeño brillo en tus ojos y algo de culpa detrás de ellos.

Luego tomó tus manos y comenzó a limpiar tus nudillos rotos, mientras no dejaba de pensar en la pelea.

¿De verdad te habías puesto a pelear solo por ella? ¿Para defenderla? ¿Enserio te preocupabas tanto por ella como para hacer una cosa así? ¿Con personas como dos metros más grandes que tu?

Cuando finalmente terminó, te bajaste de la camilla y fuiste a salir de la habitación, sin embargo te detuviste al escuchar su voz.

–Gracias por defenderme... nunca nadie había hecho algo así por mi.–Te dijo dándote la espalda ordenando las cosas en la pequeña mesa.

–No tienes que agradecerme... lo volvería a hacer una y mil veces.–Le dijiste con una pequeña sonrisa antes de irte.

Saliste por el pasillo, y Gamora se quedó en la habitación.

¡Eres una idiota! ¡Una imbecil! ¡Casi haces que nos maten a todos!–Dijo Rocket en el pasillo.

¡Auch pero no me pegues! ¡Tu también te metiste!–Te quejaste haciendo a Gamora reír.

¡Si porque o si no te mataban! ¡Eres una idiota! ¡¿Y todo por qué?! ¡¿Porque estás enamorada de una mujer que nunca te mira ni una maldita vez?!

–¡Ya cierra la boca o te va a escuchar!

–Eres una tonta. A la próxima debería dejar que te maten a ver si así aprendes de una vez por todas.

–Entonces te voy a venir a perseguir cuando sea un fantasm— ¡PERO YA DEJA DE PEGARME!

Gamora soltó una risita sintiendo sus mejillas sonrojadas y su corazón latir con fuerza a la vez de unas cosquillas en su estómago, y terminó de ordenar para luego salir de ahí.

YELENA BELOVA

Yelena siempre había estado acostumbrada a estar sola, vivir sola, ver por si misma y asegurarse de su propio bienestar, nunca realmente había tenido a nadie que cuidara de ella, hasta que llegaste tú a su vida.

No llevaban saliendo mucho, pero el poco tiempo en que habían estado juntas Yelena lo sentía como un respiro de aire fresco y una posible vida tranquila que de verdad podría llegar a tener con alguien.

Ese día no había sido muy bueno para la rubia, estaba agotadisima, no tenía ganas de nada ni de ver a nadie, lo único que quería hacer era tirarse en su cama y no hacer nada. Tenía hambre pero no tenía las fuerzas para cocinar nada.

Abrió la puerta de su departamento, e inmediatamente frunció el ceño al ver algunas luces prendidas, y el olor a macarrones con queso invadió su nariz provocando que su estómago rugiera aún más fuerte.

Cerró la puerta y fue hasta la cocina donde te vio terminando de preparar la cena bailando ligeramente con tus audífonos puestos.

Eso era algo que jamás pensó que podría pasar: llegar a su casa cansada en la noche y ver que alguien la estaba esperando con su comida favorita lista para la cena.

Definitivamente te amaba.

En un momento te volteaste hacia ella, y una gran sonrisa se formó en tu rostro apagando la música en tu teléfono y dejando los audífonos a un lado.

–¡Ya llegaste! No te escuché entrar, y perdón por venir sin avisar, te quería dar una sorpresa.–Le dijiste con una sonrisa acercándote para abrazarla.

–Si que fue una sorpresa, no esperaba verte hoy pero me encanta tenerte aquí.–Te dijo con una sonrisa abrazándote de vuelta con fuerza.

–Ven, te preparé tu favorito. Pruebalo y dime qué tal.–Le dijiste tomando su mano para caminar hacia donde estaba la olla, y con un tenedor sacaste un poco echándole salsa picante provocando que sonriera.

Llevaste el cubierto a su boca, y Yelena soltó un pequeño gemido de satisfacción al sentir el sabor de su comida favorita en su paladar, cerrando los ojos y disfrutando del momento.

–Está exquisito T/N, enserio te quedó muy bueno.–Dijo tomando el tenedor para sacar un poco más.

–Me alegra que te gustara.–Reíste ligeramente besando su mejilla y pasando tu brazo alrededor de su cintura.–¿Quieres comer ahora o prefieres darte una ducha primero?

–La ducha puede esperar, estoy muerta de hambre.–Dijo tragando lo que tenía en la boca, antes de voltearse hacia ti.–Gracias por estar aquí.

–Gracias por darme una llave extra.–Le dijiste haciéndole reír antes de besarla con ternura.

KATE BISHOP

Kate desde siempre supo que serías una de las personas más especiales en su vida, y que aunque te fueras y no se vieran más, jamás podría llegar a olvidarte (aunque deseaba que eso no pasara).

Ese día, Kate había salido con Clint mientras que tu te quedaste en su departamento con Lucky esperando a que llegara.

Finalmente llegó en la noche con una caja de pizza para que comieran, sin embargo cuando entró en su departamento frunció el ceño al ver las luces apagadas y con solo el televisor encendido.

Dejó la pizza a un lado y caminó hacia el sillón, donde te vio recostada en este con un brazo colgando fuera sujetando el control que estaba a punto de caerse, durmiendo profundamente y Lucky haciendo lo mismo encima de ti.

Kate sintió cosquillas en su estómago y su corazón latir con fuerza, mientras que sacó su teléfono y les tomó una foto rápido, sin embargo no se dio cuenta que tenía el flash activado.

Diste un pequeño salto igual que Lucky encima tuyo, y levantaste la vista hacia Kate que estaba tratando de desactivar el flash.

–Kate llegaste...–Le dijiste con una sonrisa sentándote en el sillón, mientras Lucky se estiraba en el suelo.

–Perdón, no te quería despertar.–Te dijo con una pequeña sonrisita a modo de disculpa dejando su teléfono en el bolsillo, sentándose a tu lado donde dejaste tu cabeza en su regazo cerrando los ojos.

–¿Cómo te fue?

–Nada mal, aunque creo que Clint no va a querer que lo acompañe a hacer nada más en al menos unos dos meses.–Te dijo provocando que rieras mientras ella jugaba con tu cabello.–Traje pizza para cenar.

–¡Yay!–Murmuraste media dormida haciéndole reír, mientras Lucky volvía a acomodarse junto a ustedes.

MARIA HILL

Maria llevaba unos documentos y papeles a la oficina de Fury en las instalaciones de SHIELD que debía revisar.

Cuando llegó, golpeó la puerta y escuchó la voz del director diciéndole que pasara, sin embargo al entrar se quedó inmóvil a medio camino al verte sentada frente al hombre con una taza de té al igual que él, y con unas donuts y galletas en medio que estaban compartiendo.

–Agente Hill, que sorpresa, justo estábamos hablando de ti.–Le dijo Fury apoyándose atrás en su silla dejando la taza frente suyo.

Maria y tu llevaban saliendo un par de meses, y a pesar de que no le había comentado tanto al director más que estaba con alguien, jamás se habría imaginado encontrarte en su lugar de trabajo con su jefe.

–T/N... Fury... ¿qué...? ¿Por qué está ella aquí?–Le preguntó algo confundida viéndote comer una galleta.

–Fury me invitó.–Le dijiste con una sonrisa.

–Si pero por qué...

–¿Qué no puedo tener ganas de conocer a tu novia? Me cae bien, llevamos aquí hablando horas. Deberías traerla más seguido.

–Yo no la traje...

–Nos conocimos esta mañana en una cafetería y él me reconoció, parece que ya me había investigado y me trajo para hablar un rato.–Le dijiste bebiendo de tu té, mientras que Maria levantó la vista hacia Fury que solo se encogió de hombros.

–Hacen una muy linda pareja, felicidades Maria, me alegra que hayas encontrado a alguien que te haga feliz.–Le dijo el director provocando que la agente sonriera sintiendo sus mejillas sonrojarse.–¿Por qué no te tomas unos días libres? Así puedes disfrutar.

–¿Qué? ¿Pero está seguro—. Le iba diciendo, hasta que el hombre se puso de pie y tomó los papeles de sus manos.

–Muy seguro, ahora vayan.–Les dijo antes de voltearse hacia ti.–Nos mantenemos en contacto.

–Okey...–Reíste tomando tu bolsa para caminar fuera de la oficina.

–Ella es la indicada.–Le susurró Fury con una pequeña sonrisa.

Maria sonrió, y luego salió de la oficina donde la estabas esperando.

–¿Vamos a almorzar?

–Okey, así me cuentas de todo lo que hablaron.–Te dijo tomando tu mano y haciéndote reír.

–Lo siento mucho Agente Hill, pero eso es información confidencial.–Le dijiste provocando que sonriera dándote un pequeño empujón con su cadera, antes de abrazarte acercándote a ella.

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