Momentos especiales (Dr. Strange)*
Prólogo: Stephen y tu no siempre pueden estar juntos, pero cuando tienen momentos para estar solos siempre los aprovechan al máximo.
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Advertencia: La rayis es una diosa asgardiana. Contenido sexual explícito, restricciones para las manos, aftercare (cuidados y mimos después de tener relaciones sexuales).
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Stephen y tu si bien no se veían muy seguido debido a su trabajo como hechicero de las artes místicas donde tenía que entrenar a los nuevos, y tú siendo una diosa asgardiana que constantemente debías estar volviendo a Asgard, lograban sobrellevar bien su relación. También si bien es cierto que no se veían muy seguido, cuando lo hacían siempre trataban de aprovechar al máximo esos momentos.
Habías llegado aquella mañana de Asgard y te quedaste en el Sanctum esperando a Stephen que suponías estaba en Kamar-Taj entrenando a los nuevos, o quizás discutiendo con Wong... o puede que haciendo las dos cosas.
Unas horas más tarde Stephen apareció y al verte simplemente no pudo contener su emoción, ni tu tampoco lo cual era la razón principal por la que estaban en aquella situación.
Tus manos estaban atadas en el respaldo de la cama con un hechizo mientras Stephen sujetaba tus caderas moviendo las suyas y embistiéndote con fuerza.
Soltaste un gemido arqueando la espalda y dejaste caer la cabeza hacia atrás a la vez que el hechicero tomaba tu pierna y la dejaba en su hombro.
–Te extrañé... muchísimo...–Dijo con los dientes apretados sin dejar de moverse con fuerza y rapidez.
Tu simplemente no podías decir mucho, y si lo hacías eran cosas totalmente incoherentes y sin sentido. Llevaban ya bastante así por lo que realmente no te importaba si lo que decías se entendía o no.
Stephen sintió tus paredes apretarle y llevó su mano libre hacia tu clítoris para masajearlo provocando que soltaras un gemido aún más fuerte que antes.
Finalmente te corriste alrededor suyo, y el hechicero comenzó a moverse aún más rápido si es que era posible provocando que sus embestidas se volvieran torpes y desordenadas.
Dejó ambas de tus piernas alrededor de su cintura tomándolas con sus manos y se inclinó para besarte desesperado mientras su cabello caía en tu frente.
Las ataduras en tus manos desaparecieron y las llevaste para enredarlas en su cabello pasando tu lengua por su boca desesperada y ambos respirando agitados.
Stephen escondió su rostro en tu cuello y tus manos arañaron su espalda soltando un gemido hasta que se corrió en el condón llenándolo por completo mientras sus caderas empezaban a disminuir sus movimientos hasta quedarse quieto por completo.
El hechicero colapsó encima de ti respirando agitado al igual que tú, y ambos se quedaron así unos momentos antes de que se levantara dejando un beso en tu frente y luego fue al baño.
Unos momentos después volvió con una sonrisa y te tomó de la mano para guiarte al baño donde había preparado la tina con agua caliente, y te metiste en ella al igual que él detrás tuyo.
–¿Mejor?–Te preguntó acariciando tus brazos mientras dejabas caer tu cabeza hacia atrás.
–Si... esto es justo lo que necesitaba después de tener que estar con tanto idiota durante la última semana.–Le dijiste haciéndole reír mientras besaba tu mejilla y pasaba sus manos por tu cuerpo.
–¿Cuándo tienes que volver a Asgard otra vez?–Te preguntó mientras envolvía sus brazos alrededor tuyo y apoyaba su mejilla contra tu cabeza.
–En un par de días, ojalá pudieran sobrevivir sin mi pero ese no es el caso.–Le dijiste abriendo los ojos y volteando la cabeza ligeramente para verle.–¿Cuándo tienes que volver a Kamar-Taj?
–Ahora, pero prefiero esperar a que te vayas, estoy seguro de que Wong puede hacerse cargo de todo él solo unos días.–Te dijo con una sonrisita haciéndote reír.–Quedémonos aquí un rato y olvidémonos de todo, ¿si?
–Me parece un buen plan.–Respondiste acurrucándote en sus brazos haciéndole reír y cerrando los ojos, mientras él te abrazaba y besaba tu frente acariciando tu cuerpo para ayudar a relajarte.
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