Prólogo: Un día Gamora te pide si puedes enseñarle a bailar a escondidas de todos, y tú no puedes estar más feliz por eso.

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A ti siempre te había gustado la música, por lo que siempre la estabas escuchando y bailando alrededor de la nave mientras Gamora usualmente rechazaba tus invitaciones a bailar.

En ese momento estabas en tu habitación terminando de ordenar bailando con la música de fondo, cuando Gamora entró quedándose en la puerta luego de cerrar tras de sí.

–¡Gamora!–Le dijiste con una sonrisa pasando la música acercándote a ella para besar su mejilla.–Ya terminé de ordenar así que no te tienes que volver a enojar.

–Lo sé... pero no venía a eso.–Te dijo con lo que parecía ser un poco de nerviosismo en su voz mientras tenía tus manos en las suyas.–He estado pensando y... y-y me preguntaba si quizás tu... ¿M-me enseñarías a bailar...?

Una vez las palabras dejaron su boca, te quedaste ligeramente boquiabierta viéndola frente a ti mientras ella te observaba nerviosa.

–Si no quieres está bien, no hay problema, es solo una—

–¿Es enserio? ¿De verdad quieres que te enseñe a bailar?–Le preguntaste aún sin poder creerte lo que te decía.

–¿S-si...?

Una gran sonrisa se formó en tu rostro antes de dar un salto a modo de victoria, y fuiste a tu reproductor de música para poner una antes de acercarte a ella otra vez.

–Okey, mira.–Le dijiste emocionada tomando sus manos.–Tú mano va a aquí en mi hombro, y la otra tomada de la mía mientras mi otra mano va en tu cintura.

–Okey... ¿ahora qué?–Te preguntó viéndote con una sonrisa por lo emocionada que estabas.

–Ahora bailamos, nos movemos lentamente y dejas que la música te guíe, solo te dejas llevar.–Le dijiste acercándote aún más envolviendo tu brazo alrededor de su cintura.

–Soy una asesina, T/N, yo no me dejo llevar.–Te dijo con una sonrisa viendo entre tu boca y tus ojos, pasando su nariz por la tuya.

–Ahora mismo no, solo eres una mujer que está aprendiendo a bailar y ya... debes dejarte llevar, confía en mi.–Le dijiste sin dejar de sonreír besando su nariz.

Gamora rio mientras tomabas su mano y le dabas una pequeña vuelta, antes de volver a acercarla.

Dejó sus brazos alrededor de tu cuello mientras los tuyos estaban en sus caderas, ambas muy cerca la una de la otra mientras se movían lentamente al ritmo de la canción en el fondo.

–¿Ves que no es tan difícil?–Le dijiste viéndole a los ojos con un brillo en los tuyos.

–No, no lo es... solo no vayas a contarle a nadie de esto o nunca más bailamos, ¿Entendido?

–Si señora.–Le dijiste haciéndola reír antes de acercarte y besarla con ternura.