Prólogo: Erik no te había visto en mucho tiempo y descubre algo nuevo en ti.

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Advertencia: Descripción de una cicatriz.
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Erik había llegado de sorpresa la noche anterior a tu departamento después de que no supieras nada de él por casi seis meses.

Tu trabajando en la CIA y él siendo prácticamente un fugitivo, especialmente de Wakanda, y tener una relación a vista de todos era algo complicado, por lo que mantenían todo en secreto.

Erik frunció el ceño y pronto abrió los ojos estando recostado en su espalda en la cama de tu departamento, y al voltear la cabeza una gran sonrisa se formó en su rostro al verte.

Tenía su brazo estirado bajo tu almohada por lo que tenías tu cabeza sobre éste, aún seguías desnuda por las actividades de la noche anterior y tu pecho estaba cubierto por las sábanas dejando tu espalda al descubierto hacia él.

Sin embargo, una cicatriz en tu espalda que iba desde tu hombro derecho hasta un poco más arriba de tu espalda baja captó su atención.

Eso era algo que definitivamente recordaría haber visto antes, y sin embargo en ninguna de las veces que te había visto desnuda (de forma sexual o no), jamás la había notado, por lo que era nueva.

Se volteó en dirección hacia ti y llevó su mano libre para trazar la cicatriz con delicadeza, viéndola con el ceño fruncido.

–Alguien despertó curioso.–Reíste ligeramente aún estando de espaldas hacia él.

–¿Qué te pasó?–Te preguntó preocupado acercándose a ti para abrazarte.

–Un pequeño accidente, es todo. Ya sabes como es mi trabajo.–Le dijiste con una sonrisa volteándote hacia él para verle a la cara.

–Eso no se ve pequeño.–Murmuró viéndote afligido.

–No... pero debes quedarte tranquilo que ya no duele, al menos no si no hace frío.–Le aseguraste con una sonrisa acariciando sus mejillas.

Erik se te quedó viendo con expresión afligida y soltó un pequeño suspiro acariciando tú brazo con su mano libre.

–No te culpes por esto, Erik. No había nada que pudieras hacer, sabes cómo es mi trabajo y los riesgos que hay en él.–Le dijiste con voz suave acercándote a él y pasando tu pierna sobre su cadera.

–Lo sé, pero aún así... estuviste sola durante todo eso y ni siquiera sabías dónde yo estaba. Yo no sabía cómo estabas ni dónde, y mira lo que te pasó...–Dijo bajando la vista.

–Pero ahora estás aquí y eso es lo que importa.–Dijiste con una sonrisa acariciando sus mejillas con ternura.

Erik sonrió y tomó tu mano para besarla antes de acercarte más y dejarte recostada encima suyo, abrazándote acariciando tú espalda.

–Te amo...–Te susurró al oído tan bajo que si no hubiesen estado así de cerca no le habrías escuchado.

Te quedaste helada por unos segundos al escucharle ya que ésta era la primera vez que te decía una cosa así, y sonreíste con las mejillas sonrojadas dejando un beso en su pecho y acurrucándote aún más en él.

–Yo también te amo.

Erik dejó un beso en tu cabeza y te abrazó aún más fuerte sin dejar de acariciar tu espalda.