Prólogo: Yelena se da cuenta que te empiezas a alejar de ella, por lo que va a hablar contigo y así le digas qué es lo que sucede.

valentinaelv
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Yelena últimamente había notado un cambio en ti, como si la estuvieras evitando y te alejaras cada vez más de ella.

Y era verdad, su amistad para ti se había vuelto algo más y querías ser más que su amiga, sin embargo no sabías si ella sentía lo mismo de vuelta, por lo que preferiste guardar ese secreto, y sin darte cuenta comenzaste a alejarte cada vez más y más de ella.

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Estabas en la biblioteca de la Torre que Tony había hecho para Loki y tu ya que nadie más iba allí, leyendo recostada en uno de los sillones con un libro en tus manos.

Las puertas estaban abiertas, por lo que Yelena al pasar por fuera te vio y decidió entrar a hablar contigo de una vez por todas, además que tampoco sabía cuando habría otra oportunidad en la que te encontraría sola.

–T/N, tenemos que hablar.–Te dijo con seriedad levantando tus piernas y sentándose en el sillón, para luego dejarlas en su regazo.

–¿Hablar? ¿Y-y de qué?–Le preguntaste algo preocupada, sentándote de piernas cruzadas y cerrando el libro, no sin antes habiendo marcado la página.

–¿Por qué estás tan distante conmigo? Y antes de que digas nada, es verdad, así que no vengas con que "no es cierto", "yo no estoy distante", "todo sigue igual" y todas esas estupideces. Ambas sabemos que lo que te digo es verdad, y no tienes cómo negarlo.–Te dijo sin cambiar su expresión seria, sentada frente a frente contigo, también con las piernas cruzadas.

Al escucharla bajaste la vista hacia tus manos, jugando con ellas sintiendo la intensa mirada de la rubia frente a ti.

–Puede ser... tal vez...–Murmuraste sin levantar la vista.

Yelena se quedó en silencio observándote esperando a que decidieras hablar.

–E-es que... l-la cosa es que... q-que yo ya no te puedo ver solo como a una amiga, y-y yo no sé si tu sientes lo mismo por mi, y no quería arruinar nuestra amistad, aunque supongo que sin darme cuenta comencé a alejarme...–Le explicaste de forma lenta y en voz baja, sin levantar la vista de tus manos.

–¿Y es por eso que te alejaste?

–Si...

–¿Y no se te ocurrió tal vez hablar conmigo? ¿Que las cosas se solucionan conversando?–Te preguntó sin apartar la vista de ti.–Sí te hubieses acercado a hablar, te habrías dado cuenta de que yo también siento lo mismo por ti, boba.

–¿Tú sientes lo mismo?–Le preguntaste levantando la vista ligeramente boquiabierta.

–Sí, pero como no te acercaste a preguntar, nunca lo ibas a saber.–Te dijo cruzándose de brazos y encogiéndose de hombros.

Una sonrisa tímida se formó en tus rostro junto con las mejillas sonrojadas, y bajaste la vista hacia tus manos.

–Ya mejor vamos, levántate y salgamos por ahí. Te aseguro que es mucho más divertido que quedarte aquí sola leyendo.–Te dijo tomándote del brazo para levantarte del sillón, y pasando su brazo alrededor de tu cintura.

–¡Oye! A mi me divierte leer.–Te quejaste con una pequeña risita.

–Sí, si, cómo sea. Ambas sabemos que te diviertes más conmigo que con los libros.–Te dijo dándote un suave empujón con sus caderas, haciéndote reír mientras caminaban hacia las puertas.