Prólogo: Layla se pone celosa cuando ve que traes chicos a casa porque ella sabe que puede ser una mucho mejor novia.

Layla no es un personaje del que escriba mucho, pero que yo amo con todo mi corazón porque Layla mi reina, mi esposa, mi patrona 🛐 así que de verdad espero les guste y me quede bien 💖🤭
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Layla y tu llevaban siendo amigas por bastante tiempo, siempre habían estado ahí la una para la otra sin importar el qué, sin embargo había algo que le estaba molestando.

Ambas rentaban un departamento juntas, por lo que si querían invitar a alguien debían avisarle a la otra.

Y a Layla le molestaba que llevaras  chicos a casa, no porque no le gustara que tuvieras visitas, si no porque detestaba que esos chicos pudieran tener tu atención de la forma en que ella quería hacerlo. Pero de todas formas siempre te decía que no le molestaba para nada.

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Las dos estaban sentadas en la mesa una frente a la otra comiendo su almuerzo en silencio.

Aquella mañana Layla había visto a un chico con el que estabas saliendo irse como si nada sin importar que ella estuviera ahí mismo en la cocina.

Siempre que le invitabas, ese chico se despertaba y se iba antes de que tú pudieras si quiera darle los buenos días.

Si fuese Layla quien estuviera contigo, se quedaría hasta que despertaras y te haría el desayuno, o se quedaría abrazada a ti, o—

–¿Layla me estás escuchando?–Le preguntaste pasando tu mano frente a su rostro.

–¿Qué? Ah... si...–Dijo levantando la vista por un segundo de su plato de pasta y luego volvió a bajar la mirada.

–Te preguntaba si más tarde querías salir a cenar conmigo.–Le dijiste bebiendo de tu vaso.

–Creí que tendrías que volver a verte con (...).–Murmuró molesta sin levantar la vista.

–Honestamente siempre prefiero tu compañía antes que la suya.–Le dijiste jugando con tu comida.–En la mañana antes de que se fuera tuvimos una discusión por unos mensajes que se enviaba con su ex. Tal vez exageré, pero si te soy sincera, se veían algo sospechosos.–Te encogiste de hombros sin levantar la vista y jugando con tu comida.

¿Te estaba engañando? Porque si era así, Layla estaba dispuesta a hacerle pagar por ello, y también estaba segura de que podía ser una mucho mejor novia que ese imbecil.

–Oh... lo lamento, no tenía idea.–Dijo tratando de ocultar su emoción porque ya no fuera a verlo más por ahí.

¿Estaba bien alegrarse porque habían terminando? No.

¿Se sentía bien por estar feliz de que estuvieras soltera? No, pero le alegraba saber que ese tipo ya no se aparecería más por ahí.

–No tenías cómo saberlo, y siéndote honesta, tampoco sentía lo mismo por él como al principio. No contigo aquí.–Le dijiste con una sonrisa viéndola fijamente y bebiendo de tu vaso.

–¿Conmigo aquí?–Te preguntó riendo ligeramente, apoyando la espalda atrás en su silla y cruzándose de brazos sin poder dejar de sonreír.–¿Ahora yo soy la culpable de que no sintieras lo mismo por él?

–Tal vez...–Respondiste sin dejar de sonreír.

Layla te vio de arriba abajo sin dejar de sonreír, y luego rió ligeramente volviendo a comer, al igual que tú.

Tal vez había oportunidad, tal vez ahora realmente era su turno de demostrarte lo feliz que te podía hacer.