La reunión (T'challa Udaku)

Prólogo: Vas a una reunión fuera de Wakanda a Budapest (como la de Civil War), y algo ocurre durante ella.

Zamely_Barrios
Advertencia: Embarazo, secuestro, ⚠️alusión a abuso sexual, pero no pasa nada⚠️
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–Reina mía, debes cuidarte. No quiero que nada te pase ni a ti, ni a nuestra pequeña princesa.–Te dijo T'challa desde donde estaban fuera de la nave mientras Okoye te esperaba a una poca distancia con Ayo, y otras tres Dora Milaje dentro su transporte.

T'challa tenía una mano en tú mejilla, y la otra reposaba sobre tu vientre de seis meses.

Una pequeña sonrisa se dibujó en tu rostro, y te acercaste para besar sus labios con mucha suavidad y ternura.

–Todo va a estar bien, amor mío. Te prometo que apenas finalice la reunión, volveré a Wakanda contigo.

–Y yo te estaré esperando... solo desearía no tener que atender estos asuntos aquí en el palacio. Así podría haberte acompañado.

–Lo sé, pero te aseguro de que volveré lo antes posible.–Te acercaste y volviste a capturar sus labios en un afectuoso beso, para luego abrazarlo.

–Te voy a extrañar, reina mía. Estaré contando los minutos para tenerte en mis brazos otra vez.–Se alejó un poco para besar tu mano mientras hacía una reverencia, a la vez que Okoye y Ayo los observaban con sonrisas en sus rostro.

Su pequeño gesto a pesar de ser algo que siempre hace contigo, te hizo soltar una pequeña risita nerviosa y sonrojarte tal y como pasó la primera vez que lo hizo.

–Yo haré lo mismo, rey mío.–Hiciste una reverencia también, aunque algo más pequeña debido a tu gran panza.

Dejaste un rápido beso en su mejilla, y te acercaste a Ayo, quien te ofreció su brazo para afirmarte y subir a la nave.

T'challa se acercó a Okoye antes que subiera detrás de ustedes.

–Protegela, Okoye. No puedes perderla de vista ni dejar que nada le pase.–Le susurró con preocupación.

–No se preocupe, su majestad. La reina estará acompañada en todo momento.–Le aseguró antes de hacer una reverencia y acercarse a la nave.

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La verdad es que no tenías que hacer mucho en la reunión más que simplemente representar a Wakanda.

Natasha Romanoff había ido como representante de los Vengadores, y ambas se sentaron juntas, con las Dora Milaje situadas en puntos estratégicos donde pudieran permanecer atentas a ti.

En medio del pequeño evento, las alarmas comenzaron a sonar, por lo que tuvieron que evacuar el edificio.

Nat se quedó ayudando, mientras las Dora Milaje te transportaban al estacionamiento para llevarte de vuelta a la nave y volver a Wankanda.

Cuando iban bajando por el ascensor, un gas comenzó a dispersarse, y pese a sus esfuerzos por cubrirse, todas cayeron desmayadas al suelo, incluyéndote a ti.

Las puertas se abrieron, y unos hombres te tomaron para sacarte de ahí junto con Okoye.

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Las Dora Milaje que quedaron, comenzaron a buscarlas a ambas por todos lados siendo dirigidas por Ayo. Pero no encontraron nada, así que eventualmente tuvieron que volver a Wakanda.

Ya había pasado un mes completo, y a pesar de todos haber buscado en todas partes, aún no habían señales de ustedes.

–¡Quiero a todos buscando por mi esposa! Todas las Dora Milaje serán enviadas en misiones de búsqueda otra vez. No puede seguir pasando más tiempo. Todos deben buscar por ella. Está embarazada con la futura heredera al trono, y por sobre todo, mi hija. No quiero que nadie descanse hasta que encuentren a la General Okoye y a mi esposa con nuestra bebé CON VIDA.–Les dijo a todos los presentes en la sala de reuniones del palacio.–Ahora retírense y hagan lo que les pido, por favor.

–Sí, su majestad.–Todos hicieron una reverencia, y salieron de la habitación dejando a T'challa solo junto con su madre y Shuri.

El rey de Wakanda se sentó en su trono, y se llevó la cabeza a las manos, dejando los codos apoyados en sus rodillas.

–Hijo mío...–Se lamentó su reina, acercándose a él para abrazarlo por el lado, besando su cabeza con ternura.

–Te prometo que las vamos a encontrar, hermano. Yo me voy a asegurar de que sea así.–Le dijo Shuri arrodillándose ante él, tomando sus manos en las de ella.

–De verdad espero que sea así, porque no sé cuento tiempo más pueda mantener la cordura... me aterra que algo les pueda pasar... que cuando la encontremos esté—

–Hey... hijo, no digas eso.–Ahora fue el turno de su madre arrodillarse ante él y tomar sus manos, mientras su hermana se ponía de pie a su lado y posaba sus manos en sus hombros.–No pienses así. T/N es una mujer fuerte. Al igual que Okoye. Yo sé que ella jamás dejaría que nada le pase, ni a nuestra T/N ni a mi nieta.

Ya vas a ver que la vas a tener en tus brazos, al igual que a tu pequeña princesa. Los dioses y tú padre nos ayudarán, nos guiarán y las cuidarán para que vuelvan sanas y salvas a ti.–Se levantó un poco y besó la frente de su hijo, para después abrazarlo.

Las puertas de la habitación se abrieron, y T'challa levantó la cabeza y ambas mujeres dirigieron su atención hacia W'Kabi, quien estaba ahí parado, respirando agitado.

–Las encontramos...–Dijo recuperando el aire perdido.

T'challa se levantó de su lugar y caminó hacia él, una pequeña sensación de alivio recorriéndole el cuerpo.

–¿Estás seguro?

–Sí, su majestad. Mi esposa y la reina están vivas.–Le aseguró con confianza.

Al oír sus noticias, T'challa soltó el aire que estuvo aguantando, mientras Shuri y su madre soltaban también un suspiro de alivio.

–Fueron encontradas en una fábrica abandonada en la nueva y renovada Sokovia. Son las mismas personas que intentaron ingresar a Wakanda para robar vibranio.

Ahora mismo un equipo de rescate se está preparando para ir por ellas.–Le dijo rápidamente.

–Muy bien. Yo también iré.–Comenzó a caminar hacia la puerta.–Necesito que se queden aquí y se aseguren de que todo esté en orden.–Les dijo a su madre y hermana.

–No te preocupes, hermano. Ve a por tu reina.

–Ten cuidado, hijo.

T'challa salió corriendo detrás de W'Kabi hacia la nave con su traje de Black Panther para ir en tu búsqueda.

(.....)

Una vez en el lugar, T'challa no gastó tiempo y corrió detrás de Ayo quien iba hacia la habitación donde las mantenían cautivas.

Una vez lograron abrir la gran puerta de la celda fría en la que estaban, las encontraron amarradas de pies y manos. Okoye dormida en el suelo y ambas con vendajes en sus bocas y ojos. Las dos con las mismas ropas que las vieron  la última vez.

Al oír la puerta, trataste de moverte hacia atrás y darte la vuelta para cubrir tu aún más grande vientre de siete meses.

–Reina mía... tranquila, soy yo, T'challa.–Te dijo suavemente acercándose a ti para quitar el vendaje de tus ojos y boca.

–T'challa...–Soltaste un suspiro aliviada al oírlo y verlo, lágrimas comenzando a correr por tus mejillas.

Ayo comenzó a desatar a Okoye para llevarla a la nave y brindarle asistencia médica, mientras T'challa soltaba las cuerdas de tus pies y luego la de tus manos.

–¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? ¿A-acaso ellos te tocaron de forma indebida?–Te preguntó con miedo, al fin soltando tus extremidades y arrodillado ante ti en el suelo, tomando tú rostro con ambas manos inspeccionándolo.

Llevaste las tuyas a su rostro para convencerte de que realmente estaba ahí, mientras llorabas y T'challa posaba una mano en tú vientre.

–Estoy bien... tranquilo... estoy bien... dios... al fin estás aquí... creí que jamás volvería a verte...–Sollozaste abrazándote a él con fuerza, mientras te ayudaba a ponerte de pie.

–Estoy aquí, reina mía... ya estoy aquí... te amo... no sabes lo preocupado que estaba.–Tomó tu rostro con ambas manos, limpiando tus lágrimas mientras él mismo lloraba.

Limpiaste sus lágrimas con tus pulgares y le ofreciste una torpe sonrisa, para luego estrellar tus labios con los de él.

Ayo tomó a Okoye en sus brazos una vez la desató, y salió del lugar para darles privacidad y llevarla con W'Kabi, otras dos Dora Milaje custodiando la puerta.

Se besaron hasta quedar sin aire, y una vez se separaron, volvieron a abrazarse con fuerza, de alguna manera tratando de convencerse mutuamente de que al fin estaban de vuelta en los brazos del otro.

–Ven... voy a llevarte de vuelta a casa, y a nuestra pequeña también. Quiero que los doctores te revisen para asegurarme de que todo está en orden con las dos.–Volvió a tomar tú rostro en sus manos, las lágrimas aún visibles en sus mejillas.

–Bien... solo... solo vayamos a casa...–Le dijiste con la mejor sonrisa que pudiste ofrecerle, a pesar de seguir llorando con ligereza.

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