Prólogo: Una pequeña charla entre Jen y tú durante la mañana de tu cumpleaños.

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Los rayos de sol que pasaban a través de la ventana te llegaban directamente a los ojos, así que poco a poco te fuiste despertando.

Soltaste un pequeño gruñido y frunciste el ceño, aún con los ojos cerrados.

–Buenos días...–Escuchaste a Jen susurrarte al oído, abrazándote por la espalda.–Feliz cumpleaños...

Una pequeña sonrisa se dibujó en tu rostro y te diste vuelta para abrazarla, escondiendo tu rostro en su cuello.

–Hola...–Le saludaste con una pequeña sonrisa, con la voz algo ronca por estar recién despertando y dejando un pequeño beso en su mandíbula.

–¿Cómo está la cumpleañera más hermosa del universo?–Te preguntó acariciando tú cabeza y dejando besos donde pudiera alcanzar.

–Con una resaca horrible...–Reíste ligeramente al igual que ella.–Desearía poder tener la misma resistencia al alcohol que tu...

–Sí... anoche en la fiesta que te organizaron tomaste bastante. Pero nada que un buen y gran desayuno de cumpleaños no pueda solucionar.–Te dijo con una sonrisa apartándose un poco para verte a los ojos.–¿Qué se siente tener un año más?

–Pues nada especial la verdad. Sigo creyendo que no es necesario celebrar esto.–Le dijiste viéndola a la cara y acariciando su barbilla con tu mano.

–¡¿Cómo que no es necesario celebrar tu cumpleaños?!–Exclamó frunciendo el ceño.

–Shhh... más bajo por favor...

–Claro, lo siento. Pero linda, ¿cómo no celebrar el día en que el amor de mi vida llegó a éste mundo?–Tomó ambas de tus manos en las suyas, sin dejar de verte.

–Es que no lo veo necesario. No es para tanto tampoco. Solo quiero pasar el día aquí, en nuestra cama, abrazada a ti.–Te volviste acercar a ella y la abrazaste, escondiendo tu rostro nuevamente en su cuello.

–Bueno... no puedo negarme a tal deseo... aunque mis padres y los tuyos ya organizaron un gran almuerzo sorpresa del que se supone que no debías saber, pero que ya sabes.–Te abrazó con aún más fuerza, enredando sus piernas con las tuyas.

–Ya lo sabía...–Murmuraste quedándote dormida otra vez.

–¿Enserio?–Te preguntó confundida y sorprendida a la vez.

–Sí... oí a mi mamá hablar con tú papá hace un par de días acerca de la fiesta sorpresa, y cuando entré a la habitación, se puso muy nerviosa y se le cayó el teléfono.–Reíste ligeramente.

–Bueno, aún así debes actuar sorprendida o van a creer que fui yo la que te dijo. Y van a tener razón, pero es que ya lo sabías de antes.

–Sí, si... tranquila.–Besaste sus labios, para luego verla a los ojos.–Pero ahora guarda silencio un rato y duerme. Ya luego nos preocuparemos de eso, ¿está bien?

–Okey.–Te dijo con una sonrisa, volviendo a besarte para después acomodarse y dormir un poco más antes de irse a tu fiesta sorpresa.