Notas: Ningún personaje me pertenecen, todos son obra de Stan Lee y Marvel Comics.

Advertencia: Pareja homosexual. Headcanons.

-Pequeños detalles-

Sin lugar a dudas, Wade Wilson podía considerarse el hombre más afortunado del mundo, y justamente amanecía junto a la causa de ello todos los días.

- Petey... ¿Sigues dormido? - De respuesta no recibió mucho más que uno respiración acompasada y esa expresión tan pacifica que hasta le contagiaba el sueño.

No lo culparía, la noche anterior quizás se pasó un poco de fogoso.

Pero es que no pudo evitarlo, la sorpresa de la tarde del día anterior infló su corazón como un globo y necesitó alguna forma de poder expresarlo a la misma altura o medianamente cercana, como fueron los mimos para adultos que ideó en medio de la noche.

Todo gracias a cierto remiendo que lucía su mascara ahora colgada con una fina cuerda cerca de la puerta que daba al baño para secar. El agujero se lo había hecho en medio de un trabajo gracias a un 'katanazo' que no logró esquivar a tiempo. No fue tan grave, logró esquivarlo a tiempo, aunque luego de ello tuvo que andar improvisando con una calceta gigante de mascara puesto que la ruptura hacía su rostro más evidente de lo que le gustaría.

Es allí cuanto el chico araña hizo su gran hazaña, tomándose la molestia de coserlo por él cuando se dio un momento entre sus trabajos de medio tiempo y las tareas de fin de semestre.

No debió molestarse...

Pero aun así lo hizo porque así era Peter, le gustaba ayudar y ser detallista, una de las cosas que tanto adoraba del arácnido.

"Mi tía me enseñó a coser hace mucho. No fue difícil." Eso dijo, pero el mercenario no era tan idiota, vio claramente las curitas infantiles rodeando algunos dedos del más joven; todo como una clara señal de la verdadera dificultad que debió ser.

Quien lo diría, una arañita que le cuesta coser, pero aún así lo hace por lo adorable que es.

Eran esos detalles los que marcaban todo.

No sabía qué hizo bien en esta o cualquier vida para merecer a Peter, pero una cosa era clara: no se cansaría de agradecerle al cielo no solo la oportunidad de conocerse, sino también el hermoso placer de ser correspondido y compartir su bonito nido arácnido de amor.

Le prepararé algo lindo también para cuando despierte.

Un desayuno en la cama estaría bien, era un clásico.

Con panqueques en forma de pene o galletitas de araña, todo con ese toque especial de la crema batida que le gustaba al universitario todavía.

Oh, sí. Todo estaba en recordar esos pequeños detalles.

Notas finales: No sé desde hace cuanto guardaba esto, pero es el mes ideal para subirlo ¿No?