Siempre ha encontrado las historias de relaciones perfectas divertidas, porque nunca son ciertas.

Porque me hiciste daño, y te herí a cambio. Eso nunca va a cambiar.

Perdido

Toma dos semanas a Sehun acostumbrarse a los nuevos horarios universitarios, y hasta entonces, no se le quita completamente el sentimiento surrealista de estar lejos de casa, que vive en residencias de estudiantes, y que vaga por las calles de la ciudad solo. Perderse en un lugar desconocido es desconcertante, como si estuviese volviendo una y otra vez sobre sus pasos y girando en círculos, atrapado a mitad de camino entre sueño y realidad.

"Vas a encajar de forma inmediata", su madre le había dicho cuando él había salido de casa, "Lo haces bastante bien". Él todavía no está seguro de si eso había significado un cumplido o un reproche por pasar su vida escondiéndose en las esquinas de los pasillos y en la parte posterior del salón de clases, hacía bastante bien la escuela, pero tratando de mantener la atención lejos de él como sea posible.

Él encaja muy bien después de un tiempo, supone. Una combinación en las masas de estudiantes, convirtiéndose en otra estadística en la cuenta del alumnado. Un número. Ha tenido mucha práctica durante los últimos años, aprendiendo que es peligroso interferir, es peligroso estar implicado cuando debería estar de pie sólo en un lado; apretar sus ojos y esperar que no sea demasiado tiempo antes de que todo esto termine. Fingiendo que todo está bien, ocultando confusión detrás de sonrisas falsas y risas forzadas.

Todo es temporal de todos modos, cambiando para siempre en movimientos rápidos a través de ese concepto curioso llamado tiempo. A Sehun le gusta la universidad de todos modos, con el tiempo divagando, caminos sinuosos en el campus donde se puede tomar largos paseos en soledad, respirando el aire fresco, mientras tiembla levemente en el ligero frío del otoño. Se podría transferir a una nueva universidad a principios del segundo semestre, pero es un nuevo principio, una nueva vida.

 El otoño es un destello de colores vibrantes, sangrantes carmesí, de oro, y de bronce contra el cielo azul claro, ramas de árboles que se estiran hasta poder abrazar el cielo en los últimos momentos de su gloria antes de que la nieve del invierno quite sus ramas estériles y solitarias. El otoño es la vida, pero es una vida torcida, más de un magnífico final de una última demostración llamativa de chispas brillantes y embragues, desesperados en los remanentes del esplendor de decoloración del verano.

Sehun entiende.