El fruto del invierno

Un mes y medio fue el tiempo que tuve que estar en el hospital, me había roto tres costillas, ahora tenía una linda cicatriz en el abdomen por la cirugía en la que había perdido parte de mi intestino, y peor aún me había fracturado la pierna derecha en veinticuatro partes... literalmente habían tenido que remplazar mi hueso por una prótesis en una segunda cirugía.

Pero hoy... hoy por fin me darían el alta.

—¡Ya nos vamos! —apresuré, quería irme a mi casita.

—Espera a que el doctor venga Oti —me retuvo papá poniéndome un gorrito pues estaba nevando.

—Quiero mi hamburguesa —me quejé quitándome el gorrito, recibiendo esa mirada asesina de papá.

—Yo no dije nada de hamburguesas—gruñó el doctor llegando— dije dieta baja en grasas.

Negué para mirarle serio, nadie se metía con mi hamburguesa.

—Sobreviví a un accidente de auto, merezco mi hamburguesa —resalte.

—Y yo mis churros pero la vida es cruel —me dijo papá pues seguía castigado.

Pa solo asintió divertido, claro como él si podía tragar de todo solo se burlaba de nosotros.

—Bien Oti ya te puedes ir —me permitió el Doc— te veré en dos semanas para revisión, descansa y nada de esfuerzos aún te estás recuperando.

Asentí, no me habían dejado ver a nadie durante ese mes pues el riesgo de infecciones eran alto y mis defensas por el suelo, así que ya me urgía por irme.

—Pa —lo llamé mientras nos íbamos.

—Si mi niño —me miró mientras empujaba mi silla.

—Puedo ver a Jens —pedí.

Pa asintió llevándome a su habitación... aún no despertaba, médicamente ya estaba bien y no había razón para que estuviera en coma, sin embargo aún no despertaba.

—Hola tío —saludé.

—¡Oti! —saludó mi tío Damian— ya te vas a casa —me sonrío débil.

—Si, por fin —asentí agradecido.

El hombre me abrazó con cuidad para besar mi frente.

—Me alegro de que estés bien —me sonrío— si que nos metieron un susto.

—Lo siento tío —me disculpé.

Mientras nuestros padres hablaban por un momento me quedé un momento a su lado.

—Vamos enano —tomé su manita— es hora despertar.

Pero no recibí respuesta.

—Oti es hora de irnos —me llamó mi pa— o prefieres quedarte otra semana más.

Negué para darle un besito a su mano.

—Vendré a joderte he —sentencié— hasta que despiertes.

—Le hará bien —afirmó mi tío.

Camino a casa dormí todo el camino hasta que llegamos a casa, apesar de que me habían dado el alta seguía débil por todo lo que me habían hecho.

Incluso había perdido varios kilos que tenía que recuperar y estar confinado a una silla no iba ayudar.

Al entrar a casa no estaba de más, ahí estaba toda mi familia.

—Bienvenido a casa Oti —me dijo Papá feliz.

—¡Mi Oti! —exclamó el tío Lu abriendo los brazos tan grandes como siempre— ven aquí te extrañe tanto.

Me abrazó medianamente fuerte pues aún estaba delicado, llenándome de besos y claro un par de lágrimas.

—Yo también tío Lu te extrañe muchísimas —afirmé— pero es hora de que conozca al nuevo miembro no es así.

Me adelanté súper emocionado por el nuevo miembro de la familia.

—Claro que si —asintió mi tía Raven con él bebito en brazos— es tu primo el pequeño Liam.

Mi tía se agacho para dármelo por un momento, ella de la misma forma llenándome de besos.

—Oh es hermoso —lo miré feliz, un moreno que como veía tendía unos rizos hermosos como los de su hermana.

—Por fin complete mi Banda, ya solo falta que aprendan a cantar —asintió orgulloso.

Harry llegó un poco celoso para tomar mi mano pidiendo atención, un mes y ya había crecido demasiado.

—Es bonito, pero yo más —estableció.

Asentí divertido, Liam llegó a los brazos de mi papá y Harry a los de mi Pa pues no los habían visto mucho en este mes.

Sin embargo no había señales de que mi prima estuviera aquí.

Recibí muchos abrazos y besos, mis abuelas en especial, apoderándose de mi por un largo rato.

—Llegamos tarde lo siento —dijo el Ruso con mis amigos y mi novia— estos idiotas no se decidían.

Los gemelos sin más me abrazaron uno a lado de otro.

—No nos vuelvas hacer esto —chilló Dale.

—Estábamos muy preocupados —se quejó Chip.

Ambos me trajeron unos peluches de patos junto a un delicioso chocolate ruso que se apoderó mi Pa.

—Lo prometo —los calmé abrazándolos.

Podía notar que el ruso no dejaba de mirar mi pierna mala.

—Lo siento Ruso... yo...

—No fue tu culpa —dijo bajándose a mi altura— siempre... estaré orgulloso de ti y un día, estoy seguro de que te volveré a ver correr.

Asentí, con mucha terapia y un milagro, volvería a correr, nunca más a nivel olímpico pero con esfuerzo lo haría algún día.

—Además no todas son malas noticias, al final este dúo de idiotas serán olímpicos—contó.

Los miré emocionados pero ellos seguían intrigados mirando a su padre con cautela.

—Mágicamente dos de relevos desaparecieron —contó Chip.

—No fue mi culpa ya les dije...

—Si como no —dijo Dale.

Se empezaron a pelear, Cas me miró para sin más abrazarme con fuerza gimoteando.

—No llores si, estoy bien —la calmé.

—Creí... que te iba a perder —me miró llorosa.

—Pero si soy un Jones, me quedan como ocho vidas —bromeé.

Ella asintió limpiándose sus ojitos.

—Te traje chocolate caliente de mi abuela —me sonrió.

—Que no se entere mi Tita —reí aunque con la mirada que me dió probablemente ya lo sabía.

Por fin me dieron mi bendita hamburguesa que llevaba pidiendo desde hace mes y medio, Tali también había venido aunque claramente se veía triste.

—Me alegro de que estés bien —me sonrío.

—Gracias Tali —asentí.

—¿Tu... pudiste verlo? —preguntó.

—Es como si estuviera dormido —conté— pero ya despertara.

Ella asintió intranquila.

—¿Y Jake? —pregunté, no estaba aquí pues estaban descansando en su casa.

—Muy preocupado, no a causado ningún desastre —contó con una risa burlona.

—Si que está preocupado —asentí asombrado

—Dice que lo está guardando para su hermano —explicó.

Era muy típico de Jake, solo estuve en familia un rato más pues estaba cansado, cuando todos se fueron mi Pa me ayudó acomodarme en mi camita.

—Cuando vuelve Krypto y Patosaurio —me queje.

—En un par de semanas de acuerdo —dijo Pa— descansa un rato si.

Asentí quedándome dormido un rato, desperté por un beso en la mejilla.

—Creí que te habías olvidado de mi —me quejé

—Eso nunca —me dijo Temi— tenía que ver a mi doctor, me quitan el yeso en una semana.

—Eso es fantástico —asentí— pero falto yo de firmarlo he.

Ella me dió una sonrisa triste, sabía porque era.

—Temi, no fue tu culpa —aclare tomando su mano.

—Lo fue —se quejó— si hubiera frenado o no sé movido el auto...

—Y si el otro no hubiera estado borracho no nos hubiera chocado —señale— No fue tu culpa si.

—Arruine tu carrera y Jens... Jens aún no despierta —chillo.

La jale hacía mi para abrazarla y besar su frente.

—Ese accidente me salvó —susurre— últimamente odiaba correr y sinceramente los siguientes años de preparación hubieran sido.... Horribles, y Jens, debe sanar internamente al parecer —confirme— ahora solo faltas de sanar tu.

Ella me abrazó para llorar por un momento en mi hombro.

Si bien ya no era un olímpico aunque el representante me dijo que siempre lo sería sin embargo mi lugar pasó a ser el de Flash, y estaba en paz con eso pues se lo merecía de verdad.

—Oti... la pelea que tuvimos —añadió el tema.

—Tienes razón, no debí molestarme por eso —señalé— no puedo obligarte amarme, es un sentimiento que si esta esta y por más que quiera no me ves de esa forma... eso ya lo entendí, y ciertamente es injusto para Cas si sigo aferrándome a lo que no es... y ciertamente me gusta.

Tenía que casi morirme para entenderlo.

—Gracias por entenderlo —besó mi mejilla— yo te amo Oti, eres mi persona favorita y casi perderte me hizo ver el daño que te hice al acostarme con uno de tus mejores amigos.

—¿Aún no  sabes con cuál fue verdad? —pregunte divertido.

—No, la verdad es que no —dijo negando riendo— son iguales.

Así re divertido para verla.

—Hermanos —dije tendiéndole la mano.

—Hermanos —asintió besando mi mejilla.

Un rato después se fue, extrañaba mi cama y no ser acosado por enfermeras o internos lindos.

Krypto estaba en casa de mi tío Lu pues les preocupaba que me fuera a lastimar pues al grandote le gustaba dormir en mis pies y Patosaurio se sentía solo sin Krypto.

—Te traje un licuado —dijo papá entrando.

—Gracias papá —agradecí acomodándome.

Él se sentó a mi lado para besar mi frente.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó tomando al pato de peluche que se planeaba robar.

—Feliz de estar en casa —asentí— pero me falta mi perrito.

—Ya pronto —me calmó— sabes Oti quería disculparme contigo.

—¿Por? —pregunté confundido.

—Debí haberme dado cuenta de que hace mucho no disfrutabas ser corredor, lamento que te presionáramos para seguir y que no tuvieras la confianza de decirnos que ya no querías —explicó triste— lo siento cariño.

—No fue su culpa —lo detuve tomando su mano— creo que no me di cuenta hasta que iba en serio, es solo que... ya no sentía que mi vida fuera mía, no quería perderme más oportunidades por estar entrenando tanto tiempo.

Papá asintió comprendiéndolo bien.

—¿Es malo si me alegro por el accidente? —pregunté confundido.

—Bueno creo que estás feliz por el cambio en tu vida, alegrarte de casi morir y darle medio infarto a tu padres eso, eso está mal volverás con el psicólogo —bromeo.

Asentí más tranquilo acomodándome en su hombro.

—Si extrañare correr con mi papá por la mañana —me quejé.

—Yo también mi niño —dijo entrando.

—Chismoseando otra vez —negó mi padre divertido.

—Es que siempre me dejan a un lado en esto —se hizo el digno.

Negamos pues mi Pa no era muy abierto en sus sentimientos.

—Algún día volveremos a correr —me calmó.

—Y me podrás ganar —me burlé.

Mi Pa negó divertido, se quedaron un rato más conmigo para después dejarme descansar.

No sabía que iba a pasar con mi futuro, no tenía un plan b en caso de que pasara algo, mis padres me habían dicho que no me preocupara y tenían razón porque tenía que sanar.

La terapia no era fácil, sentía que era como correr esa final tantas veces.

Las férulas eran incómodas, me picaban todo el tiempo todo para que al final terminaría usando un bastón como el de mi papá, pero un día podría volver a caminar normal.

Ya estaba usando muletas aunque me cansaba demasiado, sin embargo el apoyo de toda mi familia hacía que fuera menos dura.

—Es mi turno —dije entrando a la habitación de Jens que seguía en el hospital.

—Oti no tienes que, debes descansar para recuperarte —insistió mi tío Damian.

—Tenía cita con el doctor así que pase para darle un descanso —señale— de estar sentado en casa a estar sentado aquí prefiero estar aquí.

Ambos se miraron inseguros.

—Yo lo cuido bien —insistí— lleven a ese niño por un helado o a dormir.

Jake estaba dormido de una forma rara en esa silla de hospital.

Terminaron aceptando ante mis encantos... eso y que mis papás no tardaban en llegar, me senté a lado del enano para negar.

—Eres todo un flojo Jens, todo un flojo —me quejé.

Puse un par de películas en la tele, papá tenía su cita para ver si ya lo dejaban a comer churros así que no tardarían en bajar.

Me quedé mirando al enano, ya solo tenía ese tubito por el que lo alimentaban.

—Quien diría que terminaríamos así —suspiré— tiñes que despertar si... porque en estos momento lo que más necesito es a mi hermano.

Una lágrima rodó por mi mejilla.

—Y tus padres a su hijo, Jake a su hermano mayor y Tali a su novio —señale— incluso vinieron tus amigos.

Vic's y Percy habían venido hace una semana para verlo, se había quedado un par de días sin embargo no habían cambios.

—Sé que ha sido difícil para ti estos últimos años, pero más te vale no dejarme porque...

No pude seguir, me cubrí para secar mis lágrimas.

Un ligero apretón en mi mano me hizo reaccionar, me giré para verle y ahí estaba mirándome con esos hermosos ojitos suyos, no me quise ilusionar pues siempre decían que eso pasaba.

—Oti —me llamó.

—Si...

—No seas dramático —dijo sintiéndome débil.

—Eres un imbecil —me reí para aventarme a él y abrazarlo.

Llamé a los doctores para que lo revisaran, al igual que a mis tíos y mis padres claro.

Jens miró mi pierna par luego verme a mi.

—¿Tú...

—Está bien —asentí— sanaré y ¿tú?

El chico sonrió, una gran sonrisa que no había visto en un largo tiempo.

—Lo vi —susurró.

—A Cade —dije temeroso.

El chico asintió tranquilo.

—Quería quedarme con él pero me dijo que estaba pendejo —dijo risueño— que los gremlins no van al infierno.

Asentí divertido para revolver su cabello.

—Me dijo que estaba bien... que yo estaría bien —afirmó.

—Lo estarás —afirme— algo aterrador pero cierto... y no dije nada sobre mi —me burlé.

—Te matare —dijo riendo cansado— solo deja que salga y te matare —me amenazó.

Las risas fueron interrumpidos por la llegada de sus padres.

—¡Jensen! —dijo mi tío Jon con sus ojitos llorosos.

—Hola papá—saludo dándole una sonrisa.

—Eres un imbecil —dijo Jake corriendo a él para abrazarlo entre chillidos

—Lo siento mounstrito —lo abrazó.

Mis padres llegaron un momento después para abrazarlo y llenarlo de besos.

Era su turno de pasar por lo que yo pasé.

Si bien no sabíamos si iba a quedar con secuelas, su corazoncito estaba un poco dañado por las anemias constantes pero al verlo despertar había notado que era un nuevo Jens.

Nos fuimos para dejarlos solos entre familia, durante el camino me quedé viendo a mis padres.

Tomados de las mano, riendo juntos con una sonrisa, habían pasado por mucho durante todos estos años, sabía que estaría bien en un futuro, sabía que aspiraba a ser como ellos, una gran persona.

Después de todo era el fruto del Invierno.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top