Cempasúchil pt.2

Llegué a la habitación de Hades para tocar la puerta porque si no se ponía de un genio...

—Tengo la solución a nuestros problemas —anuncié mostrándole la botella— nos pondremos pedos en su honor.

Hades me vió como si fuera el más grande idiota, uno pequeño tal vez.

—No puedes estar hablando en serio... —Se sostuvo la cabeza—. ¿Si recuerdas como terminaste esa vez?

Con Cade abandonándome, una bala casi matándome y casi quedándome sordo de un oído... más o menos.

—Pues mira la parte de la peda no me acuerdo y si no me acuerdo no pasó —le recordé— vamos hombre, estamos en un lugar seguro y Oti ya está informado de que nos pondremos la mejor peda de todas.

Traté de convencer al dios de la aburricion.

Abri la botella para darle un sorbo, haciendo caras por el sabor tan asqueroso.

—Ahora ya recuerdo que esta cosa sabe del asco —negué asqueado— quieres.

Hades me analizó como el chico responsable que es.

—Dame esa mierda, ya que —cedió arrebatándomela

Antes de arrepentirse se la llevó a la boca saliendo para dejarme atrás como siempre.

— Eres un genio —susurré— oye espérame.

Joder con los altos, caminan muy rápido.

— Mi novia ya llegó y quiero presentártela —agregue— solo quería avisarte una cosita para que no te saque desprevenido... ella es, bueno es alta y su sentido de la moda es un asco.

Ya me había pasado, ser un chico bajito es considerado tan malo como una chicha demasiado alta... maldita sociedad.

—Mm, vale —Se encogió de hombros, haciendo una mueca por el sabor amargo en su boca—. Realmente no importa como luzca y, además, todos son más altos que tú.

Buen punto...

—Ya creceré —levanté los hombros quitándole la botella— ya la verás.

Bajamos, ya empezaban a llegar las personas y ahí estaba Oti, según él no coqueteaba con Cas pero Dios es que más obvio no era.

—Hades ella es Cas —presente a la latina— y ella es Talita, mi novia.

Abracé a mi chica llegándole a la cintura, ella me sonrió para devolverme el abrazo, llevaba hoy unos pantalones brillosos, con su playera rosa fosfo y esa chaqueta peluda nueva.

— Así que tú eres Hades —le extiendo la mano— mi novio habla tanto de ti que empezaba a creer que me engaña contigo.

Culpable... tal vez me emocioné hablando de él.

Hades la observó con una ceja alzada, ladeando una breve sonrisa odiosa... me lo iba a putear si decía algo de mi chica.

—Es lo que dice mi hermana —Enfatizó mirándome—. Cada vez que no quiero contestarle el teléfono y me manda saludos por medio de ella —bromeó por lo bajo, aceptando su mano—. Un gusto, supongo.

Le miré molesto para sonreír ante ese apretón, un trío no sonaba mal en mi cabeza.

—Ya sabes hombres difíciles —le seguí— así conquisto mi papá a mi Pa —levanté los hombros.

Tali me miró algo molesta, me iban a pisar.

—Mejor guardo silencio antes de que alguno de los dos termine pisándome —susurré para tomar un trago.

Hades sonrío disimuladamente, quitándome la botella como en los viejos tiempo, otra vez pelearnos por la misma botella.

—Buena decisión, enano —me guiñó para alejarse bebiendo.

A este tenía que estarlo siguiendo que le daba por abandonarme.

Bebimos un rato con todos, jugamos beber pong y mierda que los gemelos eran buenos.

Oti desaprecio con Cas posiblemente porque el ruido de la música le llegaba a molestar, por mi era mejor, quería que viera más el mundo y no solo su burbuja.

Temi llegó tarde como siempre, me preocupaba el hecho de que no le quitaba la mirada a mi chico.

Cuando apenas y me podía sostener terminé sentado junto con Oti y Hades en la alberca, moviendo con mis piesitos el agua.

—Algún día de estos aprenderé a nadar —asentí riendo— deberías enseñarme.

Me giré a él chocando la botella derramándola sobre él.

—¡Ay no! —ahora tenía menos para beber.

—No puede ser... —Gotró el licor de su cara—. Enano te más cuidado...

Hades se fue molesto, no era mi culpa.

—Lo siento... —grité decepcionado de mi actitud.

—Una y ya enano —me regañó Oti.

Asentí, me levanté para ir a orinar un poco.

Me quedé mirando un momento mi tatuaje con Cade.

—Ay amigo, de estar aquí ya te abrías cojido a quien sabe quien —suspiré— te extraño mamon, me saludas a Nico.

Una sonrisa se formó en mi rostro.

Al salir fui a buscar a Hades para pedir disculpas sin embargo lo que vi no me gustó.

Ahí estaba él, con Temi sobre sus piernas besándole, con sus manos tocando su pecho desnudo... sabía que iba a pasar.

Retrocedí sin que se dieran cuenta para bajar ¿Qué hacia? Mi amigo se estaba cojiendo a mi prima.

No podía decirle nada a ella, pero aún peor no podía decirle nada a Oti... lo destrozaría.

Una vez más ese nudo en mi garganta impidiéndome respirar, pero esta vez no estaría Cade para tranquilizarme.

Bajé sobre pensando todo como siempre, decidiendo ahogar ese sentimiento con alcohol.

—Hey ya no más Jens —dijo Talita alejando la botella.

—Mi mejor amigo murió y ahora también perdí a otro —le quité la botella— cuando si quiera lo entiendas podrás reclamar mis decisiones.

Tomé mi botella para irme, tenía que cuidar a Hades por lo que sólo recuerdo llegar a su habitación con mi botella y un caballo a mi lado.

Artemisa Menéndez, esa soy yo.

A lo largo de mi vida mi padre me a enseñado varías lecciones:
1.-Se buena con las personas, no sabes por lo que están pasando.
2.-Si te quieren es como eres, si no se meten su opinión por el culo y te buscas a quien si.
3.-La más importante de todas: si te lo quieres cojer cojetelo, tal vez no tengas otra oportunidad de hacerlo.

Y cuando vi la carita del amigo de Jens... sabía que quería hacer con el.

Ese rollo de chico malo, alma solitaria me gustaba de él, usualmente con una sonrisa y un par de coqueteos todos caen.

Pero este era trabajo difícil... probablemente por la conexión que tenía con el menor.

Cuando lo vi salir mojado en alcohol supe que era mi momento.

Mientras el chico se cambiaba la playera, entré mirando aquel cuerpo, bien formado con apenas un par de músculos no tan marcados pero bastante apetecible.

—Pero bueno... —lo mire de arriba abajo— tenía mis sospechas de lo que había bajo la ropa, no me equivoqué.

Distraído me miró de reojo, con la frente arrugada, sonriendo sin ganas.

—Si es lo que creo, no es nada del otro mundo —murmuró.

Esa voz gruesa que me gustaba tanto.

—Debería ser yo la que lo juzgue no —guiñe acercándome— debe ser digno de un dios.

Me senté en la cama para tenderle la botella.

—Suenas igual que el idiota de Zeus —mencionó más para si, otro con nombre de Dios.

El chico volteó para mirarme y darme la atención que me merezco. Con una risa seca, dejó tirada su camisa y tomó la botella, llevándosela a los labios sentándose a mi lado.

—Entre dioses nos entendemos —seguí— nunca imagine al dios de la muerte tan lindo.

Me acerqué tomando su mano para quitarle la botella y darle un trago.

Me miró sabiendo a donde iba, divertido alzo la ceja para verme.

—Y yo a la doncella eterna, tan alzada —acompaño.

Terca, egocéntrica y ahora alzada, vaya adjetivo que si me adjudicare.

Sonreí, esa sonrisa que había heredado de mi padre.

—Es parte del encanto —mencioné arreglando mi cabellera, esa que formaba cierto afro encantador — ¿Funciona?

Tomándose su tiempo, se atrevió a mirarme de pies a cabeza... Si estoy buenísima gracias a los buenos genes de mi madre.

—No lo sé, puede ser mejor —Tomó la botella y acaricia la boquilla por su boca—. ¿Que tú dices?

Al final, un polvo no le hace mal a nadie.

—Podemos intentarlo —sonreí, acercándome a él para besar sus labios.

Me levanté para sentarme en sus piernas, aquella faldita apenas y me cubría perfecta para la ocasión.

Procedí a rodear con mis manos su cuello, jugando con mis dedos su cabello bajando, esa piel suave que irradiaba calor, ese ligero olor alcohol.

Empecé a besarle desde esos rosados labios bajando más lento, sus manos lleno de mi cintura a mi pechos y bajando hasta mis nalgas, una mordida en mi hombro que no dude en devolver.

Desabrochando su pantalón estaba por meter mi mano cuando se detuvo...

¿Por qué mierda se detuvo?

—Joder, no... Esto no, así no... —Resopló con brusquedad, separándose de mi—. Perdona, pero no puedo...

Le miré confundida, nunca me había pasado esto.

—Hey es solo sexo no busco compromisos ni nada, solo eso —me acerqué a él intentando besarle una vez más.

El chico apartó el rostro bien lo intenté de nuevo, obligando a mantener la distancia al sujetarme de mis hombros.

—Te dije que no, ¿estás tan desesperada? —Gruñó irritado—. No es nada personal, Temi, no tiene nada que ver contigo —dijo recuperando el aliento relamiendose los labios—. Solo que yo no soy así... Tendrás que buscar a otro.

Dicho eso, esquivó mi mirada apartándome a un lado sin tocarme. Cogió su camisa negando para si mismo saliendo de la habitación.

Negué para suspirar, apoyándome en mis manos.

—Todo bien —me llamó la voz— yo venia del baño de Oti, no te ves muy bien.

—Ni al caso Chip —suspiré.

—Soy Dale —corrigió entrando.

El castaño se sentó a mi lado.

—Es algo que Chip diría —bromee.

El chico sonrió para mostrarme su lunar en el abdomen, lo único en los que se les podía identificar.

—Bien supuesto Dale —sonreí.

Una pequeña risita de su parte.

—¿Hoy no vienes con tu novio? —murmuro.

—En estos momentos no sé si tengo uno...

—Así que... estas soltera —mencionó tomando de su trago.

Le miré de arriba abajo y es que los gemelos... no estaban nada mal.

—Te interesa —me atreví.

—No digo... estoy ebrio y tu... eres la prima de mi mejor amigo... yo...

Suspiré poniendo los ojos en blanco, lo tomé de la mano para sacarlo de ahí llegando a mi auto, no quería hacerlo dentro de la casa, menos en la cama de Oti.

—Temi.... —dijo confundido.

Me quité la playera para verlo.

—¿Quieres si o no? —apresure.

Y fue un si... pero al terminar podía ver en su mirada que no le había gustado.

¿A caso hay algo mal en mi?

¿Hades tenía razón? Estaba tan desesperada en sentir algo de amor que me metía con cualquiera.

¿Realmente estaba enamorada de Conner?

Jens

Desperté con el clic de la foto y esa risita de mi primo, abrí los ojos para ver a mi alrededor, estaba acostado sobre Krypto aún con la botella a mi lado.

—Buenos días solecito —se burló Oti.

—Mátame —me recosté otra vez en el perrito.

Oti negó para darme una botella de agua.

—Anda que ya está el desayuno listo —sonrío con su brillante sonrisa— y te estamos esperando abajo.

Después de zamparme toda la botella de agua asentí.

—Ya voy, ya voy —suspiré— vamos Krypto ayúdame a parar.

El caballo me ayudo, era un gran perro de ayuda.

Miré la cama donde ya no estaba Hadesc me envolví en la cobija para bajar.

Abajo ya me esperaba mi primo y Hades en la mesa con cafesito y la única cosa que no cocinaba mal Oti que era huevito con tocino, y admito le quedaban muy bien.

Bajé dándome cuenta que me faltaba un tenis, me recargue en el hombro de Hades medio muerto.

—Agh No vuelvo a dejar que me convenzas en empedarnos — bufé cansado

—Eso dije yo hace un año... —sonrió por lo bajo—. Es curioso, en las dos veces siempre fuiste el primero en pegarle a la botella.

Grandes razones tuve la primera, grandes razones para la segunda.

—Con ustedes de por medio como no —negué soplándole a mi cafesito, agarrándola con mis manitas para calentarme — lo prometo, es la última vez.

Mi primo soltó una pequeña risita para negar, no me creía.

—¿A donde se fueron después de que le tiraras la bebida a Hades? —preguntó Oti confundido— No los volvi a ver en toda la noche.

Miré a Hades recordando lo que había visto ayer... se había tirado al amor de su vida de mi primo.

—No es de tu incumbencia Yeti —evadí mirándole.

Mi primo solo miró a Hades en busca de respuestas, mientras yo le miraba rogando que no dijera nada.

Viendo por dónde iría la situación el dios se encogió de hombros para darle una mordida a su pan.

—Me fui a cambiar y ya que alguien —me miró—. Ocupó mi cama, dormí en el sofá.

No recordaba eso.

—Si dormí en tu cama como terminé en el suelo —reconsideré  mordiendo mi tocino.

Empezamos a desayunar tranquilos, y de pronto la mayor tragedia ocurrió... me acabe mi tocino, ya no había más en el plato del tocino así que la solución más obvia fue robarme el que estaba en el plato de Hades.

Sin más me lo comí antes de que me lo quisiera quitar.

Me miró inclinando una ceja con diversión.

—Perdón, no caigo. ¿Enano estás comiendo sin que te obliguen? Eso es nuevo.

Sonreí, tenía un plan de vida que involucraba mucho tocino.

—Ya llevo varios kilos, el plan es llegar a los sesenta —confirme— eso y qué pedo o drogado siempre me da mas hambre.

La última vez que me vieron estaba en lo más bajo de mi peso que había estado treinta y ocho kilos, ahora andaba por los cuarenta y nueve, y los sesenta era algo que deseaba.

—Ok, vale —Sonrío por lo bajo—. Enhorabuena.

Asentí para robarme el tocino del plato de Oti, no le precio del todo.

Pasé un rato más jodiendo a la alteza imperial sin embargo llegó la hora de irlo a dejar al aeropuerto, odio las despedidas.

Frente a su puerta de abordar llegó la hora.

—Bueno los dejó despedirse —sonrió Oti— gracias por venir Hades, cuando quieras aquí tienes tu casa.

Mi moreno le dió una de esas sonrisas linda que tiene.

Hades hizo su mejor esfuerzo para buscar estrecharle la mano.

—Gracias por recibirme, Oti —le tendió la mano.

Mi primo sonrió para acercarse y darle un abrazo fugaz, es mitad latino, mitad canadiense y por completo una bolita de amor... está en sus genes abrazar.

Se fue a toda velocidad antes de escuchar un posible reclamo de Hades.

Nos quedamos solos, sonreí recordando para sacar mi regalo para la diosa, dándole un último arreglo para dárselos

Un baby Yoda de peluche para que no me olvide mi diosa y un sobresito que contenía un collar con una florecita de oro.

El chico un poco distraído, mirando por dónde se fue el ladrón de abrazos tomo mis regalos. Mirando el peluche.

—Se la das a mi diosa por favor, es para que no me extrañe —Pedí—. El sobre trae otro regalito así que cuídalo, no lo destroces como mi corazón, y no chismoses en la carta —Señalé con mi dedito amenazador.

El chico soltó una risita seca, haciendo pie para guardar el peluche en su mochila y meter en un lugar seguro el sobre.

—No es como que me importe lo que hagas con mi hermana, enano. Yo solo actúo si la cagas —me recordó con una mirada intensa.

Por favor, otra vez cara de quien me ven.

—Es más fácil que ella me rompa el corazón a que yo se lo rompa —señalé lo obvio.

Miré donde subirme para alacanzarlo, lo jale hasta donde estaba una banca para subirme a ella.

Suspiré para por fin abrazarlo a su altura o algo así, el chiste es que ya no le llegaba a las caderas.

—Cuídate Hades y no me apartes quieres, sabes que estoy aquí para lo que quieras —le susurré aún abrazándolo— te quiero amigo.

Hades, un poco incómodo, respiró hondo y correspondió al abrazo, asintiendo lentamente.

—Lo que tú digas y... Sigue así con la comida, me alegra saber que avanzas...

No sabía cuanto significaban esas palabras para mi.

— Gracias Hades, para la próxima que me veas ya no pareceré calavera y, con suerte, más alto —asentí

Reprimió una pequeña risa.

—Eso ya es mucho soñar para alguien que está de pie sobre una ban...

Viendo mi oportunidad lo jale de la chaqueta para besar sus labios, un beso rapido.

—Ese te lo manda Cade, dijo que te lo diera la próxima ves que te viera —confesé riendo—. Claramente antes no pude.

Hades, saliendo del asombro, apretó los dientes entre sí, tensando la mandíbula. Un leve rosado coloreó sus mejillas mientras que sus ojos me miraron de forma asesina... bien que le gustó.

—Pequeño cabron, ahora sí que no la cuentas...

Sin avisar, me tomó cual saco de patatas y me cargó sobre su hombro. Sin importarle que nos mirarán, corrió conmigo encima hasta uno de los armarios de limpieza más cercanos.

Terminó metiéndome dentro y trancó la puerta.

—Gracias por recibirme, Jens. Hasta nunca —se despidió.

Una buena despedida, un par de minutos después las puertas se abrieron.

—Disculpe las molestias —se disculpó Oti sacándome.

Sonreí torpe aún sonrojado por el beso, tenía que cumplir los deseos de mi mamoncito que seguramente estaba cagado de la risa junto con Nico en el infierno.

—Tu y tus pendejadas enano —negó divertido.

Nos sentamos a esperar a que llegaran nuestros tíos.

—Te vi con Cas —empecé.

El moreno de ojo azul negó soltando una pequeña risita.

—Es una amiga solamente —se excusó.

—Una amiga con la que te ríes de sus malos chistes, que se levanta a las cinco de la mañana para correr contigo, la amiga que está aprendiendo Lengua de señas por ti —remarque— la que amas esa risa espantosa.

Oti se quedó pensando por un par de segundos.

—Yo... estoy enamorado de Temi —me recordó.

—Estar enamorado y amar es completamente diferente y a su vez ambas se pueden dar al mismo tiempo —mencione.

Se quedó pensando, lo que tenía de guapo le faltaba para pensar.

—Amar es un contrato social, amás a alguien porque así lo crees —señale— estar enamorado es una sensación química y fisiológica—le expliqué— puedes amar a dos personas a la vez, define cual es cual y estás del otro lado.

Palme sus espalda para acomodarme en él pues aún me dolía la cabeza.

Sin embargo esa sensación no se iba, repitiéndome los sucesos de la noche anterior.

No podía decir nada... pero mentir nunca se me dió.

Pero que hermoso especial 🥲 Ya se nos fue el Dios pero fue un gusto tenerlo.

Solo dire ¡¡¡KHE TEMI Y HADES AHHH!!!

Oti y Cas desapareciendo que sospechoso 🤨

Eso si eso beso se necesitaba, viva ¡JADES!

Se pondrán las cosas en claro para Oti 🧐 ya lo veremos 😂

Hoy me tocó mi segunda dosis de vacuna y siento que voy a morir so cuídense, tomen agua, los tqm 💕

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