Es el ego

Dolerán mis manos cuanto publique estos versos.

He fantaseado con mi ego, lo contemplo como caramelo machucado y esparcido por el suelo. Trato de ignorarlo pero siempre lo encuentro. Yo soy, yo doy, yo tengo. Pienso en la libertad de la cual carezco. Pienso en el dinero como el dios verdadero. Quisiera ser libre, satisfacer mis anhelos.

Quisiera dejar de monopolizar mis lágrimas, dejar de manifestarme como el mártir de una historia inconclusa. Quisiera... tan solo quisiera dejar de revolcarme entre las musas.

Ser humilde es caer en la paranoia. No soy amable: es una afirmación llena de certezas, clavar el puñal sin delicadeza. Intento ablandar mis palabras pero la agresividad se acerca, se acrecenta. ¿Es esto hacer masking o es solo costumbre inexperta?

Veo en los trazos que rechazo aquello de lo que siempre huyo: me gusta hablar de mí mismo. Amo mi nombre siendo pronunciado por labios ajenos. Amo mi rostro reflejado en el espejo. Amo los halagos que inflan mi ego; sé que es el ego quien los devora, la autoestima a veces me ignora. ¿Cómo diferenciar el sustantivo deplorable de una cualidad incómoda?

No los entiendo. Por eso suprimo el defecto que han señalado en los desconocidos. Veo como manchas feas aquellos lunares en cuerpos que no son míos. Y los señalo yo también, porque los detesto. ¿Por qué los detesto? ¿Es este uno de esos odios aprendidos? ¿O es solo mi reflejo a quien detesto?

Me detesto. Veo como manchas los lunares que han señalado con sus dedos.

Me reprendo. Aprendí a suprimir el ego y ahora señalo el ajeno.

Me autocompadezco. ¿Por qué tengo que pasar por esto? Si tan solo tuviera otra vida, otra piel, otros dedos...

Si tan solo lo que siento estuviera en otra sintonía, no tendría que lidiar con estos pensamientos que convierto en flagelos.

Me reconozco en personalidades egoístas,
como síndrome del protagonista:
terminé siendo otro narcisista.
Idolatraría a Norman Bates
si hubiera nacido con pija,
tomaría la pastilla roja con prisa
porque me conviene.

¡Mostrame la verdad del mundo,
la verdad del hombre,
que entre tetas de prostituta se esconde!
Porque las mujeres son
solo objetos sexuales
and I'm just a girl,
yo soy solo un hombre.

«Y si del incel,
en su próxima vida,
conservamos su personalidad
de “hombre extraordinario”
y nerfiamos su cuerpo
dándole una vagina
¿qué pasaría?».

He aquí la respuesta, soy esta.
Soy el what if de Raskolnikof,
del lobo estepario,
del macho alfa sectario,
si todos sangraran
una vez al mes.
Por más puto asco que me den,
lo acepto: veo mi reflejo en todos ellos.

¿De qué me sirve ser feminista? ¿De qué me sirve ser progre? ¿De qué me sirve comprender por completo la enfermedad mental de asesinos y violadores? ¡De qué! Si padezco sus mismos males, hoja marchita nacida desde la raíz. (Oh, pobre de mí, pobre de mí, tan pobre...)

Quiero la fama y la gloria,
no quiero mujeres.
Quiero el honor y el dinero,
quiero poder sobre los hombres.
Quiero la vida acomodada,
que reconozcan mi nombre.
Ser “el talento”. Tachar el defecto.
Que me idolatren los onvres.

Comprendo las mañas porque las ejecuto entre las sombras. No digo nombres pero siempre habrán borrones en mi trayectoria. Traigo los dedos adormecidos porque no me cuido. Siempre pensando en mí mismo, siempre priorizando mi propio camino.

Los demás no existen porque
¿cómo no caer en el materialismo?
Si es tan delicioso saberse el único.
Tragarse el mordisco de la manzana
y reconocerse como cínico;
acomodarse en la certeza
de tu propia existencia
e ignorar la parte lúcida.

Ignorar a los en-pi-ci,
ser el verdadero vi-ai-pi.
El goat, la cabra,
el dios y el mártir.
Juez y jurado,
verdugo y catarsis.

“Solo importa lo que yo piense de mí”.

Callate. Escuchá y solo callate.
He visto los errores en la mass media,
he visto cómo se tuercen
los destinos de los hombres
que se creen extraordinarios,
he visto y temo los fracasos.
He visto varias veces el mismo caso,
todos son avaros.
Chupan sangre como bacterias,
pinches ácaros.

No debo caer en lo mismo.
No debo caer en lo mismo.
No debo caer en lo mismo.

Si el ego se sube,
debo jalarle las patas.
La felicidad no es eterna, se va al garete
cuando la vida parece cómoda.
No debo seguir el mismo destino,
he visto los errores siendo repetidos,

debo romper el ciclo.
Debo romper el ciclo.
Debo romper el ciclo.

Pero,
¿quererlo no es parte del mismo vicio?
Entonces,
¿toda manifestación de pensamiento
está sujeta a caer en el mismo destino?

Quizás soy lo mismo.
Soy el mismo,
siempre lo mismo.

Caeré en el hoyo negro de mi ego y alimentaré mis pezuñas con el eco de mis voces. Nunca se da cuenta el enfermo que está enfermo hasta que toce. Así seré yo, fingiré ser asintomático, me acomodaré las vestiduras y mi rostro será tácito. Camuflaré ente tormento entre los beneficios de mi género, como llevo haciendo hasta el momento.

Sí, una mujer no puede ser suicida, ser heroína. La mujer es solo musa, “poetisa” siempre del amor; estos versos míos le pertenecen a un hombre. Si los ven acá es porque no les corresponde

juzgar
mi tragedia.

He sido bendecido con talento,
me nerfiaron con el contexto
de la puta sangre
que expulsa mi cuerpo.

A falta de pretexto: desconcierto.
Me escudo en el sexismo, es cierto.
Tan cierto como el odio que profeso
hacia este defecto tan funesto...

Es el ego.

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