🍭 Capítulo 37 🍭
El auto se dirigía hasta Daegu, YoonGi manejaba concentrado y relajado.
Mientras TaeHyung jugaba con sus stickers comprados por su alfa, sus hijos se encontraban durmiendo en los asientos de atrás, la brisa fresca hacia danzar sus cabellos rubios.
— YoonGi ¿Ya llegamos? — YoonGi negó, divertido, su Omega estaba impaciente. Irían de visita a Daegu para ver a sus padres ya retirados de la empresa.
También se sentía ansioso, no los veía desde que se casó con TaeHyung, y su falta de aprobación por casarse tan joven faltándole por acabar su posgrado en la carrera de administración de empresas.
— No desesperes, Tae, descansa.
TaeHyung negó, jugando de igual forma con sus stickers de ositos y paletitas.
El viaje había sido algo ajetreado, sin embargo, la familia llegó a la enorme mansión en un bonito recinto.
Sana y SeongHwa bajaban con sus ojitos dormilones. Y algo de baba seca en la comisura de sus labios. YoonGi agarraba la mano de su omega al momento de ver a su hermosa madre Omega bajar de las escaleras de mármol caro y su presuntuoso padre caminar con superioridad.
— Hola mamá, hola papá — omega y alfa sonrieron por ver a su hijo mayor entrar con su familia.
— ¡Vaya, que bonitos mis nietos! — Chillo Sungmin al ver a su nieto y nieta. Sin duda el vivo retrato de TaeHyung y YoonGi.
Min Taeyang preparo una deliciosa cena para su hijo y familia, siendo ayudada por TaeHyung, notando lo bonita e inteligente que era ese Omega.
Cuando la mesa fue puesta por Seungmin, todos empezaron a conversar y comer encantados con la sazón.
TaeHyung se repitió plato.
— YoonGi, Seongie y Sana van a jugar, yo también voy — Agradeciendo la comida, el Omega y los retoños salieron de la casa hacia el prado con flores, mariposas y un sol muy acogedor.
— TaeHyung es muy encantador, YoonGi.
— Lo sé, mamá.
— Perdónanos hijo, no haberlos visitado y no aceptar que ya tenían voz y voto para seguir con su familia.
Ambos padres, tomaron la mano de YoonGi con cariño. Su hijo mayor estaba muy bien cuidado y seguía siendo su retoño de alfa.
— Tranquilos, todo está bien.
YoonGi con sus hijos busco su antiguo cuarto, recordando su infancia. Sus amigos y su ex mejor amiga Irene. TaeHyung encontró entre unas cajas de YoonGi y un perrito Pastor Alemán.
YoonGi miro curioso la foto, no recordaba haber tenido un perrito. Sus padres no le compraron uno en su niñez. Taeyang le explicó que si lo tuvieron.
YoonGi tenía 3 años, ellos vivían en una granjita de arriendo cerca de la carretera. Su hijo le gustaba pasear por la carretera y juguetear con el viento. Siendo perseguida por Oso, el perrito que fue regalado a su padre. Un perrito mimoso, grande y acogedor.
— Un día YoonGi se salió de la carretera, Oso lo persiguió. Un carro a velocidad venía, estábamos resignados a que acabaría en desgracia. Sin embargo, Oso le ladro haciendo que YoonGi se asustara y volviera, Desgraciadamente Oso no se salvó. Oso dio la vida por YoonGi— YoonGi miro la foto con lagrimitas y un sentimiento de culpa en su pecho.
TaeHyung puchereo al ver a su alfa triste y mal por medio del lazo.
Durante el viaje, su alfa no dijo palabra. Y ella no sabía que hacer el ambiente tenía mucha tristeza. Se sentía gris.
Al entrar YoonGi se puso a llorar culpable de que el perrito se murió. TaeHyung no entendía la culpa de YoonGi.
— Se murió por mi culpa, Tae— el Omega negó, llevo a YoonGi a la cama haciéndole bolita con la cobija calientita de haberla planchado.
— No es tu culpa Yoon, De hecho, si Oso dio la vida por ti ¿no significaría que debas valorar tu vida aún más?— YoonGi volvió a llorar. Le dolía no acordarse, le dolía que su padre haya visto a su mascota morir.
Lágrimas salían y empapaban a TaeHyung, él se levantó hacer una exquisita sopa de letras para su alfa e hijos. Dejando que todos coman en la cama.
— Papi te amamos — Susurraron sus cachorros, haciendo un nido que acogió a su padre alfa.
Cuando TaeHyung termino de lavar todo encontró a su familia hecha bolita en la cama matrimonial, con sus naricitas y ojitos rojos.
— Tonto alfa, te amo — Beso a su alfa dejándolo descansar, aprovecho y se comió las últimas gomitas.
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