🌸•Capítulo 83•🌸


Bajo el incómodo y casi tenso silencio del ambiente, Jimin observó como el alfa se bajaba del auto tras estacionarse.

Cuando se hizo obvio que no le obligaría a bajarse ni lo intentaría convencer a menos que eso fuera lo que el omega deseara, Jimin se quitó lentamente el cinturón de seguridad mientras observaba al alfa alejarse.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó la señora Shim, colocando su mano en su antebrazo para detenerlo—. No te veías cómodo hablando con él fuera del jardín —le recordó.

—Estaré bien —prometió con una pequeña sonrisa de labios—. Lo conozco, no sería capaz de hacerme daño de ninguna manera.

—¿Entonces por qué estabas incómodo con él? —cuestionó con el ceño fruncido en su rostro.

—Uh... Él intentó tocar mi vientre sin esperar mi permiso y sin mi alfa cerca, mi lobo lo resintió desde eso —explicó brevemente.

—Hay más —dijo la beta con sus ojos entrecerrados—. Pero conozco esa mirada y no nos iremos sin que hables con él, ¿no?

—Lo siento —murmuró observando sus manos—. Sé que prometí que hablaríamos cuando estuviera lista para hacerlo, pero la conversación con él es algo que también se ha retrasado y que la necesita para poder seguir —explicó.

Cuando el silencio fue lo que siguió por unos largos segundos, el pelirrojo omega alzó su cabeza y observó a la mujer mayor sentada a su lado.

Cuando había visto a Gi-kwang esperarle fuera de su trabajo, se sorprendió. Si era sincero, se había olvidado completamente de la existencia del alfa con el tema de su boda y su propia pareja que se encontraba lejos de él, trabajando.

Por lo que, obviamente, su lobo no se tomó para nada bien la visita del otro hombre hasta el punto en que la señora Shim se le había acercado y permanecido a su lado cuando el alfa se le acercó.

Cuando Gi-kwang le pidió un tiempo para hablar, Jimin debió de haberse negado, ya que le había prometido a su alfa que no estaría a solas con él, sin contar obviamente el malestar que surgía con su cercanía, pero...

Algo en el tono y en su mirada le había hecho aceptar antes de siquiera considerar las palabras que salían de su boca.

Para su suerte y sorpresa, cuando Gi-kwang lo había invitado a su auto la señora Shim había saltado a su lado invitándose por si sola al viaje, anunciando que no lo dejaría a solas con un hombre que no conocía y que visiblemente le incomodaba.

Su gesto había sorprendido a Jimin e increíblemente se sintió un poco mejor sabiendo que no estaría solo con el alfa, por lo que había apoyado sus palabras y Gi-kwang aceptó fácilmente.

Después de eso, el viaje había transcurrido en un incómodo silencio donde solo la señora Shim lo había interrumpido por un momento para averiguar a dónde irían.

—Tienes un corazón demasiado bueno —expresó la beta, y luego abrió la puerta bajándose del auto.

Bajándose también, con más de lentitud que los demás, Jimin cerró la puerta del auto y observó a su alrededor, reconociendo la costa de una playa transitada aún en un día tan nublado como ese.

Subiéndose un poco más el cuello alto de su suéter rojo, juntó los extremos de su chaleco peludo y subió el cierre cubriendo su cuerpo de la fresca ventisca marina.

Metiendo las manos en los bolsillos, observó al alfa que le esperaba unos pasos al frente, con su mirada fija sobre el mar.

—Necesitaré hablar con él a solas, pero... —torció sus labios.

—Estaré a solo unos pasos detrás de ustedes —anuncio la señora Shim, golpeando suave y torpemente uno de sus hombros.

Visiblemente incómoda por el gesto, se dio vuelta y se apoyó en el costado del auto, observando en dirección a ellos.

Respirando profundamente, el pelirrojo omega se dirigió hacia el alfa y se colocó a su costado, con una considerable distancia entre ellos con la que se sentía cómodo, pero no lo suficiente como para no poder escucharse entre ellos.

—Este era el lugar favorito de Hyuna —anunció repentinamente.

Asintiendo lentamente, Jimin admiró la playa bajo ellos y como en la esquina izquierda había un pequeño muelle hecho por los pescadores en el cual personas se encontraban trabajando.

—Es lindo —musitó, observando también a otras personas paseando por la orilla de la calle, jóvenes estudiantes disfrutando abajo en la playa y las pintorescas tiendas en todos lados.

—En verano es mucho mejor, apenas y si tienes espacio para estacionar el auto por el día o encontrar una reservación en los hoteles o casas de hospedaje —explicó con una sonrisa tirando de sus labios, una que pronto se volvió triste.

Observando el perfil del alfa, Jimin percibió unas sutiles ojeras bajo sus ojos.

—¿Sabes? La primera vez que te vi en la casa de los Min, yo solo pensé que eras un joven tierno y lindo —expresó de pronto—. A diferencia de las otras personas, nunca creí que te adoptaron para reemplazar a mi amada.

—Muchas personas pensaron aquello —suspiró encogiéndose de hombros—. Yo mismo lo llegué a creer en su momento. Pero la verdad no era así, y la madre de Yoongi, Hyekyo, estaba simplemente mal mentalmente sin poder superar la pérdida de su hija.

Alzando su mirada, contempló el extenso mar frente a él, balanceándose con las olas de un lado para otro, produciendo un sonido relajante y de armonía.

—En un principio ella estaba bien, pero hubo un accidente que desencadenó todo —pronunció—. A veces me pregunto si ese incendio no hubiese ocurrido, ella habría estado bien, pero en el fondo de mi corazón sé que todo de igual forma ocurriría tarde o temprano, o si no desde un principio me habrían contado sobre Hyuna.

—Fue difícil perderla para todos, para mí —musitó con tristeza—. Y cuando Hyekyo comenzó a tratarte y hablarte como Hyuna, en vez de decirte algo me quedé callado.

—Todos lo hicieron —replicó sin mala intención.

—Pero yo no lo hice bajo la misma intención —suspiró y observó el cielo—. Ellos lo hicieron porque estaban preocupados por Hyekyo y por temor a tu reacción, yo no lo hice... Porque también te comencé a ver de esa forma, como mi amada.

Las manos de Jimin dentro de su bolsillo se tensaron a pesar de que su rostro no lo demostró de momento, pero sus pequeños percibieron el cambio y se movieron, logrando que el padre respirara profundamente y se concentrara en ellos.

—Que... ¿Qué quieres decir? —preguntó.

—Lo que escuchaste —suspiro ruidosamente y paso una mano por su cabello—. Luego de ver a Hyekyo tratarte como Hyuna y que tú lo aceptaras sin saber nada, empecé a pensar si yo podía hacer lo mismo —explicó—. Sin que me diera cuenta, cada día comencé a observarte más y más, rayando lo obsesivo.

El omega tragó.

—Hace un tiempo... —comenzó—. En mi antigua habitación, en la casa de los Min, había un ventanal del suelo al techo que estaba al lado de mi cama y... Hubo un momento en el que me empecé a sentir muy observado, especialmente en ese lugar —comentó.

—Lo siento —anunció simplemente el alfa, y eso le dijo todo—. Fue luego de eso que comencé a darme cuenta de lo realmente mal que estaba, y no quería... No deseaba que mi amada me viera desde donde estuviera de esa forma —explicó.

—Por eso se fue, ¿no? —preguntó en un susurro.

—Sí, me fui porque sabía, que si me quedaba ahí podría convertirme en un monstruo que no era y que no deseaba ser —aceptó.

—¿Y por qué volvió? —preguntó sin poder contenerse.

—Porque... Conocí una persona especial y me asusté —respondió sinceramente—. Volver aquí y verte tan hermosamente en cinta volvió a despertar recuerdos dolosos que dejé enterrado sin resolver —le observó con ojos brillantes—. En un punto, todo se difuminó otra vez y me estaba perdiendo nuevamente. Me aterré. Y cuando creía que estaba solo nuevamente, Hyekyo y Joongki se acercaron y hablaron conmigo, la persona especial que te dije me llamó anunciando que vendría por mí —explicó—. Fue extraño, todos llegaron como una luz estirando su mano para sacarme de ese oscuro lugar en el que había caído otra vez sin darme cuenta —observó el mar.

—La soledad es el peor enemigo de todos junto a la culpa —pronunció Minnie observando sobre su hombro a la vieja beta que les observaba atentamente no muy lejos—. Escapar del pasado y no enfrentarlo no te deja seguir adelante, por más que esa sea tu intención.

—Eso he aprendido estos últimos días, estas últimas semanas —asintió—. Mañana me iré nuevamente, me mudaré de forma definitiva con Sunny en Daegu.

—¿Eso es lo que quiere? —preguntó y el alfa asintió.

—Eso es lo que deseo y sé, que Hyuna igual lo habría deseado para mí —contestó observándolo con una pequeña sonrisa—. Me disculpo por mi comportamiento y por haberte incomodado, sé que cruce una raya que será difícil de olvidar, en especial para Yoongi, pero dile que no se tiene que preocupar de nada más —pidió.

—Yo le diré —asintió despacio.

Ambos observaron el mar en un silencio cómodo y tranquilo, con una extraña paz. Y mientras admiraba el maravilloso paisaje, una pequeña sonrisa surcó en los labios de Jimin al enterarse de que su alfa ya había vuelto a Seúl y que iba en camino a buscarlo.

Sintiendo la mirada de Gi-kwang sobre él, el pelirrojo omega volteó a observarlo, encontrando sus ojos con un brillo triste, pero a la vez lleno de vida.

Pronto, miró sobre su hombro y Jimin fingió no escuchar cuando el alfa se despidió de su amada y su hijo en voz baja, entendiendo que ese era un cierre que necesitaba.

—Gracias por venir aquí conmigo y por haberme escuchado cuando ni siquiera tenías por qué hacerlo —expresó metiendo las manos en su bolsillo.

—Todos necesitamos la ayuda de alguien más en algún momento —respondió con un suave encogimiento de hombros.

—¿Quieres que te lleve de vuelta o prefieres quedarte un rato más? —preguntó observándolo—. No sería bueno que atraparas un resfriado.

—Está bien, tú no eres el único que debe despejar su alma y mi alfa ya viene en camino —anunció observando a la señora Shim—. Ya puedes irte si lo deseas, aunque Yoongi pueda entender que necesitabas hablar... No creo que este contento de que me hayas buscado cuando él no estaba cerca —expresó.

—Tiene sentido luego de lo que le dije —suspiro culpable—. Gracias por todo, Jimin, y me disculpo otra vez, por todo —expresó sincero.

Observando por última vez el mar, se dio media vuelta y se dirigió hacia su auto, despidiéndose con un ligero movimiento de cabeza de la mujer mayor que se dirigía hacia Jimin.

—¿Está bien que se vaya? —preguntó la señora Shim cuando llegó al lado del omega, observando con Gi-kwang se subía al auto.

—Sí, está bien —respondió observándolo—. Tiene que seguir adelante con su vida —expresó y cuando marchó, le observó—. Creo que nosotros teníamos una conversación pendiente, ¿no?

—Creo que en este momento es más importante averiguar cómo vamos a volver que hablar del pasado —resopló.

Jimin sonrió hasta perder sus ojitos mieles.

—Es bueno entonces que mi alfa venga en camino por nosotros —anunció—. Pero le daré algo de tiempo mientras buscamos una tienda para comer, tengo antojo de un bocadillo al haber comido solo un sándwich de almuerzo —expresó observando a su alrededor.

Había tantas opciones y aquella tienda de brochetas de cerdo le estaban llamando con su delicioso aroma.

—Tienes que comer algo más por esos pequeños —le regañó comenzando a caminar junto a él—. Parece que en cualquier momento podrías dar a luz —comentó.

—Todavía me queda un par de meses, mis amigos dicen que a partir de ahora se me hará eterna la espera —comentó divertido, sacando de su bolsillo una de sus manos para acariciar su vientre—. Creo que pronto mi doctora me dará mi licencia para dejar el trabajo.

—Es lo mejor, me sorprende que te puedas manejar tan bien con dos pequeños en este momento, sé por experiencia lo difícil que puede ser aquello —expresó deteniéndose frente al puestecito.

Pidiendo una ronda de brochetas al vendedor, Jimin le observó.

—¿Fue muy difícil criar de mi madre y mi tía? —preguntó curioso.

—Con Joori siempre fue un poco más difícil que con Young-mi, aunque en realidad las dos eran un torbellino cuando eran pequeñas, por lo que con Haksoon lo teníamos difícil —contó con una pequeña sonrisa triste.

—¿Cómo era mi madre? —quiso saber, y cuando no recibió una respuesta no insistió.

Aunque deseaba saber, entendía también que era un tema difícil.

Pagando, Jimin recibió su pedido.

—Necesitarás algo para beber —anunció la beta, y se alejó sin más del omega.

Tomando asiento en las mesas desplegables que estaban frente al puesto, Jimin tomó una de las humeantes brochetas de cerdo y sopló antes de comer.

Sonriendo ante el rico sabor en su paladar, el pelirrojo observó a la señora Shim cuando esta volvió dejando sobre la mesa una botella de soju y snacks.

—No puedo beber alcohol —le recordó.

—Lo sé, es para mí —dijo tomando asiento frente a él—. Para ti solo encontré una gaseosa, Coca-Cola —dejó la botella sobre la mesa—. Espero que esté bien.

—Sip, no hay problema —aseguró agradeciendo que incluso se la hubiera destapado al dejársela frente a él.

—Entonces, respecto a la infancia de tu madre... —comenzó, sirviéndose un vaso de soju, pero sin beberlo, solo sosteniéndolo entre sus manos mientras empezaba a hablar.

Y Jimin escuchaba maravillado las travesuras de su madre y su tía cuando eran pequeñas, los hermosos recuerdos que la señora Shim parecía guardar con tanto cariño.

Recuerdos de cuando nacieron, momentos con su esposo, el primer día en el jardín, su primera pelea en la escuela, las discusiones entre hermanas, Jimin escuchó absolutamente todo feliz por conocer de la infancia de su madre.

Y cuando la señora Shim guardó silencio repentinamente, el menor observó como su cuerpo se tensó mientras su mirada viajaba nuevamente al vaso frente a ella.

Asintiendo como si hubiese decidido algo, tomó el pequeño vaso y se bebió de un trago todo el contenido, sorprendiendo al pelirrojo omega.

—¿Está bien? —preguntó preocupado Jimin cuando la beta comenzó a toser.

—Si, solo que hace tiempo que no bebía —explicó agitando su mano.

Asintiendo inseguro, el menor le dio el tiempo para que se recuperara.

Escuchando unos característicos cascabeles tintineantes, observó a su alrededor hasta que su mirada se detuvo en su pareja, quien le sonrió desde el estacionamiento.

"Parece que están ocupados, avísame cuando estén listos" pidió.

Asintiendo con la cabeza, volvió su atención hacia la mujer frente a él cuando esta suspiró pesadamente.

—Cuando Joori conoció a Boom, tu padre, no fue exactamente en el mejor momento —expresó finalmente—. Haksoon enfermó gravemente de cáncer, y con cada día su vida se iba apagando más y más. Para todos era difícil verlo y estar con él, y cuando Joori presentó a su pareja ante nosotros... Tu abuelo lo aceptó con los brazos abiertos, y entonces todo empeoró.

—¿Qué quiere decir con eso? —preguntó suavemente.

—Haksoon empeoró, y mientras Young-mi y yo nos mantuvimos firme a su lado, Joori... Ella se alejó con su pareja —contestó observando el vaso vacío—. Sé que para tu madre era difícil ver a tu abuelo así de mal, para todos lo era realmente, pero ellos dos siempre fueron muy unidos —explicó—. Y aunque entendía eso, poco a poco comencé a resentir de ella al apreciar como mi esposo se deprimía cada vez más esperando una visita de ellos cada bendito día. Él se sentaría temprano en la mañana en su sillón reclinable al lado de la ventana y miraría esperando que Joori llegara a verlo hasta que el cielo oscurecía.

Ante la imagen en su mente, Jimin frunció el ceño sintiendo el dolor en las palabras de la beta.

—Y ella no llegó, hasta el final, no apareció —murmuró y tomó la botella para servirse otro trago—. No importó cuantas veces la llamé y se lo pedí, cuánto tiempo tu abuelo la espero, ella no apareció.

—¿Por qué no lo hizo? —preguntó despacio, confundido—. Entiendo que podría haberle dolido verlo en esa situación, pero no ir con él en sus últimos días...

—No lo sé —negó—. Y estaba tan furiosa con ella por haberse ido con tu padre que, por despecho, no la llamé para decirle del funeral y le mentí a Young-mi diciendo que no había querido asistir —contó—. Cuando Joori finalmente apareció, discutimos —juntó sus cejas levemente—. En ese momento, creo que intentó explicarme por qué no había ido a ver a Haksoon, pero estaba tan enojada que me negué a escuchar cualquiera de sus excusas, la repudié, insulté y traté como una cualquiera, llegando a incluso negarla como mi hija —sonrió amarga—. Hoy en día, todas aquellas horribles palabras que le dije siguen en mi cabeza, así como su expresión tras negarle. Ni siquiera quise decirle dónde enterré a su padre y la saqué de la casa prohibiéndole volver.

Ambos guardaron silencio, necesitando un tiempo para pensar en todo lo dicho.

—Ese día la familia que una vez existió entre nosotros finalmente se quebró —suspiró y le observó con ojos brillantes, reflejando tanto cansancio como dolor y culpa—. Young-mi tras enterarse de que le mentí respecto a Joori se enojó, y aunque ella seguía molesta por la ausencia de su hermana no estuvo de acuerdo con mi actuar, por lo que cuando le ofrecieron esa beca en Japón, se fue y se quedó por allá, perdiendo la comunicación conmigo.

—Entonces... ¿Desde aquel día no supo más de mi madre? ¿No supo de mi existencia o del accidente? —preguntó finalmente, queriendo quitarse esa gran duda que no salía de su cabeza.

—Pasó mucho tiempo para que finalmente comenzara a recapacitar en todo, pensé en mi esposo y como nunca hubiese aprobado lo que hice. Para cuando decidí buscar a hijas en busca del perdón y recuperar la familia que una vez fuimos... Era demasiado tarde, Joori ya no estaba y no pudo encontrar la forma de contactar con Young-mi —negó—. La culpa se volvió peor luego de ello, y cuando me enteré de la existencia de mis dos nietos... Simplemente no pude acercarme a ustedes, no cuando no tenía ningún derecho y estaban siendo tan felices, por lo que decidí observar desde lejos, reprochándome cada día la vida que podría haber tenido con ustedes si tan solo el orgullo y el enojo no me hubiese impedido buscarlos antes. Como ves, no merezco ni una clase de felicidad en mi vida —expresó con una expresión llena de dolor.

—Las acciones del pasado no deben de interrumpir en nuestro futuro. Todos necesitamos el perdón en nuestras vidas —expresó Jimin capturando entre sus manos las de la mujer mayor—. Es verdad que se equivocó, pero ya asumió la culpa y se retractó. Estoy seguro de que, desde donde sea que mis padres y mi tía estén, ya le han dado su perdón, porque eso es lo que hace la familia.

—Aunque así fuera... —negó otra vez—. Yo no puedo llegar y simplemente interrumpir en sus vidas —dijo con tono doloroso.

—¿Por qué no? —preguntó—. Es nuestra abuela, y pronto será bisabuela —le recordó y los ojos de la beta viajaron a su vientre—. Tal vez no pudo pasar tiempo conmigo, pero sí puede pasarlo con Theia, todavía es un cachorro y puede estar en la vida de mis hijos, pero para eso debe perdonarse a sí misma y lo que hizo años atrás, debe querer avanzar para poder seguir con su vida con nosotros —expresó con ternura.

—No entiendo... —murmuró—. ¿Cómo es que me puedes querer luego de todo lo que hice?

—Porque es mi familia también —respondió—. Porque todos merecen una segunda oportunidad y porque quiero que esté en mi vida y en la de mis hijos —expresó—. Si soy sincero, siempre me pareció que estaba demasiado sola, y yo sé lo que es la soledad, no es un sentimiento bonito —negó suave—. Y no quiero que lo esté más cuando puede tener una familia con usted, personas que se preocuparán y la querrán, que le desearán el feliz cumpleaños o un simple "ten un buen día", son cosas pequeñas que cambian el día de uno.

Silenciosas lágrimas cayeron por el rostro de la mujer mayor, quien ahogando un sollozo inclinó su cabeza y besó sus manos unidas antes de apoyar su frente en ellas.

—Eres demasiado bueno, Jimin, posees un dulce corazón de oro —expresó entre sollozos—. Y eso no es bueno, alguien se podría aprovechar de ello —dijo preocupada, enderezándose.

—No pasará —negó sonriente—. Porque sé a quienes les debo de dar una segunda oportunidad y porque si me llego a equivocar, tengo amigos, mi alfa, mi familia, para respaldarme y protegerme —expresó y observó sobre el hombro de la señora Shim—. ¿Cierto?

—Por supuesto —asintió tanto Jungkook como Yoongi, quienes se habían acercado silenciosamente.

—Y aunque no quería interrumpir, ya se está haciendo muy tarde para ambos —anunció Yoongi dirigiéndose al lado de su pareja luego de haber dejado una chaqueta sobre los hombros de la beta.

—TaeTae también me está preguntando dónde estamos, dice que preparó la cena para nosotros —informó Jungkook.

—Entonces ya es hora de irnos —anunció Jimin levantándose con la ayuda de su alfa—. ¿Quieres venir con nosotros, abuela Shim? —preguntó con ternura.

La mujer mayor sollozó un poco y admiró los sonrientes rostros antes de asentir en silencio.

—Entonces vamos a casa —anunció Jungkook rodeando confiadamente los hombros de la mujer mayor—. Creo que ya me conoce, pero de todas formas me presentaré y le diré sobre mi familia —exclamó comenzando a caminar con ella, parloteando sin parar ni importarle realmente si la beta deseaba escuchar.

Riendo, la pareja de atrás se abrazó antes de besarse dulcemente.

—¿Cómo te fue? —preguntó Yoongi luego de besarle.

—Creo que he recuperado a mi abuela —sonrió y observó en la dirección en la que se alejaba.

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