🌸•Capítulo 82•🌸


Yoongi se levantó de la mesa y mostró una sonrisa amable mientras extendía su mano cuando, finalmente, todo fue resuelto.

Tres días habían transcurrido resolviendo el problema.

Tres días trabajando de lleno para resolverlo, apenas dándose algo de tiempo para sí mismo, alimentándose con comidas ligeras y rápidas.

Tres días había pasado lejos de su omega, sus cachorros, compartiendo solo a través de textos y videollamadas.

Y joder si no extrañaba a su preciosa pareja pelirroja y sus hijos, incluso echaba de menos a los cuatro loros que revoloteaban en la casa manteniéndola siempre ruidosa.

Quería estar al lado de Jimin, deseaba estrecharlo entre sus brazos y besarlo. Anhelaba sentir su vientre entre ellos y a sus bebés moviéndose bajo el tacto directo de su mano.

Verlos a través de la pantalla de su celular lo consolaba, pero no era lo mismo, y ese era un sentimiento que ambos compartían.

—Bueno, eso es todo —pronunció su compañero cuando el otro abogado con su cliente finalmente se retiró de la habitación.

—Duró un infierno, pero lo hicimos —sonrió agradecido—. Gracias por tu arduo trabajo —pronunció colocando su mano sobre el hombro de su abogado.

—Está bien, yo no fui el único que trabajó —correspondió—. ¿Se quedará un momento más para celebrar o volverá al hotel? —invitó.

—Iré directo al aeropuerto —anunció—. Quiero ver a mi pareja lo más pronto posible.

—Entendible —asintió—. Entonces, me despido —expresó alzando su mano entre ellos—. Espero que su pareja y sus hijos estén bien —comentó con una sonrisa.

Lo cual no sorprendió mucho a Yoongi, ya que en cada oportunidad libre que había tenido, habló respecto a su hermoso omega pelirrojo y la sorpresa que se llevaron ambos al descubrir que tenían dos Chispitas en camino en vez de una.

—Gracias, espero que tengas un buen viaje también —pronunció y soltó su mano.

Saliendo de la habitación, Yoongi salió del edificio con su maletín en mano e hizo para un taxi.

Subiéndose, dio la dirección del hotel en el que se estaba hospedando y sacó su teléfono celular.

Revisó el chat de su cachorro, el deseo de hablarle y decirle que ya iba a casa burbujeaba en su interior, pero no quería interrumpirle al estar todavía en horario de clases y, además, deseaba darle una sorpresa.

Marcando el número de Jungkook, empujó sus lentes más arriba y observó a través de la ventana.

Ulsan era un hermoso lugar, que esperaba algún día mostrarle a su omega e hijos para que conocieran y recorrieran, no por trabajo.

—¿Yoongi? —la voz de Jungkook salió a través del celular, sacando al alfa de sus pensamientos.

—Sí, soy yo —respondió y arqueó una ceja—. No me digas que te desperté, ya es mediodía, Kookie —se burló al reconocer el tono somnoliento de su hermano menor.

Uhm, Beom-gyu no pasó una buena noche —explicó en un bostezo, logrando que toda burla saliera del cuerpo del mayor.

—¿Beom-gyu? ¿Está bien? —preguntó preocupado.

Sí, no te preocupes Yoongi-ah —aseguró—. Es solo un resfriado, hoy lo llevaremos al médico.

—¿Entonces no fue al jardín?

No, pero tranquilo que de todas formas me levanté temprano y fui por Minnie para llevarlo al jardín —bostezó—. Ayer se quejaba de que le dolía los pies y de lo incómodo que se le estaba haciendo conducir con su vientre.

—Gracias —dijo un poco más aliviado, tanto por su sobrino como por su omega—. ¿Supongo que le masajeaste los pies cuando se quejó? —bromeó.

Ni lo sueñes, con suerte y si lo hice con mi omega cuando esperaba a nuestro conejito y solo porque estaba hiper sensible —le recordó divertido.

Soltando una carcajada, Yoongi asintió a pesar de que el contrario no lo pudiera ver.

Ahora recién me estoy dando cuenta de que me estás llamando, ¿todo bien? —pregunto un poco más despierto.

—Sí, todo bien —sonrió automáticamente—. Dame un segundo —pidió y sacó su billetera cancelando con el taxista antes de bajarse del automóvil.

Agradeciendo, se bajó y volvió a colocar el teléfono contra su oído mientras se dirigía al hotel frente a él.

—¿Sigues ahí?

Uhm... No... Tal vez —balbuceó con su boca llena.

—¿Estás comiendo? —cuestionó divertido.

Me despertaste y tenía hambre —se excusó—. Estos cereales que le compramos a nuestro conejito son buenos con leche y me estaban tentando —comentó distraídamente.

—Aquí, concéntrate, Jungkook —ordenó chasqueando su lengua mientras se subía al ascensor.

Bieeen... ¿Por qué me llamabas entonces? —volvió al tema.

—Por fin pude solucionar el problema —anunció—. Iré al aeropuerto ahora, te avisaré cuando llegue para que me vayas a buscar.

—¿Minnie lo sabe? —preguntó interesado.

—No, quiero darle una sorpresa —respondió saliendo del ascensor.

Dirigiéndose a su habitación, sacó su llave y abrió la puerta, tomando inmediatamente su maleta ya preparada en la entrada.

Había estado decidido a terminar todo ese día, por eso ya tenía todo preparado, incluso su vuelo, solo tendría que llegar y esperar que se lo adelanten.

Interesante —comentó.

—Nada de interesante aquí —gruñó cerrando la puerta, acomodando su maletín sobre su maleta para tirar de ella de la manilla directo al ascensor de nuevo—. No quiero que le digas a Minnie —advirtió.

No prometo nada, pero lo intentaré —respondió cantarín.

El mayor resopló y llamó al ascensor.

—Lo digo en serio, tengo que ir al aeropuerto y ver si consigo que me adelanten el vuelo —explicó—. Te llamaré cuando llegue a Incheon para que me vayas a buscar si no estás ocupado con Beom-gyu.

Bien, ten un buen viaje y llámame —se despidió.

—Espera, ¿cómo ha estado Minnie respecto a lo otro? —cuestionó subiendo al ascensor una vez las puertas se abrieron.

Uhm, según Taehyung ha estado distraído porque tú no estabas, pero yo asumí según lo que me contaste que era más debido a su audífono —comentó—. Tae le preguntó por nuestro conejito cuando le fue a buscar y solo después del tercer llamado prestó atención.

—Le he preguntado sobre sus audífonos, pero me dijo que todavía escucha bien con ellos —informó—. Debe de ser otra cosa, o realmente está distraído por mí o es por la señora Shim.

Está bien —suspiró—. Me sigo preguntando por qué no le quiere decir a nadie, no es como si alguno de nosotros lo fuera a molestar o algo —expresó.

—Es solo miedo, le cuesta admitir que su audición empeoró y no quiere que ustedes lo traten diferente por ello, no desea que intervenga más en su vida —aclaró—. Te dejo —anuncio cuando las puertas se abrieron nuevamente—. Te llamo después —se despidió.

Despidiéndose de su hermano mayor, Jungkook dejó el teléfono sobre la pequeña mesa de centro junto al tazón vacío.

—¿Quién era? —preguntó su omega apareciendo por el pasillo de la habitación de su hijo.

—Yoongi hyung, ya viene de regreso —anuncio.

—¿En serio? Eso es genial —sonrió tomando asiento sobre su regazo—. Jiminnie estaba algo deprimido ayer cuando Yoongi le dijo que todavía no iba a regresar.

—Uhu —musitó el alfa, distraído.

—¿Qué? ¿Qué sucede? —preguntó tomando su rostro, obligándolo a que le mirara.

—No le dije a Yoongi —suspiro colocando sus manos en la cintura de su omega.

—¿Qué cosa?

—He visto a Gi-kwan dando vueltas alrededor de Minnie —anunció—. Pensé que fue solo coincidencia la primera vez, pero hoy en la mañana lo he visto cerca del jardín donde trabaja Jimin-ah y Namjoon me dijo que también lo había visto cerca de la casa —explicó.

—¿Y no le dijiste a Yoongi? ¿Por qué? —quiso saber, confundido—. Ese hombre hasta mí me dio escalofríos la última vez.

—Si le decía ahora sólo lo iba a preocupar, además estando lejos no puede hacer nada —expresó.

—Bueno, en eso tienes razón —coincidió—. No se supone que tus padres iban a hablar con él —recordó.

—Y lo hicieron —asintió—. Según mi padre, ambos pasaron horas hablando y luego mí madre lo hizo en privado, pero ya sabes, nunca puedes estar seguro —se encogió de hombros.

—¿Y qué vamos a hacer? —preguntó preocupado—. No podemos dejar que Minnie esté solo de ser así.

—¿A qué hora Beom-gyu tiene médico con el pediatra? —preguntó.

—En media hora más —respondió revisando su teléfono celular.

—Entonces alcanzamos a llevarlo y pasar a buscar a Minnie para distraerlo hasta que llegue Yoongi —decidió.

Cuando Yoongi bajó del avión, lo primero que hizo fue revisar la hora en su reloj de muñeca.

Antes de subirse al avión había hablado con su pareja a través de mensajes. Solo fueron unos pocos, pero en ellos Jimin le comentó como la señora Shim le pidió un tiempo después de clases.

Siendo que tenían reunión de profesores, su omega estaba confundido y nervioso al respecto, porque no sabía si era solo para hablar de ello... O respecto a lo otro.

Había estado en la punta de su lengua, o, mejor dicho, sus dedos, casi escribir que pronto estaría ahí a su lado para apoyarle en caso de que le necesitara, pero solo envió unos pocos mensajes alentadores antes de que lo tuviera que apagar debido a las instrucciones de la azafata.

Y durante las dos horas de viaje, su cuerpo había finalmente cedido, cayendo en un profundo sueño, aun cuando ni siquiera estuvo en primera clase como había deseado.

Ese había sido un pequeño sacrificio a pagar por tomar el vuelo que estaba programado a la una de la tarde, y Yoongi estuvo más que dispuesto a tomarlo con tal de no salir a las tres como decía su boleto.

Pero realmente debía de estar cansado si ni siquiera eso le había molestado y durmió de recorrido hasta que el avión aterrizó en el aeropuerto de Incheon. Todavía le quedaba una distancia para llegar junto a su omega, pero no parecían ser nada realmente ahora que ya estaba en Seúl al menos.

Observando a su alrededor, Yoongi se quitó la mascarilla negra que había estado usando cuando sus lentes se empañaron molestamente de forma continua y volvió a mirar, buscando con la mirada.

Pero por más que buscaba, solo había taxistas esperando su turno de llevar a algún pasajero y ningún Jungkook a la vista.

Resoplando, enderezó su maleta a su lado y mantuvo su mano izquierda sobre la manilla de esta mientras sacaba su celular con la otra.

Un insistente y molestoso claxon de un auto le hizo alzar su cabeza y observar en la dirección en la que provenían, al igual que otros transeúntes.

—¡Aquí! ¡Yoongi-sshi! —gritó la conocida voz antes de que el claxon volviera.

Inclinándose un poco, el alfa contempló el rostro de su hermano menor a través de la ventana mientras el auto seguía avanzando lentamente, tratando de buscar un sitio donde detenerse.

Afirmando firmemente la manilla de la maleta, guardó su celular y comenzó a caminar otra vez dirigiéndose al auto, quien rápidamente se estacionó no muy lejos de él tras encontrar un lugar desocupado.

Subiendo su equipaje al maletero, se subió en el asiento de copiloto rápidamente.

—Llegas tarde —anunció mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

—Hey, no es mi culpa, el tráfico estaba horrible —exclamó—. Hubo un accidente y tuve que tomar desviaciones al igual que otros, lo que me retrasó —explicó.

No creyendo mucho en la excusa del contrario, el mayor lo dejó pasar.

—¿Cómo le fue a Beom-gyu en el médico? —recordó.

—Bien, solo era una gripa y le recetaron medicamentos para la tos y los mocos —respondió—. ¿A dónde vamos? —preguntó con su vista concentrada en la carretera.

—Depende de dónde se encuentra Jimin —respondió.

—Oh, TaeTae habló con él para invitarlo a almorzar y se negó diciendo que tenía reunión de profesores, que solo compraría unos sándwiches cerca —comentó—. Creo que también dijo algo de la señora Shim queriendo hablar con él.

—A mí también me comentó algo antes de que tuviera que apagar el celular —murmuró sacándolo del bolsillo—. ¿Crees que aún esté en el jardín?

—Ni idea —se encogió de hombros—. Llámalo.

—Eso haré —asintió presionando el nombre de su omega en la pantalla antes de llevar el aparato contra su oído.

Cuando Jimin no le contestó, frunció ligeramente el ceño.

—¿Qué sucede? —preguntó su hermano.

—No contesta —respondió—. Tal vez aún esté en reunión o se le olvidó volver a colocarle sonido al teléfono —planteó observando la pantalla.

—Entonces... ¿Qué vas a hacer? —le observó aprovechando el semáforo en rojo.

—Conduce hacia mi casa por ahora —contestó y enseguida le ignoró decidiendo usar su enlace mental.

Pero algo de lo que dijo Jungkook, le hizo prestarle atención inmediatamente.

—¿Qué dijiste? —exigió observándolo.

—Uh... ¿Que he visto a Gi-kwang un par de veces rondando cerca de Minnie? —respondió y aclaró su garganta—. Sé que debí de habértelo dicho antes, pero no estabas aquí, por lo que no tenía sentido preocuparte —expresó—. ¿Estás enojado?

Ignorándolo, Yoongi se concentró en su lobo y en la conexión con su omega, pero no había ningún sentimiento malo, de miedo... Solo un poco de nervios que había persistido desde que la señora Shim le pidió hablar.

"Cachorro, ¿dónde estás?" preguntó a través de su enlace mental.

"¿Si te digo prometes no enojarte cuando vuelvas?" respondió con tono inseguro.

"Jimin..."

"Es que a la salida del jardín me encontré con el señor Gi-kwang y me pidió ir con él... Y sé lo que te prometí, pero me pude negar, Yoonie" explicó. "Si te sirve de consuelo, no estoy solo con él, la señora Shim está conmigo" añadió.

"¿La señora Shim?" repitió algo incrédulo.

"Sí, se supone que íbamos a hablar, pero el señor Gi-kwang apareció y no me quiso dejar a solas él, por lo que se fue con nosotros, cosa que agradezco" explicó.

Y Yoongi vislumbró la sonrisa de su pareja en su mente.

"Solo dame la dirección, amor, iré por ti" anunció.

"¿Vendrás por mí? Pero cómo si estás... ¡¿Ya volviste?!" exclamó con emoción, la alegría viajando a través de su lazo.

Yoongi rió mentalmente.

"Sí cariño, así que más le vale a Gi-kwang no haber intentado nada" gruñó.

"No Hyung... Él solo quería despedirse de Hyuna y su bebé a su manera" expresó y una imagen llegó a la mente de Yoongi.

—Parece que la conversación que tuvo nuestra madre con Gi-kwang si funcionó —anunció Yoongi, desconcertando un poco a Jungkook.

—¿Qué? —le observó rápidamente.

—Solo toma esta salida, Minnie está en la playa —anunció y observó a través de la ventana.

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