🌸•Capítulo 78•🌸


Escoger un traje de boda no se suponía que debía de haber sido tan difícil, Jimin realmente no había pensado que lo sería, pero, con tantos hermosos diseños fue difícil elegir uno definitivo, por lo que al final se demoraron más de lo que ambos esperaron.

Lo que estimaron que no demorarían más de una hora a lo mucho, se transformó en dos, luego en tres y finalmente en cuatro si contaba lo que demoraron en arreglar los detalles al finales tras encontrar el elegido.

Con sus trajes escogidos, la pareja había hablado con el modista explicando que la boda sería dentro de tres semanas prácticamente y que el vientre de Jimin crecería más de lo previsto debido a los gemelos.

Con ello, se acordó entonces que Jimin debía de presentarse los sábados en la tarde con el modista para poder hacer los arreglos según el crecimiento de su abdomen, asegurándole al menor que ninguna de sus intervenciones arruinaría el traje o su diseño.

Aunque no quisiera admitirlo, eso le sacó un suspiro de alivio al pelirrojo omega, ya que su traje era tan hermoso que no deseaba que se arruinara debido a los arreglos.

Y todo eso, había ocurrido el día anterior, en el cual al final habían pasado más de medio día ocupados en el centro comercial, con Yoongi deseando y aprovechando de arreglar los últimos asuntos de la boda para que Jimin no tuviera ninguna otra preocupación.

Con SeokJin y Taehyung ocupándose del baby shower, era un verdadero alivio para la pareja.

Como día domingo que era, Jimin se encontraba preparando el almuerzo en compañía del fiel Shuga mientras su alfa se encontraba en su despacho.

Con el lunes ambos volviendo al trabajo, ya que las vacaciones de los cachorros terminaba y otro ciclo escolar comenzaba, al omega también le había tocado planificar nuevamente un día de trabajo.

Terminando primero y con su alfa todavía encerrado en el despacho, Jimin no había querido molestarle preguntando acerca si iba a cocinar el almuerzo como habían acordado.

Aunque Yoongi no había dicho nada, el omega había estado atento a las llamadas no contestadas e ignoradas olímpicamente por su alfa el día anterior.

Jimin sabía que se trataba del trabajo, de otra forma su pareja no las habría ignorado, pero a juzgar como de concentrado estaba trabajando en ese momento, comenzaba a preguntarse si su alfa debía de haber contestado antes las llamadas.

—Listo Shuga, la comida ya está lista —anunció con una sonrisa.

Con su teléfono comenzando a sonar con el característico sonido de los mensajes, Jimin tomó su celular del bolsillo y sonrió al contemplar los mensajes de sus amigos en el chat grupal que había nacido en el momento en que conocieron a Sana.

Riendo ante las exigencias de sus dos amigos para que enviara fotos de los trajes, Jimin tomó asiento en un banquillo para la comodidad de sus pies y espalda, y se burló de ellos un poco.

Por supuesto que había tomado fotos de su traje, pero no le encontraba el sentido enviárselas a sus amigos cuando pronto estaría cambiando, y luego otra vez debido a sus gemelos.

—Está bien mis cachorros, prefiero que estén cómodos que bonitos e incómodos —murmuró frotando su vientre cuando sus bebés se movieron pegando una patadita consecutiva.

Al menos ahora sabía que era porque recibía una doble respuesta y no porque tuviera una Chispita bastante animada.

Hablando un poco más mientras esperaba que su alfa saliera por cuenta propia de la habitación, los tres omegas hablaron más respecto a baby shower.

De pronto, el pelirrojo omega dejó olvidado su celular y se levantó del banquillo sintiendo antes el cambio de humor en su alfa que el fuerte portazo anunciando su salida.

Con sorpresa, Jimin colocó una mano en su vientre y se apresuró a salir de la cocina, contemplando a su pareja apretar el puente de su nariz, la frustración emanando de su cuerpo.

—¿Amor? —llamó suavemente.

—Lo siento —pronunció colocándose sus lentes—. Solo necesito un minuto —murmuró saliendo por la puerta que dirigía al jardín trasero.

Sorprendido y preocupado por su alfa, Jimin le concedió a su pareja el minuto mientras volvía a la cocina y se aseguraba de tapar la comida.

Enviando nada más que sentimientos calmantes y amorosos a su alfa, tomó una lata de cerveza antes de salir detrás de su pareja, encontrándolo sentado en los sofás de la terraza.

Silencioso, se acercó y tomó asiento bajo los atentos ojos de Yoongi sobre su regazo.

Inmediatamente, el mayor lo rodeó con sus brazos apegándolo más a su cuerpo y escondió su rostro en la curvatura de su cuello, capturando su aroma.

En silencio, el omega arrulló a su alfa hasta que este estuvo listo.

—¿Cerveza? —ofreció alzando su mano cuando su pareja salió de su escondite.

Asintiendo, Yoongi la tomó y la abrió bebiéndola hasta la mitad de un solo trago.

Con un pequeño eructo escapando de los labios de su alfa, el pelirrojo soltó una ligera risa y le quitó la cerveza dejándola sobre la pequeña mesa auxiliar que había entre los dos sofás.

—¿Me quieres decir qué es lo que te molestó? —preguntó rodeándole con un brazo por los hombros, su mano descansando en su nuca repartiendo caricias relajantes.

Suspirando, Yoongi descansó su mano sobre el vientre de su omega, acariciándolo distraídamente sonrió leve al recibir una respuesta de sus cachorros.

—Perdón por reaccionar así, no pude evitarlo —murmuró apoyando su cabeza en el hombro de su pareja—. Son cosas... Del trabajo —anunció.

En silencio, Jimin simplemente esperó pacientemente.

—Hubo una demanda en un restaurante —comenzó Yoongi—. El abogado se estaba encargando de ella hasta el momento, pero parece que el asunto se complicó y quieren que vaya personalmente —explicó.

—Bueno, eso suena malo, pero sigo sin ver por qué te molestó tanto —expresó.

—Tengo que viajar a Ulsan —anunció—. Y las únicas fechas que me dieron para viajar es mañana o dentro de tres semanas.

—Pero dentro de tres semanas es nuestra boda —murmuró comprendiendo el enojo de su alfa.

Tensando su mandíbula, Yoongi asintió.

—Y mañana vuelves al trabajo, te encontrarás con la señora Shim y tienes cita con la doctora Kim SoHyun —añadió—. No puedo simplemente dejarte solo. Prometí también que iría a las citas médicas contigo —le recordó.

Y de solo pensar en la situación, el alfa se volvía a enojar como solo unos minutos atrás.

Soltando un suspiro, Jimin rodeó con sus dos brazos el cuello de su alfa.

—No se puede hacer nada —pronunció—. Si te necesitan tan urgente es porque debe de ser importante —expresó.

—Para mañana tu día también será importante —le recordó—. Y no sé cuántos días estaré allá resolviendo el problema, podría decirte que no demoraré más de un día, pero no lo sé sinceramente —expresó con desánimo.

En silencio, la pareja se acurrucó juntos, abrazados mientras pensaban.

—¿A qué hora viajarás mañana? —preguntó el menor en un susurro.

Yoongi gruñó en respuesta, abrazándolo con un poco más de fuerza.

—Sé que no te gusta, pero debemos de hablar de esto, Yoonie —pronunció suavemente, correspondiendo su abrazo con la misma intensidad.

Era verdad que antes Yoongi también había tenido que viajar, pero en ninguno de esos momentos había sido más de un día y Jimin no había estado en cinta o con un día con eventos tan importantes por delante.

No le gustaba, a ninguno de los dos.

El lobo de ambos se agitaba angustiado, ninguno queriendo alejarse del otro.

—Querían que viajara a primera hora, les envié un correo anunciando que lo haría en la tarde —respondió con un suspiro infeliz—. No esperé respuesta, simplemente salí.

—Bueno, ellos deben de entender que tienes otros asuntos respecto al trabajo también —comentó su omega—. Si les dijiste que podías a tal hora, no podrán hacer más que esperar —expresó.

—Estaba hablando con el abogado, y al igual que yo él también tiene otros asuntos y clientes —dijo no muy feliz.

—Pero si logras que ocurra en la tarde, solo debemos de cambiar la hora con la doctora Kim SoHyun para después de que salga del trabajo y así podríamos disfrutar toda la tarde juntos —pensó.

—¿Y la señora Shim? —preguntó—. ¿No piensas hablar con ella?

Jimin torció sus labios.

—Todavía no sé qué hacer con ella —confesó—. Podría decirte que mañana hablaré con ella, pero no sé si realmente tendré el valor y la fuerza para hacerlo. Me da temor cómo reaccione —dijo sincero—. Su relación con mi madre no terminó bien, ¿recuerdas?

—Pero han pasado años desde eso —le recordó—. Tú mismo me has dicho que es una mujer muy solitaria, ¿y si el arrepentimiento llegó y por eso hasta ha ido a visitar a tus padres? —expresó.

—Akanishi me comentó que flores también han sido enviadas a la tumba de su esposa recientemente —murmuró con su dedo índice haciendo figuras imaginarias en el pecho de su alfa.

—¿Le comentaste que la señora Shim es la abuela de Theia? —preguntó suave.

El pelirrojo asistió.

—El día de la inauguración del centro comercial, mientras hablábamos de cómo quería ser más parte de la vida de Theia, se lo mencioné —contó y suspiró—. Me dijo que no le iba a decir nada a su hijo respecto a ella hasta que estuviera seguro de que sería no sólo una buena influencia y que también tuviera deseos de quedarse. Yudai lo apoyó totalmente, ninguno quiere que el cachorro sufra más.

—Tiene sentido —comprendió Yoongi—. Si nuestros cachorros estuvieran aquí con nosotros en este momento, tampoco me gustaría que los conocieran a menos que tuviera buenas intenciones y que planeara quedarse, por ellos y por ti —expresó.

—Pero como no sabemos si ella sabe respecto a nosotros, solo nos queda preguntarle —dijo moviéndose nerviosamente—. ¿Y si lo hace y simplemente no quería hablar con nosotros o saber al respecto? También podría no saberlo y no desear hacerlo.

—Y precisamente por esto es que quiero estar a tu lado mientras hablas con ella —indicó—. Te conozco, amor. Dices que tal vez no tendrás el valor, pero sé que una vez la tengas al frente no podrás evitar preguntarle, tu curiosidad no te dejará y eres un cachorro ansioso —bromeó.

Jimin resopló con fingido enojo.

—Eso no es cierto —se quejó.

Su alfa le observó alzando una ceja, sus manos deslizándose por su muslo.

—Bueno, está bien, solo un poco —admitió con una pequeña sonrisa.

Un poco más aliviado con la situación, Yoongi juntó los labios con su pareja, disfrutando de un beso lento y lleno de amor, pasión dulce.

Cuando se separaron, apoyaron sus frentes juntas y se observaron.

—Tres semanas —murmuró Jimin.

—Tres semanas —repitió el alfa con una sonrisa.

—No puedo creer como ya ha pasado todo el tiempo tan rápido —dijo con sorpresa.

—Yo igual, cachorro. Pero estoy feliz de poder volverte mío en todos los sentidos —expresó sacándole otra risita a su omega.

Su burbuja de paz fue reventada con el sonido de una llamada.

—Es mi teléfono —reconoció Yoongi con un quejido.

—Bueno, vamos arriba —anunció Jimin alejándose—. Contestarás esa llamada y luego saldrás de esa habitación e irás al comedor para almorzar y no volverás a entrar por el resto del día —ordenó.

—¿Es una orden? —preguntó divertido.

—Me alegra que lo entendieras —sonrió dulce, parándose con algo de esfuerzo—. Te estaré esperando, así que no demores que ya tenemos hambre —indicó con ambas manos sobre su vientre.

Entrando a la casa, Jimin se sintió satisfecho cuando su alfa le siguió en silencio y se alejó al internarse en el despacho, dejando la puerta abierta.

Dirigiéndose a la cocina, el omega calentó nuevamente la comida antes de comenzar a servirla.

Para cuando la mesa estuvo lista, su alfa apareció.

—¿Y entonces? —preguntó, solo un poco ansioso.

Quería que su alfa estuviera con él, es más, no quería que viajara en realidad, pero entendía que era su trabajo y algo que tenía que hacer.

—El vuelo está comprado para mañana a las ocho de la tarde —anunció—. Demoraré una hora aproximadamente en llegar y hablaré de los detalles en cuento llegue.

—Pero llegarás cansado —arrugó su nariz.

—Puedo leer unos papeles mientras estoy en el hotel, cualquier cosa que haga mi estadía allá corta —expresó acercándose—. Es la hora perfecta para pasar todo el día contigo, estando ahí por si me necesitas —explicó.

—Bien... Solo no quiero que te sobre esfuerce trabajando —expresó preocupado.

—Estaré bien —prometió besando su frente—. ¿Almorcemos? Desde que entré a la casa que el rico aroma despertó mi apetito —explicó.

Sonriendo, Jimin tomó asiento junto a su alfa y se dedicó a simplemente disfrutar del momento.

Ya podría pensar qué harían el día de mañana, pero no en ese momento.

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