🌸•Capítulo 68•🌸


—Entonces, ¿está decidido? —preguntó Akanishi observando a Yoongi.

—Sí, esas son las tiendas que se abrirán en el nuevo centro comercial a fines de mes —aceptó.

Con la decisión tomada, tanto Jaebum como Yudai lo anotaron en sus respectivas tablet.

—¿Habrá alguna fiesta de inauguración o algo? —preguntó el omega alzando su cabeza.

—Siempre es bueno hacer como un pequeño show o ceremonia cuando se estrena un centro comercial —comentó Akanishi.

—Lo sé, cuando abrimos una nueva tienda o un restaurante les hacemos propaganda en la Tv, radios, con pancartas y hacemos un pequeño show o ceremonia dependiendo de la mayoría de la audiencia —explicó Yoongi y observó a su secretario—. ¿Qué piensas?

—Bueno, en este caso es un centro comercial que incluye nuestros restaurantes más famosos con una tienda que vende de nuestra carne junto a la juguetería que ha adquirido recientemente el señor Akanishi —anuncio Jaebum—. Los niños son un poco más fáciles de entusiasmar, creo que si llamamos la atención de ellos tendremos un poco más de suerte —opinó.

—Tal vez, pero hay que recordar que la mayoría de las personas que asisten a un centro comercial son jóvenes en sus veintitantos y menos incluso —le recordó Yudai.

Ambos jefes se observaron de forma pensativa.

—Con tan solo hacer propaganda del nuevo dentro comercial atraeremos a los jóvenes, pero si organizamos un pequeño show para los niños tendríamos más personas —habló Yoongi finalmente.

—La juguetería podría ofrecer unos peluches a los primeros cincuenta niños en llegar —propuso Akanishi.

—De acuerdo —asintió el omega—. Tendría que buscar alguien que organice el show y que ayude con la propaganda.

—Empresas Min tiene a alguien encargado para las relaciones públicas, él se encargará de hacer propaganda al centro comercial —anunció Jaebum levantándose del sofá donde habían estado hablando los cuatro en la oficina de Min—. Iré a hablar con él.

—De acuerdo, pero aún debemos de buscar a alguien para que organice el show —anunció concentrándose en su tablet mientras se levantaba.

Siguiendo conversando entre ellos, ambos se retiraron de la oficina dejando a sus jefes en el interior.

—Así que, parece que lo dejamos en buenas manos —comentó Akanishi con una sonrisa divertida.

—Por algo trabajan para nosotros —contestó divertido.

—Cambiando de tema... ¿Qué ha dicho Jimin sobre lo que le conté? —preguntó el contrario, su rostro volviéndose a tornar con seriedad.

Soltando un suspiro, Yoongi le observó.

—Sinceramente, no creo que aún asimile que su madre tuviera una hermana —respondió—. Entiendo que la cabeza de mi omega ha estado dispersa últimamente entre la boda, el trabajo, la casa y el embarazo, pero lo conozco y sé que ha estado evitando a propósito pensar en ello.

—¿Por qué? —preguntó Akanishi, con el ceño fruncido—. Puedo entender que esté algo resentido porque Juri no fuera por él luego del accidente con sus padres, pero si soy sincero no creo que siquiera supiera de su existencia.

—No se trata de enojo o resentimiento, mi omega posee un corazón demasiado bueno como para retener esos sentimientos —expresó—. No te equivoques, Jimin sigue siendo una persona normal que se puede enojar e incluso odiar, pero posee un alma tan buena y hermosa que aquellas emociones malas no perduran mucho en él —explicó—. Se defiende argumentando que la vida a veces puede ser demasiado corta como para amargarse por ello y yo le encuentro toda la razón.

—Jimin es un omega inteligente, comprensivo, brillante y cálido —asintió el contrario—. Pero si no es eso, ¿entonces qué es? —preguntó.

—Miedo —anunció Min.

—¿Miedo? —alzó una ceja.

—Sí —asintió con tranquilidad—. Descubrimos que una persona ha estado dejando ramos de flores en la tumba de sus padres, y ya te puedes imaginar cómo alteró eso el mundo de mi pareja —explicó—. Se tomó su tiempo para pensarlo, pero finalmente decidió buscar sobre su familia y entonces apareces tú anunciando que su madre tuvo una hermana. Como sea, sigue dejando una incógnita sobre quién es este extraño que visita a sus padres, sin contar lo que debió de haber ocurrido en la familia de su madre para que todo pareciera tan mal según lo que nos contaste.

—Me gustaría ayudar más, pero como ya dije, Juri no me contó mucho sobre su familia —suspiró—. Siento si solo he traído más problemas en vez de ayudar —expresó.

—No lo creo, al menos el dato ha ayudado al investigador privado que contraté para saber de los padres de Minnie —anunció—. También sé que no le desagrada para nada la idea de estar relacionado con Theia, desde un principio sintió una conexión con él si somos sinceros, como con el hijo de mi hermano Jungkook, Beom-gyu, o el de mi hermano Namjoon, Sana —sonrió suave.

—Espero que cuales sean los resultados no le provoque ninguna clase de angustia —expresó sincero.

—Y yo —asintió observando hacia su puerta cuando fue tocada.

Cuando Yoongi accedió, Yudai entreabrió la puerta dejando ver solamente su cabeza.

—El auto está esperando abajo y la niñera ya ha ido por Theia al jardín, está esperando en casa ahora —informó.

—De acuerdo, vamos entonces —anunció Akakishi levantándose—. Min —dijo moviendo suavemente su cabeza en forma de despedida.

Correspondiendo el gesto del otro alfa, Yoongi se despidió con un movimiento de manos de Yudai y se levantó dirigiéndose hacia su escritorio.

Tomando asiento, pensó un poco en su cachorro y lo raro que había estado actuando últimamente. Jimin creía que no se había percatado de ello, pero lo había hecho.

Sería un estúpido no estar más atento a su omega luego de lo que habría ocurrido no hace mucho con el pequeño desmayo y todo eso.

Estaba un poco preocupado y curioso, preguntándose qué era lo que estaba en la cabeza de su omega, molestándolo, pero Jimin aún no soltaba palabra alguna.

Tal parecía, que su cachorro estaba retomando aquella molesta costumbre de guardar para él lo que le molestaba por lo que pronto tendría que encerrarlos en la habitación para averiguar qué estaba ocurriendo.

Y podría empezar a indagar al respecto desde ese momento, invitando a su pareja a almorzar.

Sacando su celular del bolsillo, el alfa comprobó la hora antes de llamar a su pareja.

Hola amor —saludo la dulce voz de su omega.

—Hola cariño —sonrió—. ¿Cómo están hoy?

Uhm... Mis pies me molestan un poco y ya tengo hambre —reveló—. Chispita ya se está quejando, es una cosita exigente.

—A quien se parecerá, ¿no? —bromeó.

Hyung —se quejó y Yoongi sintió y se imaginó el puchero en el rostro de su omega.

—¿Ya has salido del trabajo? —preguntó—. ¿Almorzamos juntos?

Me encantaría, pero... Ya he quedado con Tae —anunció.

Yoongi se quedó unos minutos en silencio, sintiendo no sólo a través de su lazo que su omega le estaba mintiendo, el tono que había utilizado, dubitativo, lo delató también.

Jimin nunca había sido un buen mentiroso después de todo.

Y podía sentir a través de su lazo una pequeña sensación de culpa y miedo, angustia.

Pero ¿por qué?

¿Qué estaba ocurriendo con su omega que se estaba sintiendo de aquella forma? ¿Por qué no quería expresarle nada?

—Está bien —pronunció finalmente, manteniendo la calma.

El suspiro que soltó su pareja le hizo fruncir el ceño.

Hoy es viernes, ¿por qué no pedimos una pizza para cenar? —comentó cambiando de tema—. Tengo deseos de comer una, con piña y bordes de queso —expresó.

—Claro cachorro, pediremos una o mejor dos cuando estemos en la casa —aceptó—. Te dejo, debo volver al trabajo —anunció.

Come algo —pidió—. Y le preguntaré a Jaebum para asegurarme —advirtió.

—Lo haré —prometió con un malestar creciendo en la boca de su estómago—. Te veo luego, cachorro.

Con la voz de su pareja despidiéndose, Yoongi cortó la llamada y contempló el aparato con el ceño fruncido.

¿Por qué Jimin le había mentido de nuevo? ¿Qué estaba ocurriendo?

Antes de que pudiera seguir calentándose la cabeza con más preguntas, su teléfono volvió a sonar.

Buenas tardes, ¿hablo con Min Jimin? —pregunto la masculina voz del otro lado.

—No, habla con su pareja, Min Yoongi —respondió—. ¿Por qué lo buscan?

Llamo del hospital Hansan para confirmar la cita con el doctor Ji —explicó—. ¿El señor Min Jimin asistirá? —preguntó.

—Disculpa, podrías confirmarme la hora nuevamente —pidió.

Por supuesto, es a las cuatro de la tarde —respondió.

Yoongi observó la hora en su reloj de muñeca y su mandíbula se tensó al comprender por qué Jimin le había rechazado y mentido.

¿Pero por qué había sacado una hora con el doctor de la familia? ¿No se sentía bien?

—¿Señor? —preguntó la voz—. ¿El señor Min Jimin asistirá?

—Sí, él ya va en camino —anunció.

—De acuerdo, muchas gracias por confirmar. Que tenga una buena tarde —se despidió cortando la llamada.

Observando su escritorio sin verlo realmente, Yoongi frunció el ceño y soltó un pequeño gruñidito antes de llamar a su secretario por el intercomunicador.

No sabía lo que le estaba ocurriendo a su cachorro, pero definitivamente lo averiguaría.

—Jefe —pronunció el alfa abriendo la puerta de la oficina con un sobre entre sus manos.

—¿Jimin te dijo que le sacaras una hora con el doctor Ji? —interrogó inmediatamente.

Jaebum frunció el ceño automáticamente y negó con su cabeza.

—No, no me dijo nada —respondió—. ¿Qué le ocurre? ¿Está enfermo? —preguntó preocupado.

Suspirando, Yoongi se quitó los lentes de su rostro y paso sus manos por este.

—No lo sé, no me dijo nada y ni siquiera me habría enterado de no ser que llamaron para confirmar la cita —anunció—. Lo había estado notando algo raro desde hace unos días, pero no me ha querido decir nada todavía y ahora aparece esto —explicó.

—Tal vez es un simple dolor pasajero —pronunció el contrario, inseguro.

Yoongi negó—. Fuera algo pasajero me lo habría dicho.

Golpeando la punta de sus dedos contra el mesón de su escritorio, el alfa se detuvo cuando llegó a una decisión.

—¿Tengo algo importante a continuación? —preguntó observando a su secretario.

—Siempre.

—¿Algo realmente importante? ¿De vida o muerte? —insistió.

Jaebum sacó su tablet debajo del sobre café y la revisó.

—Son asuntos pendientes que tiene que revisar, pero no con urgencia —anunció finalmente—. ¿Los reprogramo?

—¿Cuál de ellos puedo revisar en menos de media hora? —preguntó—. Más específicamente, unos veinte minutos y menos de ser posible.

—Bueno —revisó nuevamente su agenda—. Tiene una reunión programada con el señor Cho, algo respecto a un envío.

—Bien, llámalo y cambia todo lo demás, si lo puedo trabajar desde casa aún mejor —expresó.

—Sí, señor —asintió y dudó un poco antes de dejarle el sobre café—. El investigador envió esto, dijo que fue todo lo que pudo recolectar, incluyendo lo último que le pidió.

—De acuerdo —asintió observando el sobre en su escritorio—. Llama al señor Cho.

Asintiendo, Jaebum se retiró.

Yoongi contempló el sobre antes de guardarlo en su maletín, por más curiosidad que tuviera al respecto, primero averiguaría que estaba ocurriendo con su omega antes de sumar más noticias a su vida.

Jimin suspiró y contempló sus manos sobre su regazo.

—Pensé que usted podría ayudarme —murmuró.

—Esta no es mi especialidad, Jimin, es por eso que he traído a la señorita Kim SoHyun —intentó explicar el doctor Ji.

El pelirrojo alzó su mirada y contempló a la bonita mujer joven omega, quien le sonrió entre labios.

—¿Y qué pasó con el otro doctor que me vio la primera vez? —preguntó, incómodo.

—Se refiere a mi padre —pronunció la omega—. Él ya se ha retirado y yo he quedado a cargo de las personas que estaba ayudando —explicó.

—Yo mismo he recomendado que vayan con ella y hasta el momento no he tenido ninguna queja. Por favor, dígale sobre los síntomas que ha presentado últimamente para que le ayude —pidió suavemente el doctor Ji.

Soltando un suspiro resignado, Jimin asintió y comenzó a explicar cómo se había sentido últimamente, sus dolores y cuándo había comenzado a sentirse mal aproximadamente.

—¿En este momento estás escuchando bien con esos audífonos? —preguntó la joven mujer.

El pelirrojo la observó y algo debió de delatar lo que iba a decir porque el doctor Ji, quien lo conocía de más tiempo, suspiro.

—Debes de decir la verdad para que podamos ayudarte —indicó con suavidad.

Apretando sus labios, Jimin asintió rígidamente, deseando que su alfa estuviera a su lado en ese momento.

Pero él no le había dicho nada.

No había querido molestar a su alfa, pero si era sincero, en realidad no había dicho nada porque hacerlo significaba que era verdad y él no quería pensar en ello.

—¿Jimin?

Soltando un suspiro resignado, el pelirrojo observó a la joven omega pelinegra.

—Tengo el volumen al máximo y a momentos no los logro escuchar —confesó.

—De acuerdo —asintió SoHyun anotando algo—. Estuviste yendo a control con mi padre cada año, ¿no? —preguntó.

—Si —asintió—. Era dos veces al año, pero ya llevo un año sin visitarlo, perdí una cita y no la volví a sacar —explicó—. ¿Fue por eso que mi audición empeoró? —preguntó preocupado, culpable.

—Seré franca al respecto —anunció observándolo—. Hice una revisión superficial a su archivo cuando el doctor Ji me pidió que lo viera, y vi que mi padre hizo anotaciones donde explica que de a poco su audición iba bajando, ¿le dijo esto a usted?

—Podría haberme comentado algo al respecto —aceptó—. Pero como yo seguía escuchando perfectamente bien, no le presté atención.

—Entonces me gustaría realizarle un examen auditivo más detallado —anunció—. Para ello tendría que sacar una hora directamente conmigo, más pronto mejor.

—¿Es muy grave?

—No podría decirle —pronunció con suavidad—. Estudiaré el archivo que mi padre tiene de usted para ver si él tiene algo que nos explique esta situación, y lo más seguro es que así será.

—Pero... Tendrá cura, ¿cierto? —insistió y llevó sus manos hacia su vientre—. Pronto seré padre, no puedo simplemente... —callo con voz temblorosa.

Tan solo el pensamiento de no poder escuchar a su Chispita le destrozaba.

—Tu pérdida de audición ocurrió por un accidente automovilístico, si hubiera algo realmente grave, hace años que alguien se habría dado cuenta y los audífonos no le habrían funcionado —explicó el doctor Ji.

—Eso es cierto, no daré un veredicto, pero siempre hay que mantener las esperanzas —intentó consolar la joven omega.

Agradeciendo los intentos de ánimo de ambos médicos, pero sin sentirlos realmente, Jimin se despidió prometiendo sacar pronto una hora con la doctora y se retiró de la consulta totalmente desanimado.

Saliendo de la clínica, se detuvo un momento y su cuerpo se estremeció suavemente cuando unos característicos cascabeles aparecieron.

Al menos, parecía que ese era un sonido que siempre escucharía sin importar su condición.

Alzando su cabeza, buscó a su alrededor hasta contemplar a su alfa esperarle fuera del auto. Cuando sus miradas conectaron, Yoongi abrió sus brazos invitándole a ir y Jimin corrió hacia él sin poder contenerse más.

Sin preguntar nada al respecto, sin presionar, su alfa lo consoló mientras sollozaba en su cuello, intentando asimilar que realmente estaba ocurriendo.

Volvería a quedarse sordo.


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