🌸•Capítulo 63•🌸


Entrando a las transitadas calles de Seúl, Jimin soltó un suspiro y contempló a través de la ventana los miles de autos en la autopista, las personas caminando en el asfalto en su propio mundo y los infaltables edificios modernos.

Sí, definitivamente ya estaba echando de menos la cabaña en el bosque con tan solo cuatro días habiendo disfrutado de esta sin ninguna clase de preocupación.

Cuatro maravillosos días entretenidos, en los cuales había sido mimado y cuidado hasta el cansancio, y si se había vuelto algo malcriado por ello, todo era culpa de un solo hombre llamado Min Yoongi, su consentidor alfa quien le había dado el gusto en todo lo que le había pedido o con tan solo desearlo con especial atención durante ese tiempo.

Luego de los primeros dos días encerrados en la cabaña debido a la lluvia, la pareja finalmente había podido salir de disfrutar del aire limpio y puro en el tercer día, lo cual duró hasta el siguiente en el cual ya se tenían que retirar para volver a su vida en la ciudad.

Solo unos minutos después de que se subieran al auto, una suave llovizna había comenzado a caer, la cual se detuvo poco después de que salieran de Busan.

El encuentro con Ji-eun había sido inesperado, pero las disculpas habían sido escuchadas y aceptadas aun cuando ya había transcurrido cinco años.

Yoongi no había hecho mención de ella luego de eso, y Jimin tampoco, decidiendo mantener ese tema justamente donde estaba, en el pasado.

—¿Irás a trabajar? —preguntó el pelirrojo volteando su rostro hacia su alfa—. Todavía es temprano.

—Claro que no, padre dijo que me ayudaría hasta hoy y aprovecharé todo el tiempo que me queda libre a tu lado —expresó seguro, echándole una rápida miradita mientras giraba a la derecha.

—Bueno, al menos mañana será el único día que esté solo en casa porque el jueves se me acaba la licencia de la doctora Kim —expresó Jimin, recibiendo un golpecito en su muslo.

—Haz bien las cuentas, cariño. La licencia era por cinco días —le recordó.

—Sí, y cuatro lo pasamos en la cabaña, mañana se cumplen los cinco —indicó.

—Como te atendió un viernes en la tarde, cuando la escribió lo hizo a partir del lunes ya que no tendría sentido comenzar un sábado que no trabajas —explicó un tanto divertido—. Así que en realidad no tienes que volver a trabajar hasta la próxima semana.

—Todos ustedes confabularon en mi contra —se quejó, pero no estaba enojado realmente.

¿Cómo hacerlo cuando lo único que todos estaban mostrando era solo preocupación por él y su Chispita?

—Pero ¿qué se supone que haré esos días en casa mientras estás trabajando? —le observó—. Me quedan dos días sin ti antes de que llegue el fin de semana.

—No harás nada, y de eso se trata exactamente —le recordó.

—Pero me aburriré sin hacer nada, ahora no estarás a mi lado para distraerme —se quejó con un puchero.

—Bueno, está bien —sonrió suave ante las quejas de su pareja—. ¿Qué tal si revisas lo que te gustaría para la habitación de nuestro bebé? —propuso su alfa—. No te estoy pidiendo que te estreses nuevamente pensando en todo lo demás, solo en eso —indicó rápidamente.

—Oh, suena bien, pero aún hay cosas que arreglar en la casa antes de hacer aquello —expresó—. No puedo simplemente concentrarme en un lugar cuando aún hay otros que ordenar —argumentó.

—No realmente —anunció su pareja.

—¿Qué quieres decir? —preguntó observándolo confundido—. Tú mismo me dijiste que querías arreglar unas cosas, cambiar algunas pocas y hacerla a prueba de bebés —le recordó—. Y yo quiero ver ese jardín, sería realmente increíble bien cuidado —suspiro imaginándose aquello.

—Lo sé —sonrió y se estacionó.

Observando a través de la ventana, una ceja pelirroja se alzó en una pregunta muda mientras se quitaba el cinturón de seguridad y volvía su atención a su pareja.

—Pensé que no podía trabajar hasta nuevo aviso —le recordó curioso—. ¿Por qué estamos en nuestra nueva casa?

—Tú solo baja, cachorro —pronunció Yoongi divertido, sabiendo que, si decía más, le arruinaría toda la sorpresa a su pareja.

Bajándose primero, rodeó el auto y llegó justo a tiempo para cuando su cachorro abría la puerta. Esperando a que las cuatro aves salieran del interior, el mayor estiró su mano y le ayudó a bajar.

—El césped fue cortado —observó Jimin cuando cruzaron la pequeña puerta de la cerca blanca—. ¿Quién lo hizo?

—Estás algo impaciente hoy, ¿no? —le sonrió con dulzura.

Colocando su mano en la espalda baja, el alfa lo guio para que siguiera adelante, subiendo los tres peldaños del porche delantero.

El omega frunció levemente sus labios cuando pareció notar o de cierta forma sentir que la casa, aunque seguía siendo la misma, se veía algo diferente a sus ojos, pero no podía poner el dedo en qué era.

Adelantándose un paso, el mayor tocó la manilla de la puerta y la abrió revelando el interior para su pareja, quien tras cruzar la puerta, observó con sorpresa a Jungkook, Jaebum y Namjoon.

—Pero qué... —balbuceo y entonces se concentró en la casa, finalmente notando los cambios que había presentido.

El piso de madera desgastada había sido reemplazada completamente por una nueva y reluciente, las paredes habían sido pintadas nuevamente con los colores que él había deseado pintar justamente, naranjo damasco y blanco.

Las lámparas que habían estado colgando del techo de forma algo inestable también habían sido cambiadas y renovadas por unas más actuales. La chimenea ahora tenía una protección para bebés al igual que las escaleras con barandas, la cual poseía una pequeña rejita de barrotes blancos.

Cuando observó a la derecha, contempló las paredes ahora pintadas con un verde limón y una extensa rejilla parecida a la que había en las escaleras, impidiendo así que su Chispita quisiera ir a curiosear a esa zona peligrosa como lo podía ser la cocina.

Las grandes ventanas también parecían haber sido cambiadas y reemplazadas por unas nuevas, permitiendo que gran parte de la casa fuera iluminada por luz natural más que antes.

—No era mucho lo que había que hacer realmente —anunció Namjoon con una sonrisa—. En especial en la cocina, solo le cambiamos de color como deseabas y colocamos esa protección para el cachorro.

—En el piso de arriba fue lo mismo —dijo Jaebum—. Las remodelaciones fueron hechas a partir de tus gustos junto a los de Yoongi. Y en la habitación que escogiste para el bebé lo único que arreglamos fue la ventana y te la despejamos completamente para que puedas remodelarla a tu gusto —informó sonriente.

—Bueno, de hecho, también remodelamos el garaje para el auto, era el que en peor estado se encontraba por el desuso. Había demasiadas cosas en este, por lo que pedimos permiso de igual forma se los ex-dueños antes de venderlas, lo que te sirvió para cubrir la mitad de las nuevas remodelaciones —añadió Jungkook.

—Gracias —pronunció Jimin sintiendo como sus ojos ardían levemente—. No tengo palabras... Yo...

—Está bien, cachorro, ellos entienden lo que quieres decirles —aseguró su alfa, atrayéndolo a sus brazos y besando su frente.

—Son las hormonas —se excusó enterrando su rostro en el cuello de su pareja

—Lo sabemos —anunciaron los cuatro alfas en sincronía.

Cuando se sintió lo suficientemente estable, el omega salió de su escondite y volvió a observar su casa ya lista para solamente llevar sus cosas.

—¿Realmente hicieron todo esto? —exclamó.

—Bueno, contratamos a unas personas expertas y les ayudamos —confesó Namjoon—. Todo se hizo según las especificaciones que nos dijo Yoongi-ah.

Observando a su pareja, el pelirrojo alzó una ceja.

—Ahora puedo entender por qué estabas tan deseoso de conversar sobre los arreglos que quería hacerle a la casa cuando íbamos a Busan —resopló—. Pero ¿cómo lo hiciste? Dijiste que no te habías comunicado con nadie —expresó.

—Fue cuando llegamos —confesó—. Le envié un mensaje a Jungkook con todo lo que habíamos hablado y ya después no me volví a conectar —prometió—. Así que para mí también es una sorpresa todo esto —observó a su alrededor.

—Y esto no es nada —sonrió Jungkook todo ansioso antes de comenzar a caminar.

Curioso, la pareja siguió a sus amigos hasta el pasillo que los llevaba al jardín trasero, donde la puerta fue abierta y salieron encontrándose bajo una maravillosa terraza con apariencia nueva al igual que el resto de la casa.

Habían mantenido el estilo original de la terraza anterior, con las barandas de seguridad y con el techo cubriendo la mitad mientras que la otra estaba libre.

El lugar techado ahora era perfecto para acomodar un juego de sofás y una pequeña mesita para descansar.

Pero eso no era lo único que había dejado sin palabras a Jimin, el jardín también había sido arreglado quitando toda la fea maleza, el césped siendo cortado parejamente e incluso el joven árbol de cerezos habían sido cuidado.

Y para llenar el espacio, unos juegos infantiles estaban ahí, desde una pequeña casa de madera, dos columpios y una resbaladiza.

Sus cuatro mascotas ciertamente se veían muy felices volando por alrededor y jugando en aquellos juegos.

—Teníamos pensado en hacer una casa en el árbol, pero no se veía muy firme —comentó Jaebum.

—También habíamos pensado en hacer más juegos o comprarlos, pero Chispita no los podría usar hasta dentro de un par de años más —expresó Namjoon—. Así que nos conformamos con eso por ahora —asintió satisfecho.

Jimin soltó una risita burbujeante sin poder detenerte antes de alejarse de su pareja y abrazar corta, pero amorosamente a cada alfa que ayudó en su nueva casa y el jardín con juegos de su cachorro.

—Gracias por todo —expresó otra vez, volviendo al lado de Yoongi.

—Cualquier cosa para que no te vuelvas a enfermar —dijo Jungkook con cierto tinte de reproche en ello.

—Con todo listo, solo les falta traerse sus cosas del departamento —comentó Jaebum.

—Ustedes solo digan el día y nosotros ayudaremos —prometió Namjoon, quien parecía el más entusiasmado con la idea de que ellos estuvieran viviendo tan cerca.

—Uh... ¿Cuándo nos mudaremos? —preguntó observando a su alfa.

—Cualquier día está bien —se encogió de hombros.

—Bueno, cuando lo decidan me avisan —anunció el alfa menor guardando su teléfono—. Ya debo irme, Tae y mi conejito preguntan si falta mucho para que vaya por ellos, los dejé en la casa de la madre de Taehyung —explicó—. Por cierto, te manda saludos y espera que le permitas ayudar cuando quieras a decorar la habitación del bebé.

—Le avisaré cuando lo haga —prometió despidiéndose de él.

—Cuídate Minnie-ah, no hagas nada estúpido —advirtió y se despidió de los demás antes de alejarse.

—¿Te parece bien el sábado? —preguntó Namjoon—. Con Jin hemos decidido cerrar el restaurante para estar más tiempo en familia y no tenerlo abierto hasta medio día como habíamos estado haciendo —explicó.

—Podría funcionar, así nosotros terminamos de guardar todo —asintió Yoongi—. Además, debemos de ir a comprar una lavadora nueva y una secadora, entre otras cosas.

—Principalmente las cosas del bebé —sonrió Jimin entusiasmado con la idea—. Así también tengo tiempo para elegir las cosas que necesitaremos en su habitación hasta que sepamos que será —expresó.

—El sábado queda decidido entonces —anunció Jaebum—. No sé si podre venir, pero les avisaré. También contrataré a un equipo de mudanza para que les ayude a traer todas sus cosas aquí.

—Apreciaría eso —expresó Yoongi.

—Ya tengo que irme —anunció Namjoon—. Me tomé un par de horas para venir, pero ya debo volver al restaurante —explicó.

—Y yo, debo volver antes de que el señor Min se vuelva gruñón —se rió Jaebum—. No estaba muy feliz de no poder estar aquí para recibirlos y así apreciar el rostro de Minnie.

—¿Podemos quedarnos unos minutos más? —preguntó Jimin a su pareja—. Quiero recorrer un poco más la casa y ver los cambios de arriba —expresó.

—Podemos quedarnos todo el tiempo que desees —accedió fácilmente Yoongi, besando su frente.

Siguiendo a sus amigos hasta la puerta, Jaebum se quedó un momento más bajo el porche delantero.

—¿Qué sucede? —preguntó el pelirrojo ante la gran sonrisa en el rostro de su amigo.

—Cosas interesantes han ocurrido en la empresa ahora que no Yoongi-sshi no está —comentó—. Algo que involucra directamente al señor Akanishi y su asistente personal, corrección, su pareja —expresó.

—¿Están saliendo? —exclamó con sorpresa Jimin.

—Bueno, no es como si hubieran llegado anunciando aquello, pero ambos están actuando como una pareja sin discreción alguna —explicó—. Y según los apasionados besos que vi, tal parece que su plan de cupido si ha funcionado —les guiñó un ojo antes de salir, dejando a solas a la pareja para que pudieran recorrer su soñada casa perfecta.




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Hola mis copitos!

Espero que hayan tenido un buen fin de semana y espera que tengan una buena semana, especial ahora que ciertas fechas para festejar se acercan! <3

Y como mi regalo para navidad, les tengo una sorpresita (≧∇≦)ノ los copitos que me siguen en insta ya tendrán una idea de lo que les hablo <3

PD: Estaré subiendo fotos de la casa de los chicos en insta <3

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