🌸•Capítulo 62•🌸
Cuando Jimin abrió sus ojos, inmediatamente sintió el cálido cuerpo desnudo de su pareja a su espalda, pero lo que le emocionó en realidad no fue eso, por supuesto que era feliz cuando su alfa estaba a su lado, pero no escuchar la lluvia torrencial le había puesto irremediablemente feliz.
Sí, había estado feliz cuando habían llegado a la cabaña en medio del bosque dos días atrás, pero su emoción había disminuido solo un poquito luego de que la lluvia les obligara a estar encerrados dos días completitos.
Bueno, tampoco era como se quejara de que aquello realmente, su alfa se había preocupado de entretenerlo y mimarlo todo aquel tiempo.
Y Jimin tenía que admitir, que, hasta ahora sus momentos más favoritos, era cuando se acurrucaban juntos con una manta frente a la chimenea encendida, algunas veces solo para escuchar la estruendosa lluvia caer sobre el techo, y otras donde Yoongi le leía en voz alta un libro que habían comenzado a leer el mismo día que llegaron.
La voz grave y dulce de su alfa a veces lo relajaba lo suficiente como para quedarse dormido entre sus brazos y en otras ocasiones... Bueno, se podría decir que lo encendía.
Pero no era su culpa, solo era la de su pareja porque este le seducía para ello, por lo que él era completamente inocente.
Y otra cosa importante que había ocurrido, es que desde aquella mañana en la que partieron y sintieron a su Chispita moverse, el pelirrojo omega lo había estado sintiendo constantemente y había compartido aquella felicidad con su amorosa pareja.
Quien igual de ilusionado, llenaba su rostro con dulces besos para luego bajar a su abultado vientre para repartir unos ruidosos que le sacaban carcajadas alegres a Jimin.
—Amor, ¿a dónde vas? —preguntó Yoongi tirando del desnudo cuerpo de su pareja para volver a acurrucarlo junto al suyo, cubriéndolo con las mantas otra vez.
—Yoonie —rió bajito, acurrucándose en aquellos brazos y piernas que envolvían su cuerpo como si fuera un pulpo muy cuidadoso—. ¿A caso no escuchas? —preguntó intentando ver por la ventana.
Pero la cortina de esta se encontraba corrida y apenas unos tímidos rayos de luz pertenecientes al amanecer se filtraban entre las aberturas, dejando la habitación lo suficientemente iluminada como para que la pareja pudiera distinguir a su alrededor.
—¿Qué tengo que escuchar? —preguntó el mayor, enterrando su rostro en la nuca de su omega—. No hay nada, solo pájaros y no precisamente los tuyos —respondió.
—Exacto —sonrió y con cuidado comenzó a girar entre los brazos de su alfa para enfrentarle—. Ya se detuvo la lluvia, ahora podemos salir —explicó.
—¿Oh? ¿Mi cachorro quiere salir a fuera a jugar con lodo? —bromeó.
—No es eso, pero salimos a divertirnos y solo hemos estado encerrados en la casa levantándonos tarde, comiendo todo el día para finalmente acostarnos nuevamente después de que la chimenea se apaga.
—Exactamente lo que te recomendaron dos médicos confiables —le recordó—. Además, eso no es lo único que hemos hecho —subió y bajo sus cejas, una de sus manos acarició su desnuda cintura mientras se deslizaba hasta apoderarse de un glúteo.
—Hyung, sabes a lo que me refiero —refunfuño con un adorable sonrojo en sus mofletes.
Riendo suave, Yoongi besó la nariz de su omega.
—¿Quieres salir a dar una vuelta, bebé? —preguntó conociendo la respuesta.
La enorme sonrisa del pelirrojo llegó a ocultar aquellos bonitos ojos.
—Quiero —asintió despacio, pero emocionado—. Hace un tiempo que no estamos aquí y ni siquiera me dejaste dormir en nuestra habitación en el techo —se quejó con un puchero.
—Se supone que venías a relajarte y descansar, no a hacer ejercicio subiendo y bajando unas escaleras tan empinadas —le recordó.
—Pero están las otras escaleras —indicó.
—Sí, unas que están por fuera de la casa —resopló—. Admítelo cachorro, la habitación principal fue la mejor opción —dijo restregando suavemente sus narices.
—Bien —aceptó no muy feliz—. ¿A dónde saldremos? —preguntó volviendo al tema que más le interesaba.
—Uhm, no creo que sea buena idea ir entre el bosque con la fuerte lluvia que azotó durante dos días, todo estará muy resbaloso y lleno de lodo —expresó—. Mientras sigamos los senderos ya establecidos estaremos bien, aunque sea solo para ir a comprar alguna chuchería.
Jimin se carcajeó suavemente mientras asentía con la cabeza.
Cuando les habían dicho que la despensa había sido establecida, ninguno se imaginó que no habría siquiera un chocolate por ahí o una papita frita, cualquier cosa que no fuera exactamente sana.
El día anterior Jimin había tenido ganas de comer algo dulce, pero ante la falta de eso y con un alfa consentidor, no les había quedado de otra más que improvisar en la cocina, obteniendo así unos cupcakes gracias a una receta en internet.
—Bueno, entonces hay que levantarse —anunció el pelirrojo omega sin moverse.
—Cinco minutos más —se quejó el mayor, bajando su cabeza para intentar ocultarla en el cuello de Minnie.
—Te has vuelto perezoso con solo dos días, mi alfa —se carcajeó suavemente Jimin, acariciando el cabello de la nuca de su pareja.
—No soy perezoso, pero uno de los dos tiene que hacer el sacrificio desde que el médico lo recetó y tú, cachorro, eres demasiado terco para algo tan simple como quedarse quieto —argumentó.
—Ah, si, ahora es mi culpa —resopló divertido.
—Es bueno que lo entiendas —sonrió Yoongi, alejándose para apreciar la diversión en el rostro de su omega.
—Solo son excusas —sonrió—. Además, Chispita ya tiene hambre —anunció.
Un brillo hermoso y amoroso apareció en los ojos de Yoongi ante la mención del bebé. Alejándose un poco más, el alfa colocó su mano sobre el vientre de su omega.
—¿Tienes hambre, mi pequeña lucecita? —preguntó con ternura.
Jimin rió alegre cuando su bebé se movió casi como si reaccionara a la voz de su padre alfa.
—Bueno, entonces no puedo seguir quedándome aquí sin hacer nada, ¿no? —preguntó con una sonrisa, observando ahora los mieles ojos amorosos.
—No, no podemos —respondió sacudiendo suavemente la cabeza.
—¿Te quedas? —preguntó Yoongi incorporándose en un codo.
—No, me has hecho el desayuno todos estos días, y aunque sé que no me dejarás hacerlo, al menos quiero ayudar esta vez —expresó—. Ya estoy mucho mejor luego de haber descansado estos tres días si contamos el día en que llegamos, en el cual tampoco me dejaste hacer mucho.
—Órdenes del médico —se excusó Yoongi tirando de las mantas hacia atrás.
Un escalofrío recorrió su cuerpo desnudo ante la baja temperatura de la cabaña.
—Qué tal si te quedas aquí acostadito y calentito mientras enciendo la chimenea para temperar la cabaña y luego ya vienes a la cocina —propuso buscando rápidamente su ropa.
—También podrías encender la calefacción de la casa —alzó una ceja—. Sé que la chimenea es romántica y todo, pero no es tan efectiva hasta después de unos minutos y la mayoría del calor queda en la sala donde está.
—Admito que encendí la chimenea para poder acurrucarnos frente a ella, pero la verdad es que la calefacción se echó a perder —reveló con una pequeña sonrisa divertida—. Solo espera unos minutos y ya podrás bajar —prometió besando su frente y cubriéndolo mejor con las mantas antes de salir de la habitación.
Unos minutos más tarde, cuando escuchó el chispeante sonido de la madera en la chimenea, Jimin se vistió y salió de la habitación.
Llegando al final de la escalera, descubrió a sus mascotas volando alegremente mientras Yoongi le añadía unos troncos más al fuego.
—Con eso tendremos para desayunar tranquilos —anunció enderezándose—. ¿Algo que quieras comer en especial? —preguntó observándolo.
—¿Algo salado? —respondió lamiendo sus labios.
—¿Tostadas, tocino y huevo? —propuso.
—Y zumo de naranja —añadió con su boca volviéndose agua.
—Veré si nos queda —anunció Yoongi dirigiéndose a la cocina con su omega siguiéndole.
Como un niño pequeño, Jimin se levantaba en la punta de sus pies mientras intentaba observar sobre el hombro de su alfa, quien revisaba el refrigerador en busca de su pedido.
—¿Hay? ¿Me queda un poquito? —preguntó retrocediendo cuando su alfa cerró la puerta.
—Tendremos que comprar más, pero nos queda para ahora —anunció dándose vuelta con la botella de un litro entre sus manos.
—Yumi —sonrió el pelirrojo, arrebatándole la botella de las manos a su pareja.
—Espera a que termine de preparar el desayuno o te quedaras sin nada que beber, cachorro —advirtió Yoongi observando enternecido a su omega.
Estirando su relleno labio inferior en un puchero, Jimin refunfuño un poco, pero obedeció dejando el vaso junto a la botella sobre la mesa antes de ir al lado de su pareja para ayudarle.
Terminando el desayuno, Jimin lavó los trastes sucios mientras Yoongi los secaba y los guardaba. Cuando terminaron, el pelirrojo sonrió y fue directo a la entrada donde se colocó sus zapatos.
—No pudiste esperar ni un minuto más, eh —rió su alfa, observándolo con los brazos cruzados sobre su pecho.
—Me prometiste que saldríamos después del desayuno, quiero ir antes de que vuelva a llover o no podríamos salir otra vez —argumentó.
Verificando que la chimenea estuviera bien apagada, Yoongi siguió los pasos de su pareja y se colocó calmadamente sus zapatos, a diferencia de su omega que le esperaba un poco impaciente al lado de la puerta con su mano sobre la manilla de esta.
Cuando el mayor se enderezó alzando una ceja, Jimin sonrió y silbo llamando a sus mascotas antes de abrir la puerta y salir al exterior.
A pesar de que había dejado de llover, el cielo seguía cubierto de feas nubes grises, pero fue el viento helado que corrió sacudiendo suavemente a los árboles que provocó un escalofrío en el pelirrojo que le hizo abrazarse a sí mismo.
—Debiste de colocarte tu chaqueta antes de salir —pronunció su alfa, colocando la prenda sobre sus hombros.
—No pensé muy lejos más de cruzar la puerta —respondió colocándose correctamente la chaqueta sin poder subirle el cierre debido a su vientre, pero ya tenerla puesta era un gran cambio.
—Vamos, también llevo un paraguas por si acaso —anunció tomando su mano antes de comenzar a caminar con las cuatro aves volando sobre ellos, chillando felizmente.
—Ves, a ellos también les gusta la idea de salir a dar una vuelta —indicó el pelirrojo observando con una sonrisita a sus mascotas.
—Nunca dije que fuera mala idea —le recordó su alfa observándolo de reojo.
—¿Cuándo nos iremos a casa? —preguntó Jimin observando distraídamente el verde en diferentes tonalidades que cubría a su alrededor.
—Mañana como a las dos de la tarde —respondió.
—¿En serio? —preguntó observándolo—. Pensé que nos iríamos más tarde, como a las seis.
—Realmente me gustaría retrasar el viaje de vuelta lo más que pudiera porque sé que tu cabecita se va a llenar nuevamente de cosas innecesarias, pero es algo que no se puede evitar y el viaje igual dura su tiempo, no me gustaría manejar de noche —explicó.
—Mi cabeza no se va a llenar de cosas innecesarias, solo de nuestra boda... Y de nuestra casa... Y de ser posible de mis verdaderos padres, ya han pasado más de dos semanas, creo —le recordó observándolo.
—Sabes que desconecté mi teléfono para todas las personas, incluso para nuestros amigos y mis padres, no he recibido aún ninguna noticia del investigador que contrate —anunció deteniéndose un momento cuando el camino se dividió en dos.
—Lo sé, por eso espero que cuando lleguemos tengas noticias y respecto a lo demás, no te preocupes que ya aprendí mi lección —prometió y observó lo que su alfa miraba tan atentamente.
Al medio de los dos caminos, había un árbol con una tabla apuntando hacia la derecha y otra hacia la izquierda, en ambas, la dirección que había sido escrita se encontraba borrosa.
—Uh... Si sabes el camino a las tiendas, ¿no? —preguntó observándolo.
—Por supuesto que sí —asintió y observó en ambas direcciones, inseguro.
Cuando vio la figura de una pareja en la derecha, se dirigió a esta a penas avanzando tres pasos cuando los dos se detuvieron observando con sorpresa al par de extraños.
—¿Ji-eun? —pronunció Yoongi con ambas cejas alzadas.
—Yoongi-ah —sonrió la mujer que... Cargaba a una niña de dos añitos aparentemente, junto a un hombre que se le hacía conocido a Minnie.
Entonces recordó de dónde, era el alfa con el que supuestamente fingía salir en aquel tiempo.
Saliendo de su sorpresa, el omega se volvió a concentrar en lo que hablaban, quedando aún más sorprendido cuando escuchó que ellos se habían casado y que estaban a la espera de otro bebé.
—Me alegro por ti —sonrió Yoongi—. Nosotros estamos a la espera de nuestro primer cachorro —anunció rodeando los hombros de Jimin con un brazo.
—¿Se casaron? —preguntó Ji-eun al contemplar el anillo en la mano del alfa y luego de Jimin.
—Pronto —sonrió el pelirrojo, y suspiro en alivio cuando su pareja no hizo el intento de ser educado e invitarla a su boda.
Por mucho tiempo que hubiera pasado y las cosas podrían hasta haberse superado e incluso olvidado, Jimin simplemente no quería a una mujer en su boda que había intentado sabotear su relación más de una vez, por más que esta ya estuviera casada y con una familia.
La relación de amistad entre ellos simplemente ya no estaba, y todos parecían entender aquello.
Mientras seguían hablando de cosas de la vida, Jimin admitía que se desconcentró un poco observando a sus mascotas volar y volvió su atención cuando escuchó su nombre.
—¿Cómo? —preguntó y frunció un poco el ceño cuando observó los labios de Ji-eun moverse sin producir sonido.
Yoongi sacudió suavemente su hombro y movió sus labios también, sin producir sonido.
Jimin parpadeó y alzó su mano tocando su audífono.
—¿Te sientes mal? —preguntó su alfa y el pelirrojo suspiro en alivio cuando sí le pudo escuchar.
—No es nada, parece que estos audífonos no son tan buenos con el agua como los otros y anoche estuvimos hasta tarde en la tina —se excusó acariciando su mejilla para quitar la expresión preocupada de su pareja.
—Por eso me gusta comprar de una sola marca, no importa que sea la más cara mientras el aparato funcione correctamente —regaño su alfa—. Odio pensar que estos te podrían fallar en cualquier momento estando solo en la calle —expresó rememorando recuerdos no muy agradables.
—Está bien, no discutiré más sobre tus costosas opciones —rió bajito y entonces volvió a observar a Ji-eun—. Perdón ¿qué me decías?
—Solo que la vida finalmente me cobró por ser mala no sólo contigo —respondió con una sonrisa triste—. Sé que tal vez no era lo que me deseabas, pero ocurrió y fue mi alfa quien estuvo en todo momento a mi lado apoyándome —expresó observando a Bo-Gum.
Aunque estuvo curioso, Jimin no quiso curiosear preguntando cómo.
Despidiéndose, ambos siguieron con su camino.
—Sé que nos hizo daño, pero lo que le ocurrió no se lo habría deseado a nadie —expresó repentinamente su alfa, llamando su atención.
—¿Qué le ocurrió? —preguntó.
Yoongi le observó con expresión triste.
—Perdió a su primer bebé —respondió.
Jimin retuvo el aliento e instintivamente colocó su mano libre sobre su vientre.
—No, yo tampoco le desearía eso a nadie —murmuró observando sobre su hombro antes de volver a mirar hacia el frente—. Espero que ahora sea feliz.
Su alfa le observó y sonrió pequeñito antes de atraerlo más a su cuerpo.
—Así se veían los tres.
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