🌸•Capítulo 59•🌸
Yoongi salió de la sala de juntas despidiéndose de los demás empleados antes de dirigirse hacia el ascensor junto a su secretario.
Habían hablado sobre los avances en el nuevo proyecto con Jin Akanishi junto con el restaurante más reciente que habían abierto cerca de Ulsan, el cual estaba mostrando excelentes resultados desde temprano.
—¿Qué es lo que sigue en mi agenda, Jaebum? —preguntó el alfa Min, saliendo del ascensor cuando las puertas frente a ellos se volvieron a abrir.
—Firmar unos papeles, informarle al señor Akanishi sobre los avances del proyecto y nada más —contestó revisando la tablet en su mano mientras le seguía de cerca.
—¿Solo eso? —preguntó alzando una ceja.
—Así es, me pediste despejar tu agenda para la tarde el día interior —le recordó deteniéndose un momento frente a su escritorio antes de seguir a Yoongi a su oficina.
—Uhm —musitó desabrochando la corbata en su cuello mientras tomaba asiento tras su escritorio—. ¿Mencioné por qué, por casualidad?
—No lo dijiste explícitamente, pero creo que tiene algo que ver con esta lista que me pediste para hoy —respondió dejando una hoja sobre la mesa.
Tomándola, Yoongi se inclinó con interés al leer una pequeña descripción de la casa y de la zona donde estaba ubicada.
—¿Tendrás alguna fotografía? —preguntó observándolo.
El alfa contrario sonrió satisfecho y le entregó la carpeta entre sus manos.
—Pensé que podrías querer comprobar la casa a través de imágenes antes de ir directamente a revisarla —anunció.
—Muy bien, ya te estás adelantando a mis necesidades sin que te lo tenga que decir —halagó conforme con los progresos del contrario.
—Es mi deber —pronunció intentando esconder toda emoción de su rostro sin éxito.
—Mejor sigue sin jugar póker, ni mi cachorro es tan malo —se burló Yoongi antes de concentrarse en la carpeta entre sus manos—. Te avisaré si necesito algo más —anunció.
Tomando aquello como su señal de despedida, Jaebum asintió y se retiró en silencio de la oficina.
A solas, Yoongi se dedicó a contemplar y estudiar sus opciones de casas, Jaebum le había dejado cuatro posibles candidatas, todas ubicadas en un buen vecindario y en excelentes condiciones según lo que podía apreciar en las imágenes.
Una de ellas estaba en Gyeonggi-do lo cual podría explicar el precio tan caro a pesar de no ser tan grande.
Con solo dos habitaciones, un baño, una cocina, un salón comedor y un pequeño jardín trasero, en realidad no satisfacía la necesidad del alfa, por lo cual la descartó.
Otras dos de las opciones estaban en el centro de Seúl.
Mientras una poseía un extenso jardín, con habitaciones pequeñas, la otra era todo lo contrario, y aunque la segunda era una mejor opción ante sus necesidades, en realidad la apariencia fría y similar a la casa de sus padres le dejó sin mucha convicción.
No deseaba que su omega y su Chispita pasaran tanto tiempo en un lugar tan grande solo ellos dos. Su madre les había tenido a ellos cuatro para no sentirse sola, pero Jimin estaría solo con su cachorro cuando él estuviera en el trabajo y esa idea no le gustaba.
Necesitaban algo cómodo, hogareño y que se ajuste a sus necesidades, no algo grande y frío.
Pasando a la última casa que estaba en Cheongdam, lo cual estaba bastante cerca de la casa de sus padres y la de SeokJin y Namjoon, se estaba viendo como una mejor opción, en especial porque había un parque prácticamente cruzando la calle.
Las imágenes de la casa era una por fuera, donde mostraba una pequeña cerca de madera pintada de blanco que los separaba parcialmente del jardín delantero, en el cual había un frondoso árbol por el costado izquierdo con ramas firmes donde Yoongi ya se podía imaginar un columpio para su Chispita.
Pasando el descuidado jardín frontal, se encontraba con un porche delantero en una casa de dos pisos pintada de blanco perla con el techo azul.
La apariencia por fuera al menos era presentable y tenía esa sensación casi hogareña que había estado buscando.
Observando parcialmente las fotografías del interior, el alfa apretó un botón en el teléfono fijo que le conectó inmediatamente con su secretario.
—Quiero que averigües si puedo ir ahora a la última casa ubicada en Cheongdam, de ser posible hoy mismo —anunció.
—Por supuesto, señor Min —respondió profesionalmente—. El señor Akanishi está esperando aquí, señor Min —anunció y aquello explicó su repentina distancia profesional.
—Está bien, hazle pasar y envíale esta misma información a mi omega por si tiene deseos de revisar otra casa además de la que nombre —ordenó.
—Por supuesto, señor Min —aceptó Jaebum y la comunicación se cortó luego de ello.
No mucho después, la puerta se abrió y Akanishi entró mostrando como siempre esa exagerada confianza y arrogancia.
—Min.
—Akanishi —dijo con un pequeño cabeceo al igual que el contrario—. Por favor —señalo el asiento frente a él—. ¿Yudai no está? —preguntó al no ver al omega cerca.
—Se ha quedado con Theia —respondió desabrochando un botón de su chaqueta antes de tomar asiento frente a Yoongi.
—¿Todo bien entre ustedes? —intentó indagar.
—¿Debería no estarlo? —cuestionó alzando una ceja.
Esa fue suficiente señal para Yoongi, comprendiendo que el alfa no iba a hablar al respecto.
—Entonces, sobre el edificio en cuestión... —pronunció comenzando con el informe.
Jimin salió del ascensor cuando las puertas se abrieron y caminó los escasos pasos por el pasillo hasta llegar al escritorio de Jaebum.
—Hey, no pensé que vendrías hoy —comentó el alfa.
—Yo tampoco, pero Yoonie dijo que iríamos a ver las dos casas que nos interesaron y no pude resistir esperarlo en el departamento hasta que fuera por mí —explicó con una pequeña risita mientras colocaba su mano sobre su vientre—. ¿Sigue ocupado? —preguntó señalando con su cabeza las dobles puertas macizas pintadas de negro y dorado que tras guardaban la oficina del CEO.
—Sí, hace una hora más o menos que está hablando con ese alfa arrogante, ya sabes, Jin Akanishi —comentó y su vista se desvió por un momento a la pantalla del computador antes de volver con el pelirrojo—. Tienes suerte, la casa que te llamó la atención también está disponible para que la vayan a revisar hoy —anunció luego de comprobar la verificación de la empleada de buenas raíces.
—Cool —sonrió y la atención de ambos se dirigió hacia el ascensor cuando las puertas de este se volvieron a abrir.
Cuando Yudai salió con Theia, el infante iba felizmente de la mano con el omega hasta que se percató de la presencia de Jimin.
Soltando un pequeño chillido alegre, el cachorro soltó la mano de Yudai y corrió hacia el pelirrojo deteniéndose frente a él cuando Jimin colocó una mano protectoramente en su vientre y la otra frente a él, recordándole al infante que tenía que tener cuidado si quería tocarle o abrazarle, pidiéndole permiso siempre al omega.
Con su vientre notándose ante los curiosos ojitos de su clase, a Jimin le había tocado explicar sutilmente como un bebé estaba creciendo allí, inventando una pequeña historia al respecto con una cigüeña que dejaría al bebé en su cama una vez pasaran lo nueve meses en su vientre.
La imaginación de sus pequeños dulces había sido grande y fácilmente aceptaron esa historia de momento, ya más adelante sus propios padres podrían alimentar la curiosa mente de los chicos con la verdad u otra historia.
—Hyung —sonrió Theia utilizando una de las nuevas palabras coreanas que había aprendido en su clase.
—Hey, pequeño —sonrió acariciando su cabeza—. ¿Qué haces aquí?
—Papá —respondió alegre y luego observó a Yudai, quien se había acercado a ellos—. Vinimos por papá —explicó esta vez en japonés.
Alejándose del pelirrojo omega, volvió al lado de Yudai y tomó su mano otra vez.
—Te ves bien, y ese pequeño igual —comentó el omega contrario, observando sutilmente su vientre.
—Gracias, está creciendo bien —sonrió suave, acariciándolo distraídamente.
—¿Akanishi todavía se encuentra aquí? —preguntó hacia Jaebum, quien asintió justo a tiempo para cuando una de las doble puertas se abría y revelaba a ambos alfas saliendo.
—Cachorro —pronunció Yoongi con una automática sonrisa creciendo en su rostro tras apreciar a su pareja.
—Yoonie —respondió el pelirrojo, acercándose para rodearle con sus brazos.
Jaebum por el contrario, contempló con interés como la otra pareja era totalmente ajeno a ellos.
Mientras Akanishi solamente observaba a Yudai, el omega alternaba su mirada del alfa hacia la pareja a su lado, que ya había entrado en su propio mundo romántico dejando olvidados a los demás, casi como si esperara que este reaccionara a tales muestras de afecto.
Pero el alfa Akanishi nunca miró o les dirigió una sola mirada, solo concentrándose en su secretario con una expresión que Jaebum no pudo descifrar, pero a juzgar como el omega se sonrojaba levemente, tal parecía que este sí.
—Papi —gritó el cachorro corriendo a sus brazos, siendo encontrado a mitad de camino por el alfa.
El grito infantil pareció ser lo que necesitaba la pareja para salir de su pequeña burbuja de amor.
—Buenas tardes, señor Akanishi —saludó Jimin mientras se paraba al lado de su alfa.
—Buenas tardes, Jimin-san —respondió el alfa y luego observó a Yudai—. ¿Por qué es tan aquí? Pensé que nos veríamos en casa para cenar.
El omega se sonrojó mientras se dirigía al ascensor junto al padre e hijo.
—Lo intenté, pero estabas tardando y el pequeño príncipe se aburrió y quiso venir por ti —se excusó.
Mientras ambos seguían hablando, Theia se giró sobre el hombro de su padre y les agitó la mano despidiéndose antes de que las puertas del ascensor se cerraran.
—¿Acabas de ver lo que yo vi? —preguntó Yoongi con una sonrisa.
—Tal parece que sus planes funcionaron de maravilla —expresó divertido Jaebum.
—Por supuesto que sí, somos los mejores cupidos ¿cierto, alfa? —preguntó Jimin observando a su pareja con una mirada presumidamente adorable.
—Por supuesto cariño —sonrió el alfa besando su frente con ternura—. Me estoy retirando, en mi escritorio quedaron los archivos que necesitaba firmar —informó hacia su secretario—. Avisa que iremos en este momento a revisar ambas casas y puedes retirarte luego de ello.
—Claro, les enviaré el contacto a ambos por si acaso —anunció.
—Nos vemos después, Jae —se despidió el pelirrojo omega agitando su mano mientras se dirigían al ascensor.
—¿Cómo te has sentido hoy, cariño? —preguntó el alfa apretando un botón para llamar el ascensor.
—Bien, solo un ligero dolor de cabeza, pero nada más —respondió—. ¿Y tú?
—Sorprendentemente, bien —le sonrió—. Así que no creo que la doctora Kim nos haya estafado cuando dijo que este mes sería tranquilo cómo refunfuñaste el fin de semana.
—Bueno, qué esperabas si te estabas sintiendo mal —argumentó con un puchero, subiendo al ascensor cuando las puertas se abrieron ante ellos.
Sonriendo amoroso, Yoongi besó su abultado labio y apretó el botón qué los llevaba directo al estacionamiento.
—¿Podemos pasar por Shuga y los demás? —preguntó su cachorro—. Creo que ellos también deben de participar en la elección de nuestro nuevo hogar.
—Por supuesto, amor —asintió sin problemas—. ¿Ya almorzaste, cierto?
—Sip, pero admito que podría aceptar un paquete de galletas con chispas de chocolate —reconoció lamiendo sus labios.
—Por supuesto —le sonrió colocando su mano en su espalda baja para guiarlo fuera del ascensor una vez las puertas se abrieron.
Cuando entraron al vecindario de la segunda casa a la cual le había gustado a Yoongi, Jimin abrió grandes sus ojos al reconocer la zona.
—Estamos en Cheongdam, cerca de la casa de Jin y Nam, ¿no? —preguntó observando a su alfa.
—Así es, un punto más a favor, ¿no? —le sonrió estacionando el auto frente a una bonita casa.
Cómo si también reconocieran la zona, Shuga y Chim agitaron sus alas en el interior del auto y exigieron que les abrieran la puerta.
Riendo, el omega se quitó el cinturón de seguridad y se bajó permitiendo que ambas aves salieran con rapidez, siendo seguidas por las otras dos.
—Es bonita —pronunció Jimin acercándose a su alfa mientras contemplaba el exterior de la casa.
Era igual a cómo le había mostrado su alfa en la foto.
La pequeña cerca blanca, el jardín frontal, el gran árbol a la izquierda, y un camino de piedrillas que los llevaba hasta el porche delantero de la casa de dos pisos pintada de blanco y azul.
Ambos alejaron su vista de la casa cuando una mujer se acercó.
—¿Señor Min? —preguntó.
—Soy yo —anunció Yoongi colocando un brazo alrededor de los hombros de su pareja—. Y él es Min Jimin, mi omega y futuro esposo —presentó.
—Mucho gusto, yo soy Jung Whee-in —se presentó la alfa—. Por favor, si me siguen les mostraré la casa —movió su mano señalándola con una sonrisa.
—Un segundo —pidió el pelirrojo alejándose un poco de su alfa para silbar.
En seguida, dos aves se detuvieron sobre sus hombros y otras dos en los de su pareja.
—Saluden, chicos —pronunció Jimin y las cuatro aves corearon un animado "hola, hola".
—¿Será un problema? —preguntó Yoongi—. En la anterior casa el hombre no nos dejó entrar cuando observó a nuestras mascotas y nos advirtió que no nos podíamos mudar con ellas.
—Por eso nos adelantamos y llegamos más temprano —suspiró su cachorro.
—Por supuesto que no hay problema —aseguró abriendo la puerta de la pequeña cerca que llegaba hasta su cintura—. Yo solo tengo que preocuparme de vender la casa, lo que ustedes hagan o traigan consigo una vez que sea suya no es mi asunto a menos que me rompan o dañen algo mientras estamos en el recorrido —expresó directa, sin dejar su sonrisa amable.
La pareja rió sintiéndose a gusto con la alfa y se internaron en la propiedad.
—El jardín delantero y trasero está un poco descuidado debido a que la pareja que vivían antes aquí era mayor —explicó mientras dirigía el camino.
—¿Qué ocurrió con ellos? —preguntó el omega.
—Sus hijos decidieron que ya eran demasiado mayores para vivir solos sin contar lo lejos que están por lo que se los llevaron a una casa de cuidados —respondió subiendo los tres peldaños del porche delantero—. Ellos estuvieron de acuerdo y como la casa iba a quedar abandonada porque todos sus hijos tienen la propia, prefirieron ponerla a la venta con todo, por eso su precio es un poco elevado.
—¿Con amueblada se refiere...? —preguntó Yoongi.
Whee-in les sonrió y abrió la puerta señalando con su cabeza el interior—. Pueden comprobarlo por ustedes mismos.
Observándose, Yoongi permitió que su omega pasara primero antes de seguirle, entrando en una gran habitación.
Quitándose los zapatos en la entrada, Jimin apreció el piso de madera con tono café oscuro antes de alzar la mirada, encantándole que el lugar estuviera tan iluminado sin la necesidad de la electricidad gracias a las grandes ventanas que cubría en las paredes.
A la izquierda, estaba la sala de estar con un conjunto de cómodos sofás color crema. Un espacio vacío había entre ellos dónde había rastros de una alfombra y ambos supusieron que también una pequeña mesa de centro para completar.
Frente a esto, había un mueble de madera con diseños en el cual seguramente colocaron una Tv. Y pegada a la muralla por los costados del sofá, en una esquina de la habitación, había una pequeña chimenea de ladrillos.
—Como pueden ver aquí, los hijos han ido retirando los muebles u objetos que no quieren abandonar —expresó—. Este mueble también se lo llevarán —informó tocando el que estaba frente a los sofás.
—¿Los sofás se quedan? —preguntó Jimin.
—Tengo entendido que los dejaran junto con todo lo que hay en la cocina y el juego completo del comedor —respondió señalando hacia la derecha dónde había una gran mesa rectangular con seis sillas, justo frente a la cocina.
—¿Podemos ver la cocina? —pidió Yoongi.
—Por supuesto —asintió cruzando la sala y pasando el comedor a la derecha.
La pared estaba abierta con un marco en forma de arco hecho de madera que revelaba inmediatamente el interior de la cocina.
—Es grande —observó con gusto el omega, recorriendo el piso de madera un poco más clara esta vez mientras observaba las alacenas, muebles, cocina, servicios, ollas y una isla con cuatro banquillos.
—El refrigerador se lo llevaron ayer junto al horno y el microondas, pero no se van a llevar nada más —aseguró.
—Está bien, podemos traer el de nosotros —pronunció Yoongi mirando con gusto a su alrededor que se veía bien cuidado e iluminado gracias a la ventana.
—¿Hay algo más aquí abajo? —preguntó su cachorro y ambos observaron a la mujer por una respuesta.
—Por supuesto —asintió y comenzó a caminar siendo seguida de inmediato—. Tenemos una habitación vacía con un pequeño baño —indicó pasando las escaleras y abriendo una puerta a su izquierda.
—Serviría para poner tu despacho —pronunció Jimin observando a su alfa luego de contemplar el espacio vacío.
—Cierto —asintió revisando las dos ventanas que había, una daba la vista al costado de la casa y el otro al jardín trasero.
Tendría una perfecta vista para observar a sus dos tesoros mientras trabajaba en caso de que estuvieran en el jardín.
—Por el lado contrario tenemos la lavandería —prosiguió la alfa, abriendo la puerta bajo las escaleras y frente a la otra habitación—. Pero los dueños se llevaron la lavadora y la secadora —anunció mostrándoles el pequeño cuarto.
—Uh, tendremos que comprarnos las dos cosas, hemos estado utilizando la lavandería del edificio —pronunció el menor.
—Está bien, tiraremos indirectas para que nos la regalen en nuestra boda —bromeó el alfa.
—Yoonie —rió su pareja.
—Y por aquí —dijo saliendo y caminando por el pasillo hasta la única puerta al final—, está el jardín trasero —anunció.
Abriendo la puerta, reveló una pequeña terraza encantadora, la mitad de esta estaba cubierta con techo mientras que la otra no, y toda la ampliación estaba rodeada con una baranda de protección. Bajo el techo, el centro se encontraba vacío con rastro de haber tenido muebles antes, lo único que había permanecido era una cómoda mecedora frente a la ventana de la oficina de Yoongi.
Jimin ya podía imaginarse pintando el suelo para quitarle las manchas y colocando un conjunto de sofás en la superficie de madera junto una pequeña mesa. Pero lo que arruinaba su imagen, era lo que había bajando los tres escalones de la terraza.
—Habrá que cortar el pasto y quitar la maleza —observó Jimin arrugado su nariz.
—Hay espacio suficiente para que nuestra Chispita pueda jugar y correr, también está completamente cercado y hay un árbol de cerezo —observó su pareja, satisfecho con lo que veía.
—A Shuga y los demás también les gusta —sonrió el omega, contemplando a las cuatro aves abandonar su lado para recorrer el nuevo jardín, ocultándose en el árbol.
—¿Gustan ver las habitaciones? —preguntó la alfa.
Jimin y Yoongi se observaron con una sonrisa antes de asentir, pero con lo que ya habían visto, sabían que esa casa era la indicada, a pesar de que tendrían que hacerle unos pequeños arreglos para que sea a prueba de bebés.
Finalmente, habían encontrado su nuevo hogar.
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Espero que tengan un buen fin de semana mis copitos! se les quiere un montón<3
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