🌸•Capítulo 5•🌸

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Momo cruzó sus brazos bajo su pecho y observó con sus ojos entrecerrados de Jimin a Yoongi.

—El cuerpo es lo más importante para un bailarín —le recordó por quién sabe cuánta vez en lo que llevaban juntos como amigos mientras observaba explícitamente al pelirrojo omega.

—Fue un accidente, yo no sabía que esa mujer utilizaría aquella mala forma para coquetear conmigo —se defendió con un dulce puchero, dándole una corta mirada a Beom-gyu que jugaba con un pequeño robot que había venido en su cajita de sorpresa.

Ninguno de los dos debió de haber preguntado realmente en dónde quería comer el menor, pero no pudieron decirle que no luego de que le hiciera esos mortales ojitos y puchero.

Como la pareja no comía tan seguido en el Mc Donald, decidieron darle el gusto a Beom-gyu, obteniendo a un animado cachorro agradecido por haberle comprado la cajita feliz con su nuevo juguete.

—¿Y tú? —espeto ahora concentrando su atención en Yoongi—. ¿En dónde estabas en ese momento que no salvaste a tu omega? —exigió saber.

—Fue a comprarme algo de agua —defendió Jimin—. En serio Noona, solo me molesta un poco y no quiero practicar así porque la última vez que me descubriste bailando estando enfermo no te gustó —le recordó.

—Si en la tarde sigue con dolor, ya le advertí que le sacaría una hora con el médico para mañana —anunció Yoongi.

—Bien, si no puedes acompañarlo me dices para ir con él —pidió u ordenó mejor dicho.

Ambos asintieron con su cabeza.

—Y perdón por reaccionar así, pero ambos le prometimos a la amiga de Hoseokie que le ayudaríamos con su presentación de ballet —suspiró relajando su postura—. No puedes enfermarte Jimin-ah, lo tienes completamente prohibido —advirtió—. Eres mi mejor bailarín.

Yoongi observó a su pareja alzando una ceja, él no había tenido conocimiento de ese pequeño detalle importante.

Jimin rió bajo y lo abrazó por la cintura—. Te lo iba a decir hoy, Yoonie.

—¿Y a qué amiga van a estar ayudando? —preguntó curioso, correspondiendo el abrazo del menor.

—Ah, es la profesora de Sana —respondió su pareja—. Ya sabes, aquella mujer que me quería atrapar a Tae y a mí cuando íbamos a los talleres de Hoseok.

—Sí, es refrescante sacarle en cara que finalmente me escogiste a mí —rió algo malvada Momo, y aunque dijera eso, Jimin sabía que en verdad ambas eran buenas amigas.

—Bien, entonces lo encerraré dentro de una caja de cristal hasta la presentación —bromeó el alfa rubio arena.

—Oye —exclamó Jimin frunciendo sus labios mientras observaba a su pareja ofendido.

—Me parece una excelente idea —asintió divertida su amiga—. Bueno chicos, tengo que comenzar una clase así que les estaré viendo —se despidió entrando en el aula.

—¿Seguro que podrás con todo? —pregunto Yoongi juntando su frente junto a la de su omega.

—Ya lo he hecho antes —sonrió.

—Sí, y la presión te volvió algo sensible e irritable —le recordó con una pequeña sonrisa.

—No fue mi culpa que mi celo se acercara también —refunfuño.

Besándolo, el alfa lo calló de manera bastante agradable para los dos.

Terminando el beso, el pelirrojo restregó tiernamente su nariz en la de su alfa antes de alejarse y tomar su mano, inmediatamente el contrario entrelazó sus dedos.

—¿Ya nos vamos? —pregunto Beom-gyu, dejando de jugar con su pequeño robot de transformers.

—Sip, ahora iremos a ver a Sana —asintió Jimin estirando su mano libre para tomar la del menor.

—¿Y vamos a ir también por Soobin y Hueninkai? —preguntó el cachorro casi dando pequeños saltitos mientras caminaban de vuelta al auto.

Yoongi inclinó su cabeza hacia atrás mientras soltaba una carcajada ante la emoción del menor.

—Hoy no pequeño, solo seremos nosotros cuatro —respondió Jimin con dulce ternura.

—Otro día podrás hacer una pijamada en tu casa e invitar a todos —agregó Yoongi.

—¿En serio? —preguntó sorprendido, abriendo bien grandes sus ojitos entre verde y gris, otra linda combinación de Jungkook y Taehyung.

—Claro, puedes ir tú también a sus casas a quedarte a dormir —respondió el omega, abriéndole la puerta del auto cuando llegaron.

—Pero a papi Tae no le gusta eso —respondió cuando el pelirrojo se sentó a su lado—. Dice que aún soy muy pequeño.

Cerrando la puerta, Yoongi rodeó el auto y se sentó tras el volante otra vez.

—Otra razón para mejor hacerla en tu casa —respondió el mayor con simpleza, queriendo ver a Jungkook rodeado de pequeños cachorros.

Apenas y si aguanto la risa, pagaría por ver eso realmente.

El pequeño juntó sus cejas brevemente y luego asintió efusivamente con su cabeza, aprobando la idea del alfa.

—Les preguntaré —aceptó el infante con emoción mal oculta.

—Cachorro —pronunció Yoongi observando por el espejo retrovisor a su pareja—. ¿Puedes llamar a papá o a mamá y avisarle que nosotros vamos a pasar por Sana? —pidió.

Como él estaba conduciendo, obviamente no podía hacerlo. Además, Jimin odiaba que su alfa hablara por teléfono cuando conducía, algo que le había dejado muy en claro.

—Está bien —asintió sacando su celular.

—Tío Minnie, ¿me das más galletas? —pidió al ver la mochila del omega.

—Si te doy ahora, no comerás después cuando estemos en casa y Sana esté comiendo —advirtió marcando el número de Joongki cuando Hyekyo no le contestó.

El menor juntó sus cejas, descontento.

—Vamos, puedes aguantar un poco más ¿no? —pronunció Yoongi al observar la expresión del infante a través del espejo retrovisor.

—¿Y no puedo comer aquí y en casa? —preguntó a lo que el alfa sonrió y negó con su cabeza.

—Eso es mucho para tu pancita —advirtió Jimin antes de comenzar a hablar por teléfono.

—Pero...

—Después te dolerá tu pequeño estómago y tus papás tendrán que llevarte con el médico para que te coloque una inyección —pronunció Yoongi llamando la atención del cachorro—. ¿Eso quieres? —preguntó a lo que Beom-gyu negó efusivamente como su cabeza.

—Comeré en casa con Sana —pronunció.

Despidiéndose de Joongki, Jimin cortó la llamada y observó al menor con una sonrisa.

—Mucho mejor, así después tus papis no te castigan quitándote todas las galletas.

—¿Qué te dijeron? —preguntó Yoongi saliendo del tráfico, encontrando un lugar en el cual estacionarse frente al edificio donde bailaba Sana.

—Dijo que está bien, que después Jungkook y Taehyung la podrían pasar a dejarla a su casa —respondió.

—¿Te acompañamos o esperamos aquí? —preguntó su pareja.

—Umm... ¿Pueden esperarme aquí? —pidió—. Me gustaría hablar con su profesora también y ambos sabemos que Sana se ha vuelto un poco reservada con sus cosas, por algo no le dijo a sus padres sobre esta nueva amiga.

—Está bien amor —asintió el mayor—. ¿Quieres sentarte aquí adelante conmigo mientras esperamos a Minnie y Sana? —preguntó girando su cuerpo para observar a Beom-gyu.

—¿Puedo? —pregunto sonriendo.

—Mientras Yoonie no conduzca no pasa nada —aseguró Jimin bajándose del auto y ayudando al menor a subir en el asiento de copiloto.

Cuando cerró la puerta, escuchó como el menor le pedía encender la radio por algo de música.

Sonriendo, Jimin se internó dentro del edificio y subió hasta el tercer piso donde estaban las clases de ballet con la profesora Park Bo-young.

Deteniéndose frente a la puerta, el omega contempló a través del vidrio en forma de un pequeño rectángulo a la profesora ayudando a las pequeñas con su traje a estirar su cuerpo.

Tocando, entró después de que le concedieran permiso.

La pequeña mujer sonrió inmediatamente cuando reconoció a Jimin.

—Jimin-ah, ¿vienes por la pequeña Sana? —adivino acercándose a él.

—De hecho, sí —asintió observando a la pequeña saludarle desde el otro extremo de la habitación mientras estaba sentada en el suelo con una compañera empujando su espalda.

—La clase ya está por terminar, solo están estirando su cuerpo ahora que terminaron —explicó—. Hoy practicamos los saltos y les ha estado costando —suspiro—. Parece que muchas se relajaron demasiado con sus vacaciones y no siguieron estirando sus cuerpos y practicando en su casa.

—¿Y Sana? —pregunto sabiendo la respuesta, después de todo él mismo le había ayudado con los ejercicios ahora que Jin no podía debido a su embarazo.

—No, ella está en excelentes condiciones —sonrió—. Me imagino que la estuviste ayudando.

—Siempre que pude —asintió—. Con su padre estando en cinta, era difícil que le pudiera ayudar. Uhm, Noona... —llamó—. ¿Por casualidad, hay una niña nueva llamada SunHee?

—SunHee —repitió y observó a sus estudiantes—. Ahí —señaló a la pequeña que seguía empujando la espalda de Sana—. Ella dos son amigas pero...

Unos murmullos llegaron a ellos interrumpiéndoles.

—¡Ya para! ¡Me duele! —exclamó Sana llamando inmediatamente la atención de los adultos y sus compañeras.

—Niñas, sepárense —ordenó la profesora mientras Jimin cruzaba rápidamente la habitación y alejaba a la tal SunHee de su princesa.

—¿Estás bien? —preguntó ayudando de a poco a enderezar su espalda a Sana, quien asintió en silencio con una pequeña mueca en sus labios.

—Ella me dijo que podía tocar sus piernas con su pecho, yo quería ver si era verdad —explicó SunHee.

—No puedes intentar nada sin consultar conmigo antes —regaño Bo-young—. ¿Qué hubiera sucedido si tu amiga se lastimaba? Eso puede ocurrir si no respetas los límites de los demás.

—Está bien, ya estoy bien —aseguró Sana.

—¿Segura? —preguntó la profesora a lo que Sana asintió.

—Noona, ¿te importa si la ayudo a terminar con los ejercicios? —pregunto Jimin no muy dispuesto a dejar que esa niña volviera a tocar a su princesa.

—Pero... ¿Con quién lo haré yo? —pregunto SunHee.

Pero Jimin ya no escuchó más, levantando a Sana la llevó al otro extremo de la sala y comenzó a ayudarle con el siguiente ejercicio.

—¿Lo hizo a propósito, cierto? —pregunto el omega cuando estuvieron solos.

Sana asintió—. Está enojada porque le dije que ya no quería ser más su amiga.

—Ooh esa mocosa, realmente está entrando en mi lista negra —refunfuño sacándole una risa a la menor, que seguía perfectamente los estiramientos gracias a la ayuda del pelirrojo—. Prométeme que si intenta algo más le dirás a la profesora.

—Está bien —asintió.

—Y que se lo dirás a tus padres cuando lleguen.

—No los quiero molestar —murmuró siguiendo el último ejercicio.

—Nunca los vas a molestar, princesa —aseguró—. Cuando se los digas los tienes que grabar de recuerdo, tú nunca has visto a tus padres enojados después de todo —pronunció sacándole una pequeña risa a la menor.

—¿Y tú si, Oppa? —preguntó curiosa.

—No, pero Yoongi sí —sonrió—. Ve a cambiarte de ropa para que puedas preguntarle, nos espera en el auto.

Riendo, Sana salió de la habitación para ir a los camerinos que estaban al lado. Como era la única que había terminado los ejercicios de momento, le tocó ir sola.

Pronto las demás fueron terminando y saliendo.

—Noona —llamó Jimin mientras salía de la habitación para tener un ojo en el camerino cuando SunHee entró también.

—¿Sucede algo? —preguntó cuando estuvo a su lado.

—¿Puedes tener un ojo en SunHee cuando esté cerca de Sana? —pidió—. Parece que rompieron su amistad y SunHee no está muy feliz de ello.

—Por eso el pequeño accidente —comprendió—. No te preocupes, las mantendré separadas y hablaré con la madre de la niña de ser el caso.

—Estoy lista Minnie oppa —sonrió Sana llegando a su lado con su mochila—. ¿Nos vamos?

—Claro —asintió tomando su mano—. Gracias Noona, nos estaremos viendo.

—Adiós Jiminnie, adiós Sana —se despidió la pequeña mujer.

—Adiós profesora —se despidió Sana mientras se alejaban—. ¿No vamos a utilizar las escaleras? —pregunto cuando fueron al ascensor, subiéndose una vez se bajaron todos los padres que iban por sus hijas.

—Mi tobillo me sigue molestando un poco y ya sabes como es de exagerado mi alfa, si no me cuido, lo más probable es que me lleve de urgencia al hospital —resopló sacándole otra risa a la menor.

Cuando salieron del edificio, ambos se dirigieron directo al auto donde Yoongi y Beom-gyu les esperaban.

—¿Esperaron mucho? —pregunto Jimin abriendo la puerta.

—Nos entretuvimos —respondió su alfa—. Vamos pequeño, atrás otra vez —dijo observando a Beom-gyu.

Después de que Sana se subiera, el pelirrojo abrió la puerta del copiloto y tomó de la mano a Beom-gyu para ayudarle a sentarse atrás también, y luego él se sentó con ellos, entre los dos infantes, y ayudó a colocarse el cinturón de seguridad a cada uno.

—Yoongi oppa —llamó Sana.

—¿Qué sucede princesa?

—¿Es verdad que has visto a mis papás muy enojados? —preguntó curiosa.

Yoongi compartió una mirada con su pareja a través del espejo retrovisor antes de afirmar aquello.

—Así es, fue realmente aterrador.

—¿Y por qué los papás de Sana con tío GiGi enojados? —pregunto Beom-gyu interesado también.

—Porque olvidé una fecha importante y Jimin estuvo triste por ello —respondió logrando que ambos pequeños exclamaran con horror y observaran al omega para comprobar.

Cuando Jimin asintió con un puchero, ambos infantes observaron con sus ojos entrecerrados al mayor.

—Fue un error que nunca volví a repetir —aseguró—. Pero fue la primera vez que vi a Namjoon y SeokJin realmente enojados, fue la segunda vez que temí por mi vida —comentó.

—¿Y la primera? —pregunto Sana.

—Cuando Jimin me dejó —respondió honesto.

Ambos infantes observaron sorprendido al omega.

—Fue solo por unos días, no pude estar lejos de él —respondió un poco divertido por las reacciones de ambos menores—. Pero gracias a ello nuestra relación se fortaleció y aprendimos a ser totalmente honesto con el otro —sonrió.

—Que lindos —sonrió Sana—. ¿Y por qué no me vino a buscar la abuela HyeKyo? —recordó de pronto.

—Nosotros estábamos cerca y pasamos a buscarte, así también le haces compañía a Beom-gyu que se quedará con nosotros hasta que sus papis vengan por él —respondió Jimin.

—Ya hemos llegado —aviso Yoongi apagando el motor del auto.

—¿Entonces estaremos los cuatro solos? —pregunto Sana bajándose del vehículo junto a los demás.

—Así es —asintió Yoongi tomando su mano mientras iba al lado de Jimin quien tenía de la mano a Beom-gyu.

—Pero no podrás jugar hasta que termines tus tareas —advirtió el omega—. Los dos, de hecho.

—Está bien —accedieron ambos pequeños mientras se adentraban al edificio.

Realmente parecían una familia.

Y un pequeño deseo, un dulce anhelo que compartía con su lobo, volvió a surgir en Jimin al contemplar con cariño a los hijos de sus amigos.

Tal vez, ya era momento.

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