🌸•Capítulo 48•🌸


Lujoso y... Frío.

No había otra descripción para el departamento en el que vivía el pequeño Theia.

En realidad, el departamento era digno de estar en una revista de moda, con grandes ventanales que eran prácticamente toda una pared y proporcionaba una hermosa vista hacia la ciudad de Seúl al estar en el último piso, en el Pent-house.

Muebles bien cuidados y con aspecto lujosos, paredes grandes y vacías principalmente con colores blanco, negro y azul.

Una gran sala de estar abierta en conjunto de un comedor, una cocina con estilo americano equipada completamente con artículos de excelente calidad y por supuesto, cuatro grandes habitaciones con baño propio, había incluso una que era para invitados.

El departamento era el doble, triple, de grande que en el que vivía Jimin y su alfa, y eso era tan... Innecesario a su parecer.

Ahora el omega comprendía por qué el pequeño decía sentirse solito. Él ni siquiera podría verse así mismo viviendo un día en el Pent-house.

Demasiado grande, lujoso, silencioso, frío y sin ningún sentimiento hogareño en este.

Podía imaginarse al pequeño Theia observando a su alrededor, perdido, solo, sin saber qué hacer, a quién buscar.

Levantándose del sofá en el cual había estado esperando, Jimin observó a Yudai y al médico salir de la habitación de Theia.

—Él te llama —anunció no muy feliz por ello el omega contrario.

Asintiendo, el pelirrojo observó al médico.

—¿Él está bien? —preguntó.

—Sí, solo una leve fiebre —respondió con una pequeña sonrisa—. Descuide, su hijo estará bien —prometió.

—No es su hijo —gruñó Yudai antes de que Jimin pudiera decir algo.

—Oh, mis disculpas —pronunció el beta, visiblemente incómodo ante su equivocación.

—Sígame hablando de lo otro —pidió el omega, guiando al médico a la entrada.

Sacudiendo su cabeza ante el comportamiento de Yudai, Jimin tomó la liga que rodeaba su muñeca para hacerse una pequeña coleta mientras se dirigía a la habitación del cachorro.

No es que hiciera en realidad calor en el departamento, estaba incluso más fresco que el exterior, pero su cabello le estaba estorbando los ojos.

Entrando en la habitación, contempló con sorpresa la gran habitación llena de juguetes, peluches, una gran Tv pegada en la pared, tres tipos diferentes de PlayStation, una tablet, un computador, etc. Y por supuesto, un gran ventanal que era prácticamente toda una pared dando vista a también a la ciudad.

Maldición, el cachorro tenía incluso una cámara profesional parecida a la de su amigo Taehyung y ni contar el último modelo de PlayStation que Yoongi le había regalado para la navidad anterior.

¿Por qué un cachorro de cuatro años tenía algo así?

¿Dónde estaban los montones de lápices, juguetes de autitos, libros para pintar, dibujar, etc?

Sí, era verdad que incluso Beom-gyu poseía un PlayStation para jugar, pero era solo una y el cachorro prefería usar más sus juguetes o salir al exterior que otra cosa.

Las cosas tecnológicas no eran buenas para entretener a los niños de cinco años, al menos no durante todo el día y todos los días y algo le decía, que tal vez esa era la única entretención de Theia.

—No te fuiste —exclamó el cachorro observándolo desde la gran cama.

—Claro que no, te prometí que me quedaría un poco más si dejabas que te revisara el médico —sonrió acercándose, tomando asiento en la orilla de la cama.

Inmediatamente el cachorro se acercó abrazándolo con fuerza.

—¿Por qué tu aroma diferente? —preguntó enterrando su carita en su pecho.

—¿Diferente? —preguntó confundido—. Oh, es porque estoy esperando un bebé —respondió al comprender.

—¿Un bebé? —preguntó alejándose.

Jimin asintió.

—¿Con papi? —preguntó inclinando su cabecita.

—No pequeño, yo tengo a mi alfa —pronunció sacando su teléfono para mostrarle una imagen de su pareja—. Él es Yoongi, el otro padre de nuestro cachorro —explicó con una pequeña sonrisa enamorada.

—Oh... Papá y mami no quisieron un hermanito para mí —recordó triste el menor.

—¿Qué haces ahí? —preguntó Yudai entrando en la habitación, salvando a Jimin de responder aquello—. El médico dijo que debías de recostarte un poco —regaño con tono preocupado mientras se acercaba.

Jimin observaba con el ceño fruncido, más que nada en confusión, a Yudai revolotear cerca del cachorro en la gran cama.

Por muy enojada que mostraba la expresión de su rostro, su tono era... Preocupado.

—¿Qué quieres de comer? —preguntó Yudai.

—Hamburguesa.

—La comiste ayer —le recordó.

—Pizza.

—No creo que sea bueno.

—Pizza —insistió el cachorro y observó a Jimin como para que apoyara su decisión.

—Creo que lo mejor sería prepararle una comida cacera —interrumpió.

El otro omega resopló.

—Difícilmente comerá.

—Bueno, si no lo hace entonces me iré ahora —pronunció levantándose de la cama.

—¡No! Yo como todo —prometió el cachorro y observó a Yudai—. Comida cacera por favor —pidió.

El omega mayor asintió y le prendió la Tv para que viera caricaturas animadas antes de salir de la habitación con Jimin siguiéndole de cerca.

—Realmente te preocupas por él —pronunció el pelirrojo sin poder contenerse.

—Claro que sí —respondió observándole enfadado—. He estado a su alrededor desde que tenía tres años, puede ser realmente un mocoso malcriado a veces, pero... Él solo se volvió así después de perder a su madre —explicó entrando en la cocina.

—¿Y no se han puesto a pensar que se volvió así para llamar la atención? —cuestionó alzando una ceja—. Este pequeño está necesitado de amor y cariño.

—¿Y me dices que por eso se estaba aferrando de ti hasta hace poco? —se burló dándole la espalda mientras comenzaba a cocinar.

—Es un niño de cinco años sin la presencia de sus padres en su vida, con un papá que no lo ve nunca y se olvida de su existencia en el jardín —le recordó con molestia—. Está en un nuevo país, un nuevo jardín y está solo. ¿En verdad creen que todo estará bien solo por llenar su habitación de juguetes que ni siquiera debería de tener a su edad aún? —expresó.

—Ya te dije por qué llegamos tarde, déjalo —ordenó sin verlo—. ¿No te vas ya? —le echo para nada sutil al respecto.

Jimin rodó sus ojos sin poder evitarlo y cruzó los brazos sobre su pecho.

—No, por más que te moleste mi presencia le prometí que me quedaría hasta que terminara de comer y yo si cumplo con mis promesas —anunció—. ¿Quieres decirme por qué te desagrado tanto? —cuestionó un poco molesto—. Sí, entiendo que fuiste el amante de mi alfa, pero eso fue años atrás. No logro comprender cómo eso influye tu desagrado hacia mí cuando incluso Yoongi me dijo que ambos estaban de acuerdo en terminar en ese entonces, así que... ¿Por qué?

—Yoongi me gusta —anuncio dándose vuelta para enfrentarlo.

—Bien por ti. Pero mientras a ti te gusta, yo lo amo —pronunció con sinceridad estremecedora—. Nos amamos.

Los ojos de Yudai viajaron al pequeño vientre del omega donde apoyó sus manos mientras profesaba su amor por su pareja.

—Mira, si me dices esto para que deje de coquetear a Yoongi-kun está bien, ya no lo haré más —prometió volviendo a darse la vuelta para cocinar.

—Aunque agradezco saberlo, la verdad es que tampoco importa mucho porque sé que mi alfa en ningún momento ha caído en tus intentos —expresó—. Y sí, hyung me ha contado cada vez que has intentado hacer un movimiento sobre él.

—¿Y no te molesta? —cuestionó incrédulo, volviendo a observarlo.

Jimin suspiró y le observó como si fuera un niño de dos años que aún le costaba comprender a los adultos.

—Es el hombre de mi vida, mi alfa, mi alma gemela y mi otra mitad —anunció—. Él es mi pareja destinada, y aquello superpone a todo lo demás, porque nuestro amor supera a todo lo demás.

—¿Tú también estás con ese cuento? —resopló.

—Muchos lo pueden tomar como un cuento al nunca haber podido encontrar a esa persona especial, aquel con el que te sientes tan cómodo que incluso comienza a reaccionar tu lobo interior debido al sincero amor.

—Esos son solamente cuentos —insistió.

—No lo son —dijo con tranquilidad—. ¿Qué crees que significa esta marca cuando la ves en el cuello de algún omega? —preguntó.

—Que su pareja, seguramente alfa, no pudo controlar sus instintos en medio de su encuentro sexual —respondió con simpleza.

Suspirando, el pelirrojo omega tomó asiento en un banquillo frente a la isla.

—¿Realmente crees eso? —preguntó—. Desde la primera vez que me conociste que has visto la misma marca de mordedura en mi cuello. ¿Sinceramente crees que es debido a que Yoongi no puede controlar ese instinto suyo como alfa, a su lobo?

El omega contrario frunció el ceño, pero no dijo nada más.

—Puede que nadie hable de esto hoy en día, pero las parejas destinadas son muy reales —anuncio el pelirrojo—. Y Yoongi y yo somos destinados, así como lo son algunos de mis amigos.

—¿Y qué tiene que ver la mordedura en todo eso? —preguntó al menos dejando ese tono condescendiente en él mientras volvía a preparar comida, sin darle la espalda.

—Es el último paso en el proceso de unión —respondió—. Es gracias a esto —toca su cuello—, que se estable un lazo entre mi alfa y yo en el cual podemos sentir completamente las emociones del otro.

—Estás mintiendo —acusó.

Jimin negó—. Es la verdad, y todo es debido a que somos parejas destinadas —aseguró—. Pregunta a algún médico directamente y te explicará todo el tema, desde lo que significa ser parejas destinadas hasta el proceso para serlo.

—Si esto es de conocimiento común entre los médicos, ¿por qué no se los dicen a todos? —atacó.

—Porque no todos logran encontrar a aquella persona especial que hace reaccionar a tu lobo interno —contestó—. Y también debido a que muchos temen de dicha unión que es para toda la vida, una vez la mordedura está en el cuello del omega, no hay vuelta atrás, es un para siempre y a ninguno le interesará a nadie más que a su pareja —explicó.

Yudai frunció el ceño—. Es por eso que no te pusiste celoso de mis intentos con Yoongi —comprendió.

—Te equivocas, los celos definitivamente están ahí tanto para Yoonie como para mí a pesar de saber que nunca nos seríamos infieles de cualquier forma, pero es a menor medida porque la confianza y el amor entre nosotros supera a todo lo demás —confesó sincero.

—Así que, sin importar mis intentos o los de mi jefe, nunca habría resultado —pronunció observando el suelo de forma pensativa—. ¿Y por qué el anillo entonces? —preguntó volviéndolo a observar.

—Porque hay algunas personas que no creen en las parejas destinadas aun si tienen el conocimiento de lo que significa una mordedura en el cuello de un omega —anunció—. Un anillo es otra forma de decir que estoy felizmente atrapado y Hyung siempre tuvo en mente pedirme matrimonio, al parecer —explicó mostrando una pequeña sonrisa de labios mientras contemplaba su anillo.

Observándolo, el omega contrario bufó llamando su atención.

—Si, si, si, su amor es de envidia ya lo sé —resopló concentrándose en las verduras que picaba.

—Así que... ¿Por qué te caigo mal? —insistió el pelirrojo.

—¿Qué? ¿No puedes estar feliz con la idea de que no le agrades a todo el mundo? —cuestionó—. Pues lo lamento, pero yo no soy como mi jefe o su hijo y no caeré en tus encantos de omega —se burló sin mirarlo.

Jimin alzó ambas cejas con sorpresa al detectar cierto tono... Celoso en el mayor.

—No es que no te agrade porque estoy con tu ex amante, no te agrado por-...

—No lo digas. —advirtió tensando su cuerpo, observándolo.

Jimin sonrió lentamente, finalmente comenzando a comprender todo el panorama.

—En realidad te gusta el pequeño Theia y te preocupas por él, es por eso que yo no te agrado, porque me llevo bien con él —anuncio observándolo fijamente.

El cuerpo de Yudai se relajó brevemente mientras seguía cocinando.

Jimin sonrió internamente.

Era verdad que no era del agrado del otro porque el pequeño Theia se había apegado a él quien era prácticamente un desconocido, sino que también, estaba celoso de que había llamado la atención de su jefe.

A Yudai muy seguramente le gustaba Akanishi.

Pero entonces... ¿Por qué decía que le gusta Yoongi y que quería recuperarlo? ¿Para causar celos?

—No se de qué estás hablando —anuncio Yudai, sacándolo de sus pensamientos.

—Aunque no lo diga, el pequeño Theia también te quiere. Y estoy seguro de que si le muestras esta preocupación y cariño que revelas seguramente cuando él no es consciente, te querría aún más, hasta el punto de demostrarlo con acciones —aconsejó.

—No sé de lo que hablas —insistió el contrario, aún sin verlo—. Pero te voy a pedir que no seas tan cariñoso con él ni lo entusiasme con la idea de que permanecerás por siempre a su lado, porque ambos sabemos que no será así —advirtió.

—Bueno, tal vez si su padre y tú se mostraran más cariñosos con él, Theia no estaría buscando amor y cuidado en otras personas —espeto molesto Jimin.

—Hacemos lo que podemos.

—Entonces hagan más —regaño—. Lo que necesita el niño es amor. Hoy mientras lloraba en mi pecho, me decía que su padre no lo quería, que nadie lo quería —reveló—. ¿Eso es lo que diría un niño que está siendo cuidado y amado?

—Es difícil, ¿bien? —espeto frustrado—. El jefe también lo ha tenido difícil desde la pérdida de su esposa, Theia lloraba tanto que Akanishi mando a guardar todo lo que le recordaba a su esposa. Este departamento es similar en el que ha vivido en el último año.

—Sé que yo no soy nadie para intervenir en su vida, pero ese pequeño realmente necesita que ocurra un cambio en la suya antes de que suceda algo de lo que se arrepentirán el resto de sus vidas —expresó Jimin suavemente—. Ocultarle todas las cosas de su madre no va a ayudar a ninguno de los dos.

—¿Y qué se supone que puedo hacer yo? Solo soy un simple asistente —suspiro rendido.

—¿Estás seguro? —preguntó el pelirrojo—. Puedes ser más que eso si lo intentaras, para ambos —indicó suave.

Y Yudai parpadeó antes de volver a cocinar, sin decir nada más, ignorando su presencia, pero... Se notaba que las palabras de Jimin habían logrado tocarlo de alguna forma.

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