🌸•Capítulo 47•🌸
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Sentado en su escritorio, Jimin recargó su mano sobre la otra, y sin poder evitarlo, sonrió dulcemente enamorado cuando sintió y tocó su anillo.
Aquel hermoso anillo con el cual su alfa le había propuesto matrimonio hace tan solo unos días atrás.
Solo recordar aquello provocaba que mariposas revolotearan en su estómago y su corazón palpitara contento. Su lobo seguía moviendo su colita eufórico, comprendiendo totalmente sus sentimientos.
Alzando su mano, acarició la marca de mordedura que llevaba en su cuello, aquella que estableció el lazo y completa la unión entre ellos.
"Te amo" expresó a través de su enlace sin poder evitarlo, sin desear callarlo.
"Te amo también, cachorro" respondió su alfa inmediatamente y Jimin sintió la calidez del sentimiento, logrando incluso vislumbrar la sonrisa de labios de su pareja en su mente.
Suspirando, observó a los únicos dos infantes que seguían esperando a que sus padres fueran por ellos.
Obviamente uno de ellos era el pequeño Beom-gyu, pero Taehyung había llamado avisando de su retraso debido al trabajo.
Y el otro era Theia, cuyo padre no respondía sus llamadas al igual que su asistente, quien era la siguiente persona autorizada para retirarlo del establecimiento.
—¡Ya llegué! —exclamó su mejor amigo, atravesando la puerta abierta con rapidez.
—¡Papi! —chillo felizmente su hijo, sacudiendo su pequeña manita para y luego volver a jugar con su amigo.
—Siento haberte pedido que esperaras, Minnie, ¿demoré mucho? —preguntó Taehyung.
—Está bien, hoy no tenía planes —se encogió de hombros, quitándole importancia mientras se levantaba y rodeaba su escritorio para sentarse sobre este.
—Te recompensaré, ¿ya almorzaste? Si no es así puedo invitarte —propuso.
Jimin rió—. Está bien, si eso te hace sentir mejor.
—Por supuesto que sí —respondió acercándose y rodeándole los hombros con un brazo—. Ahora, déjame verlo de nuevo —exigió.
Sonriendo dulcemente, Jimin estiró su mano frente a ellos y reveló el hermoso anillo con perlas verde Jade en su dedo. Aquel que había mostrado con orgullo cuando se había juntado con sus amigos para darle las noticias de su boda.
—Aún no puedo creer que te haya pedido matrimonio de forma tan dulce —expresó el omega peliazul con un suspiro—. Y con tan hermoso anillo, Yoongi-ah siempre ha sido detallista contigo, aunque no lo acepte —comentó.
—Lo sé —asintió feliz—. A veces puede ser ridículamente cursi —rió entre dientes—. Y yo no estoy mejor que él.
—¿Cuándo se van a casar? —preguntó con entusiasmo.
—No tenemos una fecha en específico todavía, pero sé que quiero que sea antes de que nazca nuestro cachorro —anunció—. Después será muy difícil poder planear algo, sé que ambos estaremos demasiados perdidos en nuestra pequeña chispita —dijo con cariño, colocando sus manos sobre su vientre.
—Bueno, ya sabes Minnie-ah, si necesitas ayuda con algo tú solo me dices —le guiñó un ojo.
—Gracias, lo tendré en cuenta —prometió sonriente el pelirrojo.
Ambos se apartaron cuando sintieron otra presencia en la puerta.
—Profesora Shim —pronunció Jimin al observar a la mujer.
—¿Aún por aquí? —preguntó frunciendo ligeramente el ceño.
—Sí, como puede ver aún estoy esperando a que vengan por uno de mis estudiantes —respondió observando a Theia.
La beta siguió la dirección de su mirada y se encontró con el pequeño pelirrojo jugando con Beom-gyu.
—Esto no ocurriría si hubiese sido firme desde el principio, ahora los padres lo han hecho una costumbre —reprochó antes de seguir su camino, retirándose.
—Uh, ella sigue siendo estricta, ¿no? —comentó Taehyung una vez la mujer mayor se perdió de vista.
—Sí, a veces puede ser demasiado fría y estricta... Pero es buena profesora a pesar de ello—contestó—. Y a veces la veo tan solitaria...
—¿Siempre lo vienen a buscar de los últimos? —preguntó el peliazul señalando al niño con el cual jugaba su hijo.
—Sí —suspiro Jimin observando a ambos cachorros—. Y ni siquiera es el padre quien viene por él, siempre es el secretario y ocasionalmente la niñera —expresó con disgusto.
—Pobre bebé —negó Tae—. Sabes, la primera vez que lo vi realmente me sorprendió.
—¿Qué cosa? —preguntó curioso.
—Sus dulces cachetitos son parecidos a los tuyos, rellenos y suavecitos, me dan ganas de morderlos —expresó.
—A mi igual —confesó el pelirrojo con una ligera risa, observando al menor.
—Y su tono de cabello es parecido al tuyo, solo que el suyo es más rojo que castaño y es un poco esponjoso —observó—. ¿Seguro que no tuviste ya un bebé?
—Parece que la idiotez de Kookie te contagio —regaño el omega golpeándole la nuca—. El pequeño perdió a su madre no hace mucho —le recordó.
—Ay, yo solo bromeaba Minnie —rió.
—Papi, tío Minnie —llamó Beom-gyu corriendo al lado de los dos omegas.
—¿Qué sucede, conejito? —preguntó Taehyung.
—Tengo hambre —explicó con sus cejas juntas y sus pequeñas manos sobre su estómago.
El padre observó a su amigo y luego a su hijo otra vez.
—¿No puedes esperar un poco más, bebé? —preguntó.
Beom-gyu frunció sus labios y lo pensó por unos segundos antes de negar con su cabecita.
—Yo mucha hambre —contestó.
—Bueno, en realidad ya está pasado a la hora que siempre come —pronunció Jimin.
—Lo sé, pero... Se supone que te invitaría —Taehyung dijo rascando su nuca.
—Sabes que no me puedo ir si aún tengo un estudiante conmigo —le recordó el pelirrojo.
—¿Y no has intentado llamar al padre? —cuestionó frunciendo el ceño.
—Lo hice, pero no contestó —resopló.
—Papi —llamó el cachorro.
—Está bien conejito, dame unos minutos más, juega con tu amigo mientras esperas —ordenó el omega.
Asintiendo, el cachorro se alejó para ir con su amigo.
—¿Qué vas a hacer entonces? No es como si pudieras esperar hasta que ellos se desocupen, esto no es una guardería y tú también tienes cosas que hacer —argumentó.
—Lo sé —asintió observando a Theia—. Primero intentaré llamar nuevamente, y si no funciona llamaré a Yoonie —respondió sacando su teléfono móvil—. Si mal no recuerdo, creo que hoy su padre se juntaba con Yoongi por lo que le hablaré a él para saber si está aún ahí y que le avise que tiene un hijo al cual venir a recoger —explicó.
Marcando el número de Akanishi, Jimin lo intentó tres veces antes de rendirse y llamar al asistente personal.
—¿Tampoco? —preguntó su amigo frunciendo el ceño cuando Jimin bajó el teléfono con expresión enojada.
—Ninguno contesta —bufó—. Llamaré a Yoonie y averiguaré si está con ellos.
—Es increíble que ponga su trabajo primero que su hijo —espeto enojado el omega contrario.
—Tae... —pronunció Jimin observando al pequeño Theia que hablaba suavemente con Beom-gyu.
—Ay, lo siento, es una suerte que no entienda coreano —pronunció culpable.
El pelirrojo guardó silencio no queriendo decirle que, en verdad, el pequeño Theia ya conocía varias palabras en coreano.
—¿No te contesta tampoco? —preguntó Taehyung.
Jimin alejó su teléfono y lo observó.
"Amor, ¿estás muy ocupado? Necesito hablar contigo" expresó a través de su enlace.
—Intentaré otra vez —pronunció volviendo a marcar el número de su alfa.
Esta vez, Yoongi le contestó al segundo tono.
—¿Qué sucede cachorro? ¿Estás bien? ¿Es Chispita? —preguntó.
—Tranquilo Yoonie, no se trata de mí —aseguró con cariño.
El alfa suspiro en alivio.
—¿Qué sucede entonces, Minnie? Estoy en medio de una reunión importante —pronunció.
—Lamento molestarte cariño, pero necesito saber si Akanishi y su asistente están por ahí —explicó.
—Eh... Si —respondió Yoongi observando al alfa contrario que le observaba esperando que terminara la llamada, al igual que otros trabajadores—. Él está también en la reunión.
La confirmación solo provocó que el mal humor del omega empeorara, sin poder creer que realmente le había estado ignorando por trabajo.
—Bueno, dile que revise su maldito teléfono porque le he estado llamado a él y a su asistente para recordarle que tiene un hijo el cual venir a recoger —espetó sin poder ocultar el enojo en su dulce voz.
—Está bien cariño, yo le digo —prometió—. Sé que estás enojado, yo también lo estoy sinceramente, pero los cambios de humor le pueden hacer mal al bebé así que respira, relájate y come mucho —dijo firmemente, pero sin poder dejar afuera un tono mucho más suave.
—Bobo hyung —pronunció con una pequeña risita—. Gracias, dile que le estaré esperando.
—Claro amor, adiós.
—Adiós, besos —pronunció antes de cortar.
—¿Y bien? —preguntó Taehyung.
—Parece que una reunión es más importante —resopló.
—Imbécil —imitó su amigo.
—¡Papi dijo una mala palabra! —acusó inmediatamente Beom-gyu, sin importar que había estado intentando conversar con su amigo.
—Eish, fue sin querer —se excusó Taehyung alzando sus manos de forma inocente.
Riendo, Jimin negó con su cabeza y observó nuevamente al pequeño Theia, percibiendo como su estado de ánimo había decaído en la última hora.
—Papi tengo hambre —se quejó Beom-gyu colocándose su mochila, anunciando que ya quería irse de ahí.
—Minnie...
—Está bien, podemos almorzar juntos otro día —aseguró.
—¿Seguro de que puedes esperar solo? —preguntó.
—Si el padre no viene pronto tendré que avisarle al director, él sabrá que hacer, supongo —se encogió de hombros.
—Papi —llamó Beom-gyu jalando su ropa.
—Conejito —suspiro—, eres igual de impaciente que tu papi Kookie —regañó tomándolo en brazos—. Nos vemos Minnie, llámame cualquier cosa.
El omega movió su cabeza asintiendo.
—Adiós adiós, tío Minnie. Adiós Theia —se despidió Beom-gyu agitando su pequeña manito.
Despidiéndose del cachorro de su amigo, Jimin volvió a observar al pequeño estudiante que quedaba y se sentó frente a él.
—¿Cómo estás, pequeño? —preguntó suavemente en japonés.
Theia se encogió de hombros y observó sus manos—. ¿Cuándo vendrá papá? —preguntó.
—Ya le he llamado, debe de estar en camino —respondió.
—¿Él no me quiere? —preguntó sorprendiendo un poco al omega ante la sorpresiva pregunta.
—Claro que él te quiere, cariño —aseguró estirando su mano para acariciar la del más pequeño.
—Mentira, nadie me quiere —pronunció con un tembloroso puchero—. Nunca están conmigo, siempre solito.
—Oh cariño —exclamo con un nudo en su garganta—. ¿Quieres un poco de zumo? —ofreció.
—No tengo —respondió el pequeño.
—Pero yo sí —sonrió suave, levantándose y yendo a su escritorio donde tenía una cajita de zumo que le había regalado uno de sus estudiantes.
Al darse vuelta, chocó contra un pequeño cuerpo quien envolvió sus brazos en sus piernas.
—Hey, ¿estás bien, corazón? —preguntó preocupado.
—Abrazo —pidió el cachorro, y el corazón del omega se apretó ante su tono necesitado.
Sin palabras, tomó al pequeño entre sus brazos y rodeó su escritorio para sentarse en su silla con el pequeño en su regazo, acomodándolo para que sus piernas cayeran de lado y su cabeza se recargara en su pecho.
—Papi no me quiere, yo lo sé —sollozó el menor, logrando agitar su lobo que le demandaba calmar al cachorro.
—Shhh cariño, claro que tu papi te quiere —pronunció con voz suave, acariciando su espalda.
El infante negó con su cabeza mientras seguía llorando y sollozando.
Sin poder escuchar más ese triste llanto, el omega pronto comenzó a liberar lentamente su aroma, de forma gradual para no sofocar al pequeño con ello.
Quería calmarlo solamente.
—Papi te quiere pequeño, y estoy seguro de que lamenta tener tanto trabajo cuando lo único que desea es estar contigo —pronunció por el bien del cachorro.
Aunque realmente, quisiera golpear el rostro de aquel alfa arrogante.
—Mentira —murmuro Theia en un pequeño sollozo, pero sin llanto.
—Claro que sí te quiere cariño, te lo prometo —dijo limpiando las lágrimas del pequeño rostro con su pulgar antes de estrecharlo entre sus brazos más.
—Extraño a okasan —pronunció enterrando más su carita en el pecho de Jimin, su manito aferrándose a su camiseta en un pequeño puño mientras aspiraba profundamente el dulce aroma del omega.
La garganta de Jimin se apretó ligeramente tras aquella confesión, y sin saber qué hacer, solo siguió aferrándose al pequeño cuerpo mientras le brindaba cariño y amor.
Algo que el cachorro parecía necesitar urgentemente.
De todo el tiempo que Jimin había visto al pequeño, era la primera vez que Theia finalmente se rompía mostrándole alguna emoción, era un cachorro después de todo, él ni siquiera debería de haber estado ocultando sus emociones tan fuertemente como lo había hecho.
El cachorro a pesar de comportarse unas pocas veces como alguien mimado, la mayor parte del tiempo era algo distante con todos, excepto con Beom-gyu y él.
Ellos dos eran como la excepción del cachorro.
—¿Quieres zumo? —preguntó suavemente cuando el cachorro finalmente se calmó.
Percibiendo el suave movimiento afirmativo contra su pecho, Jimin se enderezó y abrió la cajita enterrando la pajita en este y luego la acercó a los labios del infante, quien bebió unos sorbos antes de volver a enterrar su rostro en su pecho, aspirando el dulce aroma calmante.
Alzando su mano, el pelirrojo omega acarició el cabello del pequeño, peinándolo hacia atrás.
—Parece que tienes un poco de fiebre, pequeño —observó Jimin frunciendo sus labios ligeramente.
Finalmente, una persona apareció en el aula y Jimin apenas contuvo el resoplido al ver a Yudai, el asistente.
—¿Está enfermo? —preguntó observándolos desde la puerta.
El pelirrojo contuvo su respuesta irónica y mordaz solo porque no quería molestar al cachorro.
—Está triste y creo que tiene un poco de fiebre —respondió—. Tal vez porque estuvo llorando.
—Okey, conseguiré que un médico vaya a la casa —pronunció enviando rápidamente mensajes a través de su teléfono—. Gracias por cuidarlo más tiempo, cosas ocurrieron y nos olvidamos de él —explicó.
—Uno no simplemente se olvida de su hijo —pronunció entre dientes Jimin.
—Se puede si se tiene un trabajo como el del CEO Akanishi o siendo su asistente —argumentó frunciendo el ceño, mirándole con desdén.
—Mi alfa también es CEO y si yo le llamo en este momento y le digo que no me siento bien, inmediatamente dejaría todo y vendría por mí. No mandaría a terceros ni me ignoraría hasta llegar a casa, él vendría por mí —expresó enojado.
—Entonces solo serías un problema, una carga —observó fríamente.
—No, porque cuando uno realmente ama y se preocupa por el otro, nada importa, ni siquiera el trabajo. Y eso no es ser una carga, eso significa amar y preocuparse, una característica que definitivamente ustedes dos no tienen —exclamó manteniendo su tono bajo y suave para el pequeño entre sus brazos, cuando en realidad quería gritar con enojo.
El omega contrario alzó su mentón, pero no dijo nada más.
—Vámonos Theia —anunció acercándose al cachorro.
—No —se quejó el menor aferrándose con más fuerza a Jimin.
—Vamos, no estés siendo malcriado en este momento, tengo que llevarte a casa para que te vea el médico —pronunció.
—No.
Ante la renuencia del cachorro, Yudai observó a Jimin esperando que hiciera algo.
—Vamos cariño, debes de ir casa para que te vea un doctor por esta pequeña fiebre —pronunció con voz suave y cálida, muy diferente a la del otro chico.
—No. Contigo —insistió el cachorro rodeando el cuello del pelirrojo con sus pequeños brazos.
—Genial, ¿y ahora qué? —cuestionó Yudai.
—Te ayudaré a llevarlo a su casa —suspiro Jimin tomando su teléfono para llamar a su alfa.
—La reunión aún no termina —anuncio el contrario.
—Entonces le enviaré un mensaje —respondió con simpleza.
—Tú también llevas un anillo —observó Yudai sin poder evitarlo.
—Sí, Yoonie me pidió matrimonio —sonrió suavemente mientras sus ojos se posaban en el hermoso anillo que descansaba en su mano.
El omega asintió y no dijo nada más, Jimin tampoco lo hizo, no era necesario.
Esto realmente era otra forma de decirle al mundo que ellos se pertenecían, en especial para aquellos que no creían en las parejas destinadas y la mordedura.
Cualquier esperanza que había tenido Yudai, se acabó con ello.
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