🌸•Capítulo 44•🌸
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Sana observó a su alrededor, contemplando el pasillo de su escuela con aburrimiento. Ya la mayoría de los niños de su edad se habían ido a sus casas y los que quedaban eran los más grandes.
Dos personas adultas estaban hablando distraídamente cerca de la entrada, sin prestar atención en realidad a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, ni con los estudiantes, o ya se habrían dado cuenta del grupito en una esquina que fumaban a escondidas.
Aburrida, Sana se levantó de la banca y camino la escasa distancia hasta la entrada, abriendo la puerta de vidrio salió y se sentó en un escalón.
Sabía que les había prometido a sus papás que esperaría en el interior de su escuela, pero ella sentía mucho calor y estaba aburrida, sin contar que el aroma a humo ya estaba empezando a llegar a ella, molestándola.
Esperaba que su padre le permitiera ir a la casa de sus abuelos para nadar en la gran piscina, siempre era divertido estar ahí y mucho más fresco, sus abuelos siempre estaban felices con su visita.
Suspirando, apoyó sus codos sobre sus rodillas y su rostro entre sus manos, esperando a que su papá Namjoon fuera por ella.
—Sana —exclamó una voz que ella conocía muy bien.
Enderezándose, observó hacia el hombre que se acercaba a ella, aquel que anunciaba ser su verdadero papá.
Por su mente pasó la conversación que tuvo con sus padres y se levantó intentando volver dentro de la escuela.
Sus papás ya le habían hablado sobre el señor JaeHwan y le habían advertido no hablar con él, el hombre raro que su papá Jinnie llamaba psicólogo también le había hablado y aconsejado al respecto.
Sana sabía que Namjoon no era su verdadero papá, pero ella entendía y simplemente sabía que el alfa era su papá.
Después de todo, era él quien había estado con ella cuando se enfermaba, en sus cumpleaños, en las presentaciones de ballet y la escuela, en sus días tristes y felices, solo su papá Namjoon y SeokJin habían estado con ella.
No JaeHwan.
Un hombre que se había acercado a ella a bases de juguetes que había rechazado porque ya era muy grande para jugar con muñecas.
Un hombre que había intentado regalarle ropa bonita que no era de su talla.
Un hombre que había intentado alimentarla con comida que no le gustaba.
Un hombre que se hacía llamar su padre y no la conocía. No como su papá Namjoonie y SeokJinie.
Y se sentía un poco tonta por no haberse percatado de ello hasta no hace mucho.
El señor K era un alfa malo, porque también hablaba feo de sus papis y le decía mentiras como que la iban a abandonar o dejar de querer por culpa de su hermana.
—¡Hey! ¡Sana! —exclamó llagando a su lado, sosteniéndole de su hombro para que no volviera a entrar en la escuela.
—Hola Ahjusshi —saludo Sana, saliendo de su agarre.
—Ya te dije que debes de llamarme papá, niña —suspiro agachándose para estar más a su altura—. Mira lo que te he traído —anunció alzando una bolsa.
—¿Qué es? —preguntó curiosa, pero sin moverse.
—Bueno, me dijiste que te gustaba pintarte y mi novia escogió esto para ti —explicó sacando del interior pintura real con un feo escuche color negro.
No como la que le regalaba su papá Namjoon, que era una cajita bonita con muchos colores brillantes. Siempre le compraba a escondidas de su papi Jinnie una nueva cuando ya se le acababa.
—Oh... Es linda —pronunció simplemente observándola.
—Lo sé, y es toda tuya —sonrió volviendo a meterla dentro de la bolsa—. ¿Quieres que vayamos por un helado? —propuso.
—Papá Namjoon viene por mí —negó.
—Cariño, él no es tu papá, yo lo soy —le recordó dejando su mano sobre su hombro.
—Papá Jin y papá Nam dijeron que ya no debía de hablar con usted, Ahjusshi —informó.
—No debes de obedecerles, ellos son malos, no te quieren y te alejaron de mí —expresó con tristeza fingida.
—Ellos no son malos, me quieren y papá Jinnie dijo que tú te fuiste —defendió—. El tío GongYoo también dijo que eras un desperdicio de alfa y que te pudrirás en el infierno por malo —repitió omitiendo algunas groserías que había soltado su tío cuando le había preguntado aquel día que fueron todos a la granja.
—No debes de escucharlos pequeña, ellos solo quieren mantenerte lejos de mí —expresó colocando ambas manos sobre los hombros de Sana, impidiéndole alejarse—. Ven conmigo por un helado y luego te llevaré a casa para que veas tu nueva habitación —pidió con una sonrisa.
Sana frunció el ceño y negó—. No puedo ir contigo.
—Claro que sí, soy tu papá.
—Mis papás se llaman SeokJin y Namjoon —gruñó ya aburriéndose.
—Pero yo también lo soy —le espetó perdiendo algo de su falsa amabilidad—. ¿No ves lo que ellos quieren hacer? Solo quieren alejarte de mí porque les caigo mal, pero en cuento tu hermanita nazca se olvidarán de ti.
—Mentira, papá Jin me dijo que siempre me amarían y papá Nam igual —negó intentando alejarse—. Suélteme —pidió agitando sus brazos.
—¡Hey! ¡Tú! —gritó una conocida voz y Sana respiro en alivio cuando observó a su papá Namjoon correr hacia ellos.
JaeHwan se levantó soltando los hombros de Sana y la empujó detrás de él, enfrentando a la actual pareja de su ex omega.
—¿En qué puedo ayudarte? —preguntó con frialdad.
—¡Aléjate de mi hija! —ordenó enfrentándolo, parándose frente a él a escasos centímetros.
—¿Se supone que intimidas? ¿Qué me tengo que asustar? —se burló—. Eres igual de absurdo que SeokJin.
—No menciones el nombre de mi omega —espetó apartándolo de un empujón—. ¿Estás bien, cariño? —preguntó agachándose y estudiando con sus ojos a su hija.
Sana asintió en silencio y se acercó rodeando con sus brazos el cuello de su papá. Rodeándola con sus brazos, Namjoon se levantó.
—No vuelvas a acercarte a mi hija —gruñó a JaeHwan.
—Estoy cansando de escuchar que es tu hija, ambos sabemos que no es así. Ella es mía —se burló.
—Ella no es una cosa, no puedes entrar a la fuerza a su vida y asustarla con las estupideces que le estabas metiendo en su cabeza —espetó.
—Solo decía la verdad —se encogió de hombros.
—Tú...
—¿Por qué no le preguntamos a Sana a dónde quiere ir? —interrumpió el alfa contrario con arrogancia—. Con su verdadero papá, ¿o con el falso que le abandonará en cuanto nazca su otra hija? —sonrió burlón.
—Eres un asco de persona —pronunció Namjoon con desagrado antes de observar a su silenciosa hija—. Te amo pequeña, a ti y a tu papá y tu hermana.
Sana asintió—. Lo sé.
—Yo también te amo —anunció JaeHwan, consiguiendo la atención de Sana.
—¿Cuál es mi color favorito? —preguntó repentinamente.
—¿Qué? —preguntó confundido.
—¿Cuál es mi princesa favorita? ¿Cómo se llama el peluche que tengo desde bebé? ¿Qué cosas me gustan? ¿Qué cosas me disgustan? ¿Cuáles son mis caricaturas favoritas? ¿Cuál es mi vestido favorito? —cuestionó.
—Sabes que no puedo responder eso, hermosa, tu papá SeokJin te alejó de mí y por eso no pude estar contigo —se explicó.
—No seas un mentiroso, tú te fuiste y los abandonaste cuando más te necesitaban —le gruñó Namjoon cada vez más furioso con el molesto hombre.
Era desesperante.
—No, SeokJin se fue, él me abandonó —insistió JaeHwan—. Créeme pequeña, ellos te alejaron de mí y te escondieron, solo ahora pude encontrarte para ser parte de tu vida.
—Pero... ¿Por qué nunca me preguntas lo que quiero? ¿Lo que me gusta? —cuestionó observando el suelo—. ¿Por qué no quieres saber esas cosas pero siempre hablas mal de papá Jin y papá Nam?
Namjoon sonrió victorioso al apreciar que su hija había dejado sin palabras al idiota. Su pequeña hija en realidad eran una chica lista.
—Creo que ahí tienes tu respuesta —anunció Namjoon sonriente.
—Esto no acabará aquí, ella es mi hija, es mía —gruñó.
—Sana no es una cosa —espetó enojado, tentado a golpear el rostro del imbécil.
Sana observó a JaeHwan alejarse, sin dedicarle ninguna otra palabra o mirada.
—Lo siento, no sabía que el señor K era malo —murmuró.
—Está bien, cariño, ese hombre fue quien se aprovechó de la situación de forma malvada —prometió besando su frente—. No dejaremos que te vuelva a molestar... A menos que quieras verlo —dijo con pesar.
Sana le observó fijamente y luego le sonrió—. Yo ya tengo a mis dos papás.
—Sí... —sonrió Namjoon abrazándola con más fuerza, ignorando la repentina humedad de sus ojos—. Vamos, necesito hablar con la directora antes de ir a casa con papá Jin.
En la casa de Namjoon y SeokJin, las parejas de los respectivos omegas estaban reunidos en el jardín trasero de la casa, hablando del encuentro que había tenido uno de los hermanos con el imbécil de Lee JaeHwan.
—¿Quieres que lo golpee? —pregunto Jungkook estrellando su puño derecho contra su mano izquierda.
—Si yo no pude hacerlo, entonces tú tampoco —resopló Namjoon.
—Lo bueno de esto, por malo que sea para Sana a la vez, es que le ha mostrado su verdadero rostro —anunció Yoongi.
—Sana es una chica inteligente —pronunció con orgullo el padre—. Con un poco de guía, se percató del verdadero color oscuro de ese imbécil. El idiota lo único que hacía al verla era hablar mal de nosotros, meterle miedo respecto a su nueva hermana e intentar sobornarla con regalos que ni siquiera eran de su gusto.
—Me estás diciendo... Que en todo este tiempo que estuvo a su lado ¿no intentó averiguar nada respecto a ella? —espetó Yoongi, alzando una ceja.
—Ni una maldita cosa —negó con su cabeza—. Ni siquiera creo que trate a Sana como una persona, se refirió a ella como una cosa que le pertenecía —exclamó con desagrado.
—Yo realmente quiero ir a golpearlo —bufó Jungkook.
—Todos Kookie —suspiro Yoongi.
—No me digas Kookie —se quejó.
—Volviendo al tema principal —pronunció el alfa mayor concentrándose en Namjoon—. No creo que esto sea tan fácil como cambiarse de escuela. Nos guste o no, él sigue siendo el padre de ella.
—No es su padre, él solo fue el que apoyó con esperma y desapareció de su vida —argumentó el menor de los tres alfas.
—Aunque me gusta la descripción de Jungkook, Yoongi sigue teniendo razón —suspiro Namjoon—. Y temo que recurra a un abogado para llegar a Sana.
—Debe de haber un motivo por el que aparezca ahora —pensó Yoongi—. Pasó diez años fuera de su vida, y lo primero que hace al volver es intentar ponerla en contra de ustedes, obviamente está desesperado por tenerla a su lado pero no está interesado en ella. ¿Por qué?
—No lo sé, pero lo averiguaré —juró—. Hablaré con padre por un abogado en el peor de los casos.
—Esa es una buena idea —asintió Yoongi—. Tal vez incluso conozca a alguien que te ayude a investigar a ese imbécil para entender sus verdaderos motivos, porque el arrepentimiento y amor repentino no es uno de ellos —bufó.
—Espero que la escuela a la que le cambiaste tenga un mejor sistema para proteger a los niños de los extraños —comentó Jungkook.
—Nos aseguramos de eso antes de cambiarla —asintió.
—Kookie —gritó Taehyung saliendo de la casa—. ¿Dónde dejaste el cambio de ropa de Beom-gyu?
—En el auto —respondió.
—¿Y de qué me sirve en el auto? —cuestionó colocando sus manos en su cintura—. Tengo a un desnudo conejito recién bañado intentando correr por toda la habitación de Sana con las mascotas de Minnie.
Namjoon y Yoongi rieron por lo bajo mientras observaban al alfa menor salir del jardín trasero en busca de la ropa de su hijo.
—Tengo que pedirte un favor —anuncio Yoongi una vez quedaron los dos a solas.
—¿Un favor? —repitió observándolo curioso—. Cuenta.
—Le voy a proponer matrimonio a Jimin y necesito de tus manos habilidosas —respondió.
Namjoon sonrió mostrando sus hoyuelos y lo rodeó con sus brazos.
—Ya era hora, Hyung —felicitó.
—Lo sé, ¿me ayudarás, cierto?
—Claro, tú solo dime cuándo —respondió alejándose, guiñándole un ojo.
Mirando hacia la puerta que daba al jardín, Yoongi sonrió en silencio cuando pronto su pareja apareció.
—Yoonie —llamó saliendo de la casa.
—¿Qué sucede amor? —preguntó rodeando su cintura cuando llegó a su lado.
—Jinnie pregunta si nos quedaremos a cenar —respondió abrazándolo con ambos brazos por la cadera.
—¿Te quieres quedar?
—Creo que sería bueno para él distraerse un poco, y Sana también —se encogió de hombros, apoyando su cabeza en su hombro.
—Y yo apreciaría eso —interrumpió Namjoon.
La pareja rió bajo.
—Nos quedaremos un poco más entonces —decidió Yoongi besando la frente de su omega—. Tendremos comida gratis y deliciosa de igual forma.
Jimin soltó una pequeña risa y besó el cuello de su alfa.
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