🌸•Capítulo 41•🌸
—Es que no lo entiendo —musitó Jimin observando a su pareja salir del baño—. Aunque no hemos estado evitando exactamente la comida picante, sí trato de que no la comamos tan seguido como antes. ¿Por qué estás enfermo otra vez entonces? —expresó con sus labios fruncidos.
—No creo que esté exactamente enfermo, amor, solo algo que me cayó mal y listo —pronunció el alfa, sentándose en el borde de la cama al lado y de frente a su pareja—. Solo he vomitado un poco, no me siento para nada igual a como cuando tenía gastritis —prometió.
El omega le observó con sus ojos entrecerrados.
—¿Lo prometes, alfa?
Sonriendo, el mayor se inclinó para besar castamente sus rellenos labios.
—Lo prometo, omega.
El pelirrojo soltó una ligera risa antes de abrir su boca, capturando el labio interior de su alfa de forma juguetona.
—Espero que te hayas lavado los dientes luego de vomitar —pronunció soltando su labio.
Yoongi sonrió asintiendo con su cabeza—. Ahora arriba, tenemos un viaje por delante a Gwacheon y hay que disfrutar del día —anuncio golpeando suavemente uno de los muslos de su pareja antes de levantarse de la cama.
Estirando su labio inferior en un puchero, Jimin tiró de las mantas hacia atrás y salió de la cama.
Él realmente desearía quedarse en la cama junto a su alfa un ratito más, no haciendo más que darse mimitos en los brazos del otro aprovechando que era fin de semana. Pero admitía que también tenía algo de curiosidad por la invitación de SeokJin al huerto de fresas de su tío, el único pariente con el cual mantenía contacto según tenía entendido.
Él al igual que la mayoría de sus amigos no habían visitado nunca un huerto a recolectar fresas, por lo que cuando el día anterior mientras almorzaban juntos Jin le invitó, Jimin no había podido decir que no, al igual que los demás.
—¿A qué hora quedamos de juntarnos con todos? —preguntó alzando sus brazos sobre su cabeza, estirando su cuerpo.
—Tenemos media hora aún, es a las 9:30 frente a la casa de Namjoon y SeokJin —le recordó terminando de cambiarse de ropa.
—Alcanzamos a desayunar entonces —sonrió quitándose la camiseta de pijama, quedando solo en bóxer.
—¿Preparo algo en especial? —preguntó Yoongi observándolo.
—Uhm, nop. Solo quiero de mi cereal —respondió luego de pensarlo.
El alfa frunció el ceño—. ¿No es eso muy poco? Tienes que alimentarte muy bien de ahora en adelante —le recordó acercándose para tocar el vientre de su pareja.
—Si termino y todavía tengo hambre, comeré algo más —prometió besando su nariz antes de alejarse para comenzar a vestirse.
—De acuerdo —aceptó todavía no muy convencido.
Bajando las escaleras, inmediatamente las cuatro mascotas de la casa comenzaron a volar frente a él.
—¡Comida! —chillo Shuga e inmediatamente los demás le siguieron.
Yoongi arqueó una ceja y sonrió al escuchar la risita de su pareja desde arriba ante los reclamos de sus mascotas.
—Amor, ¿los vas a llevar con nosotros? —preguntó mientras se dirigía a la cocina.
—No lo sé —respondió bajando las escaleras—. Aunque me gustaría sacarlos a todos, será un lugar totalmente desconocido, no creo que sea lo mismo como cuando vamos al parque cerca de aquí o el que es cercano de la casa de tus padres y la de Namjoon hyung —explicó llegando a la cocina.
—Sabes que Shuga siempre sabe volver a tu lado y cuando es un lugar desconocido, se mantiene a tu alrededor al igual que los demás —le recordó alimentando a las cuatro aves de colorín plumaje.
—¿Crees que debería de llevarlo entonces? —preguntó buscando un tazón.
—Siéntate, yo te sirvo tu cereal —instruyó.
—Gracias —pronunció tomando asiento en el banquillo frente a la isla.
—Y con tu pregunta, aunque temo un poco por las fresas, creo que los cuatro son unos excelentes guardianes para cuando no estoy cerca —sonrió.
—Sabía que no debía de contarte como Shuga y Chim mantuvieron lejos al señor Akanishi ayer —bromeó entre risas.
—Me recuerda a esos primeros días que nos conocíamos y Shuga no me dejaba ni cruzar la puerta de tu habitación si no lo chantajeaba con galletas —recordó entregándole su cereal con leche a su omega.
—Lo recuerdo —rió—. Desde ese tiempo que ha tenido una especie de amistad y rivalidad con Kookie-ah también.
—Una que ha traspasado a su familia —sonrió—. Incluso Chim lo molesta algunas veces.
—Si, pero Chim definitivamente es más amable con él que los otros tres —le apuntó con su cuchara—. ¿Sabes qué? Le preguntaré a Jinnie si le molestaría si los llevo, quiero un día en familia completo —decidió levantándose en busca de su celular.
Cuando perdió el equilibrio, se apoyó contra el mesón de la isla.
—Cachorro —exclamó con preocupación Yoongi, rodeando el mesón de la isla para llegar a su lado.
—Estoy bien, solo me he mareado un poco —aseguró no deseando preocuparle.
—Siéntate, yo iré por ellos —anunció besando su frente antes de salir de la cocina sin darle la opción a su omega de decir algo más.
Tomando asiento nuevamente, Jimin suspiró y observó su abdomen colocando cariñosamente una de sus manos sobre este.
—Espero que no seas muy travieso durante tu estancia ahí, pequeño, creo que tu papi Yoongi será algo irritante si lo llegas a hacer —habló con cariño y ternura.
Volviendo a comer su desayuno, el omega observó a su pareja cuando este volvió a su lado.
—Le he preguntado y dijo que no hay ningún problema, que la esposa de su tío tiene unos canarios por lo que tendrán amigos con quienes jugar —comentó dejando el teléfono del pelirrojo sobre el mesón antes de volver a comer de su sándwich.
—Gracias amor —pronuncio levantándose, acercándose a su pareja beso suavemente sus labios antes de alejarse, dejando su tazón vacío dentro del lavamanos—. Intentaría meterlos en su jaula, pero entonces los tendría de mal humor todo el día —suspiro observando a sus mascotas comer felizmente.
—Dejémoslo así, no es como si causaran mucho problema en el auto —aseguró comenzando a preparar unos sándwiches adicionales por si le daba hambre a su pareja en el viaje
—Bien. ¿Jinnie dijo si teníamos que llevar algo en especial? —preguntó.
—Según me dijo, su tío le aseguró que no se preocupara por nada y que fuéramos —respondió guardando los sándwiches dentro de una bolsita transparente con cierre.
—Uhm... No se siente bien ir a la casa de alguien sin nada en las manos —pensó arrugando su nariz mientras guardaba en una bolsa aparte la comida de sus mascotas.
—Comprendo, tal vez habrá algo que podamos hacer por él allá.
Asintiendo, Jimin llamó a sus mascotas y salió del departamento junto a su pareja, dirigiéndose al auto.
El viaje hacia Gwacheon había durado una hora, y en realidad, más se habían tardado todos en juntarse en la casa de sus amigos y todo porque esperaban a Jaebum, quien al final le canceló a última momento con una emergencia válida.
El celo de su pareja.
Eso había al menos apaciguado la molestia de todos, porque que el celo de Jinyoung se presentara no era culpa de nadie en realidad.
Había momentos en los que uno simplemente se olvidaba de esas fechas cuando estaban muy ajetreados, ocupados. Al mismo Jimin le había ocurrido y su pareja había tenido que ir a su rescate.
O también al revés.
Para cuando habían llegado a Gwangcheon, exactamente a la propiedad del tío de Jin que era mayoritariamente todo campo y área verde, este les estaba esperando ansioso.
El hombre de unos cincuenta y tantos años, se había presentado como GongYoo ante todos. El beta, a pesar de ser un hombre mayor, en realidad se veía bien físicamente y de salud igual.
Muy amable había saludado a todos, y hasta reído con ellos mientras lanzaba algunas bromas que, en realidad, no eran muy buenas, y precisamente por ello se reían todos, hasta los niños.
Todos comprendieron luego de ello que era algo de familia, ya que SeokJin también hacia aquellas bromas de abuelo, como lo había nombrado Jungkook.
—¿Tiene una granja? —preguntó la mayor de los tres cachorros, Sana—. ¿Con muchos animales?
—Así es —asintió con orgullo—. Nosotros somos agricultores y granjeros, nuestra especialidad en realidad son gallinas —explicó logrando que los otros dos menores exclamaran sorprendidos, formando una pequeña o con sus bocas.
—¿Podemos verlas? —pidieron los tres cachorros.
GongYoo se carcajeo, observando con cariño a Sana.
—Claro, podremos verlas mientras les doy un pequeño tour para que conozcan los alrededores —propuso observando a todos.
La mayoría asintió gustoso.
—Creo que por esta vez paso —anuncio SeokJin un tanto pálido—. Tomaré un pequeño descanso si no les molesta, no me ha sentado tan bien el viaje en auto —explicó.
—¿Estás bien, cariño? —preguntó su alfa inmediatamente, observándole preocupado.
—Nada que un pequeño sueño no arregle —prometió apretando su mano.
—De acuerdo, entonces primero iremos a casa para acompañarte y así pueden pasar al baño si gustan —decidió GongYoo, comenzando a caminar liderando el camino con los tres niños a su lado que lo acosaban con preguntas.
Seguido de ellos iban Taehyung y Jungkook, quienes tenían la misma expresión de sorpresa que los niños mientras admiraban a su alrededor casi con infantil entusiasmo muy similar al de su hijo Beom-gyu.
Luego iban Hoseok y Momo, quienes más tranquilamente conversaban entre ellos mientras observaban de reojo a su pequeño, quien tenía la tendencia a desaparecer cuando algo le llamaba la atención.
Y después estaban Jimin y Yoongi, quienes habían decidido mantener un paso lento para acompañar a la otra pareja.
—¿Seguro de que estás bien, Hyung? —preguntó Jimin al omega mayor cuando lo vio masajear su gran vientre.
—Sí, estaré bien para recolectar las fresas —prometió.
No muy seguro, el menor asintió y luego observo a su alrededor.
—Esto es asombroso —pronunció contemplando el verde paisaje extenso lleno de aire limpio a diferencia de Seúl.
—Tienes razón —asintió su alfa—. Sana, Beom-gyu y Hueningkai se ven muy emocionados —indicó.
—Es un cambio que nos hará bien a todos —sonrió—. Y parece que a Shuga y su familia también le ha gustado el aire limpio —dijo observando a sus mascotas volando bien alto.
—El aire de aquí es más limpio que el de Seúl, ¿no? —sonrió Jin—. Es lo que más amo de este lugar y extraño a momentos.
—¿Viviste aquí, cariño? —preguntó Namjoon, curioso.
—Sí —asintió observando la gran casa no muy lejos de ellos—. Luego de que tuve problemas con mis padres por mi embarazo, mi tío me acogió aquí y me ayudó en todo el proceso. Estuve viviendo con él hasta que Sana cumplió los tres años y entonces encontré trabajo en Seúl. Mudarme fue un poco difícil, al igual que acostumbrarme a la ciudad junto a mi pequeña, pero mi tío constantemente nos estaba llamando y pronto nos establecimos —explicó.
—¿Y no has venido aquí desde entonces? —preguntó Yoongi.
—GongYoo nos ha visitado de vez en cuando luego de que Jin me presentara como su alfa, es difícil para él dejar la granja y huertos sin su supervisión durante mucho tiempo y por eso sus visitas son cortas —explicó Namjoon.
—Nosotros en realidad no tenemos excusas, durante todo este tiempo, esta es la primera vez que vinimos a visitarlo —suspiro Jin.
—Bueno, pero ahora hemos venido —sonrió Jimin—. Y seguro de que lo haremos más seguido si no hay problema con ti tío —anuncio colocando su mano sobre su abdomen.
SeokJin resopló y sonrió en grande—. No creo que le moleste, mi tío ama a los niños y la compañía en realidad. El poder contar sus historias, porque vaya que tiene historias divertidas, anécdotas que contar.
Llegando a la casa, tal vez un poco grande para solo un hombre mayor pero bien cuidada, cada uno se turnó para usar los baños y ayudar a GongYoo a repartir limonadas frías.
—Es una casa muy hermosa —halagó Hoseok—. ¿Pero no es un poco grande para usted? —preguntó y observó a su esposa cuando esta golpeó sus costillas con su codo.
Módulo un "Qué" Con sus labios y Momo negó con su cabeza.
—Antes, toda la familia venía a vacacionar aquí, ahora las habitaciones las ocupan mis trabajadores cuando no logran llegar a casa o es muy tarde —explicó y luego observó a Jimin y Yoongi—. Tengo algo para ustedes —anunció—. Síganme.
Curiosos, la pareja siguió al hombre mayor fuera de la casa hacia una especie de gran jaula donde había muchas aves pequeñas volando felizmente en el interior, el cual estaba equipado para cada necesidad de estas, hasta para la entretención con pequeños columpios y juguetes sorprendentemente.
—Genial —exclamó el omega y alzó su mano hacia su hombro—. Mira Shuga, Chim.
Ambas mascotas subieron a la mano y muñeca de Jimin y simplemente observaron curiosos el interior de la gran jaula tropical.
Muy por el contrario de las otras dos aves, quienes abandonaron el hombro de Yoongi y volaron al interior de la gran jaula en cuanto el hombre mayor abrió la puerta.
Viendo a los otros dos loros interactuar con las otras aves, influyó a Shuga y Chim a seguir el mismo ejemplo y pronto estaban jugando con las demás aves.
—Esto es asombroso —expresó Yoongi, rodeando con su brazo los hombros de su pareja.
—Gracias —sonrió el beta, cerrando la puerta—. Eran la entretención de mi amada y yo seguí cuidando de ellas, son una gran compañía en realidad.
—Lo sé —sonrió Jimin, comprendiendo perfectamente aquello.
—Venga, vamos a recorrer el lugar para que puedan recolectar sus fresas —invitó internándose a la casa nuevamente, donde los demás le esperaban ya listos para salir.
Mientras GongYoo les daba un recorrido por los alrededores, hablando sin parar, Jin se había quedado descansando en una de las habitaciones.
Namjoon había querido quedarse con él, pero sabía que también era importante que acompañara a Sana en esta pequeña aventura y su omega lo comprendió perfectamente.
—Amor, quiero tener una granja —expresó Hoseok a su pareja.
Momo rió y negó con su cabeza.
—Estás loco, Hoseokie —dijo besando su nariz.
—¿Tendremos una granja? —preguntó su pequeño, habiendo escuchado.
—Tú arregla esto —demandó Momo.
—¡Papá! ¿Podemos tener una granja también? —preguntó Beom-gyu observando a Jungkook.
—No lo creo —negó y se asustó cuando la hermosa sonrisa de su cachorro se borró y un pequeño puchero tembloroso surco en cambio—. Pero podríamos tener un perrito a cambio —anuncio tomándolo en brazos.
—¿Un perrito? —preguntó olvidando su puchero.
—Eh... Solo si papi también quiere —pronunció y ambos giraron a verlo, fingiendo un adorable puchero.
—Aish, no me metas en esto y resuélvelo tú solo —amenazó Taehyung, logrando que su conejito volviera a concentrarse en su papá.
Por otro lado, Sana observó a su papá Namjoon con sus lindos ojos y un adorable puchero. Sí, ella ya era una niña grande de diez años, pero eso no significaba que a veces no pudiera ser una niña pequeña para conseguir algo.
—¿Un perrito? —preguntó Namjoon.
—Una gatita —anunció—. Gris y con ojos verdes.
—No sé si podemos tener esa exactamente, pero lo intentaremos. Eso si tú tendrás que cuidarla y primero hay que preguntar que no le moleste a papá Jin —anuncio.
—Hecho —sonrió la pequeña—. Vamos a buscarlo para ir a comer fresas.
—El último en llegar es un huevo podrido —anunció Namjoon comenzando a correr junto a su hija.
Riendo ante la imagen de padre e hija corriendo, Jimin observó a su pareja e hizo un adorable puchero con su abultado labio inferior.
Alzando una ceja, Yoongi sonrió de forma ladina mientras acentuaba sus manos en las caderas de su omega y lo atraía a su cuerpo.
—¿Mi bebé quiere algo? —preguntó con tono meloso.
Jimin asintió, manteniendo su puchero.
—Un beso —pidió frunciendo sus labios en un piquito.
Riendo, el alfa acercó su rostro y esquivo aquellos dulces labios para besar su nariz, mofletes, frente y finalmente, sus belfos.
Soltando una dulce risita, Jimin rodeó con sus brazos a su pareja y se escondió en su cuello, ignorando el calor del día y agradeciendo la fresca ventisca que corría, muy diferente a la de Seúl que seguía siendo una seca y calurosa.
—Ahí vienen los chicos con SeokJin —avisó su alfa observando sobre su hombro.
—Vamos, quiero comer fresas —pronunció separándose.
Cuando el grupo de amigos estuvo completo de nuevo, fueron dirigidos al gran huerto donde solamente había cultivadas fresas.
—Tomen una caja de cartón y recolecten las fresas que quieran, siempre y cuando estén maduras —instruyó GongYoo—. Al terminar las lavaremos y las dejaremos para el postre.
Animados, todas las parejas se dispersaron para recoger fresas en la gran estructura.
—Yoonie, una foto —Jimin dijo sacando su teléfono.
Sonriente, Yoongi se levantó y sostuvo entre sus manos la caja con las fresas que había recolectado. Capturando la imagen, el pelirrojo omega se acercó a su pareja y apoyó su cabeza en su hombro mientras tomaba otra de los dos.
—Me las envías después —pidió el alfa volviendo a recolectar fresas.
El omega asintió y recolectó un poco más de fresas antes de decidir recorrer el extenso lugar, encontrándose con SeokJin y su hija, en un momento de padre e hija donde ambos parecían estar teniendo una conversación de corazón abierto.
En silencio, el pelirrojo se retiró y volvió a encontrarse con su pareja, quien hablaba con el niño de Hoseok y Momo.
—¡Chicos! ¡La comida está lista! —avisó GongYoo.
Muy felices, todos fueron hacia la entrada con sus cajas llenas de deliciosas fresas maduras.
—Mira cuántas tengo, tío GongYoo —mostró emocionada Sana.
—Muy bien linda, ahora las lavaremos y comeremos —acarició su cabeza.
Mientras comían, Jimin se percató, al igual que los demás, de lo silencioso que se había vuelto SeokJin, pero nadie quiso presionar al respecto.
Para cuando el día estaba por finalizar, ninguno quería irse realmente, pero nadie había pensado la posibilidad de quedarse y tenían una hora de viaje por delante por lo cual se debían de ir cuando todavía había luz solar para evitar posibles accidentes que esencialmente ocurrían en la noche.
—¿Qué será lo que le habrá pasado a Jinnie? —preguntó Jimin mientras se colocaba el cinturón de seguridad—. También lo sentiste raro, ¿no?
—Sí —asintió el alfa observando a ambos lados antes de salir junto a los otros autos de sus amigos.
—Estaba bien mientras recolectaban fresas, ¿será algo de lo que habló con Sana? —pensó observando hacia atrás, asegurándose que las ventanas estuvieran arriba para evitar cualquier accidente con sus mascotas.
—Te hablará de ello cuando esté listo —aseguró su pareja—. ¿Te gustó el día? —preguntó, colocando una mano sobre el muslo de su omega mientras mantenía sus ojos en la carretera.
—Fue genial, me recordó también a aquella vez que fuimos a la cabaña con todos —sonrió.
—Tal vez podamos acordar con los chicos un día para volver con todos —pensó.
—¿En serio? —preguntó con entusiasmo.
—Claro. Pero también podríamos visitar al tío de Jin y quedarnos un día. La casa parecía lo suficientemente grande para todos —propuso.
—Cualquiera de las dos opciones suena genial —expresó con una sonrisa, colocando su mano sobre la de su alfa—. Hay que aprovechar de viajar ahora que nuestro pequeño no me causa malestar como a Jinnie —rió y su alfa le acompañó.
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