🌸•Capítulo 40•🌸


—¡Jimin-ah! —exclamó Taehyung corriendo por el pasillo del jardín infantil.

El pelirrojo omega observó a su amigo y sonrió cuando este se detuvo frente a él, jadeante.

—Tarde como siempre, TaeTae —saludó con diversión.

—Si, lo siento mucho —expresó juntando sus manos—. Sé que dije que vendría a buscarlo más temprano, pero me junte con mi madre y Nana y perdimos el tiempo los tres —se explicó—. ¿Y mi conejito? ¿Está llorando?

—Nop, está adentro jugando con Theia y mis mascotas —respondió haciéndose a un lado para que su amigo se acercara a la puerta y observara.

—¿Por qué has traído a Shuga y Chim hoy? —preguntó curioso mientras contemplaba a ambos cachorros jugar con las aves de su amigo.

—Es una actividad, la próxima semana los chicos tienen que traer fotos de sus mascotas y exponer en la clase sus cuidados, lo que les gusta y disgusta, lo que comen, ect —explicó—. Hoy he hecho una demostración trayendo a Shuga y a Chim.

—Nosotros no tenemos una mascota —le observó.

—Lo sé —colocó su mano en su hombro—. Para los pequeños que no tienen una mascota, pueden muy bien escoger a su animal favorito, la mascota de un amigo o incluso del vecino.

—¿Para cuándo dijiste que era? —preguntó sacando su celular para anotarlo.

—La próxima semana, se lo he dicho a cada padre que vino por su hijo y también he enviado una notita en sus cuadernos con las indicaciones —informó—. Cambiando de tema, ¿tu madre te ha contado algo respecto a tu papá? —indagó curioso.

Todavía recordaba el incidente de aquel día en la exposición.

—Sí, le ha dado a mi padre la última oportunidad, pero en el momento en que me comience a molestar a mí, mi cachorro o a mi pareja, le enviará los papeles del divorcio —comentó—. Por ahora lo tiene a prueba por lo que ella sigue viviendo con Nana en la otra casa, casi como si estuviera esperando que mi haga algo estúpido —resopló divertido.

—Y si piensa así, ¿por qué no simplemente le pide el divorcio y ya? —preguntó confundido.

Taehyung sonrió.

—¿Te acuerdas del ahjussi que me iba a buscar y a dejar cuando salía contigo? Ya sabes, cuando aún vivías en la casa de los Min.

Jimin asintió.

—Bueno, pues resulta que él está saliendo con mi Nana y se ha quedado en la mansión de mi padre para ser su informante, y le ha dicho que papá se ha estado juntando mucho con sus abogados y que lo ha visto más de una vez con la misma Agasshi —reveló.

—¿Con una mujer menor que él? —exclamó el pelirrojo, sorprendido.

—Sip —asintió—. Ahora las dos quieren averiguar qué planea mi padre antes de presentarle los papeles del divorcio.

—¿Y tu madre está bien sabiendo que tu padre está con alguien más mientras supuestamente le da otra oportunidad? —arqueó una ceja.

El omega contrario rió.

—Con Nana creemos que se está viendo con alguien, pero todavía no averiguamos con quién —confesó.

—Ahora, eso suena interesante —sonrió Jimin.

—¿No es cierto? —volvió a reír Taehyung—. Te traeré más detalles cuando los consiga —prometió—. Vamos conejito, ya tenemos que volver a casa y para comer con papi Kookie —llamó.

—¡Voy! —gritó el infante, apresurándose a guardar sus cosas antes de ir al lado de su padre—. Adiós Theia, veo veo mañana tío Minnie —se despidió el cachorro agitando su pequeña mano.

—Adiós Beom-gyu, pórtate bien y recuerda hacer tus tareas —se despidió el pelirrojo, agitando el cabello del infante.

—Adiós Minnie, nos vemos mañana —se despidió también su amigo antes de retirarse de la mano con su animado hijo que le habla sin parar sobre su día.

Sonriendo, Jimin los observó hasta perderlos de vista y esperó unos segundos más en la puerta a que la niñera o el asistente personal del señor Akanishi apareciera.

Cuando no lo hizo, el pelirrojo frunció el ceño y revisó la hora en su teléfono, volviéndolo a guardar en el bolsillo de su pantalón luego de que respondiera un mensaje de SeokJin. Ya estaban veinte minutos atrasados de la hora de salida, ni siquiera Taehyung había llegado tan tarde alguna vez.

Era un alivio que no hubiera quedado con su alfa para juntarse a almorzar o ya le estaría haciendo esperar por culpa de la irresponsabilidad de otros padres.

Volviendo su vista al interior del aula, su corazón se apretó al contemplar al pequeño cachorro sentado solo en su pupitre, observando a través de la ventana.

Una expresión solitaria y triste le rodeaba.

—¿Theia? —llamó capturando la atención del cachorro—. ¿Quieres ayudarme a alimentar a mis mascotas? —preguntó en japonés.

—¿Puedo? —respondió animado.

—Claro —sonrió acercándose a su escritorio, donde abrió su mochila y sacó un recipiente de plástico con tapa.

Acercándose al cachorro, se sentó frente a él y le quitó la tapa al recipiente, revelando trozos de frutas picadas en el interior.

—Toma —le entregó una al menor y luego silbo.

Como estaban acostumbradas sus mascotas, inmediatamente volaron al lado de ellos tras escuchar el llamado del omega y se acercaron felices al infante que poseía comida.

Theia rió alegremente cuando Shuga le quitó un pedazo de fruta.

—¿Qué dijo? —preguntó cuando escuchó a Shuga decir algo sin entenderle.

Jimin rió suavemente.

—Este chico es adictivo a los programas policíacos —explicó—. Él ha dicho, arriba manos y más.

El cachorro rió divertido con ello.

—¿Puedo hacer mi tarea sobre sus mascotas? —pidió mientras le daba más frutas a Shuga.

—¿No tienes mascotas?

El menor negó.

—A papá no le gustan mucho y Yudai tampoco quiere, dice que él cuidarlo al final —refunfuñó con un puchero.

—¿Pasas mucho tiempo con Yudai? —preguntó curioso.

—Siempre que mi niñera no está, él está todo el día conmigo o papá. Cuando me voy a dormir él todavía está y cuando despierto igual —respondió.

—¿Y tu padre? ¿Cuándo lo ves?

El cachorro se encogió de hombros—. Me da beso de buenas noches.

Jimin tomó el recipiente de plástico vacío mientras intentaba controlar su molestia.

¿Cómo era posible que un niño que había perdido a su madre estuviera sin el apoyo de su padre?

Lo que Theia necesitaba en ese momento era estar con su padre, no al cuidado de una niñera o del asistente personal de este.

—Pero está bien, tú aquí —sonrió el infante.

Sin poder resistirse, Jimin acarició la mejilla del menor, apenas conteniéndose de atraerlo a sus brazos.

—¿Quieres esperar a tu niñera afuera? —preguntó.

El menor asintió feliz de salir de ahí, más con la compañía del omega.

Levantándose, Jimin fue hacia su escritorio y arregló sus cosas.

—Shuga, Chim —llamó y silbo suave.

Inmediatamente ambas aves fueron a su lado y se ubicaron en cada hombro.

—Vamos —sonrió el pelirrojo, tomando la mano del cachorro mientras salían de la sala.

En la entrada de las instalaciones, ambos tomaron asiento en los pequeños tres escalones, disfrutando de la suave brisa en tan caluroso día.

—Quiero un helado —se quejó el menor.

—No podemos salir más allá para comprar uno, tenemos que esperar a que llegue tu niñera, o Yudai —explicó el omega, observando a sus mascotas comenzar a volar alrededor.

—¿Por qué?

—Porque si salgo contigo sin el permiso de tu padre, estaría haciendo algo malo y me metería en problemas —respondió—. Y si me meto en problemas, no podría trabajar más aquí.

—No problemas —negó el cachorro agitando su cabecita de forma negativa.

—Eso pensé —sonrió revolviéndole el cabello.

Pronto, un auto se estacionó no muy lejos de ellos y Akanishi se bajó de este.

—¡Otōsan! —gritó el cachorro, levantándose para correr hacia el alfa.

Levantándose del suelo, Jimin sacudió sus pantalones y observó al hombre mayor acercarse con su hijo entre sus brazos.

—Lamento la demora.

—Está bien, no diré nada porque Theia se ve feliz, pero espero que no se repita —advirtió el omega en coreano.

—Por su puesto. ¿Cómo le ha ido hoy? —preguntó.

—Bien, se ha adaptado muy bien a la clase y sus compañeros. También ha ido aprendiendo más de nuestro idioma —respondió—. La próxima semana tiene que traer fotos de su mascota o de su animal favorito y decir frente a la clase que es lo que comen, su hábitat natural, sus cuidados, ect. Hay una nota pegada en su cuaderno con las indicaciones —informó.

El alfa asintió.

—Papi, quero helado —pidió el cachorro en japonés.

—Claro, iremos por uno luego de que almuerces —prometió.

—¿Con Minnie? —preguntó observando al omega.

—¿Le gustaría ir a almorzar con nosotros? —preguntó el alfa.

—Lo siento, pero ya tengo planes —mintió un poquito.

Tal vez no había quedado con su alfa, pero sí debía de volver a casa, revisar algunas cosas y luego ir con Momo.

—Estoy seguro de que no tomaremos más de una hora de su día —insistió.

—Yo...

—¡Jimin! ¡Arriba manos! —chillo Shuga volviendo a su lado, parándose en su hombro izquierdo mientras miraba con desconfianza al alfa.

Pronto, Chim se detuvo en su otro hombro y ambas aves contemplaron a Akanishi.

—Lo siento, también debo de volver a casa para dejar a mis aves —sonrió el omega.

—¿Son tus mascotas? —preguntó sorprendido.

Jimin asintió sonriente ante sus dos guardianes, Yoongi seguramente estaría muy contento cuando le contara cómo había interrumpido Shuga en su encuentro con Akanishi.

—¡Jiminnie! —gritó SeokJin deteniendo su automóvil frente a ellos—. ¡Minnie-ah! —tocó el claxon logrando que los tres voltearan a verlo.

—Y mi amigo ya ha venido por mí. Nos vemos el lunes Theia —se despidió del cachorro y con un gesto de cabeza hacia el alfa antes de alejarse e irse con SeokJin.

—Será mejor que no ensucien mi auto, eh —advirtió a las dos aves que volaron a los asientos traseros—. ¿Quién es ese hombre? —preguntó curioso Jin, observándole.

—Jin Akanishi, el padre de uno de mis estudiantes y también el hombre con el que está haciendo negocios Yoongi —respondió colocándose el cinturón de seguridad mientras el auto se ponía en marcha.

—Así que él es el famoso Akanishi —pronunció con una sonrisa divertida—. Igual es un poco guapo, puedo entender por qué Yoongi-ah no lo quiere a tu alrededor —rió.

—Lamentablemente tiene que soportarlo hasta que terminen ese proyecto —sonrió—. Al menos su hijo es toda una ternura, una lástima que su padre pase tan poco tiempo con él.

—¿Y su madre?

—Según tengo entendido, falleció. Y él en vez de pasar más tiempo con su hijo, lo deja al cuidado de una niñera e incluso de su asistente personal —suspiro negando con su cabeza—. Hoy es la segunda vez que ha venido por él al jardín, la primera fue el primer día de clases.

—Odio que pongan el trabajo antes que los hijos —resopló SeokJin—. Es un alivio que mi Namjoon-ah siempre se haga un tiempo para nosotros, aun cuando ahora sólo es él quien está trabajando.

Jimin sonrió ante la mención de su hermano.

—Bueno, él realmente se esforzó para que le dieras una oportunidad, nunca haría nada tonto como para ponerte triste o enojarte, sabes que te ama más que a él mismo.

El omega mayor sonrió con cariño.

—Y yo lo amo de igual forma.

—¿Por qué has venido por mí, Hyung? —pregunto curioso.

—Quería aprovechar que Sana está todavía en la escuela para hablar sobre ella, ya pedí la opinión de TaeTae y ahora quería escuchar la tuya —explicó deteniéndose en un parque—. Así que por qué no hablamos mientras almorzamos.

—No tengo mucha hambre realmente, una ensalada estaría bien —pronunció bajándose del auto al igual que su amigo y sus mascotas.

—Eso dices ahora pero cuando ese pequeño comience a crecer, faltará comida para llenar su estómago. ¿Y los antojos? De lo peor —exclamó.

Jimin rió mientras caminaba al lado de su amigo, buscando un lugar donde comer. Fácilmente encontraron uno y decidieron sentarse en las mesas de afuera, bajo la sombra de un árbol cercano para que Shuga y Chim tuvieran un lugar donde esconderse y jugar.

—Entonces... ¿Qué pasa con Sana? —preguntó el pelirrojo luego de pedir.

Ambos omegas agradecieron cuando la mesera dejó frente a ellos dos vasos de zumo natural con cubitos de hielo y una divertida pajilla con una carita sonriente tras dejar su comida.

—Bueno... Ya sabes que hemos estado acompañando a Sana al psicólogo con todo esto del amigo imaginario y su nueva hermana —comenzó.

—¿Qué sucede con eso? —le observó curioso, tomando de su vaso.

—Bueno, aunque mi niña ha estado un poco más receptiva hacia nosotros y más paciente en lo que requiere el tiempo que le brindamos... Siento que algo no está bien —expresó.

—¿Cómo qué? —frunció el ceño el menor.

—Con Namjoon hemos estado investigando todo esto de los amigos imaginarios, como actúan los niños y cómo deberíamos de actuar nosotros con ello —reveló—. He estado viendo a mi hija cuando cree que no lo hago, y en ningún momento la he visto hablar sola, tipo como si estuviera hablando con su amigo imaginario —comentó.

—Siempre puede ser que Sana sepa que estás cerca y por eso no lo hace —indicó.

Jin frunció sus labios pensativo.

—¿Le has comentado esto al psicólogo? —preguntó Jimin observando a su amigo beber zumo.

—Aún no tenemos una cita con él —respondió dejando el vaso sobre la mesa—. Es que... Te juro que siento algo raro en todo esto. Yo realmente nunca he visto a Sana actuar como se supone que actúan los niños con amigos imaginarios, ni cuando solo era ella y yo, ni cuando Namjoon llegó a nuestras vidas, ni ahora que estoy esperando otra vez —explicó y torció sus labios—. De pronto, tal vez solo me estoy haciendo ideas para no aceptar que he fallado como padre.

—No saber que tu hija tenía un amigo imaginario no es fallar como padre —expresó Jimin colocando su mano sobre la del omega contrario que descansaba encima de la mesa.

—Su amigo imaginario es otro padre —le recordó.

El pelirrojo torció sus labios, había olvidado esa parte.

—¿Qué te ha dicho Taehyung?

Jin suspiró—. Que intentara hablar con ella sobre su amigo imaginario de forma casual, que tal vez el psicólogo se ha equivocado.

—¿Y qué crees tú?

—Que en lo que respecta al trato hacia nosotros ha mejorado —se encogió de hombros.

—Pero sigues dudando del amigo imaginario —comprendió Jimin.

—Es que... Solo no lo sé —exclamó frustrado—. Es algo aquí en mi pecho que me dice que es algo más, mi instinto o tal vez el de mi lobo o solo yo mismo buscando excusas ante el mal padre que he sido realmente —expresó.

—Eh, no digas eso —advirtió golpeando suavemente la mano de su amigo—. Si lo sientes, si tu lobo lo siente, entonces algo debe de estar pasando —dijo con firmeza—. Yo te diría lo mismo que TaeTae, investiga de forma sutil con Sana sobre su amigo, pero en la próxima cita con el psicólogo menciónaselo. Eres su padre y un padre sabe cuándo su hijo está mal. Si Sana hubiera estado tan mal hasta el punto en que necesitó tener a otro padre como amigo imaginario, te habrías dado cuenta de ello desde el principio o a mitad, pero no habrías esperado a que alguien más te lo advirtiera —expresó.

—¿Tú crees? —preguntó observándole esperanzado.

—Hablamos del mismo hombre que hizo esperar a su destinado por cómo lo tomaría su hija. Del hombre que la crio solo durante cinco años. Del hombre, que sabe cuándo su princesa está enferma o decaída, cuando le necesita o quiere estar sola —indicó—. Creo que te habrías dado cuenta si Sana necesitara de su padre en todo ese tiempo, tu embarazo no puede ser la excusa de todo, confía más en ti y en tu instinto paternal, ella es tu hija y la conoces mejor que nadie —terminó con una suave sonrisa de labios.

—Tienes razón, seguiré mi instinto —asintió con firmeza—. Pero te has equivocado en algo —anunció.

—¿Qué? —preguntó curioso.

—Es tanto mi hija como la de Namjoon —anunció con una gran sonrisa que el contrario correspondió de igual forma.



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Que tengan buen fin de semana mis copitos! <3

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