🌸•Capítulo 39•🌸


Jimin cruzó la puerta y contempló a su pareja trabajar en unos papeles detrás de su escritorio.

—Un segundo, cariño —pidió su alfa sin mirarle.

Frunciendo sus labios ligeramente, el omega caminó hacia un costado de la oficina, donde estaban unos cómodos sofás de cuero azul marino, y tomó asiento dejando el bolso sobre la pequeña mesa de centro de vidrio.

Abriéndolo, comenzó a sacar la comida dentro de los recipientes de plásticos, quitándole las tapas.

Sacando los servicios y los palillos, los dejó sobre una servilleta y observó nuevamente a su alfa.

—Ven a sentarte a comer, Yoonie —llamó en una invitación muy instructiva, lo que le sacó una ligera sonrisa al mayor.

Tomando su pluma, Yoongi firmó el documento y se levantó para ir al lado de su cachorro, ya después terminaría los demás.

Sentándose a su lado, le besó suavemente mientras apoyaba su mano sobre el vientre de su omega.

—¿Cómo están? —preguntó provocando una dulce ternura en el menor por su sincera preocupación.

—Todavía bien amor, este pequeño o pequeña aún no comienza a dar problemas —prometió con una suave sonrisa de labios.

Detectando cierto aroma desconocido sobre su alfa, su lobo omega gruñó levemente, no muy contento con aquel rastro que estaba en lo que era suyo.

—¿Cachorro? —llamó Yoongi observándolo fijamente—. ¿Sucede algo?

—No —respondió inmediatamente, besándolo de forma casta—. Comamos —indicó girando y tomando los palillos.

No muy seguro, Yoongi siguió el ejemplo de su pelirrojo omega y tomó los palillos para comenzar a comer la deliciosa comida hecha por su hermosa pareja.

—¿Cómo te fue hoy en tus clases? —preguntó entre la comida.

—Hum... Lo más interesante que podría destacar, es que Beom-gyu tiene una amistad y a la vez rivalidad con Theia —comentó.

—¿Cómo es eso? —quiso saber un tanto divertido.

—Bueno, ambos son compañeros de asiento y en realidad se llevan bastante bien a pesar de la diferencia de idioma. Hacen la tarea juntos, juegan juntos y Beom-gyu siempre trata de integrarlo a los otros grupos de amiguitos e incluso comparten sus golosinas —respondió y tomó otro bocado de comida.

—Si logró que el pequeño conejito compartiera todo eso con él, entonces en realidad son buenos amigos —expresó el alfa con una pequeña sonrisita.

—Si, pero la rivalidad viene cuando ambos quieren de mi atención —sonrió—. Si felicito a uno, inmediatamente el otro se me acerca buscando lo mismo. Y siempre están compitiendo por quién hace mejor las tareas, juegos, etc. —negó suavemente su cabeza, provocando que algunos de sus largos mechones rojizos obstruyeran su vista.

—Bueno, suena como que el pequeño Beom-gyu es igual a su papi Kookie —rió Yoongi mientras alzaba una mano y colocaba uno de los rojizos mechones detrás de la oreja de su omega.

Beom-gyu era igual a Jungkook cuando este era un cachorro.

—Y también es amigable y agradable al igual que TaeTae —sonrió—. Sé que siempre lo digo, pero en verdad es una linda combinación de ambos —dijo con emoción—. Espero que nuestro cachorro también sea una linda combinación de ambos —exclamó con ilusión, colocando su mano libre sobre su abdomen.

—Nuestro cachorro será hermoso, ya sea que fuera una pequeña versión tuya, mía, o de ambos —expresó el alfa con cariño.

Jimin asintió con una sonrisa amorosa.

—¿Cómo te fue a ti esta mañana? —preguntó finalmente—. Según recuerdo, tenías que juntarte con el señor Akanishi.

—Sí, fuimos a recorrer los posibles lugares donde comenzaremos nuestro proyecto y nos hemos decidido por uno en el cual ya hay un edificio —respondió—. Como ya tenemos principalmente la estructura, hora solo debemos de llamar a un arquitecto y una constructora para que revise el lugar y se haga las reparaciones y modificaciones —explicó.

—Suena complicado —dijo sinceramente el menor.

—No tanto, en realidad —se encogió de hombros, echándose hacia atrás una vez terminó de comer—. Para mí será más tomar decisiones y darle la oportunidad a Akanishi de dar su opinión al respecto.

—Uhm, algo me dice que el señor Akanishi no estará muy feliz en el momento que no estés de acuerdo con su opinión —comentó comenzando a guardar nuevamente los recipientes dentro de la bolsa.

—El acuerdo finalmente fue que podía expresar su opinión, pero no interferir directamente, si no le gusta ya no es culpa mía —expresó con firmeza.

Jimin asintió distraídamente, apoyándolo.

Yoongi observó interesado a su omega cuando este se levantó repentinamente, y luego, se subió a su regazo sentándose a horcajadas.

Con los brazos de su cachorro rodeaban su cuello, sus manos inmediatamente fueron hacia su estrecha cintura mientras lo miraba fijamente con curiosidad

—¿Me dirás ahora qué es lo que te molesta? —preguntó el mayor, arqueando una ceja.

Suspirando, Jimin frunció sus labios y se inclinó hacia adelante para ocultarse parcialmente en el cuello de su alfa.

"Debí de haber sabido que no podría ocultarle la molestia de mi lobo junto a la mía" pensó repartiendo besos en la pálida piel mientras liberaba suavemente su aroma.

—Minnie...

—Es solo... Ahg, sentí el aroma de otro omega sobre ti, a mi lobo no le gustó y a mí tampoco —explicó arrastrando sus labios—. Me molesta la idea de que ese tal Yudai estuvo lo suficientemente cerca como para dejar un rastro de su aroma en ti —gruñó bajito—. Eres mío.

Comprendiendo la molestia de su pareja, el alfa sonrió y giro su rostro dándole más acceso a su omega.

Su lobo feliz con la reclamación de su amado.

—Vamos amor, sigue hasta que esté totalmente envuelto en tu aroma —alentó aspirando profundamente la dulce fragancia de su pelirrojo cachorro, llenando sus pulmones con ella.

Animado por las palabras de su alfa, Jimin comenzó a succionar y morder la tierna piel del cuello, dejando un rastro de amor con tono violáceo y rojo.

Y solo tal vez, podría haber movido traviesamente sus caderas entre mordidita.

Yoongi gruñó y llevó una de sus manos hacia el trasero de su pareja, apresando su perfecto glúteo mientras que la otra se apoderó de su nuca. Moviendo su cabeza en su dirección, estrelló sus labios juntos en un hambriento beso.

Gimiendo, el menor abrió su boca gustosamente y participó activamente en el beso, luchando hasta que fue completamente dominado.

Instintivamente, sus caderas comenzaron un suave balanceo donde sus entrepiernas se restregaban, de adelante y hacia atrás, formando un círculo y volviendo. Y a medida que la intensidad entre ellos subía, sus miembros despertaban y se apretaban bajo sus pantalones.

Cuando sus bocas se alejaron con un húmedo sonido, Jimin se quejó y volvió al cuello de Yoongi, arrastrando sus dientes y lengua en la tierna piel, necesitando más.

—Hyung, te quiero. Te necesito, Yoongi —exclamó acaloradamente, sin poder dejar de moverse mientras el calor entre sus piernas se extendía en todo su cuerpo.

Gruñendo afirmativamente, el alfa alejó el cuerpo de su omega y sus manos rápidamente comenzaron a trabajar quitándole la camiseta.

Con su respiración agitada, el omega contempló gustosa y orgullosamente como su pareja admiraba su torso desnudo, sus manos acariciando su piel expuesta sin poder contenerse a sí mismo.

—Tan perfecto... —murmuró Yoongi antes de inclinarse y lamer una de aquellas pequeñas protuberancias mientras su mano jugaba con la otra.

Jimin jadeó, arqueó su espalda y cerró sus ojos mientras sus manos iban a la cabeza del contrario y sus dedos atrapaban los rubios mechones, tirando ligeramente de ellos. Sintiendo como aquella traviesa lengua revoloteaba alrededor de su pezón, dejando un rastro húmedo.

—Yoonie —gritó cuando su pareja mordió alrededor de su pezón luego de succionar, dejando una hermosa marca.

—Tan delicioso, cachorro —ronroneó dándole el mismo trato al otro pezón.

—H-hyung... Más, necesito más —rogó sintiendo su pene y ano palpitar en deseo.

Podía incluso sentir como el lubricante natural comenzaba a surgir entre sus glúteos y si su pareja no se movía pronto, ensuciaría su ropa interior y pantalones.

Alejándose nuevamente, el alfa desabrochó los pantalones de su omega admirando por unos minutos la marcada erección tras el bóxer azul. Sin poder evitarlo, lo delineó con su dedo, obteniendo un hermoso quejido ansioso.

—Más —pidió su pelirrojo, empujando sus caderas.

Apoyando la idea de su omega, lo levantó de su regazo y le quitó el resto de la ropa y zapatos con movimientos rápidos, fuertes y sin dejar de ser cuidadoso, cosa que amó Jimin.

Sentado frente a él, Yoongi no pudo con la tentación y tomó el miembro de su pareja en su boca quitándole un gemido ahogado de sorpresa.

—Yo-Yoonie~... —gimoteó empujando sus caderas hacia adelante, solo para ser alejado nuevamente para su disgusto.

—Vuelvo enseguida —prometió besando el pequeño puchero del menor antes de alejarse hacia la puerta, asegurándose de cerrarla con llave para evitar infortunadas interrupciones.

Respirando profundamente, Yoongi mordió su labio inferior al capturar la lujuria y deseo inundado la oficina entre sus aromas. Su duro miembro dolía atrapado detrás de sus pantalones, exigiéndole algo de libertad y atención, cosa que iba a resolver en seguida.

Acomodando su erección, el mayor se dio media vuelta y el aliento quedó atrapado entre sus pulmones al contemplar tan maravillosa y erótica imagen.

Jimin, su preciosa pareja, estaba completamente desnudo arriba del sofá. Sentado sobre sus rodillas con sus piernas separadas, le mostraba su pequeña espalda arqueada que le presentaba su trasero. Una de sus manos se apoyaba en el respaldo mientras que la otra...

La otra, estaba jugando con su ansiosa entrada, preparándose a sí mismo mientras emitía pequeños soniditos con el único propósito de quebrar el control de Yoongi.

—Yoongi~... —gimoteó el pelirrojo, observándolo lujuriosamente sobre su hombro, moviendo sus caderas suavemente, llamándolo.

—Oh, amor, mi ansioso cachorro —gruñó con excitación, apretando su marcada erección tras sus pantalones.

Jimin mordió su labio inferior y gimió largamente mientras se penetraba más profundamente con sus dedos.

Había algo ahí, oscuro, obsceno y morboso de tener relaciones en medio del trabajo, en la oficina de Yoongi, que encendía a ambos y los ponía calientes, cachondos.

El que alguien les pudiera descubrir o escuchar si subía al piso solo aumentaba la excitación del momento.

—N-no te quites la ropa —pidió al contemplar a su alfa caminar hacia él, trabajando en los botones de su camisa.

—¿No? —preguntó con una sonrisa ladina y malvada, pervertida.

El pelirrojo negó suavemente y relamió sus labios mientras observaba a su pareja desabrochar el botón de su pantalón y bajar el cierre.

Trago saliva, respiro profunda y entrecortadamente mientras admiraba aquella dura erección aparecer entre los pantalones oscuros, la punta roja liberando pre-semen.

Un gemido escapó de su garganta, sintiendo el deseo de tenerlo en su boca.

—Tal vez en otro momento —pronunció Yoongi, como si leyera sus pensamientos, y se colocó detrás de su pareja.

Admirando la hermosa figura de su amado, el alfa deslizó sus manos a lo largo de su cuerpo por los costados, deteniéndose en sus caderas y bajando a sus glúteos, los cuales apretó codiciosamente.

Inclinándose más cerca de su pareja, Jimin tragó y se removió inquieto, sintiendo la tela de la ropa rozar su piel en un contraste nuevo y exquisito, pero lo que en realidad le causó escalofrío, fue sentir como el pene de su alfa se restregaba en sus muslos y glúteos, dejando un rastro húmedo de pre-semen.

—No seas malo —sollozó, su mano buscando a ciegas el pene de su pareja mientras su cuerpo se estremecía placenteramente—. Métemela, Yoonie...

—Condón —murmuró su alfa, besando su nuca, sus manos deslizándose por su abdomen a su entrepierna.

El omega agitó su cabeza de forma negativa, su cuerpo tembloroso.

—No lo necesitamos —le recordó jadeante—. Te quiero ahora... Te quiero sentir sin nada —pidió colocando ambas manos en el respaldar del sofá.

—Amor... Cachorro, te ensuciarás así —protestó suavemente.

—Me limpiaré entonces —gruñó empujando su cuerpo hacia atrás—. Te deseo, quiero sentir como derramas tu semilla dentro de mí y me impregnas con tu aroma. Mi lobo lo quiere y yo igual.

—¡Jesús! Minnie —exclamó Yoongi contra su cuello, restregando su mejilla y marcándolo con su aroma—. Realmente estás dispuesto a romper mi- autocontrol hoy, ¿eh?

Observándolo sobre su hombro, el mayor apreció la sonrisa en los rellenos labios de su pareja antes de atraparlos en un beso.

Y mientras sus bocas se movían con sus lenguas jugando, el alfa llevó una de sus manos entre sus cuerpos y tomó su erección, manteniéndola firme mientras se empujaba hacia adelante, penetrando aquella pequeña abertura con aparente facilidad ante el lubricante natural.

Cuando la cabeza de su pene se vio envuelta en aquel cálido lugar, Yoongi se detuvo y Jimin gimió entre sus labios.

Conociendo a su cachorro, el alfa colocó ambas manos en su cintura e impidió que el cuerpo ligeramente más pequeño se impulsara hacia atrás.

Ignorando las protestas de su pareja, el mayor mantuvo un firme agarre mientras lentamente lo penetraba hasta que estuvo profundamente enterrado el cuerpo de su omega.

—Dios... Yoongi~... —gimió Jimin con sus ojos cerrados, sintiendo como su interior se adaptaba a la dura erección.

Enderezándose y cerrando sus ojos, Yoongi respiro profundamente capturando el aroma de su pareja y la lujuria en ella. Sintiendo como aquellos músculos internos rodeaban su pene, disfrutando de la sensación.

—Joder, esto será rápido —advirtió abriendo sus ojos, decidido.

—Y-Yoongi... Sí. Por favor —jadeó su pareja apretando sus músculos internos.

Gruñendo, el alfa se echó hacia atrás hasta que solo la cabeza de su pene estuvo en el sedoso interior y luego empujó hacia adentro.

Jimin siseó, su cuerpo se arqueó mientras recibía otra penetración, sintiendo el material del pantalón golpeando contra su piel, amortiguando el sonido de pieles chocando con furiosidad.

Yoongi comenzó a moverse con un ritmo constante, sus manos vagando por el cuerpo de su cachorro le dio la libertad para que este participara, empujando hacia atrás para ir en su encuentro.

—Más... Más rápido~... —sollozó el pelirrojo, llevando una de sus manos para rodear su erección.

Maldiciendo, el mayor se inclinó hacia adelante cubriendo la espalda de su pareja mientras comenzaba con movimientos más cortos y rápidos que provocaron que Jimin llevara ambas manos en el respaldo del sofá para mantenerse firme contra los empujes.

Sonidos eróticos y pervertidos comenzaron a llenar la oficina. Gruñidos, gemidos, jadeos y murmullos inentendibles provocados solo por su momento apasionado.

Y cuando Yoongi logró empujar en aquel punto dulce dentro de su omega, estos solo empeoraron mientras el alfa maltrataba aquel punto, golpeándolo una y otra vez.

—Jimin... Mi Jimin... —siseó el mayor sobre el cuello de su pareja, colocando ambas manos encima a las del menor en el sofá, entrelazando sus dedos.

Un cosquilleo familiar comenzó a recorrer el vientre bajo de Yoongi hasta sus bolas, gimiendo, sus movimientos se volvieron más erráticos y descuidados.

Estaba tan cerca, tan ahí...

Enterrando sus dientes en el cuello de Jimin, Yoongi empujó una, dos, tres veces y luego se vino en aquel cálido interior.

El omega emitió un pequeño grito ahogado, sintiendo como su interior era llenado mientras su alfa seguía penetrándolo a lo largo de su orgasmo.

Una mano rodeó su miembro que se había estado balanceando bajo su cuerpo y lo masturbo con una rapidez estremecedora hasta que le hizo llegar, disparando blanca crema sobre el sofá.

Con su respiración agitada, Yoongi alejó su boca y besó suavemente la marca de su pareja antes de rodear el cuerpo de su omega con ambos brazos.

Sin alejarse, el alfa se sentó al lado de donde su cachorro había manchado el sofá. Jimin gimió sintiendo como el nudo de su pareja se empujaba más adentro cuando Yoongi lo guio a sentarse sobre él.

Intentando recuperar el aliento y con su cuerpo vuelto una masita, Jimin se relajó sobre su pareja y recargó su cabeza en su hombro.

—Dios... No puedo creer que realmente lo hemos hecho aquí, en medio de tu trabajo —expresó cansado, pero con una sonrisa satisfecha.

—Un tesoro que guardaré en mi memoria el resto de mi vida —aseguró Yoongi respirando el aroma de ambos en la oficina envuelto en sexo.

Tan delicioso.

—Solo espero que nadie haya subido a buscarte o indudablemente nos habrá escuchado —balbuceo sintiendo calor en su rostro.

—Tampoco creo que alguien diga algo si nos escuchó —se carcajeó el alfa, sus brazos rodeando el cuerpo más pequeño y delgado de su omega.

—Tenemos que limpiarnos —suspiro Jimin sintiéndose un poco decepcionado cuando el nudo de su pareja finalmente desapareció de su interior.

—Aún nos queda algo de tiempo —aseguró—. Mantengámonos así un poco más, me gusta estar profundamente enterrado en tu interior —pronunció arrastrando su nariz en el cuello de su pareja.

—Y a mí sentirte en lo más profundo de mi interior —correspondió, apretando sus músculos internos y girando su rostro para atrapar sus labios en un perezoso beso, tragándose el gemido del mayor.

—No hemos lastimado a nuestro pequeño, ¿cierto? —preguntó su alfa con una sonrisa mientras acariciaba su abdomen desnudo.

—Creo que aún es muy pequeño como para darse cuenta de algo —rió perdiendo sus ojitos en el acto.

—Uhm, ¿entonces tal vez podríamos hacerlo una vez más? —preguntó empujando suavemente sus caderas, su miembro medio duro deslizándose en el interior de su omega.

Jimin gimió suavemente.

—Cariño —se quejó sintiendo su cuerpo reaccionar.

—Será lento —prometió besando su moflete relleno—. Es tu culpa, mi hermoso omega, nunca puedo tener suficiente de ti.

Sonriendo amorosamente ante las palabras de su alfa, Jimin alzó sus brazos llevando sus manos a la nuca de su pareja y separó sus piernas dejándolas sobre las de su pareja, exponiendo exquisitamente todo su cuerpo.

—Hazme el amor otra vez —murmuró girando su rostro en busca de sus labios.

Sin ninguna otra palabra, Yoongi lo besó mientras movía sus caderas con pereza deseada, sus manos vagando por el cuerpo de su omega mientras hacían el amor con lentitud querida.

Sí, definitivamente este sería un día que Yoongi no olvidaría y un sofá que nunca cambiaría.

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