🌸•Capítulo 27•🌸

Observando a la pequeña Sana ayudar en la cocina a su abuela, la joven pareja junto al alfa mayor se retiraron a esperar en la sala de estar.

Tomando asiento en el sofá, Jimin se acurrucó en el costado de su alfa cuando este le rodeó su cuerpo con un brazo, apoyando su cabeza en el hombro contrario.

—Ciertamente, lo que me contaron no se siente bien —pronunció Joongki—. Namjoon me comentó algo al respecto, pero no pensé que podría ser grave, los celos en los niños pueden ser un poco común.

—Es entendible de cierta forma —comprendió Yoongi—. De ser solo ella y Jin, para luego sumarse Namjoon y que toda la atención que estuvo sobre ella durante tanto tiempo ahora la tenga que compartir con otra integrante...

—Y si a eso se le suma la compañera que le metió dudas en su cabeza... —suspiró Jimin—. Aunque no diga nada ella se seguirá sintiendo insegura. Tal vez trate de parecer grande y madura, pero Sana sigue siendo una niña de diez aún, ella ve y escucha todo lo que sucede a su alrededor.

—Creo que lo mejor que podrían hacer los chicos es llevarla a un psicólogo —pronunció el hombre mayor—. Ya sabemos lo que pasa cuando la situación se deja estar simplemente, empeora —relamió sus labios—. Y tal vez se sentirá peor cuando la bebé nazca porque difícilmente Jin y Nam podrán dividir bien sus tiempos para estar con ella, aunque lo intenten un bebé recién nacido es mucha responsabilidad y tiempo.

Jimin torció sus labios sabiendo que aquello podría ser verdad.

—Se los diremos a los chicos cuando la pasemos a dejar —pronunció Yoongi luego de pensar en las palabras de su padre—. ¿Y esta inesperada invitación a cenar? —preguntó cambiando de tema.

—Lo dices como si nunca los invitaremos a la casa —bufó el hombre mayor con destellos blancos en su cabello castaño.

El pelirrojo omega soltó una pequeña risa entre dientes—. Tal vez no, pero tía Hyekyo fue bastante misteriosa al respecto.

Joongki bufó y se mantuvo en silencio al respecto, sin dar pista alguna de lo que sucedía.

—¿Cómo ha estado madre? —preguntó su hijo mayor.

—Bien —respondió—. Sigue yendo a sus citas mensuales con el médico y su psicólogo. Ahora puede hablar libremente sobre Hyuna y hace un mes sacó las pertenencias de la habitación de invitados y las guardó en el ático —comentó con alegría—. Estoy intentando convencerla de abrir y limpiar la habitación de Hyuna, transformándola en otro cuarto de invitados.

—¿No han pensado en cambiarse de casa? —preguntó sorpresivamente Jimin—. Ahora sin la presencia de Jungkook, Taehyung y Beom-gyu en casa, deben de sentirse muy solos en esta gran mansión prácticamente solo para ustedes dos —pensó.

—Eso... Ni siquiera lo había considerado —confesó Joongki.

—Minnie tiene razón —expresó Yoongi luego de pensarlo—. Estar ustedes dos solos en una casa tan grande, se deben de sentir solitarios. Más mamá que se queda aquí sola mientras vas a trabajar.

—No creo que Hyekyo se quiera mudar realmente, esta casa les vio crecer a todos ustedes —expresó—. Pero se lo mencionaré.

—Al menos este año deberían de salir de vacaciones —pensó el pelirrojo omega con el ceño ligeramente fruncido—. Desde que llegué a esta casa que no los he visto salir y disfrutar. De hecho, la única vez que recuerdo es aquella en que todos nos escapamos a la cabaña en Busan —recordó.

—Con Hyekyo internada en el Hospital psiquiátrico era algo difícil —pronunció el hombre mayor.

—Pero ya no lo está y sus consultas son dos veces al mes —observó el menor de los dos alfas presentes—. Deberían de intentarlo, yo me puedo ocupar de tu trabajo en la empresa —prometió.

Pasando su mano por su mandíbula, Joongki suspiró.

—Lo pensaré —anunció y observó con curiosidad a su hijo—. Pensé que estabas enojado conmigo por interrumpir en tu cita en Japón.

Yoongi torció sus labios—. Lo estuve —reconoció—. Pero con Minnie sabíamos que era un viaje de negocios y no por placer.

—Yoonie estaba así de irritable, por así decirlo, porque su celo estaba cerca —excusó la pareja de este.

—Y hablando del trabajo y Japón, ¿cómo te fue con Akanishi? —preguntó Yoongi—. ¿Accediese a sus nuevas demandas?

—En parte... —respondió escasamente.

El menor de los alfas frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó.

—No hablen de trabajo en la casa —expresó Hyekyo apareciendo en la sala de estar.

Ambos alfas observaron a la mujer con sus manos apoyadas en sus caderas, observándoles con sus ojos entrecerrados.

—Lo siento —pronunciaron ambos alfas con expresión de cachorro reprendido.

Sin poder evitarlo, el pelirrojo omega alzó su mano cubriendo su boca, intentando esconder su risita divertida.

—¡Yoonie! ¡No! —chilló entre risas cuando su alfa bajó su brazo para atacarle con cosquillas su costado.

La dulce risa alegre del omega inundó la sala de estar mientras una pareja mayor contemplaba con ternura la escena.

—Para que lo pienses dos veces antes de reírte de tu alfa —regañó Yoongi con una gran sonrisa en sus labios mientras observaba el bonito rostro de su pareja.

—Eres un tramposo —se quejó sacándole la lengua infantilmente para enseguida ocultarla cuando su pareja acercó peligrosamente su rostro.

—Bueno chicos, vamos a cenar que Sana ya está esperando sentada en la mesa —anunció la omega mayor, reventando la burbuja que se había creado alrededor de la joven pareja, manteniéndolos en su propio mundo.

Besando castamente a su cachorro, Yoongi se levantó del sofá y ayudó a su pareja a incorporarse, ya que mientras se retorcía su cuerpo por las cosquillas, este se había deslizado por el sillón hasta quedar casi acostado.

Dirigiéndose al comedor, los cuatro adultos tomaron asiento en la mesa donde una pequeña jovencita les esperaba un poco distraída.

—¿Y así dicen que no es nada especial? —observó Yoongi con una ceja arqueada ante el gran banquete que había preparado su madre.

—Tú solo siéntate y come, Min Yoongi —advirtió la madre de este, tomando asiento al lado de Sana y su esposo que estaba en la cabecera.

—¿Estás bien, princesa? —preguntó Jimin estando frente a la menor—. ¿Aún te duele el estómago?

—No, estoy bien —prometió regalando una pequeña sonrisa que no sentía.

Sin dejar que nadie le hiciera más preguntas al respecto, Sana comenzó a comer, y pronto, los demás siguieron el ejemplo compartiendo palabras que no eran muy interesantes para la menor, por lo que se concentró en su comida.

Cuando la cena estaba por acabar, Joongki observó a su esposa y luego se aclaró la garganta llamando la atención de la joven pareja que mantenía una pequeña conversación entre ellos.

—Tengo algo que decir —anunció cuando toda la atención se centró sobre él, incluso Sana parecía estarle escuchando.

—¿Qué sucede? —preguntó curioso Yoongi, observando de su padre a su madre en busca de respuestas.

Sobre la mesa, Jimin colocó su mano encima la de su alfa y ambos esperaron expectantes.

—Bueno, luego de pensarlo y hablarlo con mi pareja —pronunció observando a Hyekyo con amor y cariño—. Creo que ya es hora de retirarme de la empresa —anunció y observó a Yoongi—. Y es momento de que tomes el mando.

—¿Me estás ascendiendo? —exclamó sorprendido Yoongi.

Joongki rió ante la sorpresa del alfa.

—Los dos sabíamos que pronto sucedería, por algo te estabas esforzando tanto en demostrar que merecías el puesto por tu esfuerzo y no por ser mi hijo —le recordó con una sonrisa orgullosa—. El viernes haré una reunión y lo anunciaré a nuestros trabajadores y socios.

—Felicidades, hijo —pronunció Hyekyo.

Cuando Yoongi observó a su omega con la emoción brillando en sus verdes ojos, el menor inmediatamente inclinó su cuerpo y rodeó con sus brazos el cuello de su alfa mientras expresaba palabras llenas de alegría y orgullo por su hombre.

—Te lo mereces... —susurró finalmente el pelirrojo en el oído del mayor antes de besar su mejilla y volver a sentarse bien, con sus manos entrelazadas sobre la mesa.

—Realmente no me esperaba esto —pronunció el alfa observando a su padre—. Pensaba que finales de año me ibas a decir algo al respecto —confesó.

Joongki sonrió cálidamente—. No vi más razón para alargarlo —pronunció—. En los últimos cinco años he visto como ustedes se han esforzado tanto en su relación como en sus respectivos trabajos, buscando encajar las piezas de su rompecabezas en la vida hasta que consiguieron su propio hogar y equilibrio —expresó con cariño—. Sé que puedo confiar en ti para liderar la empresa con sabiduría —observó a Yoongi—. Y en ti para estar a su lado y recordarle lo que es importante en la vida —pronunció observando a Jimin.

—Gracias por esta oportunidad para Yoongi, él realmente se ha estado esforzando el último año —expresó Jimin.

—Solo recuerda que el trabajo no los es todo, no dejes que te absorba —aconsejó Hyekyo observando a Yoongi.

—Está bien, sé que Minnie me tirará agua fría y me recordará que es lo importante en mi vida —pronunció con cariño, apretando la mano de su pareja.

—Felicidades, tío Yoongi, aunque sólo entendí que vas a tener más trabajo y yo no le veo eso muy bonito —pronunció Sana arrugando su pequeña nariz, causando la risa entre los adultos ante sus palabras.

Los cinco conversaron un poco más en la mesa hasta que el tiempo pareció volar.

—Ya es hora de irnos cariño, mañana trabajamos y cierta jovencita debe de ir a la escuela —pronunció Jimin.

—¿No me puedo quedar aquí, abuelo, abuela? —preguntó observándolos.

—Lo siento cariño, pero mañana debes de ir a la escuela y no tienes nada aquí de tus cosas —pronunció la omega—. Además, no les pediste permiso a tus padres.

—Pero pueden llamarlos —insistió.

—Lo siento cariño, pero si gustas te puedes venir el fin de semana con nosotros —pronunció el alfa mayor.

—Está bien —accedió Sana, entendiendo que sus abuelos no le dejarían quedarse.

Levantándose de la mesa, los dueños de la casa acompañaron a sus invitados hasta la puerta, donde se despidieron y esperaron a que todos estuvieran en el vehículo antes de entrar a su hogar nuevamente.

—Oppa Minnie, ¿no me puedo ir a quedar con ustedes? —preguntó Sana en los asientos traseros—. Puedo ayudarles a cuidar de Shuga y su familia.

—Recuerda lo que hablamos antes de salir, pequeña —pronunció observándola.

—Tus padres te deben de estar esperando en casa —añadió Yoongi, echándole una rápida mirada por el espejo retrovisor.

Sana frunció sus labios en un pequeño puchero y cruzó los brazos sobre su pecho, dedicándose a mirar por la ventana el resto del viaje.

Volviendo a sentarse bien, Jimin observó a su alfa un tanto preocupado. Yoongi colocó una de sus manos sobre el muslo de su cachorro y lo apretó suavemente.

Cuando llegaron a la casa de los Kim, el alfa apagó el auto y junto a su pareja se giraron para contemplar a la dormida menor.

—Sana... —pronunció Yoongi y observó a su pareja cuando este negó con su cabeza.

—Tomémosla en brazos —susurró.

Asintiendo, el mayor se volvió a sentar bien y se quitó el cinturón de seguridad. Bajándose del auto, abrió la puerta trasera y le quitó el cinturón a Sana antes de tomarla entre sus brazos.

Cerrando la puerta una vez su alfa se alzó con la menor, Jimin caminó a su lado y tocó el timbre de la casa cuando estuvieron frente a ella.

Inmediatamente, la puerta se abrió revelando a ambos padres preocupados.

—¿Qué le pasó? —preguntó Namjoon recogiéndola de los brazos de su hermano mayor, tomándola con cuidado entre los suyos.

—Solo se quedó dormida —respondió Yoongi, observando como entre dormida, la menor rodeaba con sus brazos el cuello de Namjoon.

—Iré a acostarla en su cama —anunció observando el rostro dormido de su hija, con visible alivio al tenerla entre sus brazos y en casa.

—Enseguida voy con ustedes —pronuncio SeokJin contemplando como se alejaban—. ¿Sana les dijo algo? —preguntó observando a la pareja.

—No realmente, más que no quería volver —respondió Jimin—. Hyung, ¿han pensado ir al psicólogo con ella? —preguntó con cuidado.

—No. ¿Por qué iríamos al psicólogo? —preguntó un poco a la defensiva.

—Porque ya sabemos las consecuencias de lo que ocurre cuando el problema se deja estar —le recordó Yoongi, rodeando los hombros de su omega de forma protectora.

—Sé que ustedes dos están haciendo todo lo que pueden con Sana, pasando más tiempo con ella e intentando hacerle entender que sigue siendo igual de importante —pronunció el pelirrojo omega—. Pero ¿cómo lo van a hacer cuando su pequeña nazca? A penas podrán dividir bien su tiempo y establecer una rutina.

Torciendo sus labios, Jin colocó sus manos sobre su abultado vientre.

—Lo siento —suspiró—. Todo esto me está afectando y a Namjoon igual, parece que siempre que intentamos hacer las cosas por mejor solo lo terminamos empeorando —respirando profundamente, intentó ignorar el ardor en sus ojos producto de sus lágrimas retenidas—. Dios, estos cambios y hormonas —se excusó.

Saliendo del brazo de su alfa, Jimin rodeó el cuerpo de su amigo en un abrazo incómodo pero caluroso de afecto.

—Todo estará bien, ya verás que pronto volverán a ser tan unidos como siempre —susurró y le abrazó un poco más antes de alejarse.

—Gracias —pronunció quitándose con su pulgar una de las lágrimas que alcanzó a salir.

—Descuida —dijo volviendo a los brazos de su alfa.

—Habla con Namjoon y piénsenlo —aconsejó el alfa.

—Lo haré —asintió—. Gracias por cuidar de Sana.

Despidiéndose, la pareja volvió a subir al auto.

—Espero que todo les resulte bien —pronunció el omega mientras se alejaban de la casa de sus amigos.

—Ya verás que sí —respondió su pareja.

—Y bien señor Min, ¿qué se siente ser el nuevo CEO de empresas Min? —preguntó contemplando el perfil de alfa.

Echándole una rápida miradita a su cachorro, Yoongi sonrió ladinamente.

—Cuando me cambie de oficina y asuma el nuevo puesto, te lo diré —pronunció.

—¿Y lo vamos a celebrar? —preguntó moviendo sus cejas.

Riendo, Yoongi negó con su cabeza.

—Creo que ya he abusado mucho de tu cuerpo —le recordó y colocó su mano sobre el muslo de su pareja—. Pero conozco otra forma igual de buena para celebrar —anunció.

Cuando llegaron a su hogar, ambos se aseguraron de que sus mascotas estaban bien antes de desnudarse y recostarse en la cama bajo las mantas.

Acurrucándose en el pecho de Yoongi y doblando una de sus piernas sobre el cuerpo del mayor, Jimin cerró sus ojos mientras el alfa le rodeaba con sus brazos.

Sí, definitivamente esa era una forma igual de buena para celebrar, estando en los brazos del otro.

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