🌸•Capítulo 25•🌸
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El sol apenas estaba haciendo aparición por la ventana de la habitación, iluminando débilmente el cuarto en el cual una pareja seguía disfrutando lo último del calor de cierto alfa.
Recostado sobre su abdomen, Jimin soltó un suave y débil gemido mientras sus manos hacían puños las sabanas bajo su cuerpo.
Detrás de él, montando sus piernas a horcajadas, Yoongi movía sus caderas con suavidad deseada y anhelada luego de tan apasionante tarde y noche.
Sus manos estaban sobre las perfectas nalgas de su pareja, separando los glúteos para contemplar con perversión y deleite su miembro entrar y salir del pequeño agujero abusado y resentido de su omega.
Contemplando y escuchando casi obsesionado el sonidito de chapoteo y la hermosa imagen de su grueso pene deslizándose dentro y fuera, abriéndose camino en aquella pequeña abertura que se apretaba a su alrededor cada vez que se retiraba, como si no quisiera dejarlo salir nunca.
—Hyung... Est-estoy... —balbuceó sin fuerzas.
Relamiendo sus labios, Yoongi apretó suavemente las nalgas de Jimin y entonces las soltó para inclinarse hacía adelante, cubriendo el cuerpo ligeramente más pequeño de su cachorro con el suyo.
—Solo vente, bebé —susurró.
Paseando su nariz por su nuca, corrió los sueltos y largos mechones pelirrojos. Besando su cuello, volvió sus embestidas cortas y duras, logrando sacudir la cama bajo de ellos mientras buscaba su propio clímax.
Gimoteando, Jimin cerró sus ojos y permitió finalmente que su anhelado orgasmo llegara al borde, disparando toda su semilla sobre la cama en la cual su pene estaba siendo aprisionado por su abdomen.
Los músculos alrededor de su polla se apretaron y gruñendo bajo, Yoongi enterró nuevamente sus dientes en la sensible marca de su omega y se empujó profundamente en el apretado interior de su pareja.
Pronto, se vio vaciando toda su semilla en el sedoso y apretado agujero bien abusado, que sumándose a su corrida anterior, su semen se desbordó ligeramente hacia afuera mientras su nudo comenzaba presionando en el interior de su pareja.
No logrando sostener más su propio peso en sus brazos, se recargó completamente sobre el cuerpo de su omega con la respiración agitada chocando en la piel de su nuca. Sus cuerpos acalorados y sudorosos encajando perfectamente.
—Enseguida salgo... —prometió entre largas respiraciones inestables.
—No... Quédate así —pidió Jimin con sus ojos cerrados—. Me gusta sentir tu cuerpo aprisionando el mío —murmuró.
Con una cansada sonrisa, Yoongi besó el cuello de su pareja y cerró sus ojos unos minutos al igual que su cachorro.
Satisfecho y sabiendo que aún era demasiado temprano para levantarse de la cama y llamar a su trabajo, Jimin se permitió dormitar unos segundos de tan agitada y movida noche.
Cuando Yoongi le había prometido que lo iba a tomar más de cinco veces; besar, morder y lamer cada parte de su cuerpo, no había dicho más que la verdad.
Todo cuerpo dolía exquisitamente ante las muestras de amor de su pareja. Su alfa apenas le había dejado un pequeño periodo de tiempo para recuperar el aliento antes de volver al ataque, y cuando Jimin había sollozado no poder venirse más y necesitar de un descanso, Yoongi le había sentado sobre su regazo y le había abrazado contra su cuerpo amorosamente.
Claro que aprovechando el descanso, su alfa había dejado mordidas y chupetones no sólo en su cuello, sino que también en sus clavículas, hombros y nuca, en cada parte que su boca estaba cerca en realidad.
—No más —se quejó con pereza al sentir labios contra su hombro.
Soltando una baja risita, Yoongi apoyó su cabeza en la almohada y siguió observando la nuca de su omega hasta que finalmente, Jimin dio vuelta su cabeza sobre la almohada y le observó con ojitos somnolientos.
—Tranquilo amor, mi celo se acabó en la madrugada —prometió.
Aún con sus ojos entrecerrados, el omega arqueó una ceja.
—¿Y lo de recién qué? —preguntó y su alfa sonrió con inocencia.
—Yo sin poder contenerme —respondió y rió ante los refunfuños de su pareja, deteniéndolos con un beso suave—. Y no ocurrió exactamente recién —aclaró.
—¿En serio? ¿Y qué hora es? —preguntó con un suspiro, volviendo a cerrar sus ojos.
—Las once —respondió y el pelirrojo abrió exageradamente sus ojos.
Solo había cerrado sus ojos por unos minutos... O al menos así lo había sentido él.
—Tengo que...
—Ya he llamado a tu trabajo avisando que no vas a poder asistir —informó antes de que su pareja comenzara a moverse.
—¿Y tu trabajo? —preguntó.
—Ayer le dije a Chae-young que no iría —respondió y se sentó en la cama, contemplando a su pareja recostado sobre su estómago—. Vamos cielo, ambos necesitamos una ducha.
—No me quiero mover —se quejó restregando su rostro en la almohada
—Día de mimos entonces —susurró sabiendo que era lo menos que podía hacer por su cachorro.
Tirando las sabanas hacia atrás, Yoongi atrapó su labio inferior entre sus dientes al contemplar los múltiples chupetones que había dejado por todo el cuerpo de su pareja.
Habían desde su cuello, bajando hasta sus hombros, a lo largo de su columna, su cintura y entre el interior de sus muslos donde su semen seguía escurriéndose del abusado agujero, deslizándose por la suave piel.
¡Dios!, parecía que también le había mordido una nalga a su cachorro a juzgar por la marca. Su lobo realmente había marcado a su pareja por dentro y por fuera.
Como cada vez que estaba en su celo.
Y la primera vez que Jimin había acompañado a Yoongi durante su celo, realmente había sido sorprendido ante la intensidad de todo.
Mientras que en el celo de un omega se podía tomar lapsus de tiempo para juguetear, hacer el amor y darse mimos, en el del alfa siempre era la intensa necesidad que nublaba sus sentidos y despertaba en él el instinto carnal y lujurioso, el cual solo podía ser saciado por su pareja.
Y tal vez, se debía a que mientras Jimin tenía tres días para disfrutar con calma de ello, Yoongi solo tenía uno, volviéndolo todo más intenso.
Joder, Yoongi realmente no podía recordar las veces que había llegado llenando el interior de su omega, cuántas veces Jimin había tomado su nudo para asegurar que su semilla se quedara adentro.
Si su cachorro no quedaba embarazado con ello, tendrían que buscar suerte durante el celo del omega antes de finalmente recurrir a la doctora Kim por aquellos exámenes que habían ofrecido.
Solo debían de esperar.
Alzando una mano, comenzó a acariciar el cuerpo de su pareja.
—Tan perfecto... —murmuró deslizando su mano por la espalda de su cachorro hasta llegar a su trasero, donde apresó con dulzura un glúteo.
Jimin gimió bajito y apoyó un costado de su rostro contra la almohada, observándolo con un ojo.
Sonriendo con amor, Yoongi finalmente se levantó de la cama tomando entre sus brazos a su pareja para dirigirse al baño.
Regulando el agua, se metió en la ducha y dejó que su omega se parara sobre sus propios pies, recargando su cabeza en su hombro y usándolo de apoyo para mantenerse derecho mientras dejaba que su alfa le cuidara.
—Cachorro, necesito que apoyes tus manos contra los azulejos y separes tus piernas para limpiarte bien ahí abajo —pronunció con suavidad una vez terminó de lavarle el cabello.
Gimoteando, Jimin se dio media vuelta siguiendo la orden de su pareja, y con confianza, sin ningún signo de vergüenza entre ellos, permitió que el mayor le limpiara todo, hasta que se fue el último rastro de semen en su cuerpo e interior.
—Uhm... Está algo rojo e hinchado aquí atrás —pronunció Yoongi pasando con suavidad su pulgar sobre la entrada.
Aquello solo anunciaba que su entrada realmente había sido bien abusada.
—Creo que no me podré ni sentar hoy —rió bajo el menor.
—Cuidaré muy bien de ti, amor —prometió Yoongi besando su hombro antes de seguir con el baño.
Cuando ambos estuvieron perfectamente limpios, sin olor a sexo y sudor en sus cuerpos, el alfa cortó el agua y volvió a tomar entre sus brazos a su pareja.
Colocando dos toallas en la dura superficie plana del lavamanos, el mayor depositó con cuidado el cuerpo de su pareja.
Torciendo sus labios en una suave mueca, Jimin se movió acomodándose un poco mientras su alfa se alejaba y rápidamente volvía con otras dos toallas.
Dejando una sobre los hombros del pelirrojo, enredó la otra en su cintura y rápidamente volvió a tomar la de su pareja para comenzar a secar su cuerpo con cuidado, contemplando con satisfacción las marcas en la piel de su amor.
—Por la sonrisa en tu rostro no me dan ni ganas de verme a espejo —bufó divertido.
—Descuida, la mayoría de ellas se pueden ocultar bajo la ropa —prometió golpeando con suavidad sus muslos.
—Más te vale, no quiero que mis pequeños vean las marcas rojas y moradas en mi piel, son demasiado curiosos —refunfuño pensando en ello.
—Nada que una prenda con cuello alto o un pañuelo no pueden arreglar —pronunció entonces, comenzado a secar el largo cabello de Jimin con el secador.
Arrugando su nariz, el pelirrojo cerró sus ojos con sus labios fruncidos mientras permitía que su pareja usara aquel aparato, a pesar de que no le gustara y Yoongi sabía aquello.
Pero su alfa siempre decía que debía de secar bien su cabello si no quería atrapar un resfriado, más ahora que estaba largo.
—Uhm... Shuga y los demás ya nos están buscando —pronunció al escuchar las aves volar y llamarles.
—Deben de tener hambre al igual que nosotros —dijo Yoongi entregándole el secador al menor para que lo utilizara en él.
Secando el resto de su cuerpo, el alfa volvió a tomar entre sus brazos a su pareja una vez su cabello también estuvo listo.
Desnudos, lo llevó de vuelta a la cama y se detuvo cuando contempló las manchas de semen en ella, y seguramente también estaban con olor a sudoración.
—Hay que cambiar las sábanas —anunció dirigiéndose a la esquina de la habitación donde estaba un sofá.
Colocando con suavidad a su pareja, le besó con ternura la frente antes de alejarse e ir por un cambio de ropa cómodo.
—¿Te ayudo? —pregunto entregándole la ropa a su pareja, observándole esparcir la crema por su piel.
—No gracias, aunque apreciaría que preparas el desayuno —sonrió.
—Por supuesto —aceptó colocándose su ropa rápidamente.
Tomando las mantas de la cama, las llevó al baño donde estaba el canasto con la ropa sucia. Dejando un juego de sabanas y mantas limpias sobre el colchón para hacerla después, bajó a la cocina para alimentar a las pequeñas bestias y preparar un rico desayuno que reponiera sus energías bien gastadas.
Cuando su cachorro apareció vestido, él ya estaba sirviendo el desayuno.
—Genial, mañana será mi turno —prometió levantándose un poco en las puntas de sus pies para besar la mejilla de su alfa.
—Vamos al sofá, no será tan incómodo para ti allí —dijo dispuesto a mover todo al contemplar el estremecimiento que corrió el cuerpo más joven al sentarse en la dura superficie del banquillo frente a la isla.
—Te recuerdo que también hay que limpiarlo —canturreó tomando una pastilla con la ayuda del zumo que le había servido su alfa—. La pastilla ayudará —prometió y comenzó su desayuno junto al mayor.
—Cariño, dile a Shuga que no robe mi desayuno —pidió el alfa cuando contempló al ave avanzar con disimulo a su lado.
Alzando una de sus manos, Jimin rió alegremente.
—Es que está feliz de vernos aquí tan temprano —pronunció y acarició la pequeña cabeza con su dedo—. Vamos Shuga, ve a jugar con Chim —dijo con cariño.
El ave restregó su cabeza sobre el dedo de su dueño con cariño.
—¡Jimiin! —exclamó el ave antes de volar fuera de la cocina, hacia su pareja.
—¿Qué vamos a hacer hoy? —pregunto el pelirrojo observando a su alfa.
—Lo que es yo, mimarte y cuidarte durante todo el día —respondió—. A menos que quieras hacer algo.
Jimin frunció sus labios pensando en ello.
—No mucho realmente, solo tengo deseos de pasar el día en casa holgazaneando contigo y preparar el material de trabajo para mañana —respondió con un encogimiento de hombros suave.
—Suena como el plan perfecto —sonrió el alfa—. Podríamos pedir la comida también.
El pelirrojo asintió con entusiasmo, deseoso de pasar otro día en casa con su alfa, uno lleno de mimos y tranquilidad.
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