🌸•Capítulo 17•🌸
Jimin se quejó bajito cuando la puerta de la habitación fue golpeada, el molesto sonido haciendo eco en su cabeza. Soltando un suspiro cansado, se incorporó sentándose en la cama.
—Yo voy, toma esta pastilla y vuelve a recostarte —ordenó de forma suave Yoongi, extendiéndole un vaso con agua a su cachorro junto con el medicamento.
—Gracias —murmuró e inmediatamente siguió las instrucciones de su alfa.
Dejando el vaso en la mesita de noche al lado de la cama, se volvió a recostar colocando su antebrazo sobre sus ojos.
Cuando Yoongi volvió al lado de su pareja, cargaba entre sus manos un cuenco mediano con cubos de hielo en el interior.
Jimin sacó su brazo de sus ojos al escuchar algo de ruido y contempló con curiosidad a su pareja, quien estaba sentado a su lado.
—¿No me lo dirás? —preguntó.
—No creo que un "te lo dije" Te haga sentir bien ahora —respondió observándole por el rabillo de sus ojos.
El pelirrojo estiró su labio inferior en un puchero antes de contemplar la hora en el reloj colgado en la pared frente a él.
—Pronto comenzará tu reunión, tienes que prepararte —anuncio sentándose nuevamente.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó el mayor observándolo inmediatamente.
—Buscarte tu traje, Yoonie —respondió con una mirada extraña.
Suspirando, el mayor negó con su cabeza y dejó lo que estaba haciendo para empujar al menor suavemente por los hombros hasta que estuvo recostado otra vez.
—Amor, yo me puedo ocupar de la ropa —aseguró tocando la punta de su nariz antes de volver a lo suyo.
—Si pero... Uhm, eso se siente bien —exclamó en un suspiro de alivio cuando su alfa colocó un paño helado sobre su frente.
—Esto y la pastilla te ayudarán mientras no estoy —pronuncio corriendo los rojizos cabellos del rostro de su pareja—. No me gusta le idea de dejarte solo estando enfermo, pero es una reunión demasiado importante como para no ir —expresó culpable.
—Y ciertamente yo tampoco te dejaría faltar solo porque mi cabeza duele —coincidió el omega tomando su mano—. Ve tranquilo amor, dormiré mientras no estás, así surte efecto el medicamento y podemos salir a esa cena romántica que me prometiste en el Tokyo skytree.
—No saldremos si sigues con dolor de cabeza —advirtió con tono suave, pero la firmeza y orden estaba allí incluida.
—Como mi alfa diga —respondió juguetonamente Jimin, con una suave sonrisa de labios.
—Sí, ríe ahora —refunfuño Yoongi apretando suavemente entre sus dedos uno de los rellenos mofletes del contrario—. Después serás todos ojitos y pucheros intentando convencerme de salir cuando te diga que no al volver.
Escuchando la encantadora y dulce risa de su omega, el alfa se levantó de la cama después de cambiar el paño de su frente una vez más.
—¿Tomaré una ducha? —preguntó más para sí mismo.
Se había bañado esa misma mañana después de todo.
—No tienes tanto tiempo y no querrás llegar tarde —respondió Jimin de igual forma—. Solo lava tu rostro, péinate y cámbiate de ropa, Hyung —aconsejó.
—Shh, tu duerme cachorro —ordenó logrando que el menor bufara—. Y gracias —pronuncio antes de hacer exactamente lo que dijo su pareja.
Lavando su rostro y ordenando un poco su cabello, abrió la maleta y sacó el traje que le había preparado Jimin en casa.
Colocándose aquella camisa celeste que le gustaba a su omega junto a su chaqueta de traje negra, omitió la corbata porque realmente no le gustaban mucho.
Una vez estuvo listo, observó a su pelirroja pareja que seguían en la misma posición.
—Ya me voy, amor —aviso acercándose, depositando un pequeño beso en aquellos abultados labios.
—Que te vaya bien —pronunció—. ¿Llevas tus lentes? —preguntó sin abrir sus ojos.
Yoongi torció sus labios, considerando simplemente salir del departamento sin ellos.
—No me obligues a ir hasta donde va a hacer la reunión para dejártelos —advirtió el omega, abriendo finalmente sus ojos para contemplar a su pareja—. Sabes que lo haría.
—Está bien —suspiro sacándolos de la mochila de Jimin y colocándoselos—. Trataré de no tardar —prometió antes de retirarse finalmente de la habitación con su maletín.
Dirigiéndose al ascensor, intercambió unos mensajes con su secretaria y luego con su padre, aclarando todos los detalles posibles mientras se dirigía a la reunión, la cual afortunadamente no era muy lejos del hotel.
En una elegante sala de espera, Min Yoongi estaba sentado en el sofá, esperando con aparente paciencia a que el señor Akanishi finalmente le atendiera.
Probablemente no habían transcurrido más de cinco minutos desde que había sido dejado ahí, pero para Yoongi definitivamente se le estaba siendo un poco más largo que ello.
Sabía que era debido a que su omega estaba solo en la habitación del hotel, enfermo. Su lobo se removía inquieto y disgustado por ello, exigiéndole volver a su lado para cuidar de él.
Y Yoongi lo haría, tan pronto como terminara con la reunión, se iría de vuelta al lado de su dulce cachorro para cuidarle como tantas veces Jimin lo había hecho con él ante sus migrañas.
Cuando la puerta finalmente fue abierta, el alfa de cabello rubio arena se levantó inmediatamente.
—Disculpa la demora señor Min, surgieron otros asuntos y mi asistente personal no se encuentra en estos momentos —se excusó en japonés, estudiándole con aquellos ojos grises oscuros, casi negros e imperturbables.
—No se preocupe señor Akanishi —negó en perfecto japonés, sin dejarse intimidar por el alfa contrario, quien era conocido por ser como un tiburón en los negocios.
Alguien que siempre conseguía lo que quería.
—Por favor, adelante —invitó con una sonrisa ladina—. Ciertamente había esperado que el mismo Min Joongki viniera a esta reunión —anuncio cuando Yoongi pasó por su lado.
—Surgieron otros asuntos y se decidió que yo vendría en cambio, para no cancelar la reunión —explicó tomando asiento frente al escritorio del hombre.
—Muy bien, ¿entonces me explicara por qué debería de invertir mi dinero en ustedes? —preguntó dando inicio a la Reunión con ello.
Casi una hora transcurrió mientras ambos alfas hablaban, expresando sus opiniones, inquietudes y molestias.
—¿Le parece si ya vamos directo al punto? —cuestionó echándose hacia atrás, recargando su espalda en el respaldar de la silla mientras contemplaba a Yoongi.
—Por supuesto —asintió el contrario, prefiriendo que en verdad fuera así para volver enseguida al lado de su pareja.
—Me ha explicado muy bien cómo sería y los beneficios que obtendría si invierto en ustedes —coincidió y Yoongi espero pacientemente el problema—. Pero usted entenderá lo que me costaría confiar plenamente mi dinero en empresas Min, que se basa meramente en restaurantes y exportación de carne dentro de Corea del Sur —expresó Akanishi, con una expresión cerrada y unos ojos que no revelaban nada—. ¿Así que por qué no seguir en el interior de su país en vez de ir a otro y buscar a personas que le apoyen? —cuestionó.
—Como se le dijo con anterioridad, queremos expandir nuestros horizontes y creemos que abrir un restaurante aquí en Tokyo, utilizando también la carne que nosotros mismos exportamos, sería una gran oportunidad —explicó.
—Ciertamente empresas Min es conocida por su línea de restaurantes que trabaja con los productos que ustedes mismos importan en diferentes regiones o localidades dentro de Corea del sur —pronuncio de forma pensativa y Yoongi no se sintió sorprendido de que supiera aquello.
En los últimos años se estaban haciendo bastante conocidos gracias a sus restaurantes que trabajan con su propia carne entre otros productos, actualmente era el lugar preferido de los turistas para comer.
—Entiendo la idea de querer trabajar conmigo, sería conveniente debido a mis hoteles y centro comercial, pero como puedes ver... Comida deliciosa y restaurantes de cinco estrellas se pueden encontrar en todos lados y en todas partes —comentó despectivamente.
—Tal vez, pero nosotros somos los mejores —aseguró—. No sólo uno de nuestros restaurantes tiene cinco estrellas, sino que varios y no todos son bajo el mismo modelo, mientras que unos pueden ser elegantes, otros son familiares. Nuestra carne es la mejor de toda Seúl, me arriesgo a decir que de toda Corea del Sur, y cada año somos reconocidos por los lugares en que definitivamente se debe comer por los turistas y propios residentes —debatió.
—Lo cual es sorprendente, y ciertamente se han mantenido firme a lo largo de los años —asintió y se inclinó hacia adelante—. Aquí mi propuesta, si me permito invertir y que abran restaurantes en mis hoteles o centro comercial abierto y en futuro, quiero ser quien estará al mando, ya sea en el tema de los empleados y de los alimentos exportados —anuncio—. Seré yo el que tome las decisiones.
—El acuerdo con el CEO Min era que usted invertiría y permitía nuestras instalaciones en sus propiedades, y mientras nos ayudara con su asesoría le dábamos el 40% de las ganancias. Pero no estaba entrando directamente en el negocio para tomar decisiones por nosotros en cuánto a manejar los restaurantes —le recordó.
—Bueno, su padre no está aquí y no encuentro muy justo que además de invertir mi dinero, permita que se queden en mis instalaciones que son bastante reconocidas —respondió con una sonrisa inteligente y arrogante, siendo algo tosco por no decir desagradable.
—Que el CEO no haya venido en persona no significa que algo cambia, señor Akanishi —espeto manteniéndose firme e imperturbable, pero esa expresión en el rostro del contrario...
Aquella arrogancia y superioridad.
Le estaba molestando un poquito.
—Tal vez, pero yo he cambiado de opinión al respecto —anunció—. Lo siento por usted que ha venido desde otro país, pero no firmaré si no están mis nuevas demandas —expresó con firmeza.
—Bueno, entonces no hay nada más que tratar —decreto levantándose, sin dejarse amenazar—. Vuelva a discutir con nuestro CEO al respecto para llegar a un nuevo acuerdo —aconsejó.
—Posiblemente lo haré —respondió levantándose también—. Lamento haberle hecho perder su tiempo —se despidió—. Nos estaremos viendo.
—De igual forma y eso espero —respondió Yoongi dándole un apretón de manos antes de retirarse de la oficina un poco molesto.
Solo habían sido una hora que había tratado con el hombre, pero algo le anunciaba que no le agradaría del todo para el futuro.
Ahora tendría que decirle a su padre que la reunión no había ido del todo bien a como se esperaba mientras le explicaba las absurdas demandas del hombre.
"Yoongi, amor, ¿qué ocurre?" preguntó la voz de su pareja.
"No es nada cachorro, vuelve a dormir, ya voy en camino" respondió sintiéndose culpable por molestar a su pareja estando está enferma.
Tenía que controlar sus emociones, no quería que su molestia fluyera a través de su lazo molestando a su pareja.
—Oh, mierda —susurró al chocar con otra persona por estar distraído—. ¿Estás bien? —preguntó ayudando al menudo hombre a levantarse.
—Si, descuide, no es nada —aseguró agachándose para recoger una carpeta.
—Lo siento, estaba distraído —se disculpó con expresión culpable, había mandado prácticamente al hombre al suelo mientras que a él no le ocurrió nada.
—No se preocupe —insistió, finalmente observándolo fijamente—. ¿Yoongi? ¿Min Yoongi?
—Uh... Sí —asintió confundido, preguntándose cómo el hombre de cabello negro sabría su nombre.
—Soy yo, Yudai Chiba —pronunció con una sonrisa—. ¿No te acuerdas de mí? —preguntó.
Observando al omega, Yoongi sonrió sorprendido al reconocerlo.
—Hombre, no te había reconocido con ese traje —rió—. En la universidad solo usaba ropas anchas y coloridas, sin sentido de la moda realmente.
—Hey, no seas grosero —rió—. ¿Y qué haces por acá en Japón? —preguntó curioso.
—Temas de la empresa, tenía una reunión con el señor Akanishi —respondió apretando sus labios, cambiando su humor al recordar dicho hombre.
—Hombre agradable, ¿no? —preguntó de forma irónica—. No le digas a nadie, pero es así porque sí, porque no y por si acaso —susurró como si fuera un secreto, sacándole otra risa al alfa ante su broma.
—¿Trabajas aquí? —preguntó Min.
—Sip, soy asistente personal —asintió con una sonrisa—. Si ya no estás ocupado, ¿por qué no salimos en unas horas más cuando salga del trabajo? —propuso—. Así nos ponemos al día —insinuó de forma algo... Coqueta.
—Oh, sería agradable, pero ya tengo planes con mi pareja —negó inmediatamente, no queriendo que el omega se hiciera otras ideas.
Podrían haber sido amantes en el pasado, pero eso ya estaba exactamente ahí, en el pasado.
—¿Estás casado? —preguntó contemplando inmediatamente la mano del alfa.
—Aún no, pero espero estarlo dentro de este o el próximo año —confeso—. Solo estoy esperando el momento adecuado para pedírselo a mi pareja.
—Ohh... Eso debe de ser... Agradable —pronuncio.
—Realmente me gustaría seguir hablando contigo y ponernos al día luego de tantos años, pero él me espera en la habitación del hotel, no se sentía muy bien y no quiero dejarle solo por tanto tiempo —se excusó rodeándolo y entrando al ascensor.
—Claro, entonces nos estaremos viendo —dijo justo un momento antes de que las puertas metálicas se cerraran—. Está más apuesto que de lo que le recordaba —murmuró a solas.
Suspirando, Yudai se aseguró de ordenar bien su ropa antes de entrar en la oficina de su jefe.
—¿Cómo te fue? —preguntó observando inmediatamente al omega.
—El señor Akihito dijo que le iba a cobrar más debido al escaso tiempo que le dio para investigar —respondió entregándole la carpeta—. Y también que no se quejara ante la incompleta información que recolectó.
—No importa, págale lo que te pida esta vez —accedió inmediatamente revisando la información.
—Si señor.
—¿Qué hay sobre mi hijo? —cuestionó sin observarlo.
—El joven Theia hizo un pequeño berrinche con su niñera y se rehusó a comer sus vegetales —informó—. Aparte de eso, no se ha reportado más problemas.
—Está bien, pide una videollamada con el CEO Min Joongki y trata que sea en lo posible antes del término de la jornada —ordenó.
—Sí, señor —respondió sabiendo que era hora de retirarse.
—Ah —pronuncio deteniendo al omega cerca de la puerta—. También prepara un nuevo contrato, te enviaré las indicaciones en tu correo.
—Sí, señor —respondió finalmente saliendo de la oficina, dejando a solas al alfa.
—Eres... Lindo —susurró Akanishi, contemplando la foto de cierto hombre pelirrojo en el archivo.
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