🌸•Capítulo 12•🌸


Terminando de preparar el material de trabajo para su próxima clase, Jimin suspiró y cerró brevemente sus ojos mientras inclinaba su cabeza hacia atrás.

Inclinando su cuello hacia la izquierda, golpeó suavemente con su mano en forma de puño sobre su hombro derecho intentando aligerar la tensión en dicho lugar. Luego, inclinó la cabeza hacia el lado contrario y repitió el mismo movimiento.

El trabajo y las lecciones de baile parecía que finalmente estaban cobrando su cuota en su cuerpo.

Hmm... Tal vez podría pedirle a su alfa un masaje, sabía que su Yoongi no se quejaría al respecto y lo mimaría con sus cuidados.

—Te ves algo cansado —pronunció una voz desde la puerta.

Abriendo sus ojos, Jimin contempló a su amigo apoyado en el marco de la puerta.

—Hey, ¿qué haces aquí? —preguntó curioso.

—Auch, ¿esa es la forma de saludar a tu mejor amigo? —exclamó Jaebum dramáticamente, colocando su mano contra su pecho.

—Que Taehyung no te escuche decir eso —rió suave—. Pensé que estabas de viaje con tu pareja —recordó.

—Dos maravillosas semanas —asintió—. Pero lamentablemente ya terminó y en el hospital le necesitaban, que sea un enfermero no significa que sea menos importante —expresó con un suspiro.

—Debe de ser difícil —pronunció el omega arrugando su nariz.

—El horario no es el mejor del mundo, una mierda en realidad, pero le hace feliz ayudar a salvar vidas y yo no soy quién para prohibírselo —se encogió de hombros con una suave sonrisa—. Vamos, salgamos a comer algo —invitó.

El pelirrojo entrecerró sus ojos—. ¿Cómo sabes que no he comido algo ya? —cuestionó.

—Fácil, te conozco y me encontré con tu alfa, me pidió que me asegurara de que comieras algo antes de ir a tus prácticas con Momo —reveló.

—¿Te encontraste con Yoonie? ¿Dónde? —pregunto curioso, comenzando a guardar sus cosas.

—Estaba en el restaurante en el cual soy mesero, un tema de negocios según vi —respondió encogiéndose de hombros.

Deteniéndose, Jimin observó a su amigo—. ¿Por qué estabas en...?

—Joven Min —interrumpió otra voz detrás del alfa.

—Mierda —exclamó Jaebum, alejándose de la puerta sobresaltado observó a la mujer mayor.

—Señora Shim —pronunció Jimin observando a la beta—. ¿En qué la puedo ayudar? —pregunto amablemente.

La mujer observó sin emoción alguna al alfa y luego sus ojos se posaron sobre el pelirrojo omega.

—Creo que es mi deber recordarle, que en estas instalaciones no son un lugar recreativo para que invite a sus amigos a conversar —expresó y luego se retiró sin permitirle a Jimin responder o explicarse.

Observado al menor, Jaebum se acercó a la puerta y observó como la beta desaparecía al doblar en una esquina.

—¿Qué le pasa a esa ahjumma? —pregunto con el ceño fruncido—. ¿Le hiciste algo, Minnie-ah?

—Hey, ¿qué se supone que le hice? —refunfuñó tomando su mochila del suelo—. Ella es así con todos y no sé por qué —explicó.

—Uhm, ten cuidado con ella —pronunció saliendo del aula junto a su amigo—. Las personas mayores tienen sus malas costumbres y pueden ser malvados cuando se sienten invadidos o amenazados.

—¿Pero de qué hablas? —cuestionó confundido, observándole extrañado—. ¿Por qué la señora Shim se sentiría de aquella forma? ¿Y por qué conmigo? —preguntó cerrando la puerta con llave antes de retirarse junto al alfa.

—Vamos, ella se ve como si estuviera a punto de jubilarse, y si así fuera, tú ocuparías su puesto —indicó obvio.

—Pero si yo ya tengo mi puesto como profesor —le recordó rodando sus ojos.

—Un profesor que imparte el mismo curso, obvio que se siente amenazada contigo.

—Eish, ya cállate —pidió agitando su cabeza—. Tus palabras solo me confunden y quiero, debo, tener clara mi cabeza en este momento —suspiró—. Si no estoy concentrado, Momo me matará, y si no lo hace ella lo hará la profesora Park.

—¿Ya volviste a aceptar ayudarle en una presentación? —preguntó Jaebum.

Despidiéndose de los demás trabajadores, Jimin asintió con su cabeza una vez que salieron de las instalaciones.

—Esta vez también bailaré, con Sana —comentó—. Guardé dos entradas por si aparecías, ¿las quieres? —preguntó siguiendo a su amigo hacia su auto.

—¿Cuándo bailas? —preguntó.

—Mañana en la tarde, a las ocho —respondió.

—¿Quieres conducir? —preguntó lanzándole las llaves de su auto—. Tengo que llamar a mi pareja para saber si estará disponible y tú conoces mejor esta zona para que nos lleves a un restaurante —explicó subiéndose de copiloto.

Encogiéndose de hombros, Jimin se subió detrás del volante, dejando su mochila en los asientos traseros.

—¿Cualquier restaurante? —preguntó mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

—Quiero Kimchi, y tal vez brochetas de cerdo —respondió marcando a su pareja.

—Conozco el lugar perfecto —sonrió encendiendo el motor—. Luego de comer me tienes que llevar con Momo —advirtió.

—Si, claro —asintió y sonrió cuando su pareja le contestó.

—Pase —pronunció Yoongi mientras sus ojos seguían fijos en el documento frente a él.

—Joven Min —pronunció Chae-young deteniéndose frente al alfa—. No está usando sus lentes, señor —indicó frunciendo ligeramente sus cejas.

—Oh —musitó dejando el documento y buscó las gafas en el cajón de su escritorio—. No le digas a mi pareja, por favor —pidió.

—No lo haré por esta vez —accedió colocando una de sus manos sobre su abultado abdomen—. Pero se lo diré la próxima vez, el joven Jimin me pidió como un favor personal que le avisara cuando lo descubriera no usándolos.

—Eso está bien —asintió con una pequeña sonrisa ante la espía de su omega—. Por favor, toma asiento —señaló una de las sillas frente a él.

Con cuidado, la mujer corrió la silla y tomó asiento.

—Vaya, realmente ha crecido ¿no? —preguntó observando sorprendido el gran vientre de la omega que se distinguió aún más bajo su suelto vestido luego de que se sentase.

—Sí, señor —sonrió—. Pareciera que solo el día anterior tenía un pequeño vientre —recordó con cariño.

—¿Cuántos meses tienes? —preguntó curioso, imaginándose a su pareja de aquella forma.

Se vería hermoso, bueno más hermoso de lo que ya era su cachorro.

—De eso vine a hablarle, señor —pronunció con cuidado—. Mi médico ya me informó sobre mi licencia para dejar de trabajar por maternidad.

—¿Cuándo te estarías retirando? —preguntó empujando sus lentes más arriba.

—Después de su viaje a Japón, dos semanas después —explicó—. Ya he comenzado a buscar mi reemplazo para prepararle.

—Eso está bien, gracias por avisarme.

—También, quería que supiera que tal vez no regrese —agregó con una pequeña sonrisa culpable—. Mi pareja quiere que me concentre en cuidar de nuestra hija y yo también quiero hacerlo, de hecho, deseo estar a su lado en todo momento.

—Comprensible —asintió—. Bueno, solo puedo desearte lo mejor y que me informes si esa llega a ser realmente tu decisión final —pidió.

—Le avisaré —prometió levantándose—. Escogeré a los mejores candidatos para ocupar mi puesto y se los enseñaré —informó.

—Envíame sus currículums a mi correo antes de proceder con una entrevista —ordenó.

—Si, joven Min —asintió retirándose de la oficina.

Contemplado la puerta cerrada, Yoongi se quitó los lentes y suspiró pasando sus manos por su rostro.

—Genial, un secretario nuevo justo cuando estoy a punto de ser ascendido —pronunció arrugando su nariz de solo pensarlo.

Agitando suavemente su cabeza, el alfa prefirió no pensar en ello si no quería que su migraña solo empeorara.

—Lo dejaré en manos de Chae-young, ella sabrá entrenarlo bien —decidió.

Girando en su silla, el alfa se levantó y contempló el comienzo del sol ocultándose a través de su ventana.

—¿Jimin también querrá dejar de trabajar una vez nazca nuestro cachorro? —se preguntó pensativo.

Sería algo difícil, pero su pareja podía ser impredecible en algunos casos, siempre sorprendiéndolo.

Y aunque su deseo fuera que su omega se quedara en casa cuidado de su hijo, sabía que sin importar la decisión que tomara su pareja al respecto, él lo apoyaría de igual forma.

Estaba tan perdidamente enamorado de Jimin como el primer día, que solo quería hacerlo feliz sin importar el costo, era lo menos que se merecía su omega por haber decidido no solo darle otra oportunidad, sino que también compartir su vida con él.

Deseando escuchar la voz de su pareja, Yoongi tomó su teléfono celular de su bolsillo y se detuvo un momento sobre el nombre de su omega.

"Cachorro, ¿muy ocupado o te puedo llamar?" consultó a través de su lazo mental, haciendo una mueca cuando su mente palpito de dolor por ello.

"Está bien, llámame Yoonie"

Ante la positiva respuesta, el alfa marcó el número de su pareja y se llevó el aparato contra su oído.

Hola amor —saludo su pareja, con su respiración algo agitada.

—¿Llamo en mal momento? —preguntó.

No, estamos en un pequeño descanso —aseguró—. ¿Cómo estás? ¿Comiste algo?

—Comí un sándwich de la cafetería —respondió y sonrió suave ante el suspiro de su pareja.

Yoongi —dijo con tono de reproche—. Envías a Jaebum para asegurarte de que coma algo, pero tú no lo haces —acusó.

—Pero...

Un sándwich no es comida —interrumpió—. Porque no comes bien es que te duele la cabeza —regaño.

El alfa cerró sus ojos un poco divertido, por un momento había olvidado que su pareja sabía perfectamente cuando no se sentía bien, así como él podía saber cuándo su omega no se encontraba de igual forma, como en ese momento que podía sentir el cansancio del menor.

—Está bien cachorro, ya entendí —respondió—. Cuando lleguemos a casa me comeré todo lo que me prepares —prometió.

Tienes que cumplirlo —advirtió tomando su botella de agua—. Te prepararé una gran cena. ¿Ya tomaste algo para tu dolor? —preguntó apoyando un momento su celular contra su hombro y oído para abrir su botella.

—Si, pero no me hizo nada. Y si me tomo la otra pastilla que me recetó el doctor me empezarán a dar náuseas —arrugo su nariz con desagrado.

Te darán náuseas porque no has comido nada, el doctor Ji te recomendó tomártela antes de comer algo —le recordó.

—Cuando llegue a casa —prometió y rió bajo ante el resoplido de su omega.

Ya tengo que volver Hyung —pronunció escuchando como les llamaban a todos—. ¿Vendrás por mí? —preguntó.

—Si cachorro, ya ve antes de que Momo te regañe —dijo con una sonrisa de labios.

Está bien, te amo.

—Yo también te amo —respondió el alfa, sacándole una encantadora sonrisa de ojos a su pareja con ello.

Cortando la llamada, Jimin volvió a guardar su celular dentro de su mochila junto a su botella.

—Vamos chicos, quiero que repasen la coreografía por última vez —pidió la profesora Park, logrando que todos se colocaran en sus posiciones.

Ambas profesoras observaron con ojos críticos la presentación con el vestuario, corrigiendo unos pequeños errores de salida de algunos.

Cuando sus alumnos terminaron, ambas aplaudieron felicitando a todos.

—Muy bien, eso es todo por hoy —anunció Momo—. Recuerden estirar sus cuerpos y llegar a casa a descansar hasta mañana —ordenó.

Recibiendo un fuerte sí en general, ambas profesoras se alejaron para hablar entre ellas los últimos detalles.

Quitándose la liga elástica que afirmaba su rojizo cabello en una pequeña coleta, Jimin pasó su mano despeinándose. Dios, como deseaba un baño caliente que le ayudara a relajar todo su cuerpo.

—Oppa, ¿me ayudas a estirar mi cuerpo? —pidió la joven infante.

Extrañado, Jimin miró a SunHee. Observando a su alrededor, contempló a Sana estirando su cuerpo con unas compañeras.

Tal vez podría usar el momento para averiguar el motivo por el que molestaba tanto a Sana.

—Claro —asintió comenzando a ayudarla.

—Oppa, ¿en verdad eres el tío de Sana? —preguntó.

—Mi hermano es esposo de su padre, por lo que podría decirse que sí —respondió—. ¿Por qué?

—Nada —respondió.

Ambos alzaron la cabeza y contemplaron con curiosidad cuando Sana chillo alegre y corrió hacia la puerta donde estaban sus padres buscándola.

Saludando a su hermano y amigo con un movimiento de cabeza, Jimin siguió ayudando a la pequeña que no dejaba de observar con cierto fastidio a Sana.

—Sana es tonta, no quiere entender que sus padres ya no la van a querer cuando su hermana llegue —refunfuñó enojada.

—No está bien decir aquello —regañó suave el pelirrojo omega—. Todo padre ama por igual a sus hijos, no tiene favoritos.

—Oppa es un mentiroso, mis papas prefieren a mi hermana antes que a mí, yo lo sé y sé que a Sana le pasará lo mismo —expresó irritada, alejándose inmediatamente de Jimin una vez que terminó.

"Está celosa de Sana" pensó con tristeza, comprendiendo el comportamiento de la chica ahora.

Estirando su cuerpo, Jimin pensó en si debería de entrometerse más en el asunto o no.

Tal vez podría hablar con los padres de SunHee y explicarles cómo se estaba sintiendo la pequeña.

Arrugando su nariz, decidió consultarlo con su pareja primero, quería tener un respaldo en caso de que estuviera metiendo su nariz demasiado en el asunto que no le inmiscuía, pero si le interesaba.

Terminado de estirar su cuerpo, el omega tomó sus cosas y se retiró despidiéndose de sus dos amigas. Saliendo del edificio, contempló nuevamente a su alfa en su habitual lugar, esperándolo.

Acercándose, ambos se besaron como saludo.

—Vamos a casa, cuidaré de tu estómago y de tu dolor de cabeza —anuncio besando su nariz.

—Luego tomaremos un relajante baño para tus músculos cansados, te haré un pequeño masaje y dormiremos —planeó el alfa, recargando su frente en la de su pareja.

—¿Solo dormir? —pregunto juguetón.

—No me tientes cachorro, tienes una presentación mañana —le recordó atrapando entre sus dientes el relleno labio superior—. Vamos a casa.

Sonriendo, Jimin asintió feliz del dulce sonido.

Su casa.

Nunca se cansaría de escucharlo, sin importar cuanto tiempo pasase.


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