🌸•Capítulo 11•🌸


Yoongi estacionó su automóvil frente al conocido edificio de tres pisos y apagó el motor.

"Amor, ya estoy aquí afuera" avisó a su pareja a través de su enlace mental.

"Me estoy cambiando de ropa, ya bajo, Hyung" respondió al instante.

Observando hacia la derecha, el alfa contemplo a través de la ventana el edificio. Moviendo sus dedos contra el manubrio del auto aburrido, decidió bajarse.

Quitándose el cinturón de seguridad, retiró la llave y se bajó de su auto. Rodeándolo, se apoyó contra la puerta de copiloto y observó de frente el edificio.

Una suave ventisca seca despeinó brevemente su cabello rubio arena mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

Al contemplar a su omega salir del edificio, una esquina de sus labios se levantó en una pequeña sonrisa sexy ladina.

Su Jimin ni siquiera parecía ser consciente de lo hermoso que era mientras se dirigía a él, ignorando a aquellas personas que volteaban a verlo.

—Disculpe —pronunció una joven mujer, llamando su atención—. Estoy buscando una dirección, ¿sabe dónde queda el parque Naksan?

—¿Ubica la Universidad Hansang? —preguntó.

—Sí —asintió con una pequeña sonrisa. Alzando su mano colocó un mechón de cabello negro detrás de su oreja.

—El parque está cerca de la Universidad, por lo que si se dirige hacia ella lo ubicará enseguida —explicó volviendo su vista al frente.

—¿Podría darme su número en caso de que me pierda para llamarlo por indicaciones? —pidió la omega.

—Lo siento, pero no creo que eso sea del agrado de mi pareja, ¿cierto cachorro? —pregunto contemplando con cariño al pelirrojo frente a él.

—¿Qué cosa no sería de mi agrado? —preguntó observando a la mujer y luego a su pareja.

—Estaba pidiendo mi número —respondió el alfa. Descruzando sus brazos tomó de las caderas a su pareja y lo acercó a su cuerpo.

—Uh, lo siento, pero no me gusta que mi alfa entregue su número a cualquier persona —expresó y soltó una pequeña risita cuando su pareja besó suavemente donde estaba parte de su marca expuesta—. Basta hyung, está sensible y me da cosquillas.

—Te bañaste —observó alejando su rostro del cuello del menor para contemplar su húmedo cabello.

—No iba a ir con la doctora Kim todo transpirado —le dijo viendo como la chica se alejaba—. ¿Qué excusa usó para pedir tu número? —preguntó curioso.

—Estar perdida —respondió.

—Bueno, al menos no te pidió que la llevaras en el auto —resopló y luego picoteó suavemente los labios del contrario mientras rodeaba su cuello con sus brazos—. Tienes que dejar de ser tan apuesto para que te dejen de coquetear —refunfuño juguetonamente.

—¿Así que esto es mi culpa? —preguntó divertido.

Jimin asintió con expresión seria—. Sí, porque eres muy apuesto.

—Aigoo —pronunció sonriente, picoteando suavemente los rellenos labios de su pareja—. ¿Y qué me queda a mí entonces contigo? Eres tan hermoso que tendré que encerrarte en nuestro departamento.

—Hey, a mí no me coquetean —se excusó divertido.

—¿Tengo que recordarte a la mujer que te empujó andando en patines con Sana? —arqueó una ceja.

—Cierto —recordó inclinando ligeramente su cabeza hacia atrás mientras reía—. ¿Por qué no me pueden coquetear personas normales con una excusa cliché como estar perdida?

—Porque tu belleza no es normal —respondió el alfa besando su nariz antes de enderezarse—. Y estoy seguro de que nuestros hijos serán hermosos gracias a ti.

—Una niña que tenga tus ojos —pensó Jimin.

—Y que tenga tu hermoso cabello y cachetitos —sonrió abriéndole la puerta—. Tendré que encerrarla en la torre junto a su padre.

El omega rió—. También podría ser un niño con tu cabello y tu sonrisa —dijo mientras se subía.

—Y que tenga tus dulces ojos mieles —pensó—. También tendría que encerrarlo en la torre con su padre —decidió cerrando la puerta, escuchando la risa de su pareja.

Con una sonrisa, rodeó su auto y se subió.

—Cinturón —le recordó el pelirrojo mientras se colocaba el propio.

Asintiendo, el alfa se lo colocó antes de dar marcha al auto.

—¿Cómo estuvo la práctica con Momo? —preguntó mientras mantenía sus ojos en el frente.

—Cansadora —aceptó—. Como solo quedan un par de días ambas están muy estrictas mientras afinan los últimos detalles.

—No te sobre esfuerces, cachorro —expresó algo preocupado, ya que su pareja también tenía un trabajo.

—Estoy bien —prometió el pelirrojo—. Puedo seguir manejándolo entre mi trabajo y el baile, lo sabes.

—Hay una diferencia en cuanto bailas por gusto a cuando lo haces bajo la presión de una presentación —observó.

—Es verdad —aceptó estirando su mano para dejarla sobre el muslo de su alfa—. Pero hasta ahora, he podido manejarlo.

—Cierto —concordó el mayor—. ¿Y cómo va Sana con todo esto? —preguntó—. Es... ¿Su primera presentación, no?

—Podría decirse —asintió Jimin—. Como las anteriores fueron en un lugar pequeño y solo entre padres, está algo nerviosa.

Aprovechando un semáforo en rojo, el alfa observó a su pareja, dejando su mano sobre la que seguía descansando en su muslo.

—¿Te pidió algún consejo? —adivinó.

—Esperaba que lo hiciera el último día realmente, pero está demasiado ansiosa y nerviosa —arrugó su nariz suavemente—. También teme que SeokJin o Namjoon no vayan a verla.

—¿Por qué no irían sus propios padres cuando iremos prácticamente toda la pandilla? —preguntó confundido—. Incluso papá se paseó emocionado hoy por mi oficina, mostrándome las entradas que Sana le había dado personalmente.

—SunHee —respondió rodando sus ojos.

—¿Qué hizo esa mocosa ahora? —preguntó el alfa comenzando a conducir nuevamente.

—Le dijo a Sana que su hermanita podría llegar antes y como para sus padres era más importante, la dejarían botada —respondió con una mueca—. Le dije a Sana que aún faltaba un mes para ello, pero no se veía muy convencida —suspira—. Tendré que llamar a SeokJin hyung y explicarle esto.

—Al menos Sana te habla de lo que ocurre con esa niña, sería peor que se guardara todo porque entonces nadie sabría que la están molestando —dijo buscando estacionamiento.

—Lo sé, pero me dan unas ganas de hablar con esa niña de pronto —expresó.

—¿Y por qué no lo haces? —pregunto con simpleza—. No es como si le fueras a regañar, te conozco y sé que primero querrías averiguar por qué es así con Sana. No creo que hacer eso te cause problema, ¿o sí?

—Tienes razón, y lo peor que me puede pasar es que no me conteste o me sea irrespetuosa —aceptó—. Aprovecharé cuando quede sola, tengo que hacerlo durante estos días porque después las clases se volverán a separar —planeó.

Estacionado el auto, ambos se quitaron el cinturón de seguridad antes de bajar.
Colocándole la alarma, Yoongi guardó la llave en el bolsillo de su pantalón antes de caminar hacia el lado de su pareja, quien le esperaba.

—Podrías esperar aquí si gustas, Hyung —pronunció Jimin mientras se dirigían a la entrada del Hospital con sus manos unidas.

—Prefiero acompañarte —respondió subiendo los tres escalones, cruzando las puertas que se encontraban abiertas.

Ambos se dirigieron al escritorio donde se encontraban dos enfermeras de turno hablando por teléfono fijo.

—Hola, tengo cita con la doctora Kim Yong-sun a las 7: 30 —Jimin dijo cuando una de las mujeres se desocupó.

—¿Min Jimin? —preguntó observando la pantalla del computador.

—Sí.

—Por favor espere, le avisaré que ya ha llegado —pronunció con tono suave.

—Está bien, gracias —sonrió el pelirrojo, alejándose del escritorio junto a su pareja se dirigieron a los asientos.

—¿Te he dicho como me gusta que te llamen Min Jimin? —pregunto Yoongi en su oído.

—Lo sé, siempre me lo dices cada vez que lo escuchas —sonrió divertido.

—Toma asiento, cachorro —invitó el alfa al haber solo uno disponible.

—Estoy bien —negó—. Tómalo tú, Hyung.

—Amor, paso casi todo el día sentado —le recordó—. Tú eres el que baila y enseña a niños pequeños, debes de estar cansado —indicó señalando con la cabeza el asiento.

Rodando sus ojos, Jimin finalmente tomó asiento y observó a su alfa que se ubicó a su lado.

—¿Cómo te fue en el trabajo? —preguntó.

—Aparte de ver a padre desfilando todo orgulloso con las entradas, no pasó nada interesante —respondió encogiéndose de hombros.

—¿No le mostraste la tuya? —preguntó arqueando una ceja.

—Preferí que disfrutara de su momento —rió bajo, recordando la alegría casi infantil del alfa mayor.

—Min Jimin, la doctora Kim le espera —informó la enfermera de antes—. Es la tercera puerta —indicó señalando el pasillo a su derecha.

Asintiendo, el pelirrojo se levantó y se encaminó junto a su alfa.

Frente a la puerta, el mayor tocó con sus nudillos y ambos esperaron una respuesta antes de entrar.

—Oh, Jimin-ah —saludo la mujer al reconocerlo—. Veo que has venido con tu pareja —pronunció al contemplar a Yoongi en la habitación también—. Por favor, tomen asiento —señaló frente a ella.

Saludando, la pareja tomó asiento.

—Bueno, cuéntame —pidió observando al pelirrojo—. ¿Algún problema con los anticonceptivos? ¿Tu ciclo de celo? —pregunto.

—No, no se trata de eso —negó Jimin—. Es solo que, hemos decidido tener un cachorro, pero... Uh... Aún no he quedado en cinta —explicó.

—Oh —musitó comprendiendo—. ¿Hace cuánto lo están intentando? —pregunto—. En tu última visita se te recetó nuevamente los anticonceptivos, y eso fue —revisa la carpeta frente a ella—, hace dos meses.

—Lo decidimos dos semanas atrás aproximadamente, tal vez un poco más —respondió Yoongi.

—De acuerdo —asintió—. ¿Y dejaste de tomar los anticonceptivos desde entonces? —preguntó la omega, volviendo a observar a Jimin.

—Sí.

—Me imagino que obviamente también dejaste de usar los condones —pronunció observando al alfa.

—Sí —asintió—. Mi pareja está algo ansiosa y un poco preocupado de que aún no haya quedado embarazo.

Comprendiendo, la mujer se recargó en el respaldo de su silla y cruzó sus piernas, observando a la pareja.

Al contemplar al pelirrojo algo ansioso, comprendió el problema.

—El período de un omega para saber si ha quedado en cinta es de dos semanas aproximadamente —comenzó—. El aroma en él cambia ligeramente al agregarse uno más suave y dulce, el cual generalmente es detectado primero por su alfa. Jimin, que hayas estado tomando anticonceptivos durante los últimos cinco años no significa que te hayan hecho algo mal a tu cuerpo, si fuera así ningún doctor los recetaría —explico—. Sí, puede que en algunos pacientes se haya presentado uno que otro efecto secundario tras dejarlo, pero nada que altere su cuerpo para no tener cachorro.

—Pero entonces por qué aún no lo estoy —preguntó frunciendo ligeramente el ceño, observando a su alfa cuando este tomó su mano y entrelazó sus dedos.

—Ahora que has dejado los anticonceptivos, los cuales tomaste responsablemente, tu cuerpo se está volviendo a preparar —explicó tranquilamente—. Debido a ello es que aún no estás en cinta, no porque tu cuerpo tenga algo mal.

—¿Y cómo son estos efectos secundarios en caso de que los presente mi omega? —preguntó Yoongi.

—Generalmente, algunos efectos secundarios que se presentan no son algo grave, para algunos es el cambio de ánimo, a otros se les irrita la piel del rostro, ya sabes, granos y esas cosas, también aumento de peso o el ciclo de celo se altera —aclaro—. Pero si gustas, podemos hacerte unos exámenes más completos para que estés tranquilo —ofreció.

—No —negó Jimin con un suspiro—. Así está bien, creo en sus palabras. Como mi alfa dijo, solo estoy algo ansioso —expresó con un ligero puchero.

—Todo padre primerizo lo está —pronunció con una suave sonrisa—. Mi recomendación es que tengan su vida sexual más activa, y si quieren algo seguro, es hacerlo durante sus celos —recomendó—. Prácticamente el 97% de los omegas quedan en cinta luego de haber tenido relaciones sexuales sin ningún cuidado, y las cifras no mienten.

Riendo ligeramente junto a su alfa, el menor se relajó finalmente.

—Le aseguro que lo haremos en nuestros celos —prometió Yoongi, logrando que su omega se sonrojara suavemente.

Riendo, la doctora asintió aprobando aquello.

—Bueno, si después de ello Jimin aún no queda en cinta, podemos hablar de aquellos exámenes, pero sinceramente no creo que sean necesarios —comentó cerrándoles un ojo.

Sonriendo, la pareja se despidió de la mujer y se retiró del Hospital.

—Ves cachorro, te dije que no habría nada mal contigo —pronunció Yoongi mientras volvían al estacionamiento.

Moviendo suavemente de adelante hacia atrás sus manos entrelazadas, el de menor estatura asintió.

—Pero estoy más tranquilo ahora que la doctora Kim lo confirmó explicó eso de los efectos —confesó—. Yoonie, ¿podemos pasar a comprar la cena? —preguntó soltando la mano del contrario una vez llegaron al automóvil.

—¿Quieres algo en específico? —preguntó quitándole la alarma antes de abrir la puerta al igual que su pareja.

—Carne —respondió sacando su teléfono celular del bolsillo de su pantalón antes de sentarse—. Es Kookie —informó contestando la llamada.

Hey, Minnie —saludó el alfa.

—Hola Kookie —saludó permitiendo que su pareja le ayudara a colocarse el cinturón de seguridad al dificultársele con una mano.

—¿Ya vienen de vuelta al departamento? —preguntó.

—¿Estás en el departamento? —preguntó confundido, ya que si no estuviera ahí no podría saber que ellos habían salido.

Cuando su alfa le observó, Jimin se encogió de hombros.

Sí, los estoy esperando afuera —respondió—. Tengo que pedirles un pequeño favor.

—¿Qué necesitas? —preguntó—. Nosotros ya vamos de vuelta, pero primero pasaremos a comprar nuestra cena. ¿Es muy urgente?

No, puedo esperarles —aceptó—. Los veo aquí —se despidió y cortó la llamada sin decirle de qué se trataba el favor.

—¿Qué quería? —preguntó Yoongi cuando su pareja volvió a guardar su teléfono.

—Dijo algo de un favor, pero no explicó de qué trataba —respondió—. Dijo que nos iba a esperar.

—Jungkook y sus misterios —resopló—. Amor, busca un restaurante cerca de la casa, así no nos desviamos y hacemos esperar a ese chico tonto.

Sonriendo, Jimin siguió el pedido de su alfa.

Casi quince minutos más tarde, la pareja se bajó del auto cargando la bolsa con su cena.

Al llegar a su piso, contemplaron al alfa esperándoles con... Un cuadro tapado.

—Por fin llegan —exclamó—. Taehyung ya me está preguntado dónde estoy.

—Nos demoramos un poco más en el restaurante —explicó Jimin sacando su tarjeta llave.

—Sé amable si quieres pedirnos un favor —reprochó el alfa mayor.

—Sí, eso, lo siento —pronunció entrado con cuidado el cuadro.

—¿De eso se trata el favor? —preguntó Jimin señalando el cuadro oculto mientras su pareja se dirigía a la cocina.

—Necesito que lo guarden hasta la exposición, es un regalo para Tae —explicó—. Estoy cansado de que refunfuñe acerca de Yoongi y romántico y regalos y blah, blah, blah —refunfuño—. Así que le hice algo especial.

—Está bien, no hay problema —accedió Jimin divertido, alzando su mano para acariciar a Shuga cuando se detuvo en su hombro.

—Ten cuidado con ellos por favor, es importante —dijo observando a las restantes aves volar alegre ahora que sus dueños habían regresado.

—Lo tendremos —prometió.

Asintiendo, Jungkook se despidió y se retiró de forma apresurada.

Curioso, Jimin se acercó al cuadro y le quitó la manta.

—Es... Hermoso —pronunció el pelirrojo con una suave sonrisa.

—Con razón nos pidió a nosotros que lo guardáramos —asintió Yoongi a su lado—. Vamos a cenar, cachorro.

Volviendo a colocar con cuidado la manta, Jimin siguió a su pareja a la cocina.

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