5. viaje al pasado: me estoy enamorando y tu también

( qué sensación de ser un rey a tu lado, ojalá pudiera, de alguna manera, estar ahí para ti. )

VIAJE AL PASADO

( me estoy enamorando y tu también. )

XO MERA observó a la joven padawan mirar la puerta de la nave con nerviosismo. Aurora estaba temblando por lo acontecido y por lo que podría o no suceder en unos minutos.

─Si quieres puedo decir que estas enferma y excusarse.─dijo Xo.

Aurora negó.─No, tengo que aprender a enfrentar mis miedos.

─¿Le tienes miedo a Cal?─preguntó la comandante.

─Le tengo miedo a lo que pueda pasar.─respondió ella dudosa.

Xo sonrió levemente mientras la puerta se abría. Ella dio un paso al frente encabezado al Solar Squad por la rampa. Tras ella estaban los troopers que siempre batallaban a su lado con su armadura blanca y detalles en rosado; debido al color de sable tan único de Aurora.

Aurora caminó tras Steve, el líder del escuadrón.

Se fijó en Xo, quien hablaba con el general Jaro Tapal. A su lado estaba Cal, el cual había crecido un poco en el tiempo en que no le había visto.

La pelirroja caminó entre los troopers y se acercó a los maestros jedis con la cabeza en alto. Cal se fijó en ella y sintió cómo el mundo cobraba vida otra vez. Aurora observó a su amigo de toda la vida y sus ojos se iluminaron, como si estuviese viendo el mismo sol de Coruscant.

─Buenas tardes maestro Tapal. Es un gusto volver a verle.─dijo la joven jedi haciendo una reverencia hacia el maestro Tapal. Ara volteo su mirada a Cal y sonrió.─Es un gusto verte también, Cal.─dijo ella calmada aunque lo que deseaba era ir corriendo a los brazos de su amigo.

Cal sonrió e hizo una reverencia ante la presencia de Aurora.─Lo mismo digo Ara. Igual para usted maestra Xo.

Los jedis sonrieron levemente al ver lo bien que se estaba manejando la situación. Jaro señaló una dirección y el escuadrón Star siguió al maestro jedi junto a su padawan.

─Padawan, ¿por qué no vas y le enseñas a la joven Jisán donde están sus aposentos?

Cal asintió.─Sí maestro. ¿Me acompañas?─se dirigió a la pelirroja.

Aurora miró a Xo dudosa.─Ve. Estaré con Jaro Tapal.

La pelirroja observó a Cal y lo siguió por los pasillos de la nave.

Cal notó a la pelirroja tensa y frunció el ceño.─¿Estás bien?─le preguntó el curioso.

Ara asintió.─Lo siento es que, a veces tengo la sensación de estar siendo vigilada todo el tiempo.

El pelirrojo hizo una mueca con la boca.─Si, te entiendo.

Hubo un silencio entre ambos, como si de repente fuesen desconocidos. Ara quiso decir algo pero temía que todo lo que había construido en todo el tiempo en que se había ido se fuese a pique mientras que Cal no sabia que pasaba con ella. Quería preguntarle que había sido de su viaje mientras estuvieron separados pero no quería incomodarte.

─¿Y todo bien contigo?─preguntó ella.

Cal asintió con una sonrisa.─Si. Los entrenamientos han ido mejorando y las misiones también se han vuelto interesante. Excepto por una en Bracca que le comentaron al maestro Tapal. No me llama mucho la atención pero ...

─Lo que sea por la República.─dijo la pelirroja terminando la frase.

─Exacto.─dijo Cal terminando la conversación.

Llegaron a la habitación que sería de la pelirroja y Ara abrió los ojos llenos de felicidad al ver un peluche arriba de su cama muy familiar.

─¡Cornelius!─exclamó ella acercándose al juguete.─Pensé que te había perdido para siempre.

─Lo habías dejado en mi habitación antes de irte. Lo conserve en caso de algún día encontrarnos.─dijo el pelirrojo.

Ara miró a Cal con una sonrisa mientras abrazaba al peluche con fuerza.─Gracias, gracias. No sabes el dolor de cabeza que tenía al creer que lo había perdido.

Cal sonrió al ver a su vieja amiga feliz y se quedó parado en la puerta sin saber qué hacer. Aurora tampoco sabía qué hacer. Ambos jedis eran revoltosos juntos, un dúo dinámico, pero pareciera que ahora son dos desconocidos o dos personas que no soportan la presencia del otro.

Pero Aurora sabía que aquello que había pasado en los últimos ocho meses no debía de ser en vano. La separación de ella con su mejor amigo tenía una explicación que aun no le quedaba bastante clara pero sabía que era lo mejor por la orden jedi.

Aunque, tener a Cal a unos metros cerca de ella después de todo este tiempo. Solo quería poder abrazarlo una última vez, saber de que su presencia era real y no un sueño del cual tendría que despertar pronto.

─Te extrañé.─dijo Cal rompiendo el silencio.

Aurora le miró con una sonrisa triste.─¿En serio?

Cal sonrió acercándose a ella.─Claro que sí. Eres mi mejor amiga, Ara. No sabes cuantas veces le preguntaba al maestro Tapal como estabas.

Aurora se acercó al pelirrojo.─Yo te extrañé un montón.─dijo ella.

Ambos no pudieron evitar el abrazo que se dieron. Ambos sonrieron al tenerse en los brazos del otro. Aurora no quería dejar ir la comodidad de los brazos de Cal mientras el pelirrojo no quería dejar la felicidad de este abrazo.

Pero había algo que rondaba en la cabeza de ambos. Desde su separación, pareciera que ambos se sentían más completos cuando estaban con el otro. Se habían dado cuenta de que les era doloroso estar separados.

Cal lo sospechaba desde hace tiempo, pero al reencontrarse con ella lo confirmó. Le gustaba su mejor amiga. A pesar de todas las reglas de los jedis, le gustaba Aurora Jisan. Sabía que su corazón latía con rapidez, las noches sin dormir y el sentimiento de siempre querer protegerla no era por la simple amistad que tenían.

Pero, ¿qué era enamorarse? Si este sentimiento de calidez que siente el cuando esta con Aurora, la sensación de estar completo y la felicidad que le trae el tenerla cerca, pues quería estar siempre enamorado.

Sin embargo, no podía admitir estos sentimientos por su código jedi y porque no sabía si ella sentía lo mismo que él.

Ambos se separaron y salieron de la habitación en busca de sus maestros. Cal caminó al lado de ella en silencio, sin saber qué decir.

─Maestra Xo.─dijo Aurora acercándose a ella.─¿Está todo bien?─preguntó ella al ver la cara que tenían ambos maestros jedis.

Xo negó.─Tenemos que ir de inmediato a una misión de emergencia.─respondió mientras caminaba a paso acelerado.─Avísale a Steve y el resto del esquadron Solar que tendré una reunión con ellos en cinco minutos en la sala de reuniones.

─Joven padawan.─dijo el maestro Tapal a Cal.─Haga lo mismo con el escuadrón Lunar. Nos vemos en cinco minutos chicos.

Ambos padawans salieron corriendo en busca de su escuadrón. Ara dio varias vueltas hasta que se topó con Steve. hablando con Tip y Bold.

─Señor.─dijo Aurora desacelerando su paso.─La maestra Xo los necesita en la sala de reuniones junto al resto del esquadron. Tenemos una misión de emergencia.

Steve observó a los demás y asintió.─Cuenta con eso pequeña.─Los cuatro comenzaron a caminar mientras Steve usaba su comunicador.─Escuadrón Solar, en la sala de reuniones ahora mismo.

Aurora dobló en una esquina al recordar dónde quedaban las salas de reuniones en las naves de la república. Steve se posicionó a un lado de ella.

─¿Sabes que me debes una revancha?─dijo el clon con un casco en su cintura.

Ara rio.─¿Te gusta perder?─preguntó ella se divirtió.

─¿Y quien dijo que ganarás esta vez?─dijo el líder del escuadrón.

La pelirroja soltó una risa.─Tal vez las seis veces pasadas en que te gané.

Tip y Bold rieron divertidos ante la escena.─Ella tiene razón, jefe.

Aurora se volteó y comenzó a caminar de espaldas mientras veía a Tip y Bold.

─También puedo vencerlos.

Bold río.─Ya quiero ver eso.

La pelirroja retomó su paso normal hasta que chocó con Cal, el cual iba apurado.

─¿Todo bien?─preguntó ella.

Cal asintió.─Voy a buscar mi datapad.─dijo él mientras seguía de largo.─¿Quieres venir?

Aurora miró a Steve el cual le hizo un gesto con la cabeza de que fuese junto a Cal.

Ambos corrieron hasta la habitación del pelirrojo cuando algo sacudió a la nave. Aurora se agarró del brazo de Cal al sentir que iba a caerse.

─¿Qué fue eso?─preguntó ella.

El comunicador de Cal comienza a sonar.─Padawan, están atacando la nave.─Ara miró a Cal mientras sacaba su sable y lo encendía.─Los enemigos han conseguido abordar. Nos vemos en el rendezvous point de siempre. Tengan cuidado.

Cal cerró la llamada y miró a la pelirroja mientras encendía su sable color anaranjado. ─Tenemos que movernos.

Ambos comenzaron a correr por los pasillos en busca de llegar al rendezvous point el cual Cal conocía el lugar pero para ambos era extraño lo que estaba pasando. ¿Cómo alguien pudo haber entrado a la nave?

Aurora dobló en una esquina cuando una serie de droides B1 se posaron frente a ella. A ella le parecían divertidos esos droides pero no en una ocasión como aquella.

─Oiga, vengan acá.─dijo uno de los droides.

Cal y Aurora comenzaron a desviar los disparos de los droides de combate con sus sables y direccionarlos a ellos acabando con varios. Ara uso la fuerza y noqueó a otros hacia las paredes dejándolos inconscientes y se fueron corriendo por otro pasillo.

El pelirrojo tomó la mano de Ara y la llevó por un pasillo desalojado. Se colocó frente a una puerta y colocó una clave antes de que se abriera.

─Entra.─le dijo Cal a la pelirroja.

Ara obedeció y entró a la habitación. Habían muchas máquinas operando y una mesa redonda en el medio.

─¿Este es el rendezvous point?─preguntó ella.

Cal chasqueó su lengua.─No exactamente. Se supone que acá están los operativos de la nave. Todas las secciones se manejan desde esta sala.

─¿Y?

─Si puedo acceder a las secciones, podré cerrar las puertas e ir abriendo un camino que nos lleve directamente hacia el rendezvous point ...

─Sin tener que ver a los droides.─explicó ella terminando la idea de Cal.─Pero ¿y los demás?

Cal tomó un aparato y lo colocó en su muñeca.─Las puertas solo duran 10 segundos cerradas; el suficiente tiempo como para poder pasar a otra sección y cerrarla por igual.

Aurora asintió mientras encendía su sable y se colocaba a un lado de la puerta. Cal tomó su sable y ajustó el datapad a su muñeca. Miró a Ara antes de abrir la puerta.

─Vamos entonces.─dijo saliendo. La pelirroja fue tras él.

Ambos padawan caminaron por el lugar. Ara vigilaba que ningún droide estuviese cerca mientras Cal iba cerrando las secciones a medida que ellos iban pasando para llegar al punto de encuentro.

Hasta que llegaron a una sección donde habían unos seis droides apuntandoles con sus armas. Iban a dar la vuelta cuando se toparon con otros seis droides.

─Están rodeados.─dijo uno de los droides apuntando a la pelirroja.

Ara alzó una ceja divertida.─¿Seguro?

─¿AH? Claro que estoy seguro. Están rodeados.─dijo el droide.

Cal sonrió y miró a Ara antes de cerrar la sección de ellos. Ara lanzó su sable de luz a los seis droides tras ellos que cayeron al suelo de una vez. Cal tomó la mano de ella y corrieron pasillo abajo lejos de la sección ahora cerrada de los droides.

─Hey, vengan acá.─dijo el droide una vez su sección se abrió.

Aurora los detuvo con la fuerza y se fueron corriendo. Cal cerró esa sección llegando a un pasillo despojado pero algo no se sentía bien para los jóvenes jedis.

Hasta que llegaron a un espacio con más de 20 droides frente a ellos. Aurora sintió que se le iba el aire mientras Cal sentía su corazón ir con fuerza. Nunca habían enfrentado tantos droides sin sus maestros. Tras esos droides B1, salieron cuatro droides de combate B2.

Aurora miró a Cal antes de colocarse en posición de ataque con su sable en alto. Cal sacó el suyo y lo encendió también. El rosado y el anaranjado se reflejaron en la habitación resaltando las expresiones de ferocidad de ambos jóvenes.

Los droides comenzaron a disparar mientras ambos jedis evitaban son sus sables los disparos tratando de direccionarlos a los droides frente a ellos. Ara los alejaba con la fuerza de vez en cuando mientras Cal los ralentizaba con la fuerza.

Aurora observó cómo un grupo de droides se acercaba a la derecha de Cal, así que cruzó por arriba de su espalda para atacar a los droides con su sable acabando con ellos en unos segundos.

Cal tomó la delantera con algunos droides B1 mientras Aurora lanzó su sable directo al pecho de un droide B2, el cual cayó noqueado al suelo. Ara acercó su sable con la fuerza y lo atrapó en el aire. Se impulsó de Cal y pateo la cara de unos droides B1 que estaban cerca de ellos y Cal lanzó otros hacia la pared con la fuerza.

Tal solo quedaban dos droides B2 y cinco B1, pero para Ara eran 50 más.

Cal apoyó su espalda contra la de Ara mientras eran rodeados por los droides en un círculo. Ambos respiraban agitadamente. La sangre corría por la cara de ambos. Cal tenía una herida en su frente que no paraba de sangrar mientras Ara tenía un corte en su mejilla y otro en su brazo derecho.

Aurora colocó su sable derecho hacia el frente mientras Cal lo puso a su lado derecho mientras chocaba su espalda con la de Ara.

Se podía sentir la tensión en el aire. El líder de los droides apuntaba a Ara directamente.

─Disparen.─dijo el droide.

Ara rodó y se levantó atacando por debajo a dos droides B1 mientras Cal atacaba de frente a un droide B2. Cal clavó su sable en el pecho del droide B2 mientras pateaba un droide B1 que estaba cerca de él.

La pelirroja atrajo un droide con su mano y le clavó su sable en el pecho. Mientras lo dejaba caer, se acercó caminando hacia el último droide B2 que quedaba frente a ellos. Ella evitó con su sable los disparos que provenían por parte del droide dándole ventaja al pelirrojo quien le clavó su sable por la espalda.

El droide cayó a los pies de Ara y ella miró a Cal con una sonrisa cansada.

Ambos caminaron en dirección hacia el punto de reunión.

Cal se fijó en Ara, quien caminaba cojeando de su pierna derecha y fue cuando se dio cuenta de que la pelirroja tenía una herida en ella. Cal iba a decir algo de ello cuando un blaster le atacó dándole en el estómago.

Cal se llevó la mano a su barriga mientras Ara abría los ojos impresionada. Ella lanzó su sable al droide que le disparó y tomó su sable en el aire antes de agarrar a Cal por los hombros y hacer que se apoye en ella.

El pelirrojo se sentía débil y más con la sangre que salía de su estómago. Ara notó cómo perdía el color en su cara y negó varias veces.

─Cal, no te vayas porfa.─pidió ella mientras arrastraba a su amigo por el pasillo de la nave en busca de un refugio.

Ara se dio cuenta del rastro de sangre que ambos estaban dejando pero aquello no le importó. Solo quería llegar a un lugar para velar por Cal y su herida.

La pelirroja notó una habitación cerca de ellos y entró. Suspiró al ver que estaba desocupada y dejó a Cal contra una pared mientras ella cerraba el lugar y colocaba varios objetos que habían en el lugar como protección.

Cal trató de tapar la herida con su mano. Aun no entendía cómo los blaster podían hacer sangrar a las personas.

Ara se acercó corriendo a Cal al ver su herida. Observó sus ropas y arrancó un pedazo de tela de su pantalón e hizo un torniquete en la herida del pelirrojo. Cal soltó un gemido de dolor.

La pelirroja tomó asiento a un lado de él mientras recostaba su cabeza contra la pared. Cal tomó la mano de Ara mientras se acomodaba mejor contra la pared y tocó la herida en la pierna de ella.

─Debemos de llamar a nuestros maestros.─dijo él.

Ara asintió y trató de comunicarse con ellos pero no pudo.─Creo que están bloqueadas las comunicaciones.

Cal suspiró como pudo.─Esperemos que nos encuentren acá.─dijo él.

─Lo harán.─dijo ella.

Ambos se calmaron unos segundos, pero el dolor en sus cuerpos solo incrementan a medida que pasaba el tiempo y las esperanzas de que volvieran por ellos se habían esfumado hace tiempo.

Cal miró a su amiga con temor. No quería ser negativo pero ahora mismo ambos estaban heridos gravemente. Habían enfrentado más de 70 droides en los últimos veinte minutos pero sentía que habían sido miles.

─Ara.─comenzó a decir él.

Aurora poso su vista en Cal─¿Que pasa, Caballero jedi?

Cal sonrió levemente mientras se acomodaba mejor para ver a la pelirroja pero cuando observo los ojos de ella, sintió que todo estaba bien y que saldrían de esta juntos, como siempre lo han hecho.

─No sé cómo decirte esto.─comenzó a decir él.─pero, sabes cuando una persona ... y entonces hay otra donde hay ... Lo que quiero decir es que ...

Aurora miró al pelirrojo confundido.─¿Qué?

Cal miró a Ara y no supo qué decir.

─No es la primera vez que me quedo sin palabras al verte.─dijo él.─Pero es porque no se como decirte esto.

Aurora miró a Cal aún más confundida.─¿De qué hablas?

─No sé si saldremos vivos de esta.─comenzó a decir.─Aunque ver tus ojos es lo único que necesito para tener esperanzas otra vez.

La pelirroja observó a Cal sorprendía con su declaración y abrió los ojos al ver como Cal tomó su mano y la acariciaba levemente.

─Y no sabes cuantas veces le he dicho a las estrellas lo mucho que te extraño y como desearía estar a tu lado. Ellas saben todo lo que siento por ti y como solo tengo cabeza para una sola cosa.

Aurora miró con curiosidad a Cal.─¿Y eso es?

Cal acercó su cara a la de la pelirroja y movió un cabello que estaba en su frente colocándolo tras sus orejas.

─Me gustas, Ara.─dijo el peligro. Ara abrió los ojos sorprendida.─Y no me importa la Orden, no cuando nuestras vidas siempre van a correr peligro. No quiero tener que despertar y saber que perdí la oportunidad de decirte la verdad, de hacerte saber mis sentimientos hacia ti, de ... de que tal vez, en esta vida tengamos la oportunidad de estar juntos.

Cal agarró con fuerza la mano de Aurora y le hizo verle a los ojos.─Lo único que quiero es saber que, sin importar lo que pase, estaremos para el otro. Lo único que quiero es que sepas que mi corazón te pertenece, Ara. Eres lo único en lo que pienso al despertar y lo último que pienso al dormir. Eres la dueña de mis emociones, pensamientos y deseos.

Aurora miró a Cal y apartó sus manos de él.─Cal, pero la Orden, el pacto Jedi ... Esta fue la razón por la cual me alejé. Ellos creían ... nuestro vínculo era muy especial y podía ...

La pelirroja apenas podía hablar. Ella sabía que sentía lo mismo que Cal, para qué negarlo. Lo único que quería era estar con él siempre pero sabía que no era lo correcto. Él lo sabía.

─Lo sé.─dijo él suspirando y chocando su cabeza contra la pared.─Pero por ti, creo que dejaría la Orden.

Aurora río divertía.─Dices eso porque estamos a punto de morir.─dijo ella divertida.

Cal negó mirando a la pared de enfrente.─No Ara. Lo digo porque tengo miedo de no poder verte una vez más y quedarme con estos sentimientos aferrados.

Ella miró a Cal y colocó su cabeza en su pecho mirándole directamente.─Bueno, ¿cómo se puede vivir sin amar? ¿Cómo se puede vivir sin un poco de aventura? O mejor aún, ¿cómo podemos vivir sin emociones?─Ara miró el pecho de Cal antes de posar su vista en los ojos verdes de él.─Cada vez que estoy contigo es cuando más viva me siento, y no quiero que se vaya ese sentimiento de mi lado, al menos no aun.

Cal miró a Aurora con una sonrisa.─Tu tienes mi corazón completo y sin duda, estaría dispuesto a romperlo por ti.

─¿Qué quieres decir?─preguntó ella. 

El pelirrojo tomó la mano de la pelirroja y la colocó en su pecho, justo donde estaba su corazón.─Mi corazón es tuyo, Ara; y estoy dispuesto a dejarlo todo por ti. Si aceptas mi propuesta, tú serás mi prioridad. Pero,─se detuvo unos segundos.─si no quieres esto, está bien. Solo te pediré que me dejes en el lugar donde me encontraste sano y salvo.

Ara miró a Cal con una sonrisa en sus labios.─¿Sería ese nuestro secreto?

El pelirrojo asintió.─No podremos decirle a nadie.─confirmó él.─Será nuestro pequeño secreto. Así que, ¿aceptas ser mi pareja?

─Eso me haría muy feliz.─confesó ella.

Cal miró a Ara con una sonrisa grande en sus labios y se sintió feliz a su lado. Ambos, a pesar del dolor, habían encontrado felicidad en aquel momento. No le importaron las heridas que tenían en sus cuerpos, sino más bien las emociones que tenían.

Ara miró a Cal con una sonrisa antes de acercarse a él un poco más. Cal no sabía muy bien que hacer, pero junto su frente con la de ella y sonrío al sentir sus narices tocarse.

Ella dejó su mano en el pecho del pelirrojo mientras él acariciaba su mejilla. Aurora sonrió levemente antes de dar el primer paso y unió sus labios junto a los de Cal.

Ambos sabían que se estaban arriesgando mucho en aquel momento pero, sabían que era lo mejor que podían hacer. Se querían tanto que no sabían como más demostrar su amor. El mismo palpitar de sus corazones podía confirmar cada una de las palabras dichas por ellos. Esa era la prueba de su amor.

Aurora sabía que su amor hacia Cal era más que de amistad, y por primera vez no sintió miedo a lo que pudiera pasar en el futuro porque con él a su lado, nada saldria mal. Y Cal sabía que ella era la dueña de su corazón y sabía que por ella haría lo que sea.

Ambos se separaron por unos segundos y sonrieron. No les importaba la sangre que tenían en sus cuerpos o lo cansados que estaban. En ese momento hasta deseaban que nadie les encontrara, porque querían estar cerca del otro sin que nadie le molestara.

Cal dejó un beso en la cabeza de Aurora y rodeo con su brazo a la pelirroja mientras ella se recostaba en el pecho de él.

─Te quiero, Ara.─dijo el pelirrojo mirando a la pared.

Aurora sonrió y cerró sus ojos mientras sentía la mano de su amigo, ahora novio, acariciar su cabello.─Y yo a ti, Cal.

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