2. viaje al pasado; anillos de papel
( pero, cuando comienzas a contarme mas de ti, quiero irme a dormir pensando en ti. )
VIAJE AL PASADO
( anillos de papel. )
SI ALGUIEN LE hubiese dicho a Cal que estaría corriendo por los pasillos de la escuela Jedi en busca de su amiga porque se había metido en problemas, se lo creería inmediatamente.
Aurora era una que se metía en varios problemas con los demás younglings. Muchos decían que era por su sangre Mandaloriana y el deseo de siempre estar en peleas, pero los maestros jedis sabían que Aurora nunca atacaba sin sentido, lo cual, de cierta forma, la colocaba en un pedestal sobre los demás porque cuando la pelirroja tocaba, era porque la situación estaba mal.
Cuando Cal llegó al patio del lugar, encontró a su mejor amiga con ambos brazos amarrados a una vara por arriba de su cabeza. La pelirroja colgaba sobre su cuerpo y estaba recibiendo varios golpes en la cara por parte de los tres padawans que estaban en el lugar, atormentando a la joven Jisan.
Cal tomó una vara que había en el suelo y atacó por la espalda a uno de los niños que golpeaba a Aurora mientras ella le pegaba una patada a otra que estaba frente a ella.
Aurora recibió un golpe en su espalda que le quitó el aliento. Cal notó aquello y fue en dirección donde su amiga ayudarle con los demás que la estaban molestando.
Uno de los niños le quitó la vara de la mano a Cal así que el pelirrojo direccionó uno de sus puños a la cara de aquel que le arrebató su arma.
─¿Te gusta atacar a las niñas?─preguntó el pelirrojo dándole un golpe en la cara.─Eres un cobarde, entonces.
Aquel, a quien todos conocían como Oswald, golpeó con fuerza a Cal también. El pelirrojo esquivó otro golpe y pateó a Oswald lejos de él. El moreno no se quedó detrás y derribó a Cal al suelo comenzando una pelea entre ambos.
Frente a Aurora se colocó Sam, una niña mayor que ella, con una sonrisa en la cara.─Que lindo, tu novio te vino a ayudar.
Aurora sonrió con sarcasmo hasta que le dio un golpe a Sam con sus codos que le voltea la cara.─¿Por qué no te vas a comer mierda? Podrías comenzar contigo, ¿no crees?
Sam estaba a punto de golpear a Aurora cuando un grito se escuchó tras ella. Era el general Skywalker.
Sam, Oswald y Caterina, quien era la otra que estaba presente, pensaron en huir hasta que Ahsoka Tano las detuvo con la fuerza. Cal fue corriendo hacia Aurora y le quitó aquello que le amarraba. Aurora hubiese caído al suelo si no fuese por el brazo de su amigo.
─¿Puedo saber que esta pasando acá?─preguntó el general Skywalker.
Ahsoka se colocó a un lado de él con brazos cruzados. ─Será peor si no hablan.
─Ella comenzó, maestro.─dijo Sam apuntando a la pelirroja.
─Eso no es cierto.─gritó Aurora.─Estaban burlándose de Alicia por sus ojos y su estatura. Y también golpearon a Sajax por tener que usar un comunicador para hablar.
Anakin abrió los ojos impresionado al igual que la comandante Tano.
─¿Es eso cierto?─preguntó Anakin mirando al trío. Ninguno de ellos habló.─No me hagan ir donde el maestro Yoda ahora mismo.
El pelirrojo miró a su amiga y sacó un paño que tenía en su bolsillo. Él comenzó a quitarle la sangre a la pelirroja de la nariz. Aurora le miró con una sonrisa.
─Gracias Cal.─susurró ella.
Cal le miró con una sonrisa.─Lo que sea por ti, Solete.─susurró él.
Ambos se dieron cuenta de que los tres estaban caminando junto al general Skywalker mientras Ahsoka se acercaba a los pelirrojos.
─¿Y tú Cal, que hacías por acá?─preguntó ella.
─Vine a buscar a Ara una vez supe que estaba en problemas.─respondió él.
Tano asintió levemente mientras miraba a la pelirroja.─Ya les asignaron sus maestros, ¿no?─Ambos asintieron.─Bueno deberian de ir a arreglarse para conocerlos mañana, ¿no?
Cal y Aurora se miraron por unos segundos dudosos.
─Gracias, comandante Tano.─dijo la pelirroja.
Ahsoka abrió los ojos sorprendida.─Aún no soy comandante.─dijo ella.
Aurora se llevó una mano a la cabeza tímida.─Bueno, pero pronto lo será. Lo sé.
La mayor miró a Aurora con brazos entrecruzados.─¿Eso crees?
─Lo apostaría.─dijo ella sonriendo.─Nos veremos luego.
─Anden con cuidado niños.─dijo ella al ver como ambos desaparecen por el lugar y sonrió ante eso que dijo Aurora.
Cal tomó de la mano a Aurora y la condujo por los pasillos del lugar en dirección a su habitación. Aurora seguía con el paño del pelirrojo en su nariz tratando de parar la sangre que salía por ella.
─Mataré a Sam por esto.─dijo ella en un murmuro.
─No puedes hacer eso.─dijo Cal abriendo la puerta de su habitación.─Es contra los jedis.─dijo él.
Aurora rodó los ojos.─¿Y qué crees que se hace en la guerra? ¿Tomar té?─preguntó ella con sarcasmo.
Cal buscó un botiquín y sentó a la pelirroja en su cama mientras él se sentaba frente a ella en una caja. Comenzó a curar las heridas de su amiga mientras Aurora le observaba en silencio. Ella no se quejó ni un poco por el alcohol ya que estaba acostumbrada.
─Perdón.─dijo ella de repente.
Cal le miró extrañado.─¿Por qué?
─Por siempre buscar problemas y tu tener que sacarme de ellos y después tratar mis heridas.─dijo ella avergonzada.─Lo siento, en serio.
El pelirrojo soltó una risa divertida al ver lo que decía su amiga.
─No tienes que pedir perdón. No me molesta ayudarte, lo sabes.─dijo él.
─Pero como sea Cal ... no te lo mereces.─dijo ella.
Cal miró a su amiga con una sonrisa.─Siempre te protegeré la espalda, Ara. Así como sé que tú lo harías para mí.
Luego de eso, Aurora se dirigió a su habitación. Se puso sus pijamas almorzó mientras observaba a la pared y creaba escenarios imaginarios en su cabeza. Cuando terminó de cenar, dejó el plato en la puerta y comenzó a leer algo para matar el sueño.
Pero algo le rondaba por la cabeza desde hace varios días y no le dejaba dormir. Así que agarró su abrigo blanco y una linterna antes de salir despacio de su habitación.
Fue difícil la tarea de andar encubierta por el lugar pero llegó a la habitación de su amigo. Toco la puerta tres veces y a los diez segundos Cal abrió tallándose los ojos. Aurora entró sin decir nada y cerró la puerta tras ella.
─Ara, son las doce de la noche. ¿Qué haces despierta?─preguntó él somnoliento.
La pelirroja miró a su amigo sin saber qué decir.─Lo siento Cal, pero no podía dormir.─dijo ella.
─¿Es por mañana?─ella asintió.─Ay que tonta eres.─dijo mientras se acomodaba en su cama.─Sabes que nos irá bien. No tienes que preocuparte.
Aurora rodó los ojos mientras se sentaba en el suelo de la habitación de Cal.
─¿Y si nadie me quiere por siempre buscar problemas?
─No eres problemática.─dijo Cal.─Ayudar a los demás es parte de nuestra función como Jedis y eso es lo único que haces, Ara.
Aurora miró a una pared sin saber qué pensar hasta que la voz de Cal le sacó de trance.
─¿Quieres que te lea un poco?─preguntó él. Ara asintió con una sonrisa.─Bien, déjame buscar un libro.
A los segundos, Cal palmeo un lugar en la cama de él para que Aurora se acostara.
Ella recostó su cabeza en el hombro de su amigo mientras este comenzaba a leer un cuento para niños que había sacado de la liberia. Aurora se perdió entre las palabras que su amigo leía. A los minutos, se había quedado dormida completamente.
Cal sonrió al ver que su amiga estaba roncando. Dejó el libro a un lado y acomodó a la pelirroja con la sábana para que no pasara frío. Él también se acomodó a un lado de ella y sintió como los brazos de Ara se acomodan en la cintura de él.
Esa noche, Cal se fue a dormir con una sonrisa en el rostro.
A la mañana siguiente, cuando Ara entró a su habitación, notó algo peculiar en su mesita de noche. Era un casco mandaloriano de cartón, justo como el que tenía antes de la Cueva de cristales Kybers.
Había una nota al lado de este y ella la leyó.
Para la mejor mandaloriana y mi mejor amiga.
Cal x.
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