twenty one ──── wounded woman
─────────── CHAPTER TWENTY ONE,
WOUNDED WOMAN ───────────
Pasar vigilando la casa de Raisa no fue tan divertido como Zadkiel pensaba, sobre todo porque Sahily no cooperaba con sus intentos de conversación, aunque sí llegó a asombrarse por la cantidad de personas que entraba y salía de esa gran casa.
──── Es igual a un orfanato ──── mencionó el áureo, apoyando su espalda en una de las paredes.
Sahily se removió a un lado, dejando una considerable distancia entre ambos ──── He oído ese término, pero no recuerdo que es.
──── No importa ──── negó, encogiéndose de hombros. Él movió la bolsa de maní a ella, ofreciéndole ──── ¿Quieres?
──── No, estoy bien ──── negó.
Ella se movió, sintiendo sus piernas rígidas por estar tanto tiempo en la misma posición. Por cada misión siempre habría su momento dónde tenían que vigilar, pero nunca había hecho ese trabajo sucio.
Una figura baja y reconocida salió de la casa, poniéndose una chaqueta mientras trotaba. Sahily la reconoció de inmediato y le dio un golpe a Zadkiel, llamando su atención.
──── Tenemos que movernos ──── habló, ocultando sus manos en la gabardina ──── Supongo que se reunirá con Lexie.
──── Te lo dije ──── él dijo con alegría ──── Heladería.
Sahily solo gruñó en respuesta, caminando detrás de Raisa con disimulo, no quería arruinar su perfecta imagen a una acosadora.
Un suspiro brotó de los labios de la áurea cuando vio la gran heladería la cuál Raisa entró. No pudo esconder su disgusto al notar tantos humanos reunidos en un solo punto, demasiado para aguantarlos en su día.
──── Es tiempo que pruebes la delicia de los helados ──── Zadkiel celebró.
Él pasó su brazo sobre los hombros de la áurea, llevándola al interior. Para su comodidad, encontraron una mesa alejados de todos, pero con la vista perfecta a las dos humanas que hablaban, ajenas a su alrededor.
──── Quédate aquí ──── ordenó el áureo, dejándola en la mesa.
Zadkiel solo tardó unos minutos en ordenar la mayoría de sabores de helado y alinearlos en la mesa a pesar de que la áurea negó. Le extendió una cuchara hasta que la tomara, feliz de que poco a poco estaba cooperando.
──── No me siento bien...
──── Shh, no digas nada ──── interrumpió Zadkiel, dando su mejor expresión seria ──── Solo disfrutemos por hoy ¿sí?
La petición brillaba en los ojos oscuros del áureo y Sahily no pudo negarse. Siempre hacían cosas nuevas en Áureos cuando no estaban tan cansados y realmente no quería perder la costumbre por una misión.
──── Bien pero no comeré todo eso ──── sentenció, señalando los vasos que contenían mezclas muy extrañas.
──── Este será para ti ──── dijo, extendiendo el helado de galletas ──── Te encantará y si no lo hace, tendremos un gran problema ──── musitó, fingiendo un escalofrío por su gran cuerpo.
Ella solo suspiró, tomando una cucharada de helado. En Áureos tenían su propia comida para mantenerse en un buen peso así que nunca había comido algo tan delicioso y que fuera precisamente helado.
Los ojos brillantes de Zadkiel la observaban, esperando alguna reacción positiva. Sahily sonrió, asintiendo.
──── Es bastante bueno ──── confesó, agarrando un poco más ──── No puedo creer que los humanos sigan asombrándome.
El áureo bufo, negando ──── Tienes una mala idea de las personas en general a pesar de que eres una guiadora ──── dijo, frunciendo sus cejas ──── Eso es muy contradictorio.
──── Las almas son diferentes. Están libres de pecados y cambian, no puedo explicarlo, pero cuando ellos deciden liberar sus cargas, es diferente a lo que eran con sus cuerpos ──── explicó.
──── Sigue sin ser una buena justificación ──── habló, sonriendo ante la mirada molesta de la áurea ──── Parece que después de todo, si llevas una venda.
Los ojos claros de Sahily se expandieron, indignada sobre lo que dijo. Dio un fuerte golpe al brazo de Zadkiel haciendo que riera, oyendo sus reproches.
La pequeña escena que ambos estaban haciendo llamó la atención de varios, incluyendo la de las dos humanas que estaban cuidando.
Lexie suspiró, apoyando su mentón encima de sus manos ──── Son tan perfectos ──── susurró, sin dejarlos de observar ──── Quiero conocer a alguien así, una mezcla de los dos y seré feliz.
──── Tal vez solo necesitas ver al resto de sus hermanos ──── Raisa le propuso.
Lexie la miró, frunciendo sus cejas con interrogación ──── ¿Mirar a los otros dos? ¿Qué escondes?
Las mejillas de Raisa se sonrojaron, reprochándose a sí misma por haber hablado de más y sobre todo en frente de Lexie, la persona que la conocía tan bien.
──── Puede ser... solo un poco... me haya llamado la atención Ezer ──── balbuceó, sin querer observar los gestos de su amiga ──── Se portó tan respetuoso conmigo y no sé, es diferente al resto de chicos que he conocido.
──── ¿Solo necesito una noche para enamorarte? Eso sí es un don ──── bromeó Lexie, haciendo reír a Raisa ──── Podríamos decirle a Sahily que nos dé su número, ya sabes, solo para hablar ──── dijo, guiñándole un ojo exageradamente.
──── No, no hay que contarle a nadie, me da demasiada pena ──── negó, agitando su cabeza ──── Además, me siento increíblemente intimidada por Sahily. Es demasiado, no sé, bonita y tiene esos ojos grises que leen tu alma ──── dramatizó Raisa, suspirando.
Lexie rio, inclinándose hacia adelante ──── Solo estás exagerando y tú puedes ganarte a Ezer.
──── ¿Cómo lo sabes? ──── interrogó en voz baja.
──── Por que Goel está ganándose a Ava ──── contó con una gran sonrisa.
Los ojos de Raisa se expandieron, curiosa por saber más ──── ¿Goel? ──── repitió, sin creerlo.
──── Así es. Los he visto muy juntos en tiempos libres ──── informó, moviendo sus cejas con diversión ──── Ava es como una niña que se sorprende por todo y Goel ama la atención que nadie le da por ser un grandulón rulado.
──── Pero sabes que él es muy amable ──── murmuró Raisa, recordando cómo Goel le ayudó con su celular que cayó dentro del baño ──── ¿Crees que el resto lo sepa?
Lexie apretó sus labios, pensativa ──── No lo creo. Mi madre piensa que realmente no son familia como dicen ──── musitó, apoyando los codos sobre la mesa.
Raisa ladeó su cabeza, observando a la pareja que seguía probando todos los sabores. No mentiría que tenía curiosidad por ellos, en Kartalago no era normal que las familias quieran llegar a vivir y menos si lucían cómo ellos, pertenecían a la gran manzana, dónde podían sobresalir.
──── ¿Por qué? ¿Hay algo que diga lo contrario?
──── Primero, sus carpetas son confidenciales, incluso su apellido solo tiene acceso el director ──── informó Lexie, alzando su dedo ──── Segundo, la escasa información dice que todos tienen la misma edad y antes que digas que es normal, no creo que sea una gran coincidencia.
──── Son primos, tal vez sus madres salieron embarazadas al mismo tiempo ──── excusó la chica, encogiéndose de hombros ──── Eso es normal. La mayoría de mis primos tienen la misma edad.
──── Pero ellos no son normales, juegan a una familia feliz cuando es lo contrario ──── Lexie dijo, frunciendo sus cejas ──── Tienen tantos secretos. Estoy segura que ninguno de ellos sabe qué tan unidos están sus hermanos.
Por segunda vez, Raisa la miró sorprendida. Su amiga sabía muchas cosas sobre esa familia.
──── ¿Qué? ──── replicó ──── ¿Qué viste?
──── Por casualidad encontré a Ithiel y Nirelle juntos, demasiado si me entiendes ──── canturreó con un deje de diversión ──── Parece que quieren hacer competencia a sus hermanos sobre ser la pareja perfecta.
Raisa arrugó su rostro, sin poder imaginárselo ──── No quiero oír nada más ──── pidió, sentándose rectamente ──── Dos parejas perfectas es demasiado para este pueblo.
Lexie río, golpeando su mano con suavidad ──── No estaban haciendo nada malo. Solo que los dos se miraban profundamente como unos corderitos sin que quieran ser descubiertos. ¿Sabes qué significa eso? Deben de tener una relación prohibida ──── contó, observando nuevamente a la pareja.
──── Imagino que no dicen nada por ella ──── Raisa susurró.
Se enfocó en la rubia que estaba sonriéndole a Zadkiel, sus ojos grises brillaban de una forma que deseabas que alguien pudiera verte igual. Aunque para Raisa su relación fuera extraña, no podía negar que ambos estaban hechos para estar juntos.
Se movían al mismo tiempo y la forma en que Zadkiel la cuidaba, no había conocido a nadie que hiciera lo mismo por su pareja.
La mano de Zadkiel se extendió, limpiando la barbilla de Sahily que se encontraba con una gota de helado. Él sonrió, satisfecho que hubiera dejado que lo hiciera.
Los dos áureos quedaron en silencio, terminando los últimos vasos de helado. Por la mirada inquietante de Zadkiel, Sahily supo que quería decirle algo así que se inclinó, capturando su atención.
──── ¿Qué ocurre? ──── le preguntó, arqueando una de sus cejas.
──── ¿Todavía recuerdas el día que me llevaste a Áureos? ──── él interrogó tímidamente.
Ella asintió, confundida por su pregunta ──── Por supuesto. No es algo que olvidaría tan fácilmente.
Zadkiel sonrió, apoyando sus brazos encima de la mesa. Por instinto, Sahily hizo lo mismo, dejando una considerable distancia entre ambos.
──── Ese día... tenía el presentimiento que algo bueno iba a pasar. Pensaba que mi madre iba a estar bien hasta que te mire ──── le contó, sin perder la sonrisa en sus labios ──── Fue cómo si una voz me susurró diciendo que me preparará. Después apareciste con esa terrible armadura y lo supe, tenía que irme contigo, pero iba a tener un costo.
──── Sé que esa armadura no era la mejor, pero tenía que ir por ti, ¿no? ──── murmuró, replicando la felicidad que tenía los ojos del áureo ──── Tú eras la razón por la que aguante a los humanos.
Él bajó la mirada a la mesa, riendo ──── Lo sé. Lamento que hayas tenido que hacer ese sacrificio.
──── No fue tan malo ──── replicó, encogiéndose de hombros ──── Aunque si puse mi queja.
──── Si, lo supuse. Creo que... sé más cosas sobre ti que tus hermanos ──── murmuró, ladeando su rostro ──── Sé que está misión es un dolor de cabeza para ti.
Zadkiel se fue acercando poco a poco al rostro de Sahily, rogando en su interior que no retrocediera. Ella no lo hizo, solo lo observó con sus ojos grises en alerta.
──── ¿Qué haces? ──── interrogó Sahily en voz baja, sin poder calmar los sentimientos que estaban descontrolándose.
──── Me preguntaste por qué acepté está misión y ya estoy preparado para decirlo. Quería tener más tiempo a solas contigo por una vez en mi vida, sin áureos alrededor o esperando que tu hermano apareciera ──── contó con sinceridad ──── Tú me has cuidado tantas veces que no pude detener la manera en que me siento por ti ──── confesó, su voz saliendo más ronca ──── Realmente quise no hacerlo, pero fue inevitable y sé que sientes lo mismo o desde un principio hubieras retrocedido.
Sahily no tuvo palabras, apenas podía respirar con tranquilidad hasta que sintió los dedos de Zadkiel bajo su barbilla, tan delicado y suave que soltó un suspiro lleno de tranquilidad.
No supo qué sucedió después, solo cómo su respiración se quedó estancada. Sahily sintió los labios de Zadkiel encima de los suyos, sin hacer ningún movimiento.
Sintió como su interior gritaba de emoción y su alocado corazón latía al igual que sus pensamientos le decían que lo besara cómo debía de ser.
No pensó en su movimiento hasta que movió sus labios con timidez, dejándose llevar por lo que inconscientemente deseaba. Sahily cerró sus ojos, disfrutando de la suave caricia que Zadkiel le daba en su mejilla y en recordar ese momento.
Su respiración era tranquila, uniéndose a la de la áurea y sus manos fueron a recorrer el cuello de Zadkiel, deseando más que solo un simple beso, quería caricias y oír como todo ese tiempo sentía lo mismo, solo que él tuvo el valor de decirlo.
Un grito hizo que los dos áureos se separaran, observando a las personas correr, llenas de pánico cuando una mujer, tan familiar para ambos, gritaba a través de la ventana, cubierta de sangre y cristales.
Zadkiel se levantó rápidamente e iba a correr cuando sintió la mano de Sahily, deteniéndolo. Los dedos de la áurea se apretaron, forzándolo a quedarse cuando deseaba ir tras esa mujer que lucía exactamente igual que su madre, Bae.
La mujer siguió gritando, alarmando a todos. Sahily solo podía ver al áureo pelearse contra sí mismo entre quedarse con ella o ir tras una mujer que lucía a lo que más amó pero que sabía que no era ella.
──── Mírame ──── Sahily pidió, girando el rostro del áureo para que se concentrara en ella ──── No es tu madre, recuérdalo. Acabas de decírmelo, Zadkiel, yo vine a traer el alma de tu madre y a ti.
──── No, no, no. Ella es igual a mi madre ──── negó, intentando quitar el agarre de Sahily ──── Podría ser ella, está viva y....
──── Me lleve su alma, Zadkiel. Yo la lleve hasta el padre para que le diera su descanso eterno, recuérdalo ──── suplicó, sintiendo cómo poco a poco el áureo iba soltándose.
Los gritos de la mujer fueron eclipsados por las personas que se acercaban, incluso ocultándola de la mirada de Zadkiel. Sahily aprovechó para acercarse más y agarrar las mejillas pálidas del áureo, dejándolo a pocos centímetros del suyo.
──── Mi madre...──── susurró el áureo, cerrando sus ojos.
──── Dímelo, sé que sabes que no es posible que regrese de la muerte así que dímelo, aunque duela ──── exigió duramente.
──── Mi mamá murió, tú tomaste su alma ──── murmuró el áureo, respirando con fuerza ──── Te llevaste a mi madre.
──── Lo hice porque estaba sufriendo ──── musitó Sahily, acariciando sus mejillas ──── Ella ahora está bien, en el cielo.
Zadkiel asintió, recordándose a sí mismo el día en que su ángel bajo por él. El toque de Sahily desapareció de sus mejillas cuando notó a las dos chicas acercarse y él giró su rostro, no queriendo que vieran lo vulnerable que se encontraba.
──── ¿Qué está sucediendo ahí afuera?
──── Debe ser un accidente ──── informó Sahily, agarrando la mano de Zadkiel ──── ¿Quieren ir a mi casa? ──── ofreció gentilmente.
Raisa negó, cruzándose de brazos ──── No, iré a mi casa. Con todo lo que sucedió hoy, estoy aterrada ──── confesó, dejando salir una risa poco divertida ──── No quiero tener más accidentes.
──── Lo entiendo ──── dijo suavemente Sahily, queriendo hacerla sentir ──── Todo mejorará, solo es un mal día.
Los ojos oscuros de Raisa se posaron sobre ella, sintiendo como su voz le dio una calma que eliminó al instante todos sus nervios.
──── Vamos, te llevaré a tu casa ──── ofreció Lexie, agitando las llaves ──── Mamá me dejó su carro y tengo que ir a buscarla a la universidad. Nos vemos ──── se despidió la chica, viendo con incomodidad a Zadkiel.
La áurea se movió hacia adelante, intentando cubrirlo, aunque era más alto que ella. Raisa también se despidió en voz baja y ambas salieron, pasando entre la multitud de personas que escondían a aquella desconocida que pudo alterarlos en solo segundos.
Sin querer seguir de pie o apoyada en una pared, Sahily volvió a casa con un silencioso Zadkiel para tomar la camioneta. Aunque no era buena conductora, por esa vez, tomó la decisión de encargarse y dejar que el áureo a su lado estuviera en silencio.
Sahily parqueó la camioneta a una buena distancia de la casa de Raisa, por la lluvia que empezó, supo que nadie los molestaría o haría uso de su don para que no molestaran.
Ella giró su rostro, notando como Zadkiel se había quedado dormido en el asiento de copiloto. Su gran cuerpo apenas podía alcanzar, pero de ninguna manera soltó la mano de Sahily, incluso cuando su cabeza dio contra la ventana.
Por experiencia, la áurea supo que no debía de despertarlo, sus pensamientos estarían corriendo tan rápidos que podría cometer alguna insensatez y en ese momento prefería no meterse en problemas.
Un suspiro escapó de los labios de Sahily, apoyando su cabeza en la almohadilla del asiento. La relación de Zadkiel con su madre era una de las cosas más puras que nunca había visto.
Cuando los vio a ambos, fue el primer momento que supo que los mestizos también podían sentir si eran criados con amor. Zadkiel amó a su madre humana y la cuidó por tantos años, aun siendo tan joven.
Sahily podía entender la forma en que se sentía, peleando contar sus propios sentimientos y la forma tan dolorosa en que los demonios jugaron con el ser que más amaba.
Fue tan despiadado.
Ella cerró sus ojos por unos segundos, recreando toda la escena en su mente hasta recordar lo que hicieron antes que todo explotara.
Sus mejillas se calentaron al instante como nunca lo había hecho. Ella, una áurea pura, acababa de besar a un hijo de un demonio y no se arrepentía, aunque trató de convencerse a sí misma que debería.
──── No pienses en eso, no creas en tus sentimientos ──── se susurró a sí misma, apretando el volante bajo sus dedos ──── No lo hagas.
Sahily tenía miedo, demasiado por lo que podía llegar a sentir y la profecía. No podía amar a alguien si nunca iba a ponerlo de primero por esas palabras que tanto la atormentaban.
Toda su vida se había basado en esa profecía y cómo debía de atender cuando era tiempo. Si no llegaba a cumplirla, podría acabar con toda la vida de Ithiel y simplemente no podía hacerlo.
Ella dirigió su mirada a la casa de Raisa, todo parecía ir tranquilo y sin demonios alrededor. Pasaría una buena noche si seguían con su plan.
El suspiro que brotó de los labios de Zadkiel llamó su atención, observó como el áureo trató de acomodarse en el asiento. Ella sonrió, viendo su perfil y como trató de doblar sus piernas para que alcanzaran.
Sahily acarició su cabello oscuro, moviéndolo para que no estorbara en sus ojos e intentó calmarlo, esperando que cuando despertará, el accidente no siguiera atormentándolo.
──── Sahily ──── él susurró su nombre, aún dormido.
La áurea sonrió, apretando su mano para que supiera que estaba ahí. No se iría a ningún lado hasta que Zadkiel se sintiera mejor, era lo que podía ofrecerle después de un momento tan vulnerable.
La melodía de su celular interrumpió sus pensamientos. Buscó por todo su bolso el aparato que todavía no podía utilizar a la perfección. Cuando lo encontró, deslizó el icono de llamada y el rostro de Ithiel apareció.
──── ¿Encontraron buena información? ──── ella interrogó.
──── Si, no podremos llevar a Raisa a Áureos hasta que tenga sus alas tal como supusimos ──── le informó Ithiel, alzando el celular para que pudiera notar a Nirelle a su lado.
──── Morirá en el proceso, el aire la asfixiara y tanta divinidad hará que enloquezca ──── apoyó Nirelle, cruzándose de brazos.
──── También tenemos otro problema. Los demonios se están acumulando, llegando de todas partes del mundo ──── comentó el áureo.
──── ¿Por qué? ──── preguntó Sahily ──── No creo que sean muy tontos para exponerse.
──── Ese es el problema. Quieren el poder de Raisa antes que los demonios mayores lo tomen así que tenemos que buscar una manera para que la criatura tenga sus alas antes que sea demasiada oscuridad para nosotros ──── dijo el áureo, frunciendo su ceño ──── Podemos pedir ayuda de otros áureos, pero solo incitaremos a una pelea y los humanos podrían salir heridos.
──── Podemos asustarla ──── Sahily propuso, pensando en todas las posibilidades ──── A los áureos que todavía no han mostrado sus alas se les pone en alerta para que su divinidad los ayude a sobrevivir, una clase de defensa en sí mismo para no sentir dolor.
──── ¿Y cómo haremos eso? ──── Nirelle preguntó ──── Se supone que la queremos ayudar.
──── Podemos empujarla de un acantilado ──── propuso la áurea rubia distraídamente al sentir a Zadkiel moverse unos centímetros más a ella ──── Lo peor que pueda sucederle es que se ahogue.
──── Oh, esa es una gran idea ──── replicó con sarcasmo la áurea ──── Tal vez deberíamos de ocasionar la muerte de algún familiar si deseas.
──── Eso también sería de ayuda, hay que hacerlo ──── determinó Sahily, viendo fijamente a los áureos que la observaban sin creer que hubiera dicho eso.
──── Está bien, buscaremos otra forma, una que no se necesite muerte ──── Ithiel intervino ──── ¿Algo ha pasado con Raisa?
Sahily miró de reojo al áureo que seguía en la misma posición, completamente dormido.
──── No fue con Raisa, sino con nosotros ──── musitó la áurea, frunciendo sus cejas ──── Un demonio atacó a una mujer que tenía similitud con la madre biológica de Zadkiel y sabes lo unido que eran.
Los ojos grises de Ithiel se llenaron de preocupación y suspiró ──── ¿Cómo está Zadkiel?
──── Lo superará ──── asintió. Apoyó su cabeza en la ventana, pensativa ──── Él podrá vencerlo.
──── Si sucede otro problema, llámame ──── Ithiel le pidió ──── Llegaremos en unas dos horas y así hablaremos mejor.
Sahily colgó la llamada, apagando el celular. Siguió sosteniendo la mano de Zadkiel entre las suyas, queriendo sentir que todo estaría bien.
Los problemas se iban acumulando poco a poco en la misión, con una sutileza que los áureos no estaban preparados y al mismo tiempo estaban pasando algo tan increíble, estaba sintiendo un amor que nunca pensó tener y eso solo la confundía.
Ella dirigió su mirada al áureo, su cabeza cayó hacia adelante pero aun así seguía durmiendo como si llevara noches sin hacerlo o solo era el dolor que le ocasionó ver a aquella mujer.
acaba de suceder dos cosas asombrosas: uno, por fin tuvieron su primer beso, estoy que me emociono y segundo, rompieron el corazón de mi Zadkiel con los oscuros molestándolos :c
cuenten que piensan sobre este episodio, nos vemos 🧡
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