twenty nine ──── between snows





─────────── CHAPTER TWENTY NINE,

BETWEEN SNOWS  ───────────



La mañana siguiente fue diferente para Sahily. Ahora que Raisa sabía lo que era, tenía más posibilidades de regresar a Áureos y tener su vida tranquila de vuelta, entrenando y llevando almas a su descanso eterno.

Necesitaba volver a donde se sentía cómoda y poder disfrutar de la libertad de sus sentimientos, aunque tendría que limitarse un poco más.

Sahily junto a Zadkiel fueron los que cuidaron de Raisa, esperándola en la puerta. La chica se miraba apagada, las ojeras pronunciadas bajo sus ojos solo mostraban lo poco que durmió.

──── ¿Por qué estas tan mal? ──── Lexie cuestionó, tratando de arreglar el desastroso cabello de su amiga ──── ¿Tus primos no te dejaron dormir?

──── Algo así ──── masculló en voz baja ──── Es... lo de siempre.

Lexie asintió, entendiendo lo que quiso decir. Entrelazo su brazo con Raisa, esperando que su amiga se sintiera mejor.

──── Te sentirás mejor ──── Sahily dijo, entrelazando su mano con la del áureo a su lado ──── No pienses en los problemas, siempre se podrá resolver.

──── ¿Quieres una dona? ──── Lexie interrogó con una brillante sonrisa ──── No importa, te la traeré.

Sin esperar una respuesta, Lexie corrió directo a la cafetería, dejándolos atrás. Sahily solo rio, sorprendiéndose de la hiperactividad de esa humana tan peculiar.

──── ¿Cómo te sientes? ──── Zadkiel interrogó, pasando su brazo por los hombros de la chica ──── ¿Sientes algo diferente?

──── ¿Debería? ──── ella replicó.

Él se encogió de hombros, desinteresado ──── He leído en los libros que la mayoría siente que no encajaban en el mundo como Alexander en el Astral Perdido.

Raisa apretó sus labios, negando ──── Lo siento al revés. Como si todo lo que me dijeron fue una mentira y estoy perdiendo lo que me hacía... humana.

──── Todo mejorará ──── conforto Sahily, apretándole la mano con cariño ──── Cuándo descubras lo grandioso que es ser un áureo, todo el dolor y molestia se irá.

──── ¿Hay partes positivas de ser una criatura que quieren matar? ──── dijo, llena de sarcasmo.

Los dos áureos se observaron, compartiendo el mismo pensamiento de tener paciencia para esa humana, aunque a Sahily nunca le había gustado que le hablaran de esa forma.

──── Lo hay ──── Zadkiel tomó la iniciativa, abrazando a la áurea de su lado ──── Volar es una de las mejores sensaciones. Te sientes como... sí pudieras ser libre e ir a todos los lugares que has deseado.

──── Supongo que podré ir a Latinoamérica como siempre he querido ──── musitó, cruzándose de brazos ──── ¿Han visitado el mundo?

──── Solo una parte, pero siempre con un propósito. Hay almas que necesitan ser llevadas al cielo ──── dijo Sahily, apoyando su peso en Zadkiel ──── Tal vez, en un futuro, podríamos hacer ese viaje que deseas.

Raisa asintió, sintiéndose mejor. Tal como decían, no debía ser malo ser una áurea, aceptar lo que era y dejar que esos ángeles se encargaran de su protección.

──── ¿Crees que pueda hablar con Ezer? ──── cuestionó la chica ──── Es el encargado, ¿no?

Sahily entrecerró sus ojos, causándole un escalofrío a Raisa y recordándole aquellos primeros días donde se sentía intimidada.

──── ¿Por qué? ──── ella demandó, alzando una de sus cejas ──── Yo puedo responder todas tus dudas.

──── Lo sé, pero necesito que me digan todo y creo que tú te estás reservando mucha información ──── confesó, dando un paso atrás por precaución ──── Quiero saber todo.

──── ¿Cómo qué? Puedes preguntarme ──── insistió la áurea.

──── Déjala, vas a asustarla ──── Zadkiel le susurró en su oído, sin contener la sonrisa que tiró de sus labios ──── Te llevaré a Ezer, debe estar alrededor.

──── Bien ──── asintió la chica, dejando salir un suspiro ──── Buscaré a Lexie antes de irnos.

──── Solo para que quede claro, también puedo decirte todo ──── Sahily habló.

Zadkiel acarició su cabello, asintiendo ──── Lo sabemos, cariño.



La mañana en la universidad fue demasiado rápido para Sahily, vigilando a la humana y no hablando a su hermano. Había llevado tanto tiempo alejado de él que sentía como su lazo se iba rompiendo poco a poco.

Por más que quisiera pedir disculpas, había un orgullo en ella que se lo impedía. No podía olvidar ese día, peleando por los áureos y retándola, enfrente de todos como si olvidara con quién estuviera hablando.

Simplemente no podía dar el primer paso, no todo fue su culpa.

La áurea salió del baño, viéndose en el gran espejo. Arregló su flequillo, notando cómo había crecido y eso ameritaba que lo cortara antes que afectará su visión.

Siguió divagando en sus pensamientos hasta que sintió una corriente pasar por su espalda, una que no era necesariamente mala, sino que necesitaba de su don.

Dio un suspiro, cerrando sus ojos por unos segundos. Buscó entre todas las almas hasta que la que necesitaba su ayuda, no se sorprendió al ver que sería la abuela de Raisa.

Su alma estaba tan débil que apenas podía mantenerse en ese cuerpo. Podía oír sus pequeños lamentos, pidiendo que la llevara.

Abrió sus ojos, enfocándose en el espejo. Parecía que tendría que revelar su pequeño don a Raisa y tendrían que ayudarla en ese proceso.

Sacó el celular de su mochila, enviando un mensaje rápido a los áureos sobre donde iría. Decidió irse caminando a la casa, dando tiempo para que la familia se despidiera.

Hizo uso de su forma etérea, entrando al gran lugar que estaba lleno. Las personas que supuso que eran los sobrinos y tías de Raisa estaban llorando, otros solo miraban un punto fijo, resguardándose en el sonido del resto.

Siguió caminando, conociendo el camino hasta la habitación. Tomó el picaporte, pensando sobre lo que haría y cómo afectaría a todos, por esa razón, era que prefería mantenerse alejada de todos esos sentimientos.

Al final abrió, encontrándose con la mujer postrada en la cama. Su rostro estaba lleno de arrugas y sus ojos, tan oscuros, tenían el dolor que su alma estaba pidiendo ser liberado.

Se sentó en la orilla de la cama, cruzando sus piernas como usualmente lo hacía. Sin necesidad de poner su mano encima del pecho de aquella mujer, sintió como su alma se agitó, anhelando irse.

──── Katherine ──── llamó solo una vez.

La mujer giró, observándola. Sus ojos se llenaron de lágrimas, dándose cuenta de quién era.

──── Por favor, un poco más de tiempo ──── pidió, su voz quebrándose.

Sahily negó ligeramente, manteniendo su posición ──── Sabes que no tienes tiempo. Tu cuerpo está muriendo y tu alma está lista.

──── No puedo, todavía tengo un asunto ──── dijo, tratando de levantarse.

La áurea colocó sus manos en los hombros de la mujer, deteniéndola antes que se hiciera más daño.

──── Sabemos acerca de Raisa ──── ella confesó, queriendo ayudar con su último deseo ──── La llevaremos a Áureos, donde pertenece.

──── No puedes hacerlo ──── negó la mujer ──── Ella es feliz aquí, siendo humana.

──── Pero no es seguro. Ya saben sobre ella, es preferible que esté en los cielos antes que el infierno ──── contó Sahily, apartando sus manos ──── ¿Quieres confesar algo más?

──── El padre de Raisa era un ángel, un hermoso ángel que apareció en la puerta de mi casa y me entregó a ese bebé, lleno de sangre ──── contó la mujer, su mirada perdiéndose en ese recuerdo ──── Me dijo... dijo que cuidara de ella y me la entregó. Yo la agarré, sin cuestionar cuándo una mujer apareció, ella tenía tanta oscuridad en su mirada.

──── Un demonio ──── murmuró la áurea.

──── Ellos pelearon en la entrada de la casa. Raisa estaba tranquila en mis brazos hasta que oí como la mujer gritó y después sólo había... cenizas.

──── ¿Qué sucedió con el ángel?

La mujer agitó su cabeza en negación ──── No lo sé. Él estaba muy mal, tenía sangre dorada en todo su cuerpo y se fue, no creo que haya sobrevivido.

──── ¿Por qué lo dice? ──── cuestionó Sahily, ladeando su rostro con curiosidad ──── ¿Miró su cuerpo?

──── No su cuerpo, una luz en el cielo ──── dijo, señalando el techo con uno de sus dedos ──── Brillo como un cometa hasta que se perdió. ¿Qué harán con mi hija? ──── preguntó Katherine, agarrando la mano de la áurea ──── Dígame que no la matara.

Sahily bajó su mirada a ese agarre, pareciéndole tan extraño que una humana se hubiera atrevido a tocarla. Siempre huían o simplemente no lo hacían, temiendo alguna reacción.

──── Vamos a cuidarla, tal como lo hemos hecho estos días ──── habló la áurea, bajando el tono de su voz ──── Los demonios saben sobre ella así que pelearemos para que pueda estar viva y feliz tal como usted lo hizo.

──── Por favor ──── suplicó la mujer, temblando ligeramente ──── No merece esa vida que le han otorgado. Solo era un bebé, no sabe en lo que se convertirá.

Sahily se inclinó, posando su mano en la mejilla de aquella mujer para transmitirle tranquilidad. Katherine se fijo en esos ojos grisáceos, sabiendo que podría ayudar a su hija.

──── ¿Estás lista para irte? ──── Sahily susurró en su oído.

Katherine asintió, cerrando sus ojos. La áurea comenzó a hablarle suavemente, recordándole cada momento en su vida hasta encontrar al que la hacía más feliz.

Sahily no pudo evitar sonreír al oír una risa cantarina, llena de juventud que trataba de escapar de su casa para ir a la nieve. Katherine fue respirando más lento, induciéndose en ese recuerdo donde siempre sentiría paz.



Sahily salió de la casa al mismo tiempo que una camioneta familiar se parqueó. Dejó su apariencia etérea para que Raisa la pudiera mirar sin asustarse.

Ella metió sus manos frías en los bolsillos de la chaqueta, esperando que llegaran. Raisa fue la primera en bajar, acercándose con lágrimas en sus ojos.

──── ¿Murió? ──── preguntó con voz quebrada.

La áurea asintió una vez, confirmandolo ──── El alma de Katherine ya está descansando.

La chica puso su mano en su boca, callando el sollozo que salió. Su abuela, la mujer que la crio y cuidó por tantos años, se había ido, dejándola en esa casa y con tantas preguntas.

──── ¿Cómo...? ¿Cómo lo sabes? ──── balbuceó, confundida.

Un suspiro salió de los labios de la áurea, pensando sobre sí decirle lo que era. Ezer llegó a su lado, dándole un asentimiento para que siguiera.

──── Tengo un don, Raisa. Soy guiadora de almas, puedo sentir cuándo una persona está muriendo y la conduzco al cielo ──── informó, teniendo cuidado con sus palabras ──── En ocasiones, bajo a este mundo a llevármelas cuándo sus cuerpos luchan para quedarse o tienen un asunto que resolver.

──── ¿Tú te llevaste el alma de mi abuela? ──── interrogó la chica, frunciendo sus cejas.

──── Su alma me llamó para que la llevara, es muy diferente ──── Sahily recalcó, alzando su barbilla ──── Hago uso de mi voz para que puedan encontrar el momento más feliz de su vida y lleguen a los cielos donde el padre los está esperando.

La mirada de Raisa volvió a brillar, conteniendo las lágrimas ──── ¿Momento feliz?

──── Tu abuela tuvo uno de los recuerdos más bellos que he podido ver. Ella vivió en esta casa con sus padres, todo el alrededor era lleno de árboles y estaba nevando, tanto que no podía abrir la puerta y su hermano tuvo que ayudarla ──── contó la áurea, sonriendo ligeramente ──── Katherine amaba la nieve, especialmente los copos de nieve para encontrar a dos que fueran iguales, pero no lo pudo hacer. Al igual que las almas, cada una tiene su esencia y nunca van a llegar a repetirse.

──── Ella amaba la nieve ──── gimoteo la chica, dejando que las lágrimas cayeran sobre sus mejillas ──── Gracias, por estar para ella.

Sahily asintió, dando un paso atrás cuando oyó los gritos dentro de la casa. Su familia se había dado cuenta de lo sucedido y deberán de enfrentar el dolor, aun cuándo Katherine estaba descansando de esa agotadora vida.

──── Supongo que debo de entrar ──── susurró, observando la puerta.

──── Es lo más conveniente ──── Ezer dijo, también mirando la casa ──── Estaremos aquí por si nos necesitas.

El lugar de Raisa fue reemplazado por el resto de los áureos, sabiendo que Sahily tendría información sobre lo que sucedió con la criatura.

Sahily se movió, quedando más cerca de Zadkiel y alejándose la indiferente mirada de Ithiel que solo le ocasionaba más enojo.

──── Los padres de Raisa están muertos. El hombre era un áureo, aunque Katherine lo menciono como un ángel, mató a la mujer cuándo trató de asesinar a su propia hija, supongo que ambos se dieron cuenta de lo que crearon ──── contó, manteniendo la seriedad en su rostro ──── Él le entregó a Katherine su bebé y según ella estaba lleno de sangre dorada tal como la nuestra. Vio como una luz que subió al cielo y supo que era el áureo, si el demonio lo hirió, no iba a aguantar mucho tiempo sin la atención que solo Áureos podía darle.

──── El áureo tuvo que mantener al demonio encerrada para que no matara a Raisa ──── Ava murmuró ──── ¿Ella quería matarla?

──── Según Katherine, sí. Supongo que se dio cuenta de lo que estaba creando y cómo sería castigada cuándo se dieran cuenta ──── replicó la áurea, explicándole ──── Ya tenemos la confirmación de que Raisa es la criatura que buscamos

──── Es difícil de creer que sea ella ──── Ezer murmuró, cruzándose de brazos ──── ¿Algo más?

──── Solo eso. Si no te molesta, quiero ir a descansar antes que sea mi turno ──── pidió Sahily.

──── Iré contigo ──── Zadkiel propuso, sacando las llaves de su chaqueta ──── Yo manejaré.

──── Ithiel, quédate conmigo ──── Ezer dijo, sin dejar de observar la casa ──── Ava, ayuda a Nirelle hasta que llegue.

Los tres áureos asintieron, prefiriendo irse sin ninguna molestia. Sahily fue la primera en caminar, ignorando a su hermano cómo lo había hecho todo el día.

──── ¿Cómo sigue Nirelle? ──── preguntó la áurea rubia.

──── Mejor ──── Ava contestó, manteniéndose a su lado ──── Parece que la posibilidad de devolverse a Áureos hizo que sanará más rápido.

──── O solo está fingiendo ──── habló Zadkiel, quitando el seguro de la camioneta ──── Solo va a salir más lastimada.

Sahily abrió la puerta del copiloto, subiéndose. Nirelle era una de las mejores áureas, no podía negarlo, pero su sed de poder demostraba que podía seguir, llegaría a ser su debilidad tal como todo lo había hecho, incluido ella.

Zadkiel arrancó, dejando que Ava se posicionara entre los dos asientos de adelante y les diera una sonrisa, confundiéndolos.

──── ¿Han tenido una cita? ──── ella preguntó.

Sahily miró al áureo, preguntándose lo mismo. Ninguno respondió, en cambio, oyeron los parloteos de Ava.

──── Yo estoy haciendo todas esas actividades con Goel ──── dijo, cruzando sus piernas ──── Quiero dejarle tantos recuerdos antes de que nos vayamos.

──── Bueno, Zadkiel y yo fuimos a comer pizza en una montaña ──── contó Sahily, mirando a su amiga ──── Pasamos la noche viendo todo el pueblo, es muy hermoso.

──── Nos gusta hacer cosas en el exterior, no le tememos a nada ──── sonrió el áureo, gustándole como ambos hacían esas actividades ──── Podemos buscar una isla la próxima vez. Algo tranquilo ──── propuso.

──── No, nada de cosas de áureos ──── los detuvo Ava, negando ────Actividades sencillas como ir a comer helados.

──── Ya lo hicimos ──── mencionó, deteniendo la camioneta lentamente ──── Fue... especial.

──── Ahora deberían de ir al cine ──── propuso la áurea, apoyando sus codos en los asientos.

──── ¿Encerrados con tantos humanos alrededor? ──── Sahily replicó, frunciendo su nariz ──── Prefiero ir a la isla y que esté rodeada de tiburones.

──── ¡Oye! Los humanos no son malos ──── Ava defendió, mirando a su amiga ──── A ti te agradan cuando mueren.

──── Sí, lo hacen ──── asintió.

Ava tardó unos segundos en darse cuenta de lo que dijo, sin entender por qué Zadkiel rio. Al hacerlo, dejó salir un gruñido y se sentó rectamente como una niña siendo regañada.

──── No lo dije de esa manera y lo sabes. Lo que quise decir es que te agrada cuando se convierten en niños ──── rectifico.

──── Me agradan sus almas ya limpias ──── replicó la áurea, girándose para observarla ──── Guiarlas al cielo y dejar ese cuerpo pecador aquí, eso es lo que agrada.

──── Eso sonó... turbio ──── susurró, frunciendo las cejas ──── Deberías darle una oportunidad.

Sahily se giró, cruzándose de brazos ──── Lo hice. Cientos de veces y tuve siempre la misma respuesta. Prefiero solo guiarlos y cuidarlos cuando se debe, ya el resto se los dejó en sus manos ──── declaró, recordando todos esos momentos donde bajo a ese mundo ──── Por lo menos los demonios muestran cómo es y no excusan sus acciones.

──── Si la humanidad llegara a dejar de pensar en sí misma, todo sería mejor ──── murmuró Zadkiel, pasando a un lado de un choque entre dos carros. Los dos hombres peleaban por el daño en el automóvil y ninguno se preocupó por la mujer golpeada en el suelo ──── Ese es el primer paso para que los ángeles puedan ofrecerle una nueva oportunidad.

Zadkiel manejó con rapidez, dejando atrás ese accidente antes que Ava se bajara. No podían interferir con los humanos y tal vez esa acción los ayude a darse cuenta de sus errores.

El áureo parqueó la camioneta y bajó, posicionándose al lado de Sahily. Encontraron a Nirelle en la sala, comiendo las frutas que dejó en el refrigerador para que la ayudarán.

──── Oh, me alegra de verte ──── Ava dijo con su voz cantarina. Sonrió, sentándose a su lado ──── La abuela de Raisa ha fallecido.

Sahily pasó por su lado, manteniendo su mirada dura y Zadkiel la siguió, solo dándole un asentimiento. Ambos subieron la escalera, necesitando su espacio antes que el resto volviera.

Entraron a la habitación de Zadkiel, sabiendo que era el lugar donde no los buscarían. Sahily se quitó la chaqueta, dejándola en el sillón.

──── ¿Deberíamos de tener una cita humana antes de irnos? ──── ella interrogó, abriendo las cortinas.

Zadkiel rio, sentándose en la orilla de la cama ──── No es necesario a menos que lo quieras.

La áurea apretó sus labios, acostándose a su lado. Zadkiel la imitó, estirando sus fuertes brazos para dejarlos detrás de su cabeza.

──── ¿Qué crees que pasará con Ava y Goel? ──── cuestionó Sahily, preocupándose por cómo quedará su amiga ──── Suena tan feliz.

──── Ava encontró su lugar con ese humano ──── dijo él, pasando sus dedos por el brazo de la áurea ──── Además, ella sabe que no durará mucho.

──── Tal vez me equivoque en dejar que tuviera esa relación ──── murmuró, pensando en lo diferente que sería ──── No sé en qué estaba pensando cuándo dejé que siguiera juntándose con ese humano.

──── Solo estabas pensando en su bienestar ──── musitó Zadkiel ──── Tú siempre piensas en los demás, sin importar lo que suceda.

Ella suspiró, cerrando sus ojos por unos segundos ──── Entonces, ¿todo este tiempo estuviste enamorado de mí? ──── ella preguntó, observándolo con diversión.

──── Quiero una cita humana ──── él pidió, borrando la sonrisa de su rostro ──── Y sí, lo estuve.

──── ¿Por qué nunca me lo dijiste?

──── ¿Ibas a corresponder el sentimiento? ──── él cuestionó, arqueando una de sus cejas ──── Los habitantes del Monte Fosco pensaban que ibas seguido a verme y bueno, no dije lo contrario ──── confesó, bajando la voz ──── Todos lo saben, a excepción de ti.

──── Oh, ahora entiendo todo ──── dijo, sentándose en la cama. Mordió su labio, pensando sobre el día en que todos parecían estar sorprendidos ──── Un día, me felicitaron y no tenía ni idea de lo que sucedía.

Zadkiel rio, pasando su mano por la espalda de la áurea en una suave caricia.

──── Funciono para alejar esos mestizos que querían molestarte. Debes de recordar que no todos son buenos ──── musitó.

Sahily se giró, agachándose para quedar a centímetros de su rostro y sonrió, pasando su dedo por la barbilla de él.

──── No debería de sorprenderme que hayas hecho eso ──── susurró, ladeando su rostro ──── Siempre queriendo ser el primero, ¿no?

──── Solo... quiero quedarme con la áurea ──── dijo en voz baja. Se giró, llevándose a Sahily bajo sus brazos ──── Quédate a dormir conmigo, deja a Ithiel solo.

──── No lo hago ──── se excusó la áurea, pasando sus brazos por el cuello de Zadkiel ──── No le hablo.

──── Cierto, mi error ──── murmuró, rodando los ojos ──── No lo haces estos días, los anteriores sí.

──── Bien, si lo hago ──── aceptó, frunciendo sus labios ──── Me siento más... tranquila.

Él sonrió, gustándole su actitud adorable ──── Sé acerca de las almas y todo eso. ¿Debería de sentirme celoso? ──── le cuestionó, alzando una de sus cejas.

──── No seas tonto ──── musitó ella con una suave sonrisa en sus labios ──── Tú dijiste que podía compartir mi amor, ¿no?

──── Si, lo dije. Por eso aceptaras ser mi cita para esta noche ──── murmuró, depositando un suave beso sobre sus labios ──── Una cita de humanos para estos áureos rebeldes.

Ella frunció su nariz ante ese término, pero asintió ──── ¿Qué haremos?

──── Todavía no lo sé ──── él negó, ladeando su rostro ──── Voy a pensarlo, pero tú y yo saldremos, ¿sí?

──── Por supuesto ──── asintió, pasando sus pulgares por las comisuras de los labios de Zadkiel.

La mirada de Sahily se suavizó, observando esos ojos oscuros de los cuales estaba enamorada. No pudo negar ese revoloteo en su corazón cada vez que lo observaba y solo esperaba que Zadkiel sintiera lo mismo.

Era el primer áureo que se había entregado, mostrado como era y tenía miedo que fueran a herirla. Haría todo a su alcance para hacer feliz a Zadkiel y solo quería lo mismo.




la muerte de Katherine fue algo que pensé con la lluvia de idea que cree para esta historia, simplemente creo que sería hermoso morir con el más bello recuerdo que uno tenga

si ustedes necesitarán un recuerdo para ir al cielo, uno feliz y donde se sintieron como lo más preciado, ¿cuál sería?

los leo 



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