three ──── surprise for ezer





─────────── CHAPTER THREE,

SURPRISE FOR EZER ───────────



Ithiel persiguió a Sahily por los pasillos hasta llegar a sus respectivas habitaciones, cada una pegada a la otra desde que eran pequeños.

La habitación de Sahily era lo suficientemente grande para que pudiera dejar todas sus armas en un estante que fue hecho especialmente para ellas. Su espada era lo más preciado que tenía y por eso, no se separaba tanto.

Como era habitual después de cada misión, se quitó la pesada armadura, su cuerpo se acostumbró a ese peso extra en cada pelea.

Primero se deshizo de las botas que cubrían por completo sus piernas delgadas, más allá de sus rodillas y con escrituras en latín que brillaban en dorado.

La larga falda era lo que seguía, para ella, era muy fácil de mover por lo ligera que era. La prefería antes de ponerse las más cortas.

Lo más pesado de toda su armadura era el peto, la parte que la protegía de cualquier herida mortal y que por supuesto, había funcionado. Abrazaba su cintura y abdomen, uniéndose en la parte superior de sus hombros.

Generalmente, Sahily mantenía sus brazos al descubierto, pero fue regañada por el líder Izan cuando vio sus moretones así que decidió cubrirlos con brazaletes metálicos dorados.

Fue una pequeña excepción para ella, ganándose la aprobación de su tío con sus palabras dulces y aunque no quisiera aceptarlo, ella era su sobrina favorita, nunca le dio problemas y siempre acataba órdenes.

Sahily terminó de bañarse, secando las gotas de su rostro que seguían cayendo de su cabello. Tiró la toalla, decidiendo peinarse antes que fuera incontrolable.

Se miró al espejo, detallando que no tuviera ni una herida, sintió que varias piedras dieron contra su piel, aunque estuviera enfocada en pelear.

Sahily era un rostro bonito y muchas veces por ese detalle no fue tomada en serio hasta que demostró tener más cualidades. Aunque ella no podía verlo, muchos áureos le decían que era exactamente igual a Ithiel.

Ambos poseían ojos grises con largas pestañas que enmarcaban sus rostros delgados y largos además de tener una nariz recta y con un puente redondeado, su característico cabello era lo único que los diferenciaba.

Dónde Sahily tenía cabello liso, Ithiel lo tenía rizado lo que llevó a muchas bromas de parte de sus hermanos. Para ella, su hermano siempre había tenido una dureza en su rostro, contrarrestando la inocencia que irradiaba el suyo.

Terminó de peinar su cabello y decidió cambiarse por un sencillo vestido azul oscuro largo, le gustaba andar desahogada después de un día lleno de misiones y más con el pensamiento de querer quedarse acostada.

Apenas llegó a sentarse en la cama cuando su puerta fue tocada y abierta al mismo tiempo por Ava, la áurea se tiró a la cama sin importarle la suciedad de su uniforme.

Detrás, Ezer también entró, tirando las armas en el suelo y después su armadura, una sonrisa tiró de sus labios, dando color a su pálido rostro.

──── ¿Cómo te sientes? ──── Sahily interrogó con voz suave.

──── Sanara en unas cuantas horas ──── le explicó, restándole importancia a la venda que cubría la mayor parte de su cabeza ──── Apenas duele.

──── Fue una buena caída ──── ella rio, negando ──── Voy a meterla entre las mejores.

Ezer también rio, apenas podía recordar lo que sucedió en la misión. Tomó asiento en unos de los tantos sillones, relajándose.

Ava se giró, viendo a los dos áureos con un leve puchero y cruzó sus piernas, bajando la falda.

──── No puedo creer que ustedes sigan teniendo misiones tras misiones ──── comentó ──── ¿Por qué me dejan aquí?

──── Probablemente porque tenías un examen importante ──── le recordó Sahily, recibiendo una sonrisa maliciosa de Ava ──── ¿Saliste bien?

──── Oh, ¿ese examen? Claro, si, perfecto ──── asintió, tratando de convencer a su amiga.

──── Además que sigues en el Instituto Valentis ──── Ezer le dijo lo obvio ──── No puedes salir hasta completar con las misiones que tu adiestrador te dé.

──── Pero ese el problema ──── intervino Ava, negando ──── No he podido terminarlas porque no me dan misiones.

La puerta se abrió nuevamente, mostrando a Ithiel, el último áureo que faltaba en su pequeño grupo. Él cruzó sus brazos, apoyándose en la pared.

──── Deberías de hablar con tu adiestrador ──── él explicó, mirando a la amiga de su hermana menor ──── Te falta poco para graduarte.

──── ¡Lo sé! ──── asintió enérgicamente. Ava giró, enfocándose en Sahily ──── Habla con mi adiestrador, siempre te hacen caso.

──── No, lo que sucede es que ella los intimida ──── Ithiel intervino, riendo junto a Ezer.

──── ¡Eso no es cierto! ──── negó la áurea, frunciendo su ceño.

──── Seamos honestos ──── Ezer habló, creando una media sonrisa ──── Todos te temen después de lo sucedido con el ex─adiestrador de Ava, ¿lo recuerdas?

Ithiel bufó ──── Tampoco fue para tanto. Me temen más a mí que a ella.

──── Acabas de decir que ella intimida a los áureos ──── Ava le recordó, confundida.

──── Intimidar es diferente a que la teman, Ava ──── explicó con rapidez ──── Si necesitas ayuda, yo puedo hacerlo.

──── ¿En serio? ──── preguntó esperanzada.

──── No lo hará ──── Sahily comentó, advirtiéndole a su hermano con una sola mirada ──── Solo háblales, Ava, estoy segura que te escucharan.

──── ¿Y si no lo hacen?

──── Ithiel hará el trabajo sucio ──── confirmó, señalándole.

──── Y tal vez, solo una tal vez, dejemos que entres a nuestro grupo de misiones ──── Ezer propuso, ganándose malas miradas de partes de los gemelos e intentó hundirse en el sofá.

────Dale por hecho ──── Ava asintió. Los tres áureos pudieron sentir la emoción saliendo del pequeño cuerpo de la áurea ──── Seré famosa. No, más que eso, una...

Antes de poder terminar de hablar, el sonido de una sirena inundó toda la habitación, callando a Ava. Sahily tapó sus oídos con rapidez, nunca le gustó el zumbido que dejaba al acabarse como si hubiera quedado penetrado en su mente.

La sirena era una forma de avisar a los habitantes de Áureos que se reunieran en la Plaza Dorada para recibir una importante noticia que solían ser sobre misiones con grandes rangos. El líder Izan siempre había tratado de involucrar a todos en sus decisiones y esa era una manera de no excluir.

Sahily dio una mirada a Ithiel, compartiendo su pensamiento. Él asintió, sabiendo lo que quería decir y todo iba relacionado a la escena que presenciaron con el mayor augur.

¿Qué mayor coincidencia que esa? Las reuniones nunca eran tan importantes pero ese día sí.

Ithiel, sin poder aguantar un minuto más, se sentó en el reposabrazos del sillón dónde Ezer estaba y comenzó a contarle sobre el extraño comportamiento del mayor augur cuando notificaba de la misión.

────...claro que su interrupción hizo que terminara en la mejor parte dónde mataba ese gigante apestoso, pero puedo apostar que la misión es deliciosamente difícil si él la tuvo ──── terminó por decir.

Sahily bufó, cruzando los brazos──── Los áureos no apostamos, hermano, ¿lo recuerdas? Es malo y muy humano.

──── Solo es una expresión ──── se excusó, dándole un guiño divertido.

──── Si nuestros padres te vuelven a escuchar, van a exiliarte ──── determinó, arqueando sus cejas en disgustó.

Ithiel bufó ──── Soy su hijo favorito, no tendré problemas ──── dijo, orgulloso de sus palabras.

Tanto Sahily como Ezer lo miraron incrédulos, abriendo las bocas por la impresión de sus palabras, en cambio, Ava río.

──── Deja tu egocentrismo de lado, hermano ──── Sahily replicó ──── Por eso soy la gemela favorita de los habitantes.

Ava miró a su amiga, concordando con las palabras mientras Ezer frunció sus cejas, negando sutilmente.

──── Te llaman la princesa fría ──── dijo sin pensarlo, tratando de encajar en su mente cuándo Sahily se llevó bien con alguien más fuera de esa habitación.

Su ensoñación fue abruptamente quitada cuando dos cojines golpearon su rostro de parte de las áureas que estaban en la cama. Ithiel soltó una carcajada, sus mejillas sonrojándose por la diversión.

──── ¡Me encanta tenerte a mi lado! ──── él celebró, dándole un medio abrazo ──── ¡Por eso eres mi hermano favorito!

──── ¿Oíste eso, Sahily? ──── Ezer comentó, sonriendo.

──── Ninguno de los dos podrá ofenderme ──── Sahily negó, apretando sus labios ──── En unos minutos volveré a ser su favorita.

──── Si, si ──── intervino Ava, levantándose ──── Vamos, no quiero llegar de última y pasar vergüenza como la vez pasada.

Los tres áureos imitaron su acción, levantándose al mismo tiempo. Después de pasar tanto tiempo, Ava no se asustaba con sus movimientos inesperados o cuando llegaban a hablar a la misma vez.

Ella tomó el brazo de Ava, enredándolo como solía hacerlo y habló de sus clases, esperando que Sahily siempre le diera la razón, aunque no lo tuviera.

Detrás de ellas, los dos áureos intentaban adivinar que se trataba la misión y cómo podrían llegar a tomarla, solo debían pasar por encima de sus primos y los más experimentados, sería sencillo para todos.

──── ¿Por qué quieren tomar la misión? ──── Sahily les preguntó, cerrando la puerta al salir de la casa ──── Acabamos de venir de una por si no lo recuerdan.

──── Todos quieren la misión del mayor augur, Sahily ──── contestó su gemelo, arrugando su nariz ──── Vamos, ¿sabes lo importante que debe de ser?

──── Uh, no y por eso no la quiero ──── negó.

──── Aburrida ──── bufó Ithiel, alzando sus largas alas doradas ──── Hermano, tú y yo la tomaremos.

──── Jamás dejarán a Sahily ──── Ava comentó, sonriendo de lado.

──── Siempre hay una primera vez ──── Ithiel comentó, encogiéndose de hombros.

──── Déjalo que hable, Ava ──── intervino la áurea ──── Solo quiere hacer que me sienta mal por no pensar lo mismo.

──── ¡Eso no es cierto! ──── chilló antes de alzar vuelo, refunfuñando acerca de su hermano.

──── Todavía sigue sin madurar ──── Ezer susurró, persiguiendo al mayor de los gemelos.

Las dos áureas también volaron, siguiendo de prisa a los otros que ya tomaban velocidad. Sahily amaba volar, era uno de sus pasatiempos favoritos y nunca le había importado pasar su tiempo arriba que abajo.

Lo más llamativo de Áureos siempre fue el resplandor que las alas doradas causaban, casi creando un halo que pocas veces se podía apreciar.

──── ¿Realmente no hablaras con mi adiestrador? ──── Ava insistió, creando un puchero que ablandó el corazón de Sahily, aunque pudo disimularlo.

──── No está vez ──── ella negó, mirando a su alrededor ──── Estoy segura que podrás con él. Como dije, inténtalo o enviaré a Ithiel a resolverlo.

──── ¿Sabes que sería grandioso? ──── preguntó la áurea, volando de reversa para mirar a Sahily con una resplandeciente sonrisa ──── Que tomes el puesto de mi adiestrador, estaríamos más tiempo juntas y las misiones podrías ponerla solo para las dos.

──── ¿Solo para las dos? ──── cuestionó divertida.

──── ¡Sí! Atrapando criaturas, salvando humanos ──── dramatizó con emoción ──── ¡Volando rápido antes que nos atrapen, oyendo a los demonios chillar!

Ava dio un giro alrededor de Sahily, imitando los gritos de espanto.

──── Bien, lo entendí ──── Sahily la detuvo, tomándola de su brazo ──── Y nosotros no escapamos, ellos lo hacen.

──── Solo son pequeños detalles ──── rodó los ojos ──── ¿Y bien? ¿Qué dices?

──── Ya te lo dije, no puedo meterme en los trabajos de los otros, ¿qué van a decir de mí? ──── señaló, negando.

──── Además, no es por nada, pero dudo que algunos de ustedes puedan aguantar mi entrenamiento.

Ava frunció sus cejas, confundida ──── Pero tú das clases a los áureos menores.

──── Si por que los mayores terminaban vomitando ──── sonrió con nostalgia ──── Fueron buenos momentos, increíbles de hecho.

──── Cuando sonríes así, me da escalofrío ──── Ava confesó, volviendo a ponerse a su lado ──── Como si amaras hacer sufrir a otros.

──── Soy un áureo ──── explicó, negando con decepción, pero después le dio un guiño de complicidad ──── No dañamos a nadie, solo preparamos para las peores situaciones.

──── Parece que todos los adiestradores tienen ese concepto ──── susurró, recibiendo un empujón de parte de Sahily.

Ambas pasaron por encima del lugar más temido en Áureos. El Arco era conocido por ser un espeso bosque que era utilizado para los entrenamientos de últimos años.

La mayor parte del miedo se debía a las constantes trampas que tenía puestas sigilosamente por los adiestradores más viejos. Lo más peligroso era que no tenían información de todas y para los áureos, simplemente fue una equivocación hasta que el líder Izan la volvió a abrir siempre que se mantuviera un cuidado.

Los gemelos habían entrado cientos de veces, incluso para ellos, ese lugar no era agradable. Sahily sabía la mayor parte de trampas que podrían ser activas incluso con el mínimo aire que las alas producían, pero no se confiaba en los mapas o cualquier objeto que podía herirlos.

Aún recordaba cuando un grupo de áureos jóvenes decidieron entrar, burlándose de las reglas, pero el castigo que obtuvieron hizo que se arrepintiera de cada segundo.

El bosque los consumió, no se dieron cuenta de lo profundo que era y cuándo decidieron volver, solo había oscuridad que los rodeaba. Intentaron por todos los medios, caminando y volando, pero los viejos áureos no eran tontos, crearon campos que protegían el bosque en cierta altura para que no escaparan.

Una semana fue lo que dilataron en encontrarlos, después de ver su aspecto, el líder Izan dejó que se fueran sabiendo que aprendieron su lección con lo que vivieron dentro.

Por esa razón, Sahily no se sorprendió al ver como un grupo de áureos salieron completamente sucios, sus ropas llenas de lodos y sus rostros manchados. Sintió la mirada de unos cuántos encima de ella, probablemente con desprecio.

Sahily solo los ignoró, sus ojos grises tornándose duros y perdiendo la diversión que tenía. No era la primera vez que sucedía y aunque se negaba a decirlo en voz alta, sabía por qué lo hacían.

Ella era bastante popular en el Instituto Valentis, algunos solo para beneficiarse, otros porque realmente les caía bien hasta que ella decidió dejarlos. Sahily no volvió a tener contacto con ninguno de sus compañeros, incluso cuando ellos eran quienes la buscaban.

Cada vez que Ithiel le preguntaba porque no salía, su respuesta era corta, haciéndolo cambiar de opinión y no querer decirle la verdadera razón.

Tal como Ava, su ex─grupo necesitaba aprobar las misiones y por lo que vio, no sé le estaba haciendo nada sencillo, menos si el adiestrador decidió involucrar el Arco como su medio de enseñanza.

Sahily siguió volando, dejando caer su expresión hasta que estuvo lo suficiente largo. Tomó una profunda respiración, encerrando ese recuerdo y de una vez olvidándolo, siempre funcionaba con lo que deseaba no volver a recordar.

──── ¡Oigan! ──── Ezer les gritó desde la distancia, subiendo sus brazos para llamar su atención ──── ¡Son demasiado lentas, apúrense!

──── ¡Eso no es cierto! ──── replicó Ava tomando más vuelo para llegar a él.

Ezer encajó perfectamente con los gemelos desde el día que llegó a su casa. Su amistad y la forma en que se hacían llamar hermanos surgió desde la muerte de sus padres en una misión dónde muchos murieron.

Él se quedó solo, un pequeño áureo entre tantos huérfanos hasta que Dana, la madre de los gemelos, decidió cuidarlo como una forma de agradecimiento a sus compañeros.

Se convirtió en familia de inmediato y con eso, todos los privilegios de pertenecer a la primera línea defensora de Áureos fueron a él.

Ezer terminó sus estudios al mismo tiempo de los gemelos sin importar que fuera dos años mayor, lo cual fue perfecto para crear un nuevo grupo de áureos conformado por ellos tres y los que, en un futuro, ellos decidirían incluir.

A pesar de haber venido de otra familia, una más humilde y poco conocida, Ezer sintió como los gemelos le dieron su lugar como un hermano mayor que los cuidaba en las misiones o cuándo detenía a Ithiel al querer molestar a Sahily solo para divertirse con sus expresiones enojadas.

Ahora que los tenía, no podía imaginarse una vida sin ellos, incluso olvido como se sentía estar solo. Los pocos recuerdos que tenía sobre los gemelos estando pequeños, era su inquebrantable conexión y como parecían comunicarse sin necesidad de decir alguna palabra.

Todavía podía recordar los nervios por conocerlos, las dudas sobre cómo encajaría así que fue una sorpresa cuando lo hizo tan fácil, casi como si lo esperaban de hace mucho tiempo.

Los cuatros llegaron a la Plaza Dorada, pasando a los áureos que empezaban a acercarse. Sahily descendió con suavidad, relajando sus alas cuando sus pies tocaron el suelo firme.

Por reglamento, los gemelos junto a Ezer se acercaron a sus padres mientras Ava fue junto a su familia diciéndoles que se verían al terminar la noticia, siguió sin desistir que Sahily hablara con su adiestrador.

Ella se puso en su lugar, junto a su madre que inmediatamente comenzó a acomodar su cabello rubio, quitando los nudos que se le hicieron al no secarse correctamente.

──── Ese flequillo no se mira recto ──── su madre reprochó, pasando sus dedos para probar lo dicho.

Sahily se alejó de su toque, acomodándola tal como estaba y dándole una mirada irritada.

──── Así está bien ──── replicó. Tomó una fuerte respiración, tratando de calmarse ──── Me gusta.

Sahily sintió la piel caliente dónde Ithiel colocó su mano, hizo que se moviera unos pasos a un lado, dejando una considerable distancia para interponerse entre las dos áureas.

Él miró por encima de su hombro dándole a su hermana una sonrisa que de inmediato cambió por un leve puchero, entrelazando sus manos.

──── Me siento muy solo en el extremo ──── gimoteo sin verlas ──── Y Ezer quiere comportarse como el buen áureo que es.

──── ¿Te dejó una mala imagen? ──── bromeó el mencionado.

──── Si ──── asintió, dándole una mirada de complicidad que resumía a proteger a su hermana de las manos de su madre.

Todos los áureos quedaron callados con la presencia del líder Izan en el gran púlpito. A un lado, su esposa no tenía ninguna expresión como solía poner y al otro extremo, el mayor augur seguía teniendo el rostro pálido y Sahily pudo asegurar que sus manos seguían temblando aún en la distancia.

Ithiel se inclinó hacia adelante, mirando fijamente a Ezer con una mirada de orgullo ──── ¡Te lo dije! ──── exclamó con emoción en voz baja ──── Ahora tienes que pagarme.

──── Jamás dije que iba a darte dinero ──── él replicó, aparentando poner atención adelante.

Sahily clavó su codo en un costado del abdomen de Ithiel haciendo que volviera a su posición anterior.

──── Recuerda que no eres el hijo favorito ──── canturreó en voz baja ──── Y van a exiliarte.

Ithiel bufó, mirando a sus padres que no le ponían atención por estar tan tiesos que no creía que estuvieran respirando.

──── Como si eso fuera posible.

──── Gracias por haberse reunido tan rápido ──── habló el líder Izan. Cruzó sus manos detrás de su espalda, cambiando su expresión a una preocupada ──── Una nueva revelación fue dada al mayor augur el día de hoy, una que desde mi punto de vista debe ser atendida de inmediato, así de urgente es que no podemos dejarlo pasar tanto tiempo.

──── Suena interesante ──── Ithiel susurró a su hermana.

──── O lo suficiente peligrosa para negarnos ──── le replicó duramente.

──── El mundo humano tiene una criatura que jamás hemos visto u oído que pueda existir ──── prosiguió el líder ──── Está criatura fue nacida por la unión de un ángel y un demonio, ambos profanaron.

Los jadeos de sorpresa no se hicieron esperar de parte de los habitantes, incluso Sahily abrió su boca, sin creer lo que pudo oír.

──── ¿Qué? ──── oyó a Ezer murmurar y después a Ithiel, negando.

──── Eso no es posible.

Como todo mundo, existían reglas para mantener la tranquilidad y una de ellas era inquebrantable. Las dos especies no podían estar juntas, estaba en su naturaleza ser enemigos, pero lo más terrible era lo que podían crear.

Ahora fue rota, la regla se quebró y no sabían qué sucedería.

Sahily miró como varios habitantes dieron miradas indiscretas al Monte Fosco, un pequeño pueblo donde habitaban varios hijos e hijas que provenían de un demonio y una humana que fueron abandonados o se escondían de lo que una vez fue su pareja.

Cada uno de ellos fueron perdonados por el líder Izan al comprometerse con las reglas que cada áureo seguía para mantenerse en paz y así tener una vida tranquila con tal de no dañar al resto.

Ella chasqueó la lengua, deteniendo el impulso de querer gritarles por su desagradable reacción. Sintió como el brazo de su hermano pasó por sus hombros, conteniendo a la pequeña furia.

En Áureos, los perjuicios contra el Monte Fosco fueron bastante hasta que se redujeron a unos cuántos habitantes que seguían teniendo un mal concepto de ellos y de inmediato los catalogaron como los malos de la historia cuando era lo contrario o por lo menos los que llegaron a pedir así.

Sahily fue una de los pocos áureos ─por no decir la única─ que se acercó al Monte Fosco sin ningún problema además de ofrecer sus clases a los más pequeños para que pudieran defenderse ante cualquier problema.

Le agradaban esos seres, eran diferentes a los áureos y traían un aire que la hacía sentir cómoda.

Por lo general, los habitantes del Monte Fosco no bajaban para recibir los anuncios u oír acerca de las nuevas misiones que los augur daban. Todo era recibido por un áureo otorgado, mayormente era Sahily que iba.

──── Tranquilos, áureos ──── el líder Izan tranquilizó, interrumpiendo la oleada de murmullos ──── No se llenen de pánico y no tengan pensamientos erróneos ──── los calmó, viendo como varios áureos miraban al otro extremo ──── Sí, la regla se ha roto pero no significa que haremos algún daño a la criatura. Tenemos el objetivo de ir a buscarla dónde sea que esté para verificarla y descubrir cómo fue creada.

──── Eso es simple ──── Sahily susurró a sus hermanos ──── Será un largo viaje al mundo humano.

──── Puedo asegurarles que no se le hará ningún daño a esa criatura ──── prosiguió el áureo. Su rostro duro se relajó, dando una leve sonrisa ──── No perjudicaremos ni una vida sin saber sus motivos u otros, recuerden que ustedes serán siempre mi prioridad. Como todo ser, daremos la oportunidad para que pueda vivir.

──── Suena como si supiera como es ──── Ithiel respondió a Sahily, imitando su ceño fruncido.

──── Creemos que esa criatura puede tener dones de ambas especies, tanto angelical como demoníaca y solo hará que la atención de los demonios recaiga en la criatura, pueden llegar a beneficiarse y terminará en un desastre, incluso una pelea que puede acabar con los mundos.

Los gemelos se miraron entre sí, teniendo los mismos pensamientos de cómo quedaría destruido todo lo que conocían. En todos sus años, nunca habían estado en una pelea destructora, en cambio, habían evitado que se tornaran, acabando con los que querían perjudicarlos.

──── La misión de rescate será otorgada a un áureo renombrado ──── contó el líder. Pasó su mirada por toda su familia, viendo cómo cada uno levantó su mentón, listos para ser llamados ──── Ha sobresalido en todas las misiones que se le ha dado. Pienso y espero que cumpla con todas las expectativas.

──── Vamos ──── Ithiel murmuró, impaciente ──── Solo dilo.

Sahily pudo sentir la tensión entre todos, incluso en los habitantes que miraban a los que usualmente iban a las misiones. Esa era una exquisita con un gran propósito y sabía que a quién le tocará, tendría bastante gloria.

El líder Izan se giró, mirándolos ──── Ezer, espero que puedas liderar esta misión y tener los resultados que esperó. Felicidades, la misión es para ti.




a ver, quería que la misión fuera para los gemelos pero después pensé que sería muy evidente así que decidí por Ezer

díganme que les parece, ¿creen que sea correcto elegir a este áureo?

los leo!



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