thirty six ──── the revelation





─────────── CHAPTER THIRTY SIX,

THE REVELATION ───────────



Sahily salió del auto, limpiándose las lágrimas de sus mejillas. Corrió hacia Raisa, intentando detenerla.

──── Tienes que calmarte ──── pidió la áurea, sujetándola de los brazos ──── Te estás hiriendo.

Raisa no paró, en cambio, siguió agitándose ──── ¡Tienes que traerla de nuevo! ──── le gritó, pateando el asiento ──── ¡Eres un maldito ángel, puedes revivirla!

La áurea negó ──── Su alma ya está descansando. Ella ya es feliz ──── murmuró, queriendo que entendiera.

Raisa dejó de luchar con esas palabras y observó a Sahily, frunciendo sus cejas. La áurea nunca la había visto de esa forma, tan enojada que no pudo detener el golpe que recibió, aventándola a varios metros atrás.

El aire se escapó de sus pulmones, dejándola aturdida por varios segundos. Abrió su boca, buscando oxígeno al sentir su pecho sofocarse.

Se sorprendió al notar las dos grandes alas, una de color oscura como los demonios y la otra completamente blanca, representando a los ángeles.

No un áureo, un ángel que pocas veces bajaban.

La áurea apenas pudo ponerse de pie, ayudándose de sus brazos. Sus piernas se tambalearon, tan débiles después de haber recibido tantos golpes.

Raisa salió del carro, destruyendo lo poco que quedaba. Su rostro estaba completamente sanado, todas las heridas habían desaparecido junto al miedo que antes tenía, pero lo que más le sorprendió fue la oscuridad que gobernaba su rostro.

Había visto esa expresión en varios seres, especialmente los demonios que estaban siendo gobernados por la oscuridad que vivían en ellos.

──── Raisa ──── susurró, sin creer lo que estaba pasando.

La chica de inmediato se giró, plantando sus ojos oscuros en la áurea. Levantó su mano, atrayendo el cuerpo de Sahily.

Su mano apretó el cuello de la áurea, enterrando sus uñas en la piel blanquecina de aquel ángel que había pasado semanas cuidándola hasta que falló en lo único que le pidió.

Sahily no podía hacer nada. La sorpresa de ver a la criatura que había protegido por tanto tiempo y perder a la humana, había sido demasiado por ese día.

──── Si no me devuelves a Lexie, tú también morirás ──── amenazó la chica, apretando sus labios.

La áurea intentó apartar las manos de Raisa de su cuello al sentir que el aire no entraba a sus vías respiratorias.

──── Detente ──── susurró, frunciendo sus cejas ──── Tienes que parar.

Un suspiro salió de los labios de Sahily, sorprendida de sentir como su pecho se fue apretando al punto de no poder seguir respirando. Las venas de su cuello se marcaron y su piel comenzó a perder todo su color, dejándola similar a una hoja de papel.

Ninguno podía salir, sintiendo como el calor se extendió por todo su cuerpo. Solo tuvo que observar los ojos de la chica para darse cuenta que estaba absorbiéndola.

Raisa estaba agarrando su esencia de ángel y matándola en el proceso.

Un grito salió del fondo de la garganta de Raisa, haciendo que el aire a su alrededor se agitara, advirtiendo lo que estaba a punto de suceder. Sahily pudo doblar la muñeca de la chica, apartándola de su cuello.

──── Estás matándome ──── le susurró la áurea, luchando para mantenerla alejada.

Una sonrisa se extendió en los labios de la chica, sus ojos se volvieron completamente oscuros.

──── Así tendrás una larga vida con Zadkiel en el infierno ──── murmuró Raisa, dando un paso adelante.

──── Entonces te llevaré conmigo ──── dijo la áurea, apretando sus labios.

Sahily sacó su espada, enterrándola en el estómago de Raisa. La sangre roja comenzó a brotar, llenando los dedos de la áurea pero la humana solo lo veía, indiferente.

──── ¡Raisa, detente!

La voz de Ithiel hizo que ambas separaran las miradas. La humana miró a los dos áureos, Nirelle parecía con ansias de pelear, pero no pudo moverse cuando un escudo invisible los golpeó, haciéndolos retroceder.

De inmediato supieron que se trataba de Raisa al notar la sonrisa de satisfacción en su rostro. Sahily no perdió tiempo en salir corriendo, no podría luchar con Raisa en ese estado.

Hacerlo sería darse su propia muerte. No habría heridas que la llegarán a matar si ambas razas la sanaban de inmediato.

Un golpe en su espalda hizo que cayera al suelo, apoyando sus brazos antes que su rostro se llevará la peor parte. Apenas pudo ponerse de pie para detener el golpe de Raisa.

La empujó hacia atrás, golpeando a la criatura directo a su rostro. No recibió ni un gesto como sí no hubiera dolido lo suficiente.

──── ¡Déjala ir! ──── pidió Ithiel, golpeando el escudo que los retenía ──── ¡Puedo traer a Lexie de nuevo!

──── ¡Eso es una gran maldita mentira! ──── Raisa replicó, sin perder la mirada en Sahily ──── Sé que los guiadores pueden traerlas de nuevo.

Sahily rio, negando ──── Oh, estás tan equivocada. Yo solo quito almas, no las devuelvo ──── informó, alzando su barbilla con orgullo ──── Y si pudiera, no lo haría. No estás siendo muy amable conmigo.

Raisa apretó sus dientes, enojada por cómo la áurea se estaba burlando. Su mano se dirigió a la mejilla de Sahily, golpeándola lo suficiente fuerte para quitar parte de su enojo.

No iba a dejar que Lexie hubiera muerto por nada. Haría que esa áurea pague por no haberla ayudado cuándo era su deber y después lo haría con todos sus hermanos.

Volvió a agarrar el cuello de Sahily, alzándola unos centímetros con ayuda de sus alas. Los ojos claros de la áurea se llenaron de pánico al sentir cómo su corazón comenzó a latir con fuerza y su divinidad, la parte pura de su alma, iba desapareciendo.

Intentó deshacerse del agarre, pero el enojo y la oscuridad en Raisa era demasiado, incluso para una áurea experimentada como ella.

Dejó escapar un fuerte grito, arqueando su espalda ante la explosión de dolor que apareció en su cuerpo. Su mirada quedó fija en el cielo, esperando que terminará por una vez.

Los gritos de Ithiel se hicieron presente, sintiendo cómo esa conexión con su hermana se iba quebrando. Estaba perdiendo la vida y no podía hacer nada para detenerla hasta que una voz grave llamó a la humana.

──── Raisa ──── volvió a decir.

La criatura se giró, dejando caer el cuerpo de la áurea. Bajó al suelo, enfrentando al demonio que entró a su escudo.

Zadkiel camino con lentitud, cruzando sus manos por detrás de su espalda. No cortó la mirada con Raisa, mostrándole que no tenía ningún miedo, en cambio, una ligera sonrisa apareció en su rostro.

──── Tengo que confesar que estoy sorprendido. Dejar que tu parte demoníaca tome control de tu cuerpo debe sentirse realmente bien, ¿no? ──── comentó, avanzando con pasos lentos ──── Cambia toda la historia.

Raisa entrecerró sus ojos, confundida con su actitud ──── ¿Puedes traer a Lexie? ──── cuestionó, ladeando su rostro ──── La quiero viva.

Él negó, chasqueando su lengua ──── Fue una buena chica, debe estar en el cielo y lamentablemente no soy bienvenido en ese lugar ──── contó, quedando a pocos centímetros ──── Tú tampoco lo serás con la gran decisión de dejar que la oscuridad te invada.

──── ¡Maldición! ──── chilló la chica, apretando sus manos en puños ──── ¡Todo es culpa de estos áureos!

La expresión de Zadkiel cambio a una aburrida, asintiendo ──── Lo es. Te dejaron a merced de los demonios y fue muy sencillo asustarte para que tus alas salieran. Supongo que ganamos en eso.

Las cejas de Raisa se fruncieron, observándolo detenidamente ──── ¿De qué lado estás? ──── cuestionó ──── Hablas como si estuvieras al lado de los demonios.

──── ¿Yo? ──── preguntó el áureo, señalándose con inocencia ──── Es una pregunta muy fácil de responder, ¿quieres saber? ──── murmuró con una sonrisa socarrona que atrajo la atención de Raisa.

──── Claro que quiero saberlo ──── replicó con tranquilidad.

Él movió su dedo, haciendo que ella se acercará. Zadkiel pasó su mano por el cuello de la criatura, acariciándolo.

──── Siempre estaré al lado de Sahily ──── le susurró, sujetándola fuertemente ──── Hay una regla entre los demonios. Nunca se toca lo que les pertenece y esa áurea es mía.

Un grito ahogado salió de la boca de Raisa, sorprendida al sentir el dolor en todo su cuerpo. Bajó su mirada, viendo la espada oscura que sobresalía de su estómago.

──── ¿Qué hiciste? ──── ella preguntó, dando un paso atrás.

La expresión de Zadkiel se volvió dura, apretando sus dientes con molestia.

──── La próxima vez que toques a Sahily, cortaré tus manos y te arrancaré el corazón ──── él amenazó con voz dura ──── Espero que entiendas.

El áureo apretó su mano en un puño, golpeando a la criatura directo a su rostro. El escudo a su alrededor explotó al mismo tiempo, dejando que los dos áureos pudieran entrar.

Ithiel se dirigió a su hermana, llamándola en voz baja. No recibió ni una palabra, sintiendo el miedo abarcar todo su pecho.

──── ¿Qué le hiciste? ──── Nirelle cuestionó, observando a Raisa inconsciente ──── ¿La mataste?

Él negó, limpiando la sangre del filo ──── No, sólo controle la parte demoníaca antes que se saliera de control.

Nirelle miró la espada, diferente a las suyas que estaban cargadas de brillo, esa era opaca, la ideal para los demonios.

Zadkiel camino directo a Sahily, manteniendo su expresión en blanco. Solo necesito de una mirada para apartar a Ithiel y tomar su lugar.

Pasó sus dedos por la mejilla fría de la áurea, no había nada de calor en ellas ni en sus suaves labios, pero aún seguía viva.

Su alma estaba ahí dentro, podía sentirla.

──── Estará bien ──── le confirmó a Ithiel ──── Raisa no le quito toda su esencia.

──── ¿Cómo sabías que esa espada liberaría a Raisa? ──── preguntó el áureo, parado a su lado.

Zadkiel siguió acariciando a la áurea, esperando que sintiera que estaba ahí. Iba a protegerla, aunque llegó un poco tarde.

──── No lo sabía ──── confesó en voz baja. Frunció sus cejas, revelando su enojo ──── Solo lo hice, supongo que tiene suerte de que no haya sido a su pecho.

Ithiel bufo, negando ──── Estás loco.

──── Por lo menos la detuve antes que matara a Sahily. ¿Tú que hiciste? ──── siseó, arqueando una de sus cejas.

──── No es lo mismo ──── Nirelle se entrometió, deteniendo a Ithiel antes que se abalanzará ──── No tenemos las mismas capacidades de un demonio.

──── Supongo que ya tengo algo bueno que ustedes dos no ──── replicó, dándole una sonrisa que careció de felicidad ──── Vayan por Ezer y llamen a la policía. Deben de declarar a Lexie y encerrar a Raisa antes que su lado demoníaco vuelva y termine por matarla.



Sahily no pudo dejar de observar el rostro dormido de Zadkiel. Nunca había detallado antes cómo la forma de sus labios y el arete que le fascinaba o lo prominentes que eran sus pómulos que solo mejoraban su sonrisa que ya era perfecta para ella.

El ronquido suave que salió de sus labios ya no le molestaba, en cambio, la relajaba, recordándole que ahí seguía. Aún tenía puestos los tenis, cómo sí no fue su intención quedarse dormido.

Como siempre, los áureos estaban demasiados cansados de tantas peleas y vigilancia por todas las noches para mantener a salvo a la criatura.

Como si fuera invocado, Zadkiel se levantó, necesitando unos segundos para darse cuenta donde estaba. Apenas vio que la áurea estaba despierta, se lanzó a sus brazos y hundió su rostro en el cuello, necesitando tranquilizar su corazón después de lo sucedido.

──── Estoy bien ──── ella susurró, acariciando su cabello oscuro ──── Estoy aquí, cariño.

──── Estaba tan preocupado ──── musitó el áureo, apenas oyéndose su voz ──── Iba a tomar tu esencia, estuvo a punto...

──── Pero no lo hizo ──── lo detuvo. Siguió acariciándolo, sabiendo lo mucho que lo necesitaba ──── Lexie murió. Era su día de cumpleaños, ni siquiera pudimos celebrarlo.

Zadkiel se separó, sentándose en la cama ──── Lo sé. Tuvimos que llamar a la policía e inventar una historia ──── murmuró en voz baja ──── Lo lamento, sé que ella era importante para ti.

Sahily bajó su mirada, queriendo contener las lágrimas que aparecieron en sus ojos. Llevar el alma de Lexie fue lo más difícil que pudo hacer y no sería un recuerdo que olvide fácilmente.

Zadkiel pasó su mano en el cuello de la áurea, acercándola a su pecho para abrazarla. Perder a los humanos no era fácil, él lo supo cuándo perdió a su madre.

──── ¿Cómo está Raisa? ──── preguntó la áurea, limpiando sus lágrimas.

──── Encerrada, donde debería estar ──── respondió Zadkiel, pasando sus pulgares por las mejillas de ella ──── No debes preocuparte. Ya me vengué por ti.

Sahily se apartó, abriendo sus ojos con sorpresa ──── ¿La mataste?

Zadkiel rodó los ojos, acostándose a su lado ──── Ven, te diré lo que hice ──── dijo, palmeando el espacio a su lado

Sahily lo hizo, dejando que Zadkiel pasará uno de sus brazos por encima de su cintura. Ella solo lo observó, detallando esas ojeras bajo sus ojos, señal de lo cansado que se encontraba.

──── ¿Qué le hiciste? ──── cuestionó, entrecerrando su mirada con duda ──── ¿Utilizaste la espada?

Él asintió ──── Lo hice. Sirvió para dejarla indefensa, tendrá que aprender a controlarse o va a consumirla.

──── ¿Eso puede sucederte? ──── Sahily cuestionó. Nunca indagó sobre cómo afectaría esa maldad dentro de ellos ──── ¿Ya has pasado por eso?

──── Unas cuántas veces ──── confesó en voz baja ──── No es muy agradable. Es claro que no tengo el mismo poder y mi madre me ayudó muchas veces, pero Raisa es vulnerable, explotará o esconderá su poder.

──── Ninguna de las dos opciones son buenas ──── musitó la áurea, soltando un suspiro ──── Ella podría acabarnos en segundos.

──── Estaremos preparados para la próxima ──── Zadkiel aseguró, apartando el cabello rubio de la áurea ──── ¿Por qué siempre debes de enfrentarte a lo peor?

──── Supongo que saben que siempre sobreviviré ──── ella susurró, abrazándolo ──── ¿Cómo está Ezer?

──── Herido, pero sobrevivirá, eso es bueno ──── comentó con indiferencia, sin preocuparse al respecto ──── Parece que el demonio hizo lo que nosotros no quisimos.

──── Asustó lo suficiente a Raisa para que sacará sus alas ──── murmuró Sahily, apoyando su cabeza en el pecho del áureo ──── ¿Qué sucedió con Ava?

──── No la encontré. Llegué tarde, dejaron toda la ropa, pero imagino que volverán así que les deje una recordatorio ──── contó, pasando sus dedos por la curva de la espalda ──── Sabrá lo que sucedió, todos en la ciudad lo hacen.

──── Ahora tendremos que volver a Áureos ──── Sahily murmuró, alzando su rostro para mirarlo ──── Es tiempo de volver a casa.

Él asintió, manteniendo su expresión tranquila ──── No será lo mismo ──── susurró ──── Tú tienes demasiadas misiones y yo... te esperaré.

Sahily sonrió, sabiendo cómo debía de sentirse. Ir a misiones y mantener su puesto era difícil, ahora una relación podía mejorarlo o empeorarlo. Acarició la mejilla del áureo, haciendo que la observara, los ojos oscuros que tanto amaba.

──── Haré todo lo que pueda para estar en Áureos, quiero enfocarme en los nuevos y no voy a olvidar fácilmente nuestra relación ──── prometió con voz suave ──── No te preocupes, Zadkiel, no me iré.

El áureo asintió, sin cambiar su expresión. Cerró sus ojos, creyendo en esa promesa. No quería perder a Sahily, no cuándo apenas su historia estaba empezando.



Zadkiel y Sahily bajaron la escalera en la noche, necesitando comer algo después del gran desastre de ese día al mismo tiempo que los áureos entraron a la casa junto a Raisa.

La chica se acercó, abrazando a Sahily ──── Lo lamento tanto por lo que hice, ni siquiera recuerdo bien lo que sucedió.

──── Está bien, no eras tú ──── murmuró, palmeando su espalda ──── Solo hay que controlarlo antes que vuelva a aparecer.

──── Lo haré. No quiero volver a sentir eso en mi cuerpo ──── aceptó, dando un paso hacia atrás.

Raisa miró a Zadkiel que estaba con su expresión neutra. Si recordaba perfectamente lo que sucedió con el demonio y solo hizo que su miedo por ese ser se hiciera más grande.

──── No me voy a disculpar por lo que hice. Prácticamente salve tu vida así que deberías de agradecerme ──── Zadkiel habló, cruzándose de brazos.

──── No debes de agradecerle ya que es parte de su misión ──── intervino Ezer, dándoles una mirada dura.

──── Claro, cómo distraerse con cosas innecesarias ──── canturreó, sonriendo fríamente que congeló a Ezer ──── Ambos me deberían de agradecer.

Todas las miradas fueron a caer el áureo, entre confusas e irritadas.

──── ¿De qué hablas? ──── cuestionó Ithiel, queriendo saber qué sucede.

──── Oh, nada ──── negó el áureo, perdiendo toda diversión ──── Solo sé que salve a todos.

──── Si quieres ser el héroe, genial pero ya tenemos que volver a Áureos ──── Nirelle interrumpió, aburrida de las suposiciones del áureo ──── Raisa tiene sus alas, puede volar.

──── Primero debería de practicar, entrenar sus alas para que pueda soportar el viaje ──── Ithiel informó, apoyándose en la pared.

Ezer asintió, concordando con su propuesta ──── Podemos entrenar está noche. Puedo ayudarte, si quieres ──── le dijo a Raisa con tranquilidad ──── Si no te sientes muy presionada.

──── Tenemos una adiestradora, Sahily puede ayudarla ──── Nirelle propuso, cruzándose de brazos ──── Los demonios ya deben de saber que sucedió.

──── Es mejor que la adiestradora descanse después de lo sucedido ──── Zadkiel habló, ladeando su rostro con molestia ──── Estoy seguro que el resto puede enseñarle.

Ezer dio un paso adelante, notando la tensión ──── Yo lo haré. Sahily debe de buscar a Ava, si Raisa aprende a controlar sus alas, nos iremos de inmediato.

──── La encontraremos. Ava no pudo ir muy lejos y menos con un humano que se llama Goel ──── replicó Sahily, cruzándose de brazos.

──── Bien, aprovechen la noche ──── Ezer asintió ──── ¿Vamos? ──── pidió a Raisa, moviendo su cabeza en dirección a la puerta.

Ithiel aprovechó el momento para levantarse y dirigirse a su hermana que mantuvo su expresión fría, aún molesta por lo sucedido.

──── ¿Estás bien? ──── él cuestionó, guardando su distancia.

Ella asintió una sola vez, pasando por su lado ──── Lo estoy.

──── Vamos, Sahily, deja de actuar como una niña ──── Ithiel dijo, ya cansado por su actitud.

La áurea se detuvo, conteniéndose de no ser maleducada con su hermano mayor.

──── No estoy actuando de esa forma, estoy de luto y deberías de respetar ──── replicó, apretando sus labios por unos segundos ──── Zadkiel, ¿quieres acompañarme?

──── Vamos ──── aceptó, agarrando las dos chaquetas en el armario ──── No es necesario que nos esperen ──── avisó, empujando a la áurea.

Zadkiel cerró la puerta detrás de ellos, dejando al resto de los áureos callados. En ese momento no necesitaba que siguieran molestando y más cuando él tenía su mayor secreto, el motivo por el que los gemelos seguían peleando.

Ambos caminaron con calma a la casa de Lexie, guardando el silencio. Ninguno de los dos entró, solo se escondieron en uno de los callejones, observando como la familia entraba y salía.

Desde su lugar, Sahily pudo oír los llantos. Aquella mujer que los trató tan bien en su primer día, acababa de perder a su única hija y se quedó sola, de nuevo.

La áurea seguía sin entender cómo sucedió. Ese demonio los venció tan rápido y acabó en unos minutos con la vida de una humana que no tenía la culpa. Solo fue un descuido, dejándolas a manos de Ezer y dejó que una de ellas muriera.

──── Nunca observe cómo los humanos se sentían cuándo un ser querido muere. Demasiado llanto y dolor, aunque saben que irán a un lugar mejor a menos que se arrepientan de algo malo ──── ella habló.

──── Le temen lo que no pueden ver ──── Zadkiel comentó, enfocado en una mujer que estaba maldiciendo a todos ──── Los humanos crearon demasiadas teorías sobre la muerte y solo alimentaron su miedo, pero nosotros sabemos que no es así.

──── Me siento mal por su madre ──── confesó ella en voz baja.

Zadkiel la miró, sabiendo cómo tuvo que afectarle a la áurea. La abrazó por detrás, dejando que apoyara todo su peso en él.

──── Lo sé, pero es mejor sentirse alegre por Lexie. Está en paz, tendrá el descanso eterno y sabrá que todo fue por ayudar a Raisa, por ayudar a su propio mundo de evitar ser destruido ──── le recordó el áureo.

Ella se giró, mirándolo con una sonrisa ──── Eso fue lo más dulce que te he oído decir.

Zadkiel bufo, apoyando su frente encima de la cabeza de la áurea.

──── Puedo ser muy dulce ──── susurró, cerrando sus ojos por unos segundos ──── Te he dicho que tienes una belleza etérea, ¿no?

Sahily rio, pasando sus brazos por el estómago del áureo. Solo Zadkiel podía mejorar su estado de ánimo sin intentarlo, solo con unas cuantas palabras y podía hacer que su corazón volviera a estar en calma.




ya pueden confesar, ¿querían que Zadkiel los traicione?

todavía hay tiempo para hacerlo cambiar *risa malvada*



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