nine ──── polluted world





─────────── CHAPTER NINE,

POLLUTED WORLD ───────────



El descenso a la tierra de los humanos fue más rápido de los que los áureos pensaron. Partieron cuando el cielo empezaba a aclararse y alzaron sus alas, tomando como guía los rayos del sol para evitar algún accidente.

Sahily quedó atrás junto a Zadkiel, ambos siendo como los guardianes por si algo malo sucedía. En cambio, Ezer los dirigía junto a Ithiel que tenía un brillo de emoción en su mirada grisácea.

Pudo ver mejor como los áureos que los acompañaban se desarrollaban. Ava era muy buena volando, incluso para ser alguien que no había salido antes, pero sí se sorprendió de Nirelle, aunque no quiso aceptarlo.

La áurea era rápida, sus largas alas, más de lo común, le daban una ventaja que podría utilizar si llegaba a practicar cómo debía ser. Como la manera en que ellos lo hicieron.

No fue una sorpresa para Sahily que Zadkiel pudiera volar tan bien como ella. El áureo estuvo practicando con ella y fue inevitable que no tomara su esencia, aunque sí mantuvo su postura como demonio, resaltando sus alas oscuras con las doradas que ellos poseían.

Kartalago fue todo lo que el áureo esperaba. Desde los cielos, observó cómo era un pueblo pequeño, oculto entre las nubes oscuras que apenas dejaban entrar unos rayos de sol.

El amanecer fue su parte favorita, sintiéndolo tan familiar a Áureos. Su lugar de destino era en la profundidad del bosque para evitar ser visto ante los humanos.

Su curiosidad podría arruinar su misión y no quería que fuera tan pronto o hasta que fuera finalizada.

Los pies de Sahily pisaron tierra firme seguida de Zadkiel. El áureo no se separó de su lado en todo ese tiempo y silenciosamente se lo agradeció ya que le daba un poco de tranquilidad a su inquietante corazón.

El pesado aire ocasionó una molestia entre todos los áureos, sintiéndose repentinamente pesados y como sus pulmones luchaban para adaptarse.

──── Tranquilos ──── los calmó Ezer, apoyándose de un árbol ──── Nuestros cuerpos deben de tolerarlo. Solo serán unos segundos.

──── Siéntate ──── le dijo Zadkiel, tomando el brazo de la áurea ──── Va a ayudarte.

Ella hizo lo pedido, sentándose encima de una gran roca. Cruzó sus tobillos mientras Ithiel acariciaba su espalda, también guiándose por su respiración.

──── No pensé que el aire cambiaría tanto ──── él murmuró, fijando su mirada en Ezer ──── ¿Por qué?

──── Contaminación, pecados ────comenzó a nombrar Ava, levantando sus dedos ante cada respuesta.

──── O solo hemos estado tan acostumbrado a nuestra pureza que es extraño entrar un lugar dónde no hay mucha ──── Nirelle habló, más tranquila.

Sahily asintió ante su respuesta, teniendo el mismo pensamiento.

──── De cualquier forma, es mejor si caminamos. Recuerden esconder sus alas ──── Ezer dijo, moviendo sus alas una última vez.

Sahily miró sus alas doradas, pensando en lo mucho que las extrañaría. Las escondió con facilidad, sintiendo como se acoplaron en su espalda como si fuera algo tan natural.

──── ¿Estás bien? ──── Zadkiel le preguntó en voz baja.

Ella asintió, levantándose para seguir con su camino ──── Lo estoy. Solo que es... distinto a la última vez que vine.

──── Oh, pensé que habías bajado antes ──── comentó con sorpresa.

Una sonrisa apareció en los labios de Sahily, captando la atención de sus hermanos ya que les pareció extraño como su humor cambiaba.

──── Esa ocasión tenía un propósito. Uno que definitivamente valió la pena ──── masculló, siguiendo al resto del grupo.

Zadkiel río, apresurando sus pasos para llegar a la áurea. Ezer iba caminando adelante junto con Ithiel quién hablaba sobre estar en el camino equivocado.

Por otro, Ava tocaba todo lo que podía en su camino, impresionada de que finalmente pudo salir de Áureos y Nirelle solo murmuraba para sí misma datos interesantes sobre los humanos como la creación de los árboles.

──── Todos parecen emocionados de estar aquí ──── Sahily murmuró, tomando la mano que el áureo ofreció para saltar el tronco ──── Es extraño.

──── ¿Puedes culparlos? La tierra de los humanos es diferente a Áureos ──── replicó, encogiéndose de hombros.

──── Supongo que les daré el beneficio de la duda ──── dijo, apretando sus labios ──── ¿Extrañaste volver aquí? ¿Esa es la razón por la que decidiste aceptar la misión?

Un brillo de diversión apareció en los ojos oscuros del áureo al oír las preguntas, esperaba que Sahily las dijera en cuando pusiera un pie en la tierra.

──── ¿Tú crees que extrañaría todo esto? ──── cuestionó, alzando una ceja con curiosidad.

Ella se encogió de hombros, mirando hacia adelante ──── No lo sé. Nunca pensé que llegarías a bajar de Áureos si no fuera por una emergencia.

──── Trataré de no ofenderme ──── bromeó, apartando una rama de su camino ──── Además, creo que acepté por tus misiones aburridas, me dieron un motivo para verificar si es cierto.

──── Pero está misión no será aburrida ──── canturreó, ladeando su cabeza ──── Creo que es más por lo que viviste aquí. Tuvo que cambiar mucho, ¿no?

──── Eso fue hace noventa años, Sahily ──── le recordó ──── Todos los humanos que me tuvieron que haber conocido, deben estar muertos.

──── Pero aun así no te arrepientes de ir a Áureos ¿no?

Él la miró, negando. Con el sol apenas sobresaliendo, Sahily se miraba más hermosa de lo que era con aquellos ojos grises y su expresión neutral.

Zadkiel nunca podría arrepentirse de haberla conocido, aunque no fue su mejor momento.

──── Aun así, quería bajar ──── comentó el áureo, evitando esos pensamientos ──── De alguna forma, esta misión hizo que Marie recuperara fuerzas.

──── ¿En serio? ──── replicó Sahily, asombrada ──── ¿Cómo?

──── No lo sé ──── negó, dándole una sonrisa de lado ──── Ella... solo se levantó como si recupero todas sus fuerzas, pero lo que no puedo olvidar es su rostro. Se iluminó tanto que supe que había sido correcto aceptar.

Sahily sonrió, apretando su mano por unos segundos para reconfortarlo.

──── Parece que el único medicamento que Marie necesitaba era que salieras de esa cueva llamada casa ──── comentó ──── Ni siquiera estuvo en mis opciones.

Él rio levemente, mirando adelante ──── No mentiré. Siento un poco de tranquilidad en que no tendré que aguantar a Odette por estas semanas.

──── No es malo ──── repuso Sahily, entendiendo lo agotador que podía ser tener un hermano ──── Si pasa algo, házmelo saber y hablaré con Ezer.

──── Sé que lo harás ──── asintió, mirándola fijamente ──── Eres demasiada buena, lo sabes, ¿no?

──── Solo lo soy con unos cuantos áureos. Siéntete orgullo que pertenezcas a ese pequeño grupo.

Los áureos llegaron al final del bosque dónde un camino se abrió para darles la bienvenida a las grandes casas que el pequeño pueblo tenía.

──── Recuerden que nuestros cuerpos cambiarán ──── habló Ezer, parándose para admirar la vista ──── Es más fácil herirnos con pequeñas cosas y sanaremos rápidamente. Para cualquiera, sería muy extraño y...

Las palabras de Ezer fueron calladas por un extraño sonido a su derecha, similar a una rama quebrándose cuando tenía un peso encima.

Ithiel fue el más veloz de los áureos, sacando su espada mientras se enfocaba en su objetivo. Sahily se entrometió rápidamente al darse cuenta de quién se trataba.

Ziz, la gran ave del color del fuego, salió en medio de los arbustos con un conejo entre sus dientes. Dio pasos veloces hasta llegar enfrente de Sahily, dejando el animal en sus pies e inclinándose, para recibir las caricias.

Sahily se agachó, quedando al mismo nivel de Ziz y pasó sus manos por su plumaje, con suavidad.

──── Oh, mira qué bello que eres ──── le susurró con cariño ──── Mataste a esa criatura tú solo. Eres todo un cazador, sí que lo eres ──── lo felicito, sonriendo.

──── Sahily, ¿trajiste a esa ave infernal aquí? ──── cuestionó Ithiel, guardando su arma en su espalda con un rápido movimiento de manos.

──── ¡Esa cosa va a matar a los humanos! ──── chilló Ezer ocasionando que Ziz lo observara fijamente ──── O tal vez no. Es muy bueno ──── musitó, bajando su mirada.

──── Ambos deberían de tranquilizarse ──── les dijo con irritación ──── No lo traje. Debió de perseguirme, siempre lo hace en las misiones.

──── ¿Siempre está persiguiéndonos? ──── Ezer cuestionó, abriendo sus ojos llenos de miedo y enojo.

Sahily apretó sus labios, indecisa ──── Algo así ──── masculló.

──── Por supuesto que lo hace ──── Ithiel comentó, soltando una risa llena de sarcasmo ──── Nunca te deja a solas.

──── No es tan malo, incluso podría ayudarnos ──── les dijo, tratando de tranquilizarlos. Miró al animal, sonriendo ──── Ziz, debes de hacerte más pequeño como las aves o les ocasionaras temor a los débiles humanos.

El animal hizo una especie de gruñido, inclinando su cabeza. Su cuerpo empezó a encogerse tan pequeño que al áureo le pareció extraño.

El ave extendió sus alas, acostumbrándose a su nuevo estilo. Revoloteo por encima de los áureos que bajaron sus cabezas al instante, no queriendo que los mordiera.

Para sorpresa de Sahily, Ziz se posó en el hombro de Zadkiel, dándole una larga mirada como si estuviera analizándolo.

──── Parece que le agradas ──── ella le dijo, ladeando su cabeza con curiosidad ──── Eso es bueno.

──── Me preguntó por qué será ──── Nirelle susurró con evidente molestia, pasando en medio de los áureos ──── ¿Nos quedaremos aquí hasta que el sol salga por completo?

Ithiel asintió, de acuerdo con las palabras de la áurea. Nirelle le dio un último vistazo a Ziz, esa ave que podría acabar con todos los humanos si dejaba salir su verdadero poder.

Las aves Ziz no eran bien vistas por los áureos por lo que portaban. Las historias contaban que la muerte era su principal objetivo, siempre llevando la maldición encima.

Intentó millones de veces acabar con esa ave cuando estaba en Áureos, pero Ziz era demasiado astuto. Podía sentirla cuando estaba a centímetros de acabarlo y a cambió, la quemaba por completo.

Estaría llena de cicatrices si no fuera por las sanadoras que le ayudaban. Simplemente, Nirelle no quería que esa ave volviera y contagiara de la pestilente maldición a lo que ella más amaba.

Los áureos siguieron su caminata, manteniéndose a metros de la calle principal que estaba desolada. Ithiel señaló la siguiente entrada, oyendo algunas voces provenientes de las casas que lo conformaban.

Pronto estarían en contacto directo con los humanos y aunque no querían aceptarlo, le daba miedo a excepción de Zadkiel quién ya había convivido con esos seres.

Bajaron la pequeña colina del bosque, entrando a la larga calle buscando la casa que los áureos, protectores de los humanos, dejaron para ellos.

──── ¿Once, noventa y nueve con letra A? ──── Ezer cuestionó por tercera vez.

──── Si ──── Ithiel respondió, bajando sus hombros con molestia ──── Debe estar al final de la calle o...

──── ¡La encontré! ──── dijo Ava, alzando sus manos para captar su atención ──── Es lo suficiente lejos del resto.

Sahily llegó junto a su amiga, viéndola. Era lo suficientemente grande para abarcar a todos los áureos y con el suficiente espacio entre el resto por si existían incidentes o simplemente querían escapar por la ventana.

──── Es linda, ¿no? ──── Ezer habló, abriendo la reja que les daba el acceso.

Todos pasaron por su lado, notando el brillo de orgullo en su mirada. Desde ese momento, podría decir que estaban en la misión.

──── ¿Quién tiene la llave? ──── preguntó Sahily, apoyándose en uno de los muros para descansar sus perezosas piernas.

──── ¡Yo lo tengo! ──── comentó Ava.

La áurea se agachó, sacando la llave de la pulsera de oro blanco que estaba alrededor de su pierna.

──── Buen escondite ──── murmuró Zadkiel, sonriéndole.

──── Sabía que no iba a caerse de ahí ──── explicó, entregándosela a Ezer ──── Sahily me dio esta pulsera.

──── Solo pensé en que se vería bien en Ava ──── informó la áurea, encogiéndose de hombros ──── Fue su idea utilizarla para las llaves.

──── Y una muy efectiva ──── asintió Zadkiel, recargando su peso en la pared.

──── Bien, ¿por qué no entramos? ──── propuso Ithiel, interponiéndose en la mirada del demonio a su hermana.

Sahily fue una de las primeras en entrar, viendo la decoración de la casa. La sala era lo más atrayente, seguido de la cocina y la gran escalera que los dirigía a las habitaciones.

La áurea se movió a la cocina, curioseando los tarros llenos de dulces. Ava se mantuvo a su lado, probándolos sin importarle cuánto tiempo pudo haber pasado.

──── Son deliciosos ──── musitó, abriendo otro caramelo ──── ¿Quieres uno?

Ella negó, arreglando su cabello ──── Por esta vez, declinaré.

La emoción vibrante de Ava era contagiosa para Sahily y por eso le agradaba tenerla a su lado. Se movió alrededor, oyendo los comentarios de la áurea.

──── ¿Este es un televisor? ──── Nirelle preguntó a Ithiel, asombrada de los aparatos de los humanos.

Sahily se paró a un lado del sofá, viendo el intercambió con curiosidad.

──── Si, luce como los televisores viejos ──── respondió el áureo ──── Antes eran en blanco y negro.

──── ¿En serio? ──── cuestionó, mirándolo ──── Los humanos sí que pueden pensar.

──── No hay que subestimarlos. Han aprendido por sus medios cómo sobrevivir a este mundo ──── contó, encogiéndose de hombros.

──── Con intervenciones de nosotros, ¿no?

Ithiel sonrió ──── No podemos llevarnos todo el crédito.

──── ¡Áureos, síganme, por favor! ──── Ezer gritó en lo alto de la escalera.

Sahily compartió una rápida mirada con Ithiel, asegurándole que lo había visto. No le molestaba verlo con otras áureos, tarde o temprano sucedería, pero Nirelle no estaba dentro de su lista.

Se desplazaron por el pasillo de las habitaciones, viendo como ya tenían sus nombres colgando en las puertas.

──── Parece que sí hicieron todo el trabajo ──── se burló Zadkiel, viendo su nombre mal escrito.

──── Yo puedo componerlo ──── Ava le dijo, sonriéndole.

El áureo asintió, retrocediendo un paso por el golpe de alegría que desprendía su cuerpo.

──── Por supuesto. No agregaras flores ni estrellas ¿verdad?

Ava rodó los ojos ──── No soy tan infantil.

Sahily solo sonrió. Esos dos áureos eran diferentes en todos los sentidos y por eso, sabía que podrían llevarse realmente bien.

──── ¿Por qué me toca la última habitación? ──── se quejó la áurea, frunciendo sus cejas.

──── No te preocupes, la mía está enfrente ──── Ithiel la calmó, pasando sus manos por los hombros de su hermana ──── Aunque deberás de compartir el baño con Nirelle.

Ella giró su cabeza con rapidez, confirmando las palabras de su hermano. Apretó los labios, pensando en sí podrían tener algún problema con ese detalle.

──── Tomaré los estantes de abajo ──── Nirelle informó, cruzando sus brazos ante las penetrantes miradas de los hermanos ──── Si no te molesta.

──── Está bien ──── asintió.

Sahily entró a su habitación, asombrándose de lo cómoda que se veía. La cama estaba en medio, rodeada de dos pequeños muebles y el gran ropero a un lado, dejando que la luz se filtrara por las dos ventanas.

Pasó sus dedos por cada superficie, mirando de cerca las lámparas y lo similar que eran a Áureos. Los cajones estaban llenos de productos, otros eran lapiceros y cuadernos para aparentar.

Lo que más le llamó la atención fue lo simple que era, definitivamente esa no era una habitación de una adolescente por lo cual nadie debería de entrar a esa casa.

Sahily abrió la ventana, sintiendo el aire frío golpear su rostro. Con eso pudo deducir que estaban cerca de un mar y le agradó ese detalle, tal vez ese mundo no sería una pesadilla como ella lo pensó.

Ziz entró velozmente a la habitación, posándose en la orilla de la ventana. Sus ojos oscuros se depositaron en su dueña, esperando que hablara tal como lo hacía siempre cuando estaban a solas.

──── No fue muy inteligente venir aquí, Ziz ──── murmuró Sahily después de un rato en silencio ──── No tengo comida para ti y tengo que recordarte que no puedes morder a nadie, los humanos no son comida.

Ziz hizo una especie de gruñido y bajó su cabeza, asintiendo ante su petición. Sahily sonrió, acariciándolo con suavidad.

Esa ave había sido su salvación en varias ocasiones. Aunque los áureos las veían como un mal, ella lo hacía como una salvación, después de todo, las aves Ziz poseían la esperanza y en ese momento, era lo que más necesitaba.

La áurea siguió con su curiosidad. Abrió el ropero, viendo las roperas ligeras que dejaron ahí dentro. Era demasiado y tenía la ligera sospecha de que su madre tuvo que ver en eso ya que notó varias prendas que eran exactamente igual a las que tenía en Áureos.

Podía decir que estaba asombrada del poco tiempo que tuvieron que prepararse y lo bien que lo hicieron.

El espejo fue lo que captó su atención, demasiado grande para una áurea que no quería enfocarse en su aspecto. Aun así, arregló su flequillo e hizo de nuevo su coleta, viendo que estuviera recta, tal como le gustaba.

Dejó el bolso que cargaba sobre la mesa, guardando las armas más pesadas en el fondo del ropero para evitar que fuera demasiado evidente.

Los demonios siempre estarían acechando así que Sahily llegó preparada. Agarró su espada y pequeños cuchillos para ponerlos en lugares estratégicos, otros los puso en la cinta de su muslo.

El roce de la espada la hizo sentir mejor, era como su propia alerta de recordarse que no estaba sola. Además, entre todos los áureos, era la única que pensó en ese detalle.

Sahily se sentó, viendo a su alrededor. Bajó de Áureos para ir a ese mundo, una misión que nunca pensó que estaría, pero todo tenía su rumbo.

Si había una razón por la que ella tenía que estar ahí, sólo la aceptaría y daría lo mejor de sí misma para encontrar a esa criatura antes que fuera demasiado tarde.




¿podemos apreciar lo linda que luce Lia en el gif?

sé que los gifs no tienen nada que ver con el capítulo pero me pareció adorable ponerlo que solo lo hice :')

votos y comentarios, por favor, así la historia crece más ♥



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