forty three ──── the lost twin
─────────── CHAPTER FORTY THREE,
THE LOST TWIN ───────────
Los dos áureos se fueron, dejando a Sahily en la sala. Bajó su mirada al mapa, sintiendo la presión en su pecho como si la estuvieran apretando.
Estaba a pocas horas de ir a rescatar a su hermano, el ser que hizo que la profecía se cumpliera.
Las pisadas de Zadkiel hicieron que saliera de sus pensamientos, enfocándose en su rostro cansado. El áureo se sentó a su lado y Sahily pasó su brazo por los hombros de él, dejando que apoyara su cabeza en su pecho.
Aunque Zadkiel no era un áureo que mostraba tantos gestos románticos, sabía que había momentos que lo necesitaba como ese.
Él sonrió, oyendo los latidos de Sahily. Envolvió sus brazos por la cintura de la áurea, sintiendo esa calidez embriagadora que lo hizo relajarse, tal como si estuviera en casa.
Los dedos de la áurea pasaron por el cabello oscuro de Zadkiel, notando que estaba más largo. Casi llegaba a sus ojos tal como su flequillo.
──── ¿Intentas hacer que me duerma? ──── él preguntó con voz ronca.
Ella sonrió, negando ──── No, solo estoy dándote un poco de cariño ──── musitó, poniendo sus manos en la espalda ──── ¿Estás cansado?
──── No lo sé, creo que mi mente está exhausta ──── confesó, cerrando sus ojos ──── Casi dejó liberar la oscuridad. Estuve muy cerca y tú estabas aquí.
──── Está bien, Zadkiel ──── le susurró, acariciando su mejilla ──── Tu oscuridad no hará que mi amor hacia ti disminuya.
Él alzó su mirada, mostrándole el remolino de sentimientos que estaba en su interior. Oír esas palabras de Sahily significaba todo para Zadkiel, finalmente pudo entender que esa áurea pudo ver más allá que solo su oscuridad.
──── ¿Tú estás bien? ──── cuestionó, volviendo a su posición.
──── Lo estaré. Cuando liberemos a Ithiel, podremos estar tranquilos ──── dijo, apoyando su mejilla encima de la cabeza del áureo ──── Aunque tendré ganas de golpearlo, aunque sea una vez.
Él rio, entendiéndola ──── Me parece justo ──── musitó en voz baja ──── Una vez lejos de ellos, podremos seguir con nuestras vidas.
──── Es lo mejor, ¿no? ──── comentó Sahily, cerrando sus ojos ──── Ellos van a querer recuperar Áureos y no podré ayudarlos. Prefiero estar lejos antes que el resto sepa lo que sucedió.
──── Ojalá pudieras ver las circunstancias como yo las veo ──── susurró el áureo, frunciendo sus cejas ──── No sabes lo feliz que estoy de tenerte conmigo y tú te sientes mal, ¿no?
──── No, no es eso ──── negó rápidamente ──── Solo... no me siento completa, Zadkiel. Mis alas eran mi mayor posesión y ahora las perdí, solo necesito tiempo.
Él alzó su rostro, observándola directo a sus ojos grises. Acarició con cuidado su mejilla, pensando si podría hacerlo o su áurea seguiría tan perdida como esos días.
──── Te daré el tiempo que necesites ──── aceptó, pasando su pulgar por encima de los labios de ella ──── Solo quédate conmigo, ¿sí?
Sahily asintió, inclinándose para depositar un beso en sus labios. Su mano acarició el cuello del áureo, bajando hasta tomar su mano donde entrelazo sus dedos.
En ocasiones, seguía pensando que todo se trataba sobre un sueño. Tener a Zadkiel tan cerca la hacía dudar, su mente jugó en varias ocasiones con ella, haciéndola creer que la habían rescatado, pero siempre despertaba en esa habitación.
Temía que sucediera de nuevo.
Si llegara a pasar, no podría soportarlo y temía hacer algo que pudiera dañarla, una acción que pudiera llenarla por completo de esa oscuridad que estaba creciendo.
El gruñido que salió de los labios de Zadkiel hizo que se diera cuenta que ese beso, que comenzó como algo suave, estaba llenándose de algo más, de un deseo que hace mucho había estado presente.
Zadkiel acostó a Sahily en el sofá, teniendo cuidado de no poner todo su peso encima. La mano del áureo pasó por la cintura de ella, recorriendo su abdomen hasta posicionarse en su mejilla.
Él fue el primero en separarse, tomando el aire que perdió mientras Sahily lo observaba. Esos ojos grises estaban brillando, llenos de excitación y asombro, pero en ningún momento se separó.
──── Aún no ──── musitó el áureo. Suspiró, reteniendo sus impulsos ──── Hay que dormir. Mañana será un día cansado.
──── Sí, tienes que descansar ──── susurró.
Ninguno de los dos áureos se movió, en cambio, Zadkiel apoyó su cabeza en el pecho de Sahily, necesitando oír los latidos enloquecidos de su corazón.
La áurea pasó sus dedos a través del largo cabello oscuro, manteniéndose en silencio. Pasaron unos minutos cuándo se dio cuenta que Zadkiel estaba dormido.
No pudo evitar observar el perfil del áureo, tan perfecto a sus ojos. Sus labios estaban rojizos y el cabello le caía hacia adelante, necesitando apartarlo antes que le molestara.
La única razón por la que ella seguía de pie era ese áureo. Podría dejar todo su mundo atrás menos a Zadkiel, no al ser que la amó lo suficiente que pasó el infierno y la salvó.
Sin evitarlo, dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas, aunque su expresión se mantuvo neutra. Su interior necesitaba desahogarse, pero el enojo la detenía, recordándole la verdadera razón por la que estaba pasando esa situación.
No le hubiera importado perder a Áureos, que los demonios les hubieran ganado. Lo único que nunca pensó era que su propio hermano, aquel ser con el que compartió años de su vida, había decidido romper su trato.
Un trato que ella siempre se recordó a sí misma para no amar y el que ahora, fue por el que perdió la mayor parte de su vida.
Ya no volvería a hacerlo. No se dejaría engañar otra vez por las palabras que su familia podía decir y confiaría en su instinto, al que siempre tuvo que oír.
Los tres áureos salieron en la madrugada, el sol no había salido cuándo se subieron al carro para llegar al reino del demonio que tenía cautivo a Ithiel.
Sahily se acomodó en la silla del copiloto, sintiéndose cansada por dormir pocas horas mientras Nirelle se mantuvo en alerta, ansiosa por llegar.
La áurea se movía por todo el asiento, vigilando que Zadkiel siguiera la ruta y no se desviara. No necesitaba que tomara otro camino equivocado o un accidente.
Debían llegar antes que el sol saliera por completo para que su plan funcionará.
Nirelle se inclinó al notar como Sahily estaba completamente dormida. Apoyó sus codos en el asiento, verificando una vez más.
──── ¿Estás seguro que ella podrá? ──── cuestionó, apretando sus labios.
Zadkiel rodó los ojos, bufando ──── No me hagas arrepentirme de haber venido o de despertar a Sahily tan temprano para salvar a tu áureo ──── amenazó, concentrado en el camino.
──── No puedes juzgarme, Zadkiel, nunca la había visto de ese modo a excepción de un día ──── dijo, apoyando su cabeza en el asiento.
──── ¿El día en que tu hermano murió?
──── Sí, aún recuerdo como encontré a Sahily, completamente... destruida, observando el cuerpo sin vida de mi hermano ──── contó, bajando la mirada ──── Ella estaba llorando, fue la primera vez que miré una emoción en su rostro.
──── ¿Sabes lo que sucedió ese día? ──── cuestionó, apretando el volante.
Nirelle lo observó, negando ──── No completamente, pero sé que algo más sucedió. Sahily nunca perdió un áureo, a excepción de ese día ──── musitó, frunciendo sus cejas ──── Lo que sea que haya hecho, sé que no lo hizo con malas intenciones.
La expresión de Zadkiel se mantuvo neutra, aunque en sus ojos se pudo encontrar la sorpresa. No pensó que Nirelle aceptaría las decisiones de la áurea, con todos los problemas que habían tenido, creyó que preguntaría sobre lo que verdaderamente ocurrió ese día.
──── Ella intentó salvarlos, a todos ──── susurró él, recordando lo devastada que se encontraba cuándo la encontró.
──── Esa misma noche, Ithiel llegó a mi casa a pedir disculpas ──── siguió contando con una sonrisa en su rostro ──── Fue la primera vez que hablé con él, pero estaba llena de enojo que lo golpee. Él nunca me detuvo, dejó que lo hiciera hasta que me calmara. Me consoló y... no pude evitar que mi corazón se sintiera a salvo, lo suficiente para enamorarme.
──── Los gemelos tienen su encanto, ¿no? ──── dijo, replicando la misma sonrisa.
──── Nunca fue mi intención ser un problema ──── murmuró, volviendo a su asiento ──── Por favor, no me juzgues por lo que he hecho.
──── No puedo hacerlo ──── negó el áureo. Miró a Sahily, agarrando su mano con cariño ──── Yo también me enamoré de un ser prohibido.
──── ¿Crees que Sahily va a convertirse en humana? ──── Nirelle cuestionó con preocupación ──── Mire que su sangre es roja, ya no es dorada como la nuestra.
──── No importa en que se convierta, seguirá siendo la misma Sahily de siempre ──── musitó, bajando la velocidad del auto ──── La reclame ante los demonios, no voy a dejarla ir tan fácilmente.
Nirelle asintió, quedándose en silencio. Observó su alrededor, los habitantes quedaban atrás y eso solo significaba que estaban acercándose al reino del demonio.
Zadkiel se concentró en el camino, acariciando los dedos de la áurea. Por supuesto que estaba preocupado en lo que sucedería, pero solo podía aceptar que estaba dispuesto a amarla sin importar lo que se atravesará en su camino.
Unos minutos después, Sahily se despertó, respirando profundamente al darse cuenta que seguía en el carro. Su corazón latía con fuerza y estaba sudando a pesar de sentir frío.
Miró a Zadkiel que ya estaba observándola con una clara pregunta en su mirada. Ella solo apoyó su cabeza en el hombro del áureo, reteniendo las lágrimas que querían salir de sus ojos.
Su propia mente seguía traicionándola, una y otra vez hasta verla destruida por completa.
──── Está todo bien ──── él susurró, besando los nudillos de Sahily ──── Todo mejorará, lo prometo.
Sahily supo que estaban aproximándose al reino de Dotson cuándo su alrededor empezó a convertirse en una oscuridad que Zadkiel tuvo que encender las luces para observar.
Las casas alrededor estaban completamente vacías y destruidas, como si los habitantes huyeron de ese lugar. No los culparía, ella misma saldría corriendo de esa oscuridad.
No se sorprendió cuándo notó varios ojos brillando en la oscuridad. Ya sabían que estaban ahí dentro, solo faltaba saber si dejarían que llegarán al reino de su amo.
──── Cambio de planes, no podremos sacar a otros áureos ──── Sahily dijo, notando cómo las sombras se estaban moviendo ──── Ellos ya tuvieron que notificar de nuestra presencia.
──── ¿Quienes? ──── Nirelle cuestionó, intentando ver lo mismo ──── No puedo notar nada.
──── Entraremos los dos, sacaremos a Ithiel y nos vamos ──── asintió el áureo, bajando la velocidad ──── Nirelle, quédate vigilando.
La mencionada frunció sus cejas, molesta por esa decisión ──── Bien ──── aceptó ──── Solo... no hagan nada que nos impida llevarnos a Ithiel de aquí.
──── No te preocupes por eso ──── susurró Sahily, inclinándose para observar el gran castillo.
No pudo evitar asombrarse por ese gran lugar. Dotson siempre había querido buscar la forma de llamar la atención y finalmente la obtuvo, tanto de áureos como demonios.
Zadkiel parqueó el auto, notando las largas escaleras que se encontraban alumbradas por antorchas. Sahily se acercó al áureo, intentando mantenerse tranquila.
En otro momento, no hubiera titubeado en entrar, pero ahora no tenía su protección ni siquiera su espada. Solo se tenía a sí misma y no estaba segura de que sea suficiente.
──── Solo entramos y salimos ──── Zadkiel le recordó, entrelazando sus dedos con los de Sahily ──── Evitemos problemas.
Ella le dio una suave sonrisa ──── Yo no soy la que se mete en problemas.
Zadkiel le devolvió la sonrisa, arreglando su flequillo rubio. Esos días habían sido tan estresantes que había olvidado en cortárselo, ya que no estaba dispuesto a que ocultaran esos ojos grises que tanto le gustaba.
──── Ten cuidado con tu espalda ──── le susurró, arreglando la chaqueta ──── No hagas ni un esfuerzo, ¿sí?
Sahily asintió, entendiendo. No necesitaban que sus alas decidieran salir en ese momento, mostrar a los demonios que era una desterrada, podría ocasionar una gran pelea para querer atraparla.
Los dos áureos decidieron subir la escalera, tomándose su tiempo en cada escalón para demostrar que no tenían miedo de lo que podría suceder.
Llegaron a la gran puerta de madera que era custodiada por cinco demonios, cada uno llevaba armadura y toda clase de espadas. Sus ojos oscuros centellaban, mostrando el deseo al notar de quién se trataba.
──── Áurea Sahily, esperábamos verte hace meses atrás ──── canturreó uno de ellos, observándola ──── Pensé que estabas muerta.
Ella ladeó su rostro, devolviéndole la mirada ──── Necesitaba unas vacaciones de mi hermano ──── dijo con un tono divertido ──── Estoy segura que incluso ustedes necesitan su tiempo a solas, ¿no?
El apretón en su mano hizo que Sahily cerrará su boca, recordándose del por qué estaban ahí.
──── El amo Dotson quiere verte, solo a ti ──── habló otro, cruzando sus brazos ──── El traidor se queda afuera.
Zadkiel dejó salir una risa, careciente de diversión ──── Por supuesto que no ──── negó, alzándose sobre toda su altura ──── ¿Realmente creen que confiaré en ustedes?
Los demonios se miraron entre sí, el desafío brillando en su mirada solo hizo que Sahily se diera cuenta de lo que querían.
──── Bien, entraré sola ──── aceptó la áurea, soltando la mano de Zadkiel ──── Si llegan a tocarme, haré que se arrepientan por el resto de la eternidad.
──── Sahily ──── llamó el áureo en voz baja ──── ¿Qué haces?
Ella se acercó, limitando el espacio entre ambos ──── Vinimos por él, ¿no? Lo sacaré de ahí. No harán nada si estás aquí afuera, solo no caigas en sus provocaciones.
Los labios del áureo se apretaron, necesitando retener esa mala sensación en su pecho sobre dejarla ir. Se prometió a sí mismo que no lo haría, pero hizo un compromiso que debía de cumplir.
Sahily giró, entrando por la gran puerta mientras el áureo quedó atrás. Un demonio la guio hasta la sala donde una figura estaba a espaldas.
La llama de la fogata era lo único que alumbraba ese lugar, dándole un aspecto más oscuro que haría que cualquier ser que entrara, saliera corriendo.
De inmediato supo de qué se trataba de Ithiel. El cabello rubio estaba más largo y estaba vestido completamente de negro; un color extraño para su hermano que siempre le gustó lo claro.
Su pecho se apretó cuándo Ithiel se giró, mirándola con los mismos ojos grises que ellos compartían. Un escalofrío recorrió su espalda, mostrándole que algo estaba mal pero aun así creó una sonrisa que apenas llegó a sus ojos.
Ithiel camino a ella, atrapándola en un abrazo. Ella titubeó en corresponderle, no se sentía al hermano que dejó en Áureos, había algo más.
──── Te extrañé ──── él susurró, tomando una respiración profunda ──── Pensé que estabas muerta. Yo... yo te busqué.
──── Estoy aquí ──── murmuró Sahily, separándose ──── ¿Por qué estás con los demonios? No lo entiendo ──── negó, fingiendo estar confundida.
Ithiel soltó una leve risa, bajando la mirada ──── Esto me avergüenza, pero tuve que hacer un trato para sobrevivir.
──── ¿Sobrevivir? ──── repitió, frunciendo sus cejas ──── ¿De quién? ¿Dónde está Dotson?
Ithiel negó, agarrando los brazos de su hermana ──── Eso no importa. Ahora estás aquí, puedes quedarte conmigo ──── informó, sus ojos brillando con esperanza ──── Siempre estamos juntos, ¿no? Somos la prioridad ante lo demás.
Sahily asintió, perdiendo toda expresión con esa última petición. Las cejas claras del áureo se fruncieron, confundidos por la reacción hasta que sintió un fuerte dolor en su abdomen.
Bajó la mirada, encontrándose con una daga incrustada. La sangre comenzó a salir, manchando los dedos de Sahily que seguía mirándolo con frialdad.
──── Dotson, parece que necesitas informarte de lo que sucedió antes de hacerme esas promesas vacías ──── ella comentó, curvando sus labios en una sonrisa ──── ¿Prioridad ante los demás? Creo que eso se rompió cuándo me mandó al infierno.
Ithiel dejó salir un gruñido de dolor, cayendo sobre sus rodillas. Sus ojos grises estaban llenos de sorpresa hasta que se cerraron, cayendo sobre su espalda.
Donde una vez se encontraba arrodillado su hermano, ahora estaba un hombre con una gran sonrisa de satisfacción. Sus ojos claros traspasaron los de Sahily, sin dejarse intimidar.
Dotson era el ser más alto que ella había conocido. Casi llegando a dos metros de altura con cabello oscuro pero lo que más llamaba la atención era su mirada, portando un celeste tan limpio como el cielo
Él chasqueó su lengua, fingiendo estar molesto ──── Sabía que algo malo estaba sucediendo, aunque debo de confesar, por un momento, pensé que estabas convencida de que era Ithiel.
──── Lo sé, eres fácil de engañar ──── replicó, alzando su mentón ──── Veo que sigues siendo el mismo demonio, tu castillo es muy... oscuro.
──── Ya sabes que la luz lastima mis ojos ──── le recordó, dando unos pasos atrás ──── Así que, estás aquí por tu hermano, ¿por qué lo quieres? Si puedo preguntar.
Sahily observó el cuerpo inconsciente de Ithiel en el suelo. Sus brazos y piernas estaban estiradas por la manera repentina en que cayó al suelo.
──── Es para su novia. No puedo evitar sentir pena cuándo va a llorar a la puerta de mi casa, pidiendo que recupere a lo que cree que es el amor de su vida ──── se quejó, frunciendo su nariz ──── Algo demasiado patético considerando que ella fue la detonante de la profecía, ¿no?
──── Entonces, tráela aquí ──── ofreció el demonio, llenándose de alegría con el enojo en la mirada de la áurea ──── Voy a disfrutar en torturarla por ti, como un regalo.
Sahily bufo, volviendo su mirada al demonio ──── Por supuesto que no lo haré. Solo vine por él, nada más y tú me lo darás.
──── ¿Por qué lo haría? ──── cuestionó, bajando su voz en un tono ronco ──── Dime tus razones por las que no debería de matarte por estar en mi prioridad.
Sahily curvo sus labios en una sonrisa, manteniendo su mentón en alto y se acercó, quedando a pocos centímetros del hombre.
──── Porque me lo debes ──── le susurró, sus ojos chispeando en diversión ──── Te salve del infierno y por mí es que tienes este reino.
Toda diversión se evaporó del rostro del hombre, llenándose de enojo. Apretó sus labios, necesitando de su autocontrol para no lanzarse directo a la áurea.
──── Ya hemos jugado demasiado ──── musitó él, apretando sus manos ──── Perdí el interés en ti y en tu hermano así que llévatelo.
──── Necesito a Zadkiel ──── musitó, señalando a su hermano ──── No voy a cargarlo ni arrastrarlo por todo el suelo.
Dotson hizo una seña a unas de las sombras que estaban vigilándolos. Sahily mantuvo su postura, viendo como estaba enojado por recordarle de su favor.
Zadkiel entró, mostrando sorpresa al ver la situación. Se acercó a Sahily, recorriendo todo su rostro en busca de algún daño.
──── ¿Qué sucedió? ──── él cuestionó, frunciendo sus cejas.
El demonio rio, alzando sus manos ──── Yo no hice nada ──── negó con diversión ──── Por primera vez, soy el inocente en una escena del crimen.
Zadkiel observó a la áurea, alzando sus cejas para que le diera una explicación.
──── Bien, fue mi culpa ──── aceptó Sahily, rodando sus ojos ──── Tenía que sacar a Dotson y solo recordé una.
──── Vamos, traidor, llévatelo ──── interrumpió el demonio, agarrando un cigarrillo ──── Ya me aburrí. Ustedes están manchando mi reputación al estar aquí, con vida.
Zadkiel retuvo los insultos que quiso salir de su boca, en cambio, se agachó, cargando el cuerpo inconsciente de Ithiel sobre su hombro.
──── Vámonos ──── él pidió a Sahily que seguía de pie. Agarró su brazo, empujándola ──── Camina.
El demonio sonrió, dejando salir el humo del cigarrillo ──── Ya no te debo ningún favor así que no vuelvas a aparecerte en mi reino como si fuéramos viejos amigos ──── sentenció, esperando una reacción de parte de la áurea.
Sahily se detuvo, haciendo que Zadkiel suspirara. No era el momento para pelear, ahora que tenían a Ithiel, debían de salir.
──── No te preocupes. La próxima vez que verás mi rostro será para matarte ──── aseguró. Los demonios a su alrededor gruñeron, llamando su atención ──── Parece que tus perros necesitan que les dé una galleta.
──── Basta ──── sentenció Zadkiel, haciéndola reaccionar ──── Tenemos que irnos.
Dotson no perdió la sonrisa, encantando por las réplicas que solo esa áurea se atrevía a decirle. Si tuviera la oportunidad, la tomaría, pero podía deducir que su demonio se molestaría demasiado para crear una gran pelea.
Los dos áureos bajaron la gran escalera siendo vigiladas por los demonios hasta que se acercaron al auto, donde Zadkiel puso a Ithiel con cuidado.
Nirelle se acercó con rapidez, observando la herida en el abdomen que iba cerrando poco a poco. Zadkiel no perdió tiempo en acercarse a Sahily, agarrando su brazo con fuerza para llamar su atención.
──── ¿Qué demonios sucedió ahí adentro? ──── preguntó con molestia ──── No puedes jugar con ellos, menos en el estado en que te encuentras.
Sahily no cambió su expresión, observando las arrugas que se crearon en el rostro del áureo por el enojo.
──── ¿Mi estado? ──── replicó, apretando sus labios por unos segundos ──── Te refieres, ¿no tener alas?
Zadkiel dio una profunda respiración, intentando calmar esa angustia.
──── Sí, lo hago. No puedes pelear con cualquier demonio sabiendo que no tenemos ni una sola posibilidad para ganar, ¿en qué estabas pensando? ──── le reclamó, apretando su brazo.
──── Parece que no conoces a los demonios. Si no juegas con ellos, se aburrirán y no te darán lo que quieres ──── informó, manteniendo su voz neutra ──── Deberías de recordarlo. Hice lo mismo contigo.
Con un solo movimiento, Sahily se escapó de su agarre, sobándose discretamente para que no notara lo rojiza que se encontraba su piel. Se subió al auto, esperando que el áureo se calmara y oyendo los gimoteos de lástima de Nirelle.
──── Hay que sanarlo ──── murmuró la áurea, abriendo la camisa manchada ──── Está cerrando, pero muy lento. ¿Por qué sucede eso?
Sahily se negó a ayudar con una sola mirada. Se enfocó en su alrededor hasta oír cómo Zadkiel entró, tirando la puerta con fuerza.
──── Estuvo poseído, no esperes que despierte tan rápido ──── Sahily contó.
──── Gracias ──── susurró Nirelle, apretando su hombro por unos segundos.
La áurea asintió, acercándose más a la puerta. Sin decir ni una palabra, Zadkiel comenzó a manejar, alejándose de ese reino lleno de oscuridad.
Miró a Sahily, viendo su expresión en blanco. Antes podía descifrar los pensamientos de ella, pero ahora, era todo un desafío. Si Ava estuviera viva, estaba seguro de que su áurea sanaría más rápido.
Ella se recostó en el asiento, acomodándose para soportar otro viaje. Mantuvo su mirada en las gotas que estaban cayendo en la ventana hasta que cerró sus ojos.
Cuando era pequeña, Ithiel y ella tenían una conexión más fuerte, lo suficiente para poder introducirse en las mentes del otro. No solo podían leerse los pensamientos, llamarse sino despertar al otro si estaba dormido.
En ese momento, Sahily puso toda su energía para poder encender ese don de nuevo. Recordó el rostro de su hermano, lo sencillo que era entrar como si se tratara de abrir una puerta.
El alrededor de la áurea comenzó a cambiar, convirtiéndose en un gran pasillo blanco. Sin tener miedo de lo que podría suceder, comenzó a caminar hasta encontrarse con una figura de pie en el medio, dándole la espalda.
Sahily alzó su brazo, posando su mano en el hombro de aquella persona.
──── Despierta, hermano ──── ordenó con voz suave ──── Ya es tiempo.
El grito que brotó de los labios de Ithiel hizo que Sahily despertará, sintiendo su corazón latir con fuerza. El cuerpo de Nirelle fue empujado a la puerta, quebrando la ventana y Zadkiel tuvo que frenar, poniendo su mano enfrente de la áurea antes que chocara contra el parabrisas.
Nirelle fue la que detuvo a Ithiel, agarrando sus brazos y haciendo que se fijara en ella.
──── Tranquilo, estás conmigo ──── murmuró ella, dejando que las lágrimas corrieran por sus mejillas ──── Ithiel, aquí estoy.
──── ¿Qué sucedió? ──── cuestionó el áureo, sintiendo la explosión de dolor en su abdomen ──── ¿Dónde estoy?
Zadkiel se giró, viendo al áureo ──── Te acabamos de salvar el trasero. Pórtate bien, tenemos un largo camino ──── pidió, volviendo a encender el auto.
Ithiel no pudo evitar que su corazón latiera con fuerza al mirar a Zadkiel. Si él estaba ahí, también lo estaría su hermana.
Apenas pudo moverse al notar el largo cabello rubio y los ojos grises que ya estaban observándolos desde el espejo. Su boca se secó por completo, teniendo la necesidad de hablarle, pero ninguna palabra salió.
Sahily estaba ahí, junto a él, pero ya no era la misma. Ese lazo que los unía, estaba destrozado y no había forma de recuperarlo.
No cuándo su hermana lo estaba mirando como si fuera el ser más odiado.
Antes de poder tocarla, Zadkiel negó, dándole un rápido vistazo que lo detuvo.
──── No lo hagas ──── sentenció con dureza ──── No la toques.
Ithiel se sentía confundido, pero hizo lo pedido. Se dejó caer en el asiento, necesitando calmar esos pensamientos confusos.
Toda preocupación desapareció al mirar el rostro de Nirelle. Sus ojos azules estaban brillando por las lágrimas contenidas y sus mejillas se encontraban sonrojadas.
Él puso sus manos en su rostro, necesitando sentir que estaba ahí, delante. Después de tanto tiempo, pudo reunirse con la áurea.
──── Estaba preocupado ──── Ithiel musitó, acariciando sus mejillas con suavidad ──── Pensé que estarías en las manos de algún demonio.
Ella negó ──── No, estuve intentando sacarte de ese lugar tantas veces ──── le confesó en voz baja ──── Lamento haberme tardado tanto tiempo.
¿perdonar o no perdonar a nuestro Ithiel? ese es un gran dilema!
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