forty nine ──── hidden creatures





─────────── CHAPTER FORTY NINE,

HIDDEN CREATURES ───────────



Los dos áureos entraron a la posada, encontrándose a la mujer que estaba cerrando el mostrador. Ninguno sabía su nombre, solo habían entrado sin conocer a la dueña de ese lugar.

La mujer los miró, sintiéndose intimidada como la primera vez. Era algo tonto de su parte, pero simplemente no lucían como dos seres humanos.

──── Iba a ir a su cabaña para saber si todavía querían cenar ──── ella habló, rascando su brazo con nervios ──── Sé que es noche, pero no quiero que la comida se desperdicie.

Zadkiel miró a Sahily, asintiendo ──── Sí, todavía la queremos. Podemos llevarla ahora ──── él propuso, intentando sonreír.

──── Sería grandioso, ya la empaque ──── comentó, sacando varios envases ──── Espero que les guste. Es una receta familiar.

──── Estoy segura que así será ──── aseguró la áurea. Se acercó, viendo la foto del niño que apareció en su pesadilla ──── ¿Es su hijo? ──── preguntó sin poder contener su curiosidad.

La mujer dirigió su mirada a la foto, asintiendo ──── Sí, él murió hace dos años y ocho meses ──── contó, bajando su voz.

──── Lamento su pérdida ──── susurró ella, sin despegar la mirada de la foto.

Zadkiel carraspeo, entrelazando sus dedos con los de la áurea ──── Buenas noches ──── dijo, agarrando la bolsa con los empaques de comida.

A pesar de la tensión e incomodidad que había en la sala, ningún áureo se levantó, en cambio, seguían comiendo como si nada hubiera sucedido. Sahily se mantuvo quieta, moviendo la comida de un lado a otro sin apetito.

──── Ya que estamos todos reunidos, me gustaría saber qué haremos, cuál será nuestro siguiente paso ──── Nirelle habló, cortando toda la tensión ──── No podemos seguir aquí mientras los demonios saben nuestras intenciones.

Sahily levantó su mano, llamando la atención de todos ──── Yo sé lo que haremos. Conozco un lugar donde tienen armas, escudos y todo lo que necesitemos, pero deberán de confiar en mí ──── propuso, cruzando sus brazos ──── Es una amiga que sé que nos recibirá.

──── ¿A dónde es? ──── preguntó Ithiel, apoyando su cabeza en el sofá.

──── Es... difícil de explicar la dirección, pero encontraré el camino ──── respondió con tranquilidad ──── Como dije, tendrán que confiar.

──── Lo harán de cualquier forma ya que se necesitan esas armas ──── Zadkiel apoyó, poniendo su mano sobre la pierna de la áurea ──── Nos iremos por la mañana, tenemos que aprovechar el sol para entrar al bosque.

──── Me parece bien ──── Ezer asintió, de acuerdo a sus palabras ──── ¿Algo que debemos de saber de ese lugar?

Sahily lo pensó por unos segundos, apretando sus labios ──── Muestren respeto en cualquier momento y mantengan sus mentes abiertas. No todo es para mal y ellos son la prueba de cómo los áureos podemos estar equivocados por sus pasados.

Zadkiel sonrió, mirándola ──── Creo saber de quienes se tratan ──── le susurró ──── Buena compañía, mi áurea.

Ella lo codeo, haciéndolo callar. No necesitaba que el resto se alarmara al saber de quienes se trataban, tal como lo hizo en un principio.

──── Yo quiero decir algo ──── Raisa habló, apretando sus manos en el pantalón que llevaba puesto ──── No sé si quiero seguir con ustedes. Tengo miedo de los demonios.

──── ¿Y a dónde irás? ──── Nirelle preguntó ──── ¿Con la familia que abandonaste?

Ithiel chasqueó su lengua, negando ──── No es necesario que la trates de esa manera. Raisa, entiendo que sientas miedo, pero si te vas, los demonios pueden encontrarte y está vez no te ayudaremos.

──── Tampoco lo hicieron cuándo estaba en esa celda ──── replicó, apretando sus dientes ──── Sé que pasaron por lo mismo, pero ustedes me prometieron seguridad y no soy como ustedes, no podré soportarlo otra vez.

──── Entonces, ¿abandonarás todo? ──── Sahily preguntó, entrecerrando sus ojos ──── ¿Después de todo lo que perdiste?

La expresión de Raisa cambió, llenándose de tristeza ──── No puedo, simplemente no puedo.

──── Deja de acobardarte y enfréntalo o la muerte de Lexie será en vano ──── ella siseó, recordando aquella humana que la ayudó a sentirse cómoda ──── Murió por ti, deberías de honrar su nombre y ayudar a recuperar a Áureos para que nadie muera de esa forma tan trágica.

Un sollozo salió de los labios de la criatura, sin poder retener el llanto. Las lágrimas salieron, acordándose de aquel día que fue su pesadilla.

Perdió a su mejor amiga por tener un futuro que no eligió para sí misma.

──── Si no quieres pelear, lo respetaremos, pero debes de acompañarnos hasta que encontremos un lugar seguro para ti ──── Ezer intervino, deteniendo a las dos áureos que iban a quejarse ──── Solo espero que pienses en tus decisiones. Si llega a sucedernos algo, no podremos protegerte.

Sahily fue la primera en estar lista para irse. No tenían ropa así que tuvo que improvisar con lo que encontraron en la cabaña para no estar sucios además de cambiar las vendas de sus aberturas.

Si todo salía bien, ese sería el último día que lo necesitaría.

Zadkiel terminó de ajustar la toalla alrededor de la espalda de la áurea, bajando su camisa con cuidado. Era el único que tenía permiso para tocarla de esa forma, seguía sin confiar en el resto.

Ella agarró todo su cabello rubio en una coleta alta y acomodó su flequillo para que no la estorbara. Seguía sin cortárselo y dentro de poco, tendría el mismo largo que el cabello del áureo.

Zadkiel entrelazó sus dedos, ayudándola a bajar la escalera. Ya era una costumbre tener un contacto con Sahily, era su propio recordatorio de que seguía a su lado hasta que una mano se interpuso entre su agarre, haciéndolo reaccionar.

Sahily fue más rápido, deteniéndolo cuando vio que era la mujer. Zadkiel se interpuso, frunciendo sus cejas cuándo notó que tenía los ojos rojizos.

──── Lo lamento, no quería asustarlos ──── ella comentó, manteniendo su distancia ──── Yo solo... solo quiero saber si fuiste tú el ángel que se llevó a mi hijo.

──── Señora, creo se está equivocando de persona ──── Ithiel intervino, agarrando el brazo de su hermana.

La mujer negó, cayendo sobre sus rodillas ──── Por favor, solo dime que está bien. Mi bebé me dijo que una mujer de cabello rubio y largo con ojos de tormenta le dijo que se despidiera de mí para llevarlo al cielo. Esa eres tú, ¿no?

Sahily no tenía palabras para hablar, solo quedó observando a la mujer que estaba quebrándose. Ella agarró su mentón, alzando su rostro.

──── Él está bien ──── dijo con calma ──── Tu hijo está descansando.

El agarre de Ithiel se hizo más fuerte, empujándola para que siguiera su camino.

Exponerse a un humano era una mala idea, sabiendo la situación en la que se encontraban.

Los áureos sólo oyeron el llanto de aquella mujer, mirando enfrente con dureza. Perder a un ser amado nunca era fácil, incluso para ellos.

Sahily obtuvo el asiento del copiloto junto a Zadkiel que iba a conducir. No necesito direcciones, sabiendo a donde tenían que ir para adentrarse en el bosque.

──── ¿Cómo haremos cuándo estemos adentro? ──── él cuestionó, manejando con su habitual rapidez ──── ¿Recuerdas el camino?

──── Eso creo. Ziz se encargaba de guiarme así que no pensé que era necesario aprenderme el camino ──── confesó, mirando la ventana ──── Podré hacerlo, no te preocupes.

Él sonrió, negando ──── Yo no estoy preocupado. Sé que, si nosotros no lo encontramos, ellos lo harán ──── comentó, enfocado en el camino ──── Están enlazados con la naturaleza, no me sorprendería si saben que estamos en camino.

──── ¿Los conoces? ──── ella preguntó, alzando una de sus cejas.

──── Todos saben quiénes son, solo que tú fuiste la afortunada de encontrarlos ──── respondió con una sonrisa ──── Sigo pensando que tienes un imán para atraer estás criaturas.

La cabeza de Nirelle se interpuso entre los dos, frunciendo sus cejas ──── ¿Por qué hablan a escondidas? Solo digan a dónde iremos.

──── Prefiero que se lleven la sorpresa ──── él replicó, mirándola con burla ──── ¿La curiosidad está atormentándote, áurea?

──── No me agradas ──── ella sentenció, volviendo a su asiento ──── Ninguno de los dos.

Sahily no pudo contener su sonrisa, sintiéndose como era antes. Peleas entre los áureos que se resolverían en segundos y estar siempre un paso adelante.

Zadkiel no tardó en encontrar la entrada al bosque, orillándose para que no golpearan la camioneta o la robaran.

──── Tenemos que caminar ──── Sahily sentenció, cerrando la chaqueta ──── Tomen sus pertenencias, no sabremos cuándo tiempo nos tomará.

──── Veo que no me gustara sus ideas ──── susurró Ezer, observando los grandes árboles ──── Vamos a perdernos, ¿no?

Zadkiel rodó los ojos, cansado de su actitud ──── Un poco de fe, no creo que los demonios te hayan contagiado de su negatividad.

Sahily le dio un sutil golpe, pidiéndole que no siguiera peleando. Los dos fueron los primeros en entrar, sintiendo el aire fresco que solo los árboles podían ofrecer.

Los animales salían a su encuentro, sintiendo la energía tranquilizante que los áureos desprendían. El sol se alteraba en medio de las grandes ramas, ayudándolos a seguir adelante.

Sahily no estaba segura de cuánto tiempo habían caminado hasta que oyeron el crujir de una rama. Ithiel se puso en alerta, agarrando el brazo de Nirelle cuándo notó varias sombras extrañas.

Ezer también lo hizo, sacando su espada. No tenía ni idea de a qué criatura se iban a enfrentar, pero estaba dispuesto a acabar a cualquiera que quisiera herirlos.

Un sonido susurrante se oyó en todo el bosque, tal como las serpientes lo hacían cuándo estaban a punto de atacar. Los árboles a sus alrededores se agitaron, incluso inclinaron sus ramas, encerrándolos

El brillo de una flecha capturó la atención de Sahily. Se interpuso entre los áureos y la criatura que no se había revelado, fijando su mirada a la densa oscuridad.

──── Soy Sahily, áurea de la ciudad de oro. Ellos son mis invitados, Ithiel y Nirelle, Zadkiel, Nirelle y Ezer ──── presentó, alzando sus manos ──── No tengo intención de atacarlos.

Esas palabras fueron las correctas para que varios hombres y mujeres salieran de sus escondites. Sus vestimentas eran diferentes, apenas cubrían sus cuerpos que estaban llenas de círculos como mordidas de serpientes.

Sus ojos, variando entre azules y verdes, eran tan vivaces e intimidantes que tuvieron que retroceder varios pasos. De sus bocas sobresalían dos colmillos, tan puntiagudas y blancos que supieron de quienes se trataban.

Eran unas de las especies que muchos pensaban que estaban extinguidos. Hombres y mujeres provenientes de dioses con forma de víboras que atormentaron a los humanos durante millones de años hasta que los áureos pudieron controlarlos.

Sus colmillos podían ser mortales, venenosos y eran agiles, también podían comunicarse con la naturaleza, haciendo que cumplieran sus órdenes.

Las ramas fueron retrocediendo al reconocer aquella áurea de cabello rubio. Bajaron sus armas, inclinándose con respeto a su invitada que los ayudó a no morir a manos de su propio pueblo.

Una chica de cabello rubio corto y ojos tan azules como el cielo fue la primera en acercarse. Sonrió, mostrando dos hoyuelos bajo sus labios y sus mejillas sonrojadas al abrazar a la áurea.

──── Pensé que no regresarías ──── dijo aquella chica, separándose ──── Aunque sabía que vendrías, estuve esperándote por días.

Sahily rio, agarrando las manos de su amiga ──── Lo lamento por hacerte esperar. Estaba ocupada y traje invitados ──── explicó, señalando al resto ──── Necesito tu ayuda.

La chica pasó su mirada por todos los rostros sin parpadear. Esas esferas azuladas se aclararon, haciendo uso de su don para verificar de quienes se trataban.

Ya calmada, habló con el resto de su grupo en un tono bajo, casi susurrante que ninguno de los áureos pudo entender. Los hombres y mujeres volvieron a sus puestos, escondiéndose entre la naturaleza.

──── Entren, ahora son mis amigos ──── sentenció, sonriéndoles.

Sahily extendió su mano a Zadkiel, entrelazando sus dedos para dirigirlo. Tuvo que bajar su cabeza para no golpearse contra el árbol cuándo entró a esa ciudad.

Oyó el suspiro que brotó de los labios de Raisa, sorprendida de ese lugar. Las casas estaban hechas de maderas, puestas en filas para mantener el orden y enfrente del gran templo, lleno de piedras preciosas y grandes fuentes de aguas.

Dos grandes estatuas se encontraban puestas en la entrada. Una de hombres y otra de mujeres que tenían expresiones serias pero lo que más resaltaba eran sus miradas, tan determinadas y fuertes que no había duda de que se trataban de guerreros.

──── ¿Qué es este lugar? ──── Nirelle cuestionó, encantada por su alrededor.

Los grandes árboles cubrían las casas como si fueran un techo. Algunos contenían lugares donde varios niños jugaban y las ramas se movían a voluntad propia como si tuvieran vida.

──── ¿Dónde nos has traído, Sahily? ──── interrogó Ithiel, deteniéndose cuándo vio como una gran víbora se acercaba.

──── Solo es una ciudad de seres extraordinarios. Nosotros sabemos su historia solo que, de una forma diferente, los llaman serpens ──── ella le recordó ──── Los seres provenientes de víboras y serpientes que adoraban a dioses de sangre fría.

Un jadeo de sorpresa salió de Ezer al reconocerlos ──── ¿Por qué hablas con estas criaturas? Sabes que no es correcto.

──── Ellos no me han hecho nada malo ──── negó la áurea ──── Son mis amigos, me cuidaron cuándo me herí así que confio en ellos ──── declaró, sonriéndole a la chica ──── Hicieron que cambiara mi perspectiva sobre ellos.

──── Además, ya no nos hacemos llamar de esa forma ──── negó la chica, encogiéndose de hombros ──── Mi nombre es Hal─i, no les haremos daño si están dispuestos a darnos una oportunidad para demostrarles que somos buenos.

Ezer miró a Ithiel, preguntándose si deberían de seguir ahí. Habían oído demasiadas historias de esas criaturas, todas concluyendo lo destructoras que podían ser, pero en ese momento, necesitaban su ayuda.

──── Lo aceptamos ──── Nirelle intervino, dándose cuenta de lo difícil que era para los dos áureos ──── Lamentamos si venimos en mal momento.

Hal─i negó, acercándose a la áurea ──── No, han venido en el momento indicado. Estuve esperándolos desde hace días, sabía que vendrían.

──── ¿Cómo? ──── cuestionó Raisa, finalmente teniendo confianza para hablar.

──── Tengo un don, uno que estoy aprendiendo a utilizar ──── informó. Tocó su frente, dándose dos toques leves ──── Aquí se reproducen imágenes de los futuros acontecimientos que podrían suceder, todas las posibilidades y entre esas imágenes, se encontraban ustedes.

──── ¿Sabes todo lo que ocurrirá? ──── Raisa cuestionó ──── ¿Cómo Áureos?

Hal─i inclinó su cabeza, pensativa ──── Hay muchas posibilidades, pero sé que sucedió y la razón por la que están aquí ──── confesó, girando a Sahily ──── Tengo tus armas listas, pero sé que quieres un favor más, ¿no?

──── Así es, me gustaría que fuera privado ──── pidió la áurea ──── Tal vez mis invitados puedan conocer la ciudad.

La chica asintió, llamando a un pequeño niño que se acercó brincando ──── Preséntales nuestra ciudad, compórtate y ofréceles comida ──── explicó, agachándose para estar en su misma posición ──── Son áureos, así que respeta.

──── Lo haré ──── aceptó, dando un asentimiento ──── ¿Quieren frutas o vegetales? ──── preguntó a los áureos con tranquilidad.

──── Su alimentación se basa en la tierra así que no se alimentan de animales ──── Sahily explicó, rascando su barbilla ──── Hacen sus propios cultivos.

──── ¿Por qué? ──── Ithiel preguntó, intrigado por ese estilo de vida.

──── No fuimos creados para matar. El señor nos dice que comamos de los frutos, no de los animales ya que son compañías ──── Hal─i explicó con sencillez ──── ¿Ahora quién está en pecado, áureo?

Las cejas de Ithiel se fruncieron, sin gustarle su sonrisa burlona. Nirelle acarició su brazo, escondiendo una sonrisa por lo rápido que esa criatura hizo enojar al áureo.

Sahily se dirigió a Zadkiel, apretando su mano ──── Quédate con ellos, trata de que no se metan en problemas ──── le pidió ──── Hal─i me ayudará

Él apretó sus labios por unos segundos, sin querer quedarse con los áureos. Ser responsable no era una de sus fortalezas y menos en la ciudad donde siempre quiso entrar.

──── ¿Estás segura que debo de comportarme? ──── interrogó, ladeando su rostro ──── No me gusta esa responsabilidad.

Ella sonrió, golpeando su abdomen ──── Sé que lo harás bien. Regresará dentro de poco ──── prometió, alzándose sobre sus puntillas ──── Ellos son amables y buenos así que no los molestes. Pueden matarte en menos de lo que dura un parpadeo.

──── Voy a comportarme como un buen áureo. Seré tan encantador que querrán que me quede aquí ──── susurró, juntando sus frentes ──── Ve con Hal─i antes que me arrepienta.

Sahily rio, dándole un rápido beso sobre sus labios. Hal─i ya estaba esperándola, mirándola con una sonrisa que supo que traería muchos problemas.

Hal─i la guio entre las casas, apartando a los que querían hablarle. Era muy extraño encontrarse con áureos después de lo sucedido así que todos tenían curiosidad sobre la vida en los cielos.

Sahily entró a una pequeña casa que estaba iluminada por varias velas. En medio del suelo se encontraba una cama acolchonada, rodeada por varias plantas curativas que no supo identificar.

──── ¿Qué sucedió? ──── Hal─i cuestionó, sentándose a su lado ──── Es sobre tus alas, ¿no?

La áurea asintió ──── Con la caída de Áureos, los demonios me llevaron al infierno y me contamine de toda la oscuridad ──── contó, alejando el cabello rubio de su rostro ──── Se quemaron, pero las aberturas siguen abiertas. Necesito que me ayuden, con su don de sanación, sé que podrán quitar todas las alas para que pueda sanar.

──── Te ayudaré ──── asintió, agarrando todo su cabello en una coleta ──── Acuéstate en la cama y quítate la camisa, tengo que ver las aberturas.

Sahily suspiró, mirando el suelo. No estaba preparada, ahora que tenía que enfrentarlo, no estaba segura pero igualmente se acostó boca abajo. Se deshizo de su camisa, dejando expuesta su lado más vulnerable.

──── ¿Estás lista? ──── Hal─i preguntó, retirando las vendas ──── Va a dolerte.

La áurea tomó una profunda respiración, apoyando su mejilla en el cojín ──── Puedes hacerlo.

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, conteniendo todo el dolor. Pudo sentir los dedos de Hal─i en sus aberturas, extrayendo las alas y limpiando toda la sangre.

Sus plumas estaban en el suelo. Lo que una vez fueron doradas, ahora estaban completamente negras.

Hal─i derramó varias esencias en la espalda de la áurea, haciendo que apretara los dientes por el dolor ardiente, como si la estuviera quemando por dentro.

Un sonido burbujeante llenó ese pequeño espacio, la espalda de Sahily estaba cerrándose hasta que las aberturas finalmente sanaron. No quedó ni un rastro de lo que sucedió, ahora era una humana.

──── Hay algo más en ti que no puedo alcanzar ──── Hal─i habló, preocupada de lo que sintió ──── Está matándote por dentro.

──── No pasa nada, pronto saldrá ──── Sahily tranquilizó, colocándose su camisa ──── ¿Ya no volverán abrirse?

──── No, las plumas contaminadas están fuera y las fragancias que te he puesto, impidiera que las aberturas se abran ──── informó, sentándose a su lado ──── ¿Vas a hablarme sobre su novio?

Sahily sonrió, mirando el suelo. De repente se sintió tímida, nadie le había hecho esa pregunta a excepción de Ava cuándo estaban iniciando su relación.

Ella le contó sobre la misión de rescate, omitiendo detalles que pensó que serían aburridos hasta la pelea en Áureos. No estaban preparados para enfrentarse con los demonios y eso solo tuvo graves consecuencias.

──── Quédate aquí, conmigo ──── Hal─i propuso, agarrando su mano ──── Todos estarán felices y así no te expones.

Sahily negó, apreciando la oportunidad ──── Tengo que ayudarlos. Áureos también fue mi mundo antes de lo sucedido.

──── Pero... hay algo diferente en ti ──── ella insistió, preocupada por lo que sintió ──── Podría estar hiriéndote desde adentro.

──── ¿Cómo se siente?

Hal─i subió su mirada, preocupada ──── Como a la oscuridad.



Sahily salió junto a Hal─i de la cabaña, caminando donde el resto de áureos oía la historia de una de las ancianas de la ciudad.

Ella se sentó junto a Zadkiel, sacándolo de sus pensamientos con un ligero golpe en su brazo. Él sonrió, inclinándose para verla.

──── ¿Estás bien? ──── preguntó.

──── Lo estoy. Hal─i pudo cerrar las aberturas así que ya sangrare ni podrán abrirse ──── explicó. Pasó su dedo por el brazo del áureo, pensativa ──── Tenemos que seguir con el plan. No podemos retrasarnos.

──── Me alegra oír eso ──── interrumpió Nirelle, sentándose entre los dos.

Zadkiel se quejó, teniendo que poner espacio entre ambos por la intrusa. Últimamente Nirelle estaba tomando confianza, demasiada para su gusto.

──── ¿Estabas escuchándonos? ──── le reprochó el áureo.

Nirelle se encogió de hombros, fingiendo inocencia ──── Me aburrí de las historias y ustedes son los únicos que verdaderamente están pensando así que díganme cuál será el siguiente paso.

Sahily creó una media sonrisa, sin creer que esa áurea ahora estaba involucrada en su grupo cuándo en un principio solo la quería lejos.

──── Hay que buscar un punto ciego para subir a Áureos ──── informó Sahily, inclinándose para poder verlos ──── También hay que avisarle al resto de áureos para que abarquen todo áureos. Si entran, por un lado, será fácil retirarlos, pero si atacan en diferentes puntos, tendrán más accesibilidad.

──── Eso será difícil. Los áureos saben que atacaremos, no hay necesidad de avisarles, ¿qué hay de Monte Fosco? ──── cuestionó Nirelle, mirando a Zadkiel.

──── La última vez que hable con ellos estaban cerca de Áureos, vigilando ──── contestó el áureo ──── Llegarán cuándo nos vean.

──── Entonces, movámonos ──── sugirió la áurea de ojos azules ──── Sus historias son muy buenas, pero en este momento necesitamos algo más.

Sahily asintió, levantándose de su lugar. Hal─i supo que tenían que irse así que se acercó, rodeándola en un abrazo. Esa áurea se convirtió en su amiga en el poco tiempo que estuvo ahí y aunque las circunstancias no fueron las mejores, le alegraba haberla visto una vez más.

──── Por favor, no te des por vencida ──── Hal─i le susurró, abrazándola con fuerza ──── Pelea por lo que crees.

──── Lo haré, aunque ya debes de saber lo que sucederá, ¿no? ──── murmuró, fijando su mirada en ella ──── ¿Algo malo sucederá?

Hal─i solo suspiró, desviando su mirada ──── Sabes que no puedo decirlo ──── musitó, ladeando su rostro ──── Vayan, hoy es el día que deben de atacar.

Sahily asintió, sonriéndole una vez más. Los áureos salieron de la ciudad, internándose nuevamente al bosque cuándo empezó a llover.

──── Deberíamos de esperar ──── Ithiel propuso, saltando los charcos.

──── No, hoy es el día ──── negó Sahily, siguiendo su camino ──── Hal─i ya lo vio, no podemos alterar lo que vendrá o podría ser peor.

──── ¿Y vamos a creer en ella?

Nirelle asintió con firmeza ──── Lo haremos. Tiene un don, vamos a confiar en que nos ayudará.

──── Bien ──── aceptó el áureo, siguiendo su camino.




Hal─i es un futuro personaje del cuál le tengo una gran historia pero no me siento lo suficiente inspirada para hacerlo pero aquí pueden dar un vistazo de qué tratará.

si es que llegó a crearla :c



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