forty five ──── the openings of the aureas
────────── CHAPTER FORTY FIVE,
THE OPENINGS OF THE AUREAS ──────────
La noche apareció rápido para los áureos al estar ocupados en poder terminar el plan sin ninguna falla. Exponer a Sahily sería un desafío para todos, al no tener alas ni espadas, todo podría salir mal pero aun así tenían la confianza de que podrían escapar.
Sahily salió del baño, peinando su largo cabello rubio. A pesar de la situación, siguió cuidándose a sí misma además de querer mantener una apariencia agradable para sentirse mejor.
──── Debería de cortarme el flequillo ──── ella musitó, notando las irregularidades ──── ¿Qué piensas?
Zadkiel se mantuvo en la orilla de la cama, mostrándole una sonrisa ──── Sería lo mejor ──── asintió.
Él se levantó, acercándose con cautela. Envolvió sus brazos por la cintura de Sahily, haciendo que alzara su rostro con confusión.
──── ¿Qué sucede? ──── cuestionó, entrecerrando sus ojos con duda.
──── Quiero que salgamos. Escapémonos como los viejos tiempos ──── pidió en voz baja.
──── ¿Qué haremos? ──── le preguntó, pasando sus dedos por la chaqueta oscura.
Zadkiel se levantó con una sonrisa ──── Iremos a volar ──── declaró.
La mirada de Sahily cambió, perdiéndose toda diversión. Comenzó a negar cuándo el áureo envolvió sus brazos en su cintura, negándose a dejarla ir.
──── No, es mejor que no lo hagamos ──── murmuró, agitando su cabeza ──── Podemos ir a comer o uno de esos tontos juegos...
──── Sahily ──── él la detuvo. Puso sus dedos bajo la barbilla de la áurea, haciendo que lo mirara ──── Vamos a volar. Será divertido.
──── No quiero incomodarte ──── susurró, bajando su mirada ──── Ni siquiera sé cómo podrás.
──── Relájate, yo sé que tengo que hacer ──── Zadkiel le aseguró.
Los dos áureos salieron al patio, verificando que nadie los estuviera observando. No querían problemas con los humanos, necesitaban tener un perfil bajo.
Zadkiel le indicó a Sahily que se subiera en su espalda, dejando que sus alas se acoplaran para no molestarla. Ella titubeó por unos segundos, necesitando mantener su agarre o iba a caerse.
──── ¿Podrás aguantarme? ──── cuestionó, enterrando su rostro en el cuello del áureo ──── No quiero...
Zadkiel no respondió, solo alzó en vuelo, callándola. Las manos de Sahily apretaron la camisa del áureo, buscando como sujetarse hasta que se sintió cómoda.
Una sonrisa apareció en su rostro, agrandándole el aire en su rostro y como todo su cuerpo se relajó, recordándole que le encantaba volar.
Fue como un golpe de adrenalina, justo lo que necesitaba para recordarse a sí misma que era una áurea.
──── ¡Sujétate! ──── Zadkiel gritó.
Sahily lo hizo, sintiendo como el áureo agarraba más velocidad. Las brisas llegaban a su rostro, refrescándola mientras pasaban por encima del mar.
El áureo mantuvo su velocidad, dejando que Sahily pasara sus dedos por el agua.
──── Voy a llevarte a todos los países del mundo ──── Zadkiel le prometió, sonriéndole ──── Y en cada una de ellas te diré cuánto te amo.
Sahily sonrió, sintiendo sus mejillas sonrojar por esa declaración. Depositó un beso en el hombro del áureo, tomándose su tiempo para disfrutar de ese momento.
──── Me gusta como suenan esas dos palabras ──── confesó en su oído ──── También te amo.
──── Iremos a buscar armas ──── Zadkiel habló, poniéndose la oscura chaqueta ──── Quédate aquí, ¿sí? No tardaré.
Sahily asintió, adormilada. Sintió un suave beso en sus labios y apenas oyó la puerta cerrarse. Sus ojos se sentían pesados, cómo si dormir toda la noche no fuera lo suficiente.
Apenas pasó una hora cuándo Sahily se levantó, estirando sus brazos para quitar toda molestia. No pudo ocultar el bostezo que salió de sus labios, dándose cuenta del silencio.
Los tres áureos se fueron en busca de armas. Aún no estaba segura de cómo lo harían o si algún áureo iba a cooperar en entregarle sus protecciones.
Arreglo la habitación, abriendo las cortinas para que la luz entrará. Después de su salida en la noche, pudo sentir como algo dentro de ella, esa llama que se había apagado, estaba volviendo.
Necesitaba que su confianza volviera para poder ayudar a Áureos.
Sahily iba a salir de la habitación cuándo notó una sombra al final del pasillo. Todo su cuerpo se congeló y el corazón comenzó a latir, recordándole que así los demonios se divertían cuándo estaba en el infierno.
No podía estar ahí abajo, ¿verdad? Todos le aseguraban que Zadkiel la sacó, pero no había nada que confirmara eso.
Sahily se derrumbó, sin poder aguantar su propio peso. La voz en su cabeza solo le recordaba como los demonios jugaban con ella, haciéndola creer que había escapado.
Ni siquiera sabía si estaba vida. Podía ser su castigo eterno, encerrada con tanta maldad en su corazón.
Ella dejó salir un grito, jalando su propio cabello. La sombra en el pasillo siguió moviéndose, volviéndose su propia pesadilla. Un recordatorio de que probablemente seguía atrapada.
El dolor en su espalda hizo que encorvara, sintiendo como el líquido caliente iba bajando hasta aparecer en el suelo. La sangre era roja, tal como su mayor miedo.
Ya no era una áurea, no había divinidad dentro de ella y ahora tendría que enfrentarse a una vida que desconocía.
Apenas pudo ponerse de pie, quitando su camisa para limpiar la sangre antes que la vieran. No necesitaba ser carga de los áureos, si pudiera, solo desaparecería.
Se encargó de limpiar toda el área, incluso lavar la ropa y fue a acostarse, dejándose abrumar por todos esos pensamientos que hicieron que esa llama volviera a apagarse.
Horas después, Zadkiel la encontró en la misma posición con su mirada fija en los rayos del sol que iluminaban las paredes.
Él se agachó, pasando sus dedos por la mejilla pálida de la áurea. No había color en ellos, tampoco vida en sus ojos, no era la misma que había dejado en la mañana.
──── No pudimos encontrar armas ──── informó en voz baja. Se inclinó, esperando obtener su atención ──── Tendremos que repartir las que tenemos.
──── Está bien ──── susurró.
Zadkiel ladeó su rostro con preocupación ──── ¿Pasó algo mientras no estaba?
Sahily solo negó, cerrando sus ojos. Zadkiel supo que debía de darle su espacio así que se levantó, acostándose a su lado. Esperó unos segundos hasta que la áurea giró, apoyando su cabeza en el pecho de él.
Pasó sus dedos por el cabello dorado, esperando darle el confort que necesitaba. Su mente se llenó de varios cuestionamientos y la principal era si Sahily estaba preparada para pelear.
Tal vez tuvo que negarse, esperar que sanara sus alas o buscar una respuesta. Áureos podía esperar, pero Sahily no, no cuándo estaba dándose por vencida.
Esperó que la áurea se durmiera para poder levantarse. Cerró las ventanas para darle comodidad, necesitaba que se recupere antes de la misión, no podían fallar.
Zadkiel salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado. Ithiel y Nirelle ya estaban esperándolo en la sala con el mapa extendido en la mesa.
──── ¿Dónde está Sahily? ──── él preguntó, frunciendo sus cejas.
──── Tiene que descansar ──── le respondió, sentándose enfrente de los dos ──── ¿Seguiremos tomando el mismo camino o buscaremos rutas alternas?
Nirelle supo que el áureo no quería hablar sobre lo que estaba sucediendo así que le mostró el mapa, enseñándole la ruta alterna por si tenían un problema.
Planearon todo con cuidado, analizando la gran mansión y las rutas alternas. Si todo salía como el plan, no tendrían necesidad de iniciar una pelea y así podrían ir directo a Áureos.
Con la búsqueda de armas, pudieron encontrar a unos áureos, los suficiente para que pudieran avisar al resto de que estaban planeando recuperar de nuevo a Áureos.
Necesitaban el apoyo de todos ya que perder no se encontraba entre sus opciones.
El sonido de un cristal quebrándose hizo que los áureos se pusieran en alerta. Zadkiel se levantó con rapidez, tomando la espada para subir las escaleras cuando miró a Sahily con un demonio detrás.
La punta del cuchillo estaba presionada en el cuello, haciendo que no pudiera moverse o se clavaría justo en su vena. El demonio parecía enloquecido, sus ojos oscuros estaban rojizos y su cuerpo estaba temblando.
──── Los demonios mayores tenían razón, planean atacarlos en Áureos ──── él dijo, bajando los escalones ──── Ellos me enviaron por información y ahora sé todo.
──── No es necesario que lo hagas ──── Ithiel negó, caminando lentamente ──── No estás forzado a ayudarlos, nosotros...
──── Ustedes no pueden darme lo que ellos me recompensarán cuándo les diga sobre su plan ──── interrumpió con una sonrisa burlona ──── ¡Están tan acabados! Nosotros resurgiremos de nuevo.
──── ¿Estás seguro de que lo harán? ──── Zadkiel cuestionó, manteniéndose petrificado en su puesto ──── Sabes que a ellos no les importan los demonios menores, sólo son peones.
El demonio siseó, apretando el cuchillo en su mano ──── Tú no sabes nada, traidor. No sabes lo que se avecina, ninguno está preparado para nuestro resurgimiento.
Sahily dejó salir una leve risa, encontrando gracioso el hecho de que creía que sería parte de ese resurgimiento.
──── Estás tan equivocado ──── le susurró, intentando no moverse ──── Los dos sabemos cómo se mueven en el infierno.
──── Por supuesto, así como era más divertido oírte llorar por Ava ──── replicó con una sonrisa burlona en su rostro ──── Todavía recuerdo tus gritos y súplicas para que no le hiciéramos daño, pero ya está muerta, ¿no?
El enojo recorrió cada parte del cuerpo de Sahily, lo suficiente para cegarla. Sus manos se movieron con rapidez, tomando la muñeca del demonio y empujándola directo al cuello donde inserto el cuchillo.
La expresión del hombre cambió a una de sorpresa, sintiendo su interior quemar. Sahily mantuvo la presión, esperando que se desangrara lo suficiente para debilitarlo.
──── Ya no estamos en el infierno ──── ella le recordó ──── No dejaré que sigan jugando conmigo.
Sahily se apartó, dejando que Zadkiel enterrara la espada en el pecho del demonio. El momento de tensión se terminó cuándo oyeron varias voces que provenían de afuera.
──── Tenemos problemas ──── Nirelle avisó, observando como los humanos estaban señalando la casa ──── Tenemos que irnos.
──── ¡Sahily, trae las bolsas! ──── ordenó Zadkiel, agarrando las dagas.
La áurea asintió, subiendo los escalones. Agarró su chaqueta y un par de botas junto a las dos bolsas que ya habían preparado para irse con la ropa suficiente.
Bajó al mismo tiempo que Zadkiel agarró las llaves y la chaqueta oscura. Ithiel ya estaba afuera, sosteniendo el mapa en sus manos mientras Nirelle agarraba las armas.
Los áureos subieron al carro, viendo como los humanos estaban saliendo con curiosidad. Zadkiel manejó, saliendo de la calle con rapidez cuándo oyó varias sirenas de policía.
──── ¿Crees que nos persigan? ──── Nirelle cuestionó, cerrando la ventana.
Zadkiel miró por el espejo retrovisor, notando que todo estaba en calma.
──── No lo creo. Solo estarán esperando que regresemos ──── él respondió, encendiendo el radio ──── Si algo pasa, las noticias nos lo harán saber.
──── Ese demonio nos arruinó los planes ──── se quejó Ithiel, abriendo el mapa ──── Tendremos que aprovechar el tiempo por si otro demonio estaba al acecho.
Zadkiel ladeó su cabeza, pensativo ──── No lo creo. Se miraba fuera de sí mismo ──── musitó. Miró a su lado, agarrando la mano de Sahily ──── ¿Estás bien?
Ella asintió, apoyando su cabeza en el asiento ──── Lo estoy ──── dijo, tratando de darle una sonrisa ──── Será un largo viaje.
Zadkiel fue el primero en encargarse de manejar, manteniendo una conversación corta con el resto de los áureos. Podía entender lo tensionados que se encontraban, tenían una misión difícil por delante y ahora las dudas podían aparecer.
Cuando el sol empezó a esconderse, Ithiel cambió de puesto con el áureo haciendo que Nirelle también lo hiciera. Sahily se mantuvo alejada de su hermano, sin siquiera mirarlo así que fue una sorpresa cuando le pidió que se detuviera.
Ithiel lo hizo, mirándola con preocupación. Sahily abrió la puerta, apenas pudiendo salir cuándo vomitó sobre el pasto. Zadkiel la sostuvo antes que cayera, apartando el cabello rubio que estaba empapado de sudor.
──── Me siento mareada ──── ella le susurró, temblando bajó sus brazos.
──── Por supuesto que lo haces, no has comido nada en todo el maldito día ──── siseó el áureo, notando lo fría que se encontraba ──── Voy a conseguirte comida.
Los dos áureos volvieron a subirse. Sahily se acostó en el asiento trasero, tratando de eliminar esa pesadez en su cabeza y como su estómago seguía revolviéndose.
──── ¿Estás bien? ──── Nirelle preguntó, girándose ──── Estas sudando.
──── Tienes que detenerte en la siguiente estación de gasolina ──── indicó Zadkiel, sacando el dinero de su bolsillo ──── Ninguno ha comido. Pronto estaremos como ella si no lo hacemos.
──── Estaré atento ──── murmuró Ithiel, volviendo a manejar ──── Avísenme si tengo que detenerme, de nuevo.
El día siguió su transcurso, Zadkiel fue el encargado de comprar comida y pastillas para Sahily. Por su huida inesperada, tuvo que dejar todo el bolso de alimentos que había preparado.
La siguiente parada para echar gasolina, Zadkiel se dio cuenta de un detalle que supuso que a los áureos no les gustaría.
──── Nos estamos quedando sin dinero ──── avisó, acercándose a Sahily ──── Tendré que robar.
──── No, no lo haremos de esa manera ──── Ithiel negó rápidamente, apoyándose en el carro ──── Llegaremos de la manera más justa.
──── En algún momento lo haremos ──── replicó el áureo, cruzando sus brazos ──── El tanque no se llena por sí solo.
──── Oigan, tienen que oír esto ──── Nirelle interrumpió, moviendo su cabeza al interior del auto.
Subió el volumen de la radio, oyendo a los policías hablar sobre la búsqueda de tres potenciales sospechosos de un asesinato. Las descripciones coincidían con los áureos a excepción de Sahily, la única que parecía estar fuera de peligro.
Ella entrelazo sus dedos con los del áureo, preocupada por lo que podía suceder. Ser un blanco de los policías podría convertirse en un gran problema.
──── No nos atraparan ──── ella dijo, apoyando su cabeza en el brazo de Zadkiel ──── Estamos demasiado largo de la casa.
──── Mantengámonos lejos de problemas ──── musitó Nirelle, apagando la radio ──── Todavía estamos a mitad de camino, ¿no?
Ithiel le sonrió cálidamente ──── Sí, solo un par de días más ──── murmuró ──── ¿Nos vamos?
La noche pasó rápidamente para los áureos, teniendo que turnarse para manejar el carro o parquearse para dormir. No podían perder tiempo, pero tampoco perder la energía que tenían.
Sahily estaba en silencio, sentada en el asiento de copiloto. Sus pensamientos estaban llenos de todas las posibilidades en que podrían ser atacados hasta que un sonido hizo que se levantara, alertándola.
──── ¿Qué sucede? ──── cuestionó Nirelle, observando el pánico en su mirada.
Sahily miró la ventana con su frente fruncida ──── ¿Oyen esos aleteos?
Zadkiel apretó sus labios, buscando lo que la áurea estaba oyendo. El cielo estaba despejado y su alrededor era un desierto, no había ningún habitante, sólo una larga carretera.
──── ¿Estás segura...?
Ithiel no pudo terminar su pregunta cuándo la puerta del copiloto fue arrancada. Sahily intentó apartarse, pero un par de brazos la agarraron, sacándola del auto.
──── ¡Sahily! ──── Zadkiel gritó, dando un giro brusco.
La áurea gritó cuándo se dio cuenta que estaba en el cielo, rodeada de demonios femeninos que reían por su miedo. La altura era demasiado, si la dejaban suelta, podría morir o terminar lo suficiente lastimada.
──── ¡Alguien le tiene miedo a las alturas! ──── gritó una voz que conocía a la perfección ──── Es muy divertido, ¿no?
──── ¡Suéltame! ──── chilló, agarrándose del brazo de aquella mujer.
La mujer solo le devolvió la sonrisa, brillando unos colmillos en todos sus dientes. Los demonios femeninos eran los peores enemigos de Sahily, tuvo problemas con ellas incontables veces así que no fue una sorpresa que la hubieran ido a buscar.
Ahora sin alas, era una presa fácil.
Nunca aprendió sus nombres, solo sus rostros así que supo que se trataba de la líder. Solo necesitaba acabar con ella para calmar a las demás, una situación muy difícil.
──── ¿Quieres que te suelte? ──── preguntó la mujer, subiendo más ──── Está bien.
Sahily no tuvo tiempo para reaccionar cuando aquel demonio la soltó. Sus uñas se enterraron en la piel, pero no funcionó.
Para la áurea, todo el tiempo se detuvo, sintiendo su corazón latir con fuerza cuándo no había nada más a su alrededor. El aire la golpeó y su cuerpo solo giraba, sin poder sostenerse.
Un brazo agarró la pierna de Sahily, sosteniéndola antes que su cuerpo golpeara el suelo. Ithiel se esforzó en escaparse de los demonios femeninos hasta que una de ellas lo golpeó, forzándolo a soltarla.
Sahily cayó al suelo, el dolor se disparó por toda su espalda y sintió cómo su rostro se llenaba de la sustancia rojiza. A pesar de la mala caída, se levantó, corriendo directo al auto que estaba humeando.
No tenía ninguna posibilidad para ganar y tampoco quería ser una carga para los áureos que si podían vencerlas. Zadkiel y Nirelle estaban volando, tenían varios demonios rodeándolos, alejándolos de ella.
Estaban creando una emboscada para la áurea.
Un golpe en su espalda hizo que cayera al suelo, respirando pesadamente. Estaba quedándose sin energía y no tenía ningún arma a su disposición.
Se levantó cuándo la mujer se puso enfrente, mostrándole esa mirada llena de venganza por todo lo que le hizo.
──── Un pajarito me dijo que no tenías alas ──── ella canturreó, mostrándole una gran sonrisa ──── Te vez tan patética que casi conmueves mi corazón muerto.
Sahily rio, limpiando la sangre que chorreaba de su barbilla ──── ¿Vas a tomar la oportunidad para derrotarme? ──── cuestionó, alzando una de sus cejas ──── Tú eres la patética por aprovecharte, nunca fuiste lo suficiente buena para vencerme.
La mujer siseó, eliminando toda diversión de su rostro. Sahily supo lo que se aproximaba así que se preparó, sabiendo que tendría que aguantar hasta que alguno de los áureos se librará.
El demonio se lanzó a ella, intentando herirla con sus garras, pero Sahily fue rápida, apartándose del camino. Levantó su pierna, golpeando a la mujer justo en su garganta donde aprovechó para darle un puñetazo.
Sin una daga o espada, no había forma de matarla y llegaría un momento donde no podría seguir. Rápidamente la mujer detuvo los golpes, convirtiendo la pelea un intercambio de golpes.
La patada en el estómago hizo que Sahily se doblará, costándole respirar. Apenas pudo enderezarse cuándo sintió un golpe en su mejilla, haciendo que cayera al suelo.
El demonio se puso encima, colocando su rodilla en la garganta de la áurea. Una sonrisa de orgullo apareció en su rostro, finalmente obtuvo lo que más deseaba.
──── No eres una oponente digna ──── ella comentó, ejerciendo presión ──── Te daré un consejo, áurea, solo por esta vez.
──── ¿Y crees que lo seguiré? ──── murmuró Sahily, intentando apartarse.
La mujer ladeó su rostro, mirándola con diversión. La áurea estaba luchando, pero la debilidad dentro de ella era tan grande que incluso pudo sentirla. Colocó sus manos en los hombros de Sahily, girándola.
Con una de sus garras, rompió la camisa, viendo las grandes aberturas que seguían abiertas. Oyó los chillidos de Sahily, incluso los movimientos hicieron que se diera cuenta que todo el dolor seguía ahí.
Sin importarle que tan malo podría ser, metió una de sus garras en las aberturas, asombrándose de la sangre que surgió. Las alas oscuras estaban ahí, mostrándole que era verdad lo que los demonios hablaban.
La áurea estaba contaminada.
Los gritos de Sahily podían oírse en todo el espacio, tan desgarradores y llenos de dolor que solo estaban presionando a los áureos.
──── Tienes que eliminar todo el mal para que las aberturas cierren ──── dijo la mujer, enterrando cada vez más la garra ──── Solo hay pocos seres que lo hacen y tú conoces a uno.
──── No lo sé ──── susurró la áurea, apenas pudiendo abrir sus ojos.
──── ¡Si lo haces! ──── chilló, agarrando el cabello rubio. Se acercó a la oreja de Sahily, presionando sus labios ──── Piensa, estúpida áurea, así dejarás de ser tan inferior.
Sahily no pudo hacer nada. Todo su cuerpo estaba lleno de dolor y apenas podía mantenerse consciente, solo quería que todo terminara.
Sus manos estaban temblando y su pecho se apretaba ante cada respiración. No podía seguir luchando, no en ese estado tan vulnerable.
──── ¿Inferior? ──── comentó otra voz. Nirelle se acercó, balanceando su espada ──── No, creo que esa eres tú.
Sahily supo que Nirelle se iba a encargar cuándo las garras de la mujer salieron de sus aberturas. El dolor era demasiado, incluso para ella que siempre supo tolerarla.
La sangre estaba empapando toda su camisa, la sustancia pegajosa se extendió por todo el suelo, recordándole que no estaba bien.
Las esquinas de sus ojos empezaron a tornarse oscuras, deseando desaparecer ese momento. No podía moverse e incluso respirar era un trabajo difícil.
──── ¿Sahily? ──── Nirelle la llamó, dejándose caer a su lado ──── ¿Cómo puedo ayudarte?
──── Llama a Zadkiel ──── le susurró, cerrando sus ojos ──── Sabe lo... que tiene que hacer.
Nirelle se levantó rápidamente, ayudando a Zadkiel con los últimos demonios. Sin su líder a su lado, una por una fue desapareciendo sin querer morir.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Sahily al sentir la mano fría de Zadkiel. Estaba tan acostumbrada a su toque que no necesito abrir sus ojos para saber qué se trataba de él.
──── Todo estará bien ──── murmuró el áureo, apartando su cabello rubio.
Sahily tomó una larga respiración cuándo despertó. Su corazón latía tan rápido que estaba a punto de entrar en una crisis si no fuera por los brazos que la retuvieron por detrás.
La esencia de Zadkiel la tranquilizó, recordándole que estaba ahí. Ella apoyó su cabeza en el hombro del áureo, cerrando sus ojos.
──── Shh, estás a salvo ──── él explicó en voz baja ──── Estamos en un hotel, tranquila.
──── ¿Qué tan mal es? ──── preguntó Sahily, sintiendo las punzadas de dolor.
Zadkiel relamió sus labios, golpeando el piercing en la esquina de su labio inferior.
──── Demasiado, pero voy a curarte ──── murmuró, acariciando sus piernas ──── Trataré de ser gentil.
Ella sonrió, observándolo ──── Sé que lo serás.
Zadkiel ayudó a que la áurea se levantara, llevándola al baño. Quito pieza por pieza hasta dejarla en su ropa interior, tal como la primera vez, intentó no mirar.
Sahily se introdujo en la bañera, sintiendo el agua tibia que calmó parte de su tensión. Los dedos de Zadkiel desabrocharon el sostén, dejándolo observar toda su espalda.
Las aberturas estaban más abiertas, heridas por las garras de aquel demonio y la sangre seguía saliendo, así como las incontables alas oscuras.
──── Va a doler ──── mencionó, titubeando si debería de hacerlo ──── Lo lamento tanto.
Sahily intentó contener sus gritos e incluso las lágrimas, pero era demasiado. Los dedos de Zadkiel abrieron sus aberturas, sacando las plumas oscuras que solo estaban empeorando su estado.
La sangre oscura se mezcló con el agua, necesitando vaciar la bañera incontables veces. No podía dejar que el mal siguiera adelante así que el áureo trató de ignorar la molestia.
Cada grito que soltaba Sahily, hizo que Ithiel se acercara a la habitación junto a Nirelle. Las gotas de sangre estaban en el suelo hasta la bañera.
De inmediato se arrepintió de haberse acercado al mirar a su hermana de espalda, mostrándole las dos grandes aberturas que estaban abiertas, llenas de sangre.
Zadkiel mantenía su expresión en blanco, aunque sus dedos temblaban. Las plumas negras seguían apareciendo, un recordatorio de cuánta oscuridad había dentro de ella.
Nirelle también se quedó congelada. Nunca supo en qué estado se encontraba, pero no esperaba que fuera tan... desgarrador.
Ithiel se dio la vuelta, sin poder seguir aguantándolo. No podía sentir el dolor de Sahily ni ayudarla a detenerlo.
──── Es mi culpa ──── él susurró, dejando que las lágrimas cayeran por sus mejillas ──── Yo... rompí mi promesa.
──── No, nada de esto es tu culpa ──── Nirelle negó, acercándose ──── Ustedes no eligieron tener una profecía.
──── Si la hubiera seguido, probablemente no estuviéramos en esta situación ──── musitó, bajando su mirada ──── Soy el mayor. Se supone que la tenía que cuidar.
Ithiel salió de la habitación al mismo tiempo que Zadkiel envolvió el cuerpo de Sahily. La sangre se había detenido y ya no tenía alas en su interior.
Con cuidado, empezó a vestirla. El vestido era perfecto para ella, dejando que su espalda estuviera expuesta y así pudo colocar las vendas.
Los dos áureos se acostaron, Zadkiel estaba exhausto y apenas podía mantenerse despierto.
──── Tengo que protegerte ──── él susurró adormilado. Se acercó, pasando su brazo por la cintura de ella ──── Lo prometo.
──── Estaré bien ──── susurró Sahily, pasando sus dedos por las pronunciadas ojeras bajo los oscuros ojos ──── Duérmete. Es mi tiempo de cuidarte.
Zadkiel no necesito que lo repitiera cuándo cerró sus ojos, dejándose llevar por la inconsciencia.
me duele que Sahily este perdiendo su mente pero todo es cuestión de tiempo, verán que tendrá sus explicaciones!
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