Capitulo VIII

Uno

Tras una recuperación, Alex y Kaine podían gozar un poco de calma, después de todo la necesitarían para lo que vendría. El pelinegro se hallaba tomando un poco de jugo mientras sobaba las vendas que Reimu le había puesto, muy probablemente de no haber aprendido a manipular su aura  se habría curado en más tiempo. Kaine por su lado no estaba contento, parecía caminar de lado a lado mientras murmuraba para si mismo.

— ¿Qué sucede, amigo Kaine? —Preguntó Morry mientras dejaba su meditación, en la cual había estado sumido por horas.

—Es solo que, bueno che, no puedo evitar sentir que tuvimos suerte en la prueba final— El castaño se sentó al frente del mayor,  con el entrecejo fruncido —. Siento que fue mucha suerte, ¿y si el traje mío no me hacía como el tipo de la película donde todo es una simulación? ¿Qué habría podido hacer contra Mina? — Su expresión paso a ser a una de temor, a lo que Morry le dio un par de palmadas en la cabeza, la acción hizo que él chico más joven riera, sobándose el pecho.

—Debo estar sobre pensando las cosas, pero no puedo dejar de pensar en que habríamos hecho yo y el enano si no hubiéramos podido. — Kaine suspiró.

—Bueno, si me preguntas mi opinión creo que ustedes eran mas que capaces de ganar. —Alex, quien había estado mirando sonrió por los ánimos de Joey.

—El señor Morry tiene razón, Kaine, mira todo lo que progresamos en un mes, normalmente yo soy el que se pone nervioso pero... ¡Lo logramos! — El pequeño moreno se estiro, soltando un pequeño jadeo cuando sintió como su brazo aun dolía. 

Todo esto era escuchado en el otro lado de la habitación por Reimu, ella se llevo la mano a la boca mientras unas lagrimas se le escapaban, no podía evitar recordar al abuelo de Alex y como este la había acogido de niña.

"Hice bien, Gratham..." Susurro la castaña, antes de entrar al cuarto.

— ¡Chicos! — Su alerta hizo que los 3 se pusieran de pie. —Tenemos problemas.

. . .

Mina se hallaba metiendo mano en una pequeña máquina que producía interferencia, su habilidad aural le permitía manipular mecanismos con facilidad, justo el grupo llegó.

— ¡Me agarran justo en el momento adecuado! — La chica se colocó sobre la radio, con algo de dificultad levantó un perchero de metal de forma que la señal se configurara.

"En ultimas noticias, en las costas de Afraak un grupo de seres hechos de lo que parece ser tinta han surgido de la absoluta nada." La interferencia hizo que Mina tuviera que ponerse en punta de pies "- están tratando de abrir lo que parece ser un antiguo templo, si nos fijamos mas podemos ver como un santo que manipula electricidad se encuentra guiando a estas extrañas criaturas, las fuerzas armadas están siendo repelidas, los mantendremos al tanto".

—¿Qué quieres mostrarnos con esto, eh bebe? — Preguntó Kaine mientras se sentaba al lado de Ikki, quien tenía un montón de cervezas alrededor, todas acabadas. Para desgracia del castaño, un hedor horrible salió de la boca del hoshideano, llegando a su nariz y ocasionando que casi se vomitara encima.

—No es por querer ser irrespetuoso señorita Reimu —Continúo Alex —. Pero deberíamos centrarnos en los otros santos enemigos, ellos están afectando a zonas más importantes.

—No es tan sencillo, Alex —Morry interrumpió con su mano izquierda en su barbilla —. Me temo que él que está ocasionando esto desencadenara algo mucho peor. Hace más de trescientos años una extraña criatura fue enterrada en los confines de ese mismo archipiélago del Sabara, su tamaño era tal que sus pasos estremecían la tierra y arrasaba ciudades a su paso. No fue sino hasta que tres espíritus invocados por shamanes aparecieron para ayudar, en el combate se unieron en uno solo, encerrando a la criatura en las profundidades.

—Claro que podría ser una leyenda cualquiera, —Agregó Reimu. — De no ser que hay una base gigantesca bajo tierra, cada cierto tiempo hay temblores, los más cercanos a las zonas dicen que son la respiración de aquella bestia  a la cual le llaman Badon.

—Pfft, Badon... — Kaine no pudo evitar dejar salir una pequeña risa.

—Entiendo, ¿pero cómo llegaremos señorita Reimu? — Alex se había puesto detrás de Morry por el miedo al oír aquella historia.

"¡Jaja!" Una risa sonó como un eco por toda la habitación, Kaine se puso en guardia, al igual que Alex. Ambos miraron alrededor hasta notar algo inusual en el cuarto; Sobre un estante una figura de ébano se hallaba riendo, era un hombre de apariencia fiera y algo traslucida, su tono de piel era incluso mas intenso que el de Alex y su risa sonaba casi maniática o malintencionada. No fue sino hasta un par de segundos que se acomodó que Kaine contestó furiosamente.

— ¡No te burles de nosotros negro de mierda! — Por sus dedos atravesó la electricidad, antes de lanzarla contra la aparición, pero él invasor ni se inmuto. El ataque lo atravesó de lado a lado como una ilusión.

—Muy descortés por su parte, señor Kaine. —Su voz era rasposa, el sujeto estiró un pequeño báculo que tenía entre las manos. Por la parte de la espalda del argentalio, un perchero agarró su ropa interior, levantándose de golpe haciéndole un calzón chino que lo hizo gritar como una niña.

— ¿Quién es este individuo? — Alex estaba dudando en atacar.

—Chicos, les presento a Shigeta ThuThum — Reimu soltó un suspiro mientras el hombre flotaba hasta ellos —. El hechicero mas fuerte del planeta.

—Jajaja, perdonen, es gracioso el misticismo con el cual el hombre occidental cuenta estas cosas. —El hombre de barba fina hizo una reverencia a Morry y a Reimu —. Perdonen por no haber contestado la llamada antes, como pueden ver, me encuentro físicamente indispuesto, espero que esta manifestación astral no sea de su molestia.

—Sabe que su presencia jamas es una mi estimado. —contestó de igual forma Morry.

—Mi queridísimo Morry, veo que todavía no haz desposado a Reimu. —Su frase incomodo al Norhiano, por otro lado Reimu parecía estar echando fuego al oír eso —. Supongo que los hombres "civilizados" tienen estas costumbres extrañas.

Kaine cayó de cara al suelo, ahora con un fastidio evidente, no iba a permitir que un hombre bárbaro hablara así.

— ¡Che, para un poco señor "negrito mágico", te estamos tratando bien! ¿No deberías comportarte? Sos un invitado. — El hechicero solo volvió a sonreír, antes de empezar a reír molestando más a Kaine.

—Todos aquí son menores que yo, por ende, mis palabras no tienen que ser respetuosas.

— ¡Vení acá! —Kaine se abalanzó, pero de nuevo lo atravesó, chocando su rostro contra la pared de mármol.

—Sea como sea... Tienen una misión ahora. Pero como mi poder es reducido en el plano mortal solo puedo llevar a tres de ustedes.

Reimu y Morry se miraron antes de asentir, ella hizo una señal en afirmación.

—Está bien, es momento de que vayan chicos. Esta será su primera misión como santos oficiales. — la mujer les dedico una mirada aprobatoria  a ambos.

— ¿Estas listo, enanito baliviano? —Una sonrisa se dibujo en el santo que era representado por el rosado.

—Nací listo. —Ambos chocaron sus puños mientras Morry tomaba su pulsera.

—Yo soy el encargado de su seguridad, es mi deber como caballero acompañarlos. — agregó Morry.

—Muy bien, mucha cháchara y pocas nueces, espero que estén listos. —El hechicero empezó a conjurar unas palabras en un idioma antiguo e indescifrable.

—Antes que se vayan...Chicos, tomen esto —Reimu les dio a ambos una placa extra; para Kaine la del tirador de fuego del tren, cuya placa tenia un dibujo de un erizo, y para Alex, la del águila.

— ¡A la mierda! ¡Se viene algo buenísimo che! —Kaine empezó a reír.

—Pero Reimu...Esto es tu armadura. — Alex no podía dejar de ver la imagen del águila.

—Lo se, pero prefiero que tu estés seguro pequeño, siento que haberte impulsado a venir es mi culpa  —La mujer se agachó, agarrando los hombros de su estudiante. — No me perdonaría si algo te pasara. Pero es un paso que debes dar.

Alex no pudo evitar dejar salir un par de lágrimas, las únicas personas que le habían confiado de esa manera algo tan importante se contaban con una mano, y ahora tenía a Reimu, dándole la oportunidad de demostrar que era de confiar. Limpiando un poco su rostro asintió.

. . .

En la oscuridad de una iglesia se hallaban varias figuras discutiendo, Durero, Tarantula y Cashr, junto a uno mas, que se hallaba golpeando un saco de boxeo.

—Cuida tus palabras, Tarantula — se pronunció el de traje gris mientras señalaba al de armadura celeste y blanco. — Su santidad fue amable contigo al no haberte amonestado por no ayudar a Cashr en la ciudad.

—No malentiendas lo que digo, Durero — Tarantula se sacó el casco, revelando una melena dorada junto a una piel tostada, sus ojos eran verdes y expresaban una frialdad digna de su habilidad. — Pero nada nos asegura que los que hicieron el trato con el papa vayan a mantener su parte, solo acordamos dejar a la humanidad indefensa. 

—Y ellos darnos un lugar en el nuevo orden. — contestó Durero.

Cashr quien jugaba con unas cuchillas se detuvo en seco al ver quienes estaban frente a ellos; un hombre de aspecto andrógino y una piel pálida como el papel, su cabello era lacio llegando a sus caderas. Su ropa era bastante arcaica, de gabán y cuello largo, con un bonito sombrero de copa.

—Vaya, si son el grupo de asesinos del vaticano. —Su tono afeminado irrito visiblemente a los hombres, quienes no podían hacer nada para callarlo. —Ya he terminado de hablar con vuestro jefe, y si me permiten agregar; me siento terriblemente ofendido de que ustedes, sus más leales lacayos duden de mis intenciones.

Fingiendo ser una dama se llevó una mano para taparse la frente, Durero gruño mientras Tarantula lo detenía de cometer una acción estúpida.

—Sea como sea... — El afeminado miró al cuarto individuo, quien había estado golpeando el saco con intensidad todo este tiempo —. Su santidad desea hablar contigo, pequeño guerrero de Net, luce convencido de que eres útil después de todo.

Tras esas palabras el otro sujeto, cuya piel era totalmente negra como la pintura se detuvo. Sin voltear la mirada agarró lo que parecía ser un casco dorado, con la parte baja totalmente curvada, recortada en la zona de la boca y ojos. Se ató unas vendas a las manos y caminó hacia el confesionario que estaba cruzando un pasillo,  los otros parecían mantenerse nerviosos.

—Por otro lado, ustedes deberían volver a sus lugares de invasión, ¿No mis amores? Y recuerden, si están desesperados pueden recurrir a las células que les di. —El sujeto caminó de forma coqueta entre ellos, seguido de otro individuo de traje verde. Mientras tanto, el guerrero del casco entraba en el confesionario, hablando en voz baja.

—Perdone padre porque he pecado...

—Tranquilo, hijo, continúa. —habló el misterioso al otro lado de la caja.

—Estoy listo para reunirme con mis soldados, ¿Por que quería que nos reuniéramos?

—Tengo un presentimiento de que no lo tendrás tan fácil querido hijo, pero temo por tu alma, puedo sentir duda en ti al igual que Tarantula. — Esas palabras pusieron nervioso al guerrero, quien con desespero golpeo la pared.

— ¡N...no! ¡Porfavor! ¡Ese pensamiento es errado querido padre! ¡Jamás dudaría de usted ni aunque estuviera por morir de la forma más horrible posible! — Su tono estaba quebrándose.

—Tranquilo, hijo, confío en tu palabra. — El guerrero soltó un suspiro, ahora más tranquilo. — Pero es hora de que me lo demuestres definitivamente, cuando la bestia surja quiero que te unas a ella para poder ayudarme en mi misión sagrada, ¿estarías dispuesto a perder tu cuerpo con tal de ayudarme?

— ¡Usted sabe que daría hasta la última gota de vida mi señor! —El sujeto casi parecía volverse loco con cada palabra.

Dos

. . .

La llegada a la sabana de afraak era una maravillosa, al menos para Morry y Alex así era. Kaine por otro lado no lucía muy feliz, el olor de la tierra y las heces de bestias se filtraron hasta su nariz y siendo el mas sensible a hedores tuvo que taparse para evitar vomitar.

—Debería haber venido la niña. —Refunfuñando el chico de cabello castaño trató de avanzar, pero lo que le toco fue horrible: su pie fue a parar a un grupo de caca que para su mala suerte se encontraba tapada por la hierba.— Voy a matar a alguien cuando regresemos.

Alex empezó soltar carcajadas, Morry se tapó la boca para no reir y como era de esperarse Shigeta imitó al mas pequeño.  Mientras Kaine se limpiaba, el afraakiano pudo sentir algo venir del mas pequeño, una sensación de nostalgia, no fue sino hasta que el chico preguntó que comprendió de donde venia ese extraño sentimiento.

— ¿Usted conoció a mi abuelo, señor Shigeta? — Alex, viendo que Shigeta se adelantaba, aumentó la velocidad para ponerse al lado.

—En mi cultura solemos recordar a los muertos con un gran respeto sin importar si fue malo o bueno, pero puedo decirte con seguridad que ha sido el hombre occidental que mas he respetado en mi vida. —La proyección astral tomo un momento antes de proseguir. — Por él fue que me alié con los del vaticano.

—Él estuvo por estas tierras, ¿fue en ese entonces que lo conoció?

—Era una cría en ese entonces, la guerra civil había devastado mi ciudad natal. Habría muerto de hambre seguramente o me habrían fusilado por ser de una de las tribus, pero tu abuelo fue bueno y me acogió como tutor, me alimento y me envió a estudiar a los Santuarios del Éste.  —El hombre ropa amarilla observó una pequeña tribu a la distancia, sus casas eran de paja y barro, muchos hombres de pieles oscuras y algún que otro más pálidos en comparación se hallaban preparando una fogata en el centro de la comunidad. — Llegaron a su parada, el anochecer esta próximo y mi tiempo se está acabando.

—¡¿Cómo que te vas!? — Kaine quien iba al último se desesperó, agitando las manos de lado a lado. — ¿Cómo volveremos después?

—Yo me asegurare de llevarlos de nuevo, claro, si es que sobreviven. — Con esas palabras el argentalio no pudo evitar estremecerse, Morry soltó un suspiro antes de seguir por delante acompañando al castaño. Alex por su lado permaneció un rato mas con Shigeta.

—Señor.—Alex volvió a pronunciarse mientras sus amigos llegaban a donde los pobladores. —¿usted sabe algo del papa?

El hombre de ébano pudo notarlo, era una sensación extraña la que salía del chico, un dolor que los de su aldea percibían como "mal augurio" y por primera vez su rostro paso de una sonrisa a una seria. El hechicero bajo su centro para poder acomodarse.

— ¿Qué quieres saber sobre el papa? ¿Acaso...?—Preguntó mientras flotaba todavía.

—Quiero venganza. — Alex apretó con cólera sus manos, un resentimiento que alertó un poco al hombre.

—Joven Alex, puedo comprender que estés enojado, sin embargo la venganza tampoco es un camino digno.

— ¡Él me arrebato a mi abuelo! ¡Yo le arrebatare la vida aunque me cueste la mía! — sus palabras causaron algo de tensión al negro.

—No puedo detenerte joven Alex, pero puedo comprender...Mi aldea lamentablemente no creía en el camino de la violencia, tal vez por eso fue que fueron tomado por rebeldes al no estar de ningún bando en la guerra civil. Y es, a decir verdad un pensamiento que no comparto en en lo absoluto, pero hay una historia antigua que ustedes cuentan. Si mal no recuerdo iba así:

Un día el poderoso leopardo no encontraba comida para sus crías, cuando rogó por ayuda a los otros animales, estos se desentendieron. Cuanto mas buscaba, mas sus pobres hijos sufrían, no fue sino hasta que fallecieron que una cólera se apodero de la bestia y en su afán de encontrar culpables se hallo al Ajolote y a su familia, tan preciosos e impasibles, su paz parecía solo alimentar la rabia que estaba dentro del felino.

"¡Si el pequeño puede tener a los que ama y yo no, entonces renuncio a mi moral!" Y así fue como el leopardo masacro sin ninguna justificación a la familia del ajolote. Pero el castigo divino por haber matado a una raza divina no se hizo esperar; El mismo enojo cayó sobre el ultimo ajolote, quien con sus ojos empapados en lagrimas le rogó a los dioses, no justicia, sino venganza.
Se lo concedieron, pero no de la forma que esperaba. El ajolote se transformó en una bestia, consumida en aquel sentimiento agobiante y con solo un deseo; vengarse. El leopardo fue asesinado por la criatura, que se quedó sola una vez mas, ahora con aquella forma monstruosa, incapaz de formular palabras o sentir algo que no fuera ira. Con la venganza como único medio para sentir algo empezó a masacrar a  otros animales, no le importaba que fuesen crías, o que fueran sus amigos, solo quería detener el sufrimiento. No fue sino hasta que todo el bosque había muerto que se percató de una terrible verdad; la bestia en la que se había transformado era un leopardo.

—Pero, el no es un leopardo —Alex se sentía que lo tomaba de tonto. Soltó un sonido de molestia. — Y yo tampoco soy un ajolote, ni mucho menos le haría daño a alguien que no fuera ese sujeto. ¡Ademas que en la historia el leopardo se cegó por algo totalmente entendible, no como el papa! —Shigeta se llevó una mano a la cabeza mientras retomaba su dialogo.

—No obstante, no sabes nada de lo que hizo que tomara esa decisión, tampoco que cuando acabes con su vida te sentirás mejor.

El mas pequeño estaba visiblemente molesto, no le gustaba mucho la forma en la que buscaba disuadirlo. Solo golpeo una roca, reduciéndola a nada, ni siquiera dejando polvo tras de sí.

—Pero si lo que buscas es seguir tu venganza, lamento informarte que jamas lo vencerás. —El semblante del pequeño cambió radicalmente a uno de miedo, el sudor empezó a brotar de su frente. — Ni en cien, doscientos o incluso milenos, no importa cuánto entrenes, no eres más que una pulga para él.

— ¡Entonces debe haber una forma! — Objetó el pequeño mientras sus ojos negros se posaban sobre los del hombre de color.—¡Tu debes ser capaz de ganarle!

—Lamentablemente, incluso a estos grados desconozco si mi poder se le compara. Él no es una amenaza solo para el planeta, sino para toda la existencia. —concluyó, haciendo que el chico bajara la mirada. — Aunque... Hay una forma, y esa es que liberes la séptima consciencia, Alex.

Ese nombre hizo que el pequeño recordara una de las clases de Reimu.

—Recuerdo que ella lo menciono una vez, es el siguiente nivel a la sexta consciencia.

—Estas en lo correcto; Sin embargo hay un gran problema si es lo que buscas. Ese nivel aureal solo puede ser alcanzado por aquellos que conocen a profundidad su propia alma, su esencia, conocer íntegramente tu cuerpo a la misma vez que tu aura, es probable que mueras sin haber descubierto como usarla.

— ¿Cómo la alcanzare? — el joven agarró de los hombros al hombre, ahora con desespero. — Por favor señor Shigeta, debe haber algún modo.

—Tal vez si conoces el origen de tu propia existencia —Shigeta se dio media vuelta —, eso o tal vez algún método alterno —El hombre se agachó a la altura de Alex. — Alex, debes estar dispuesto a morir.

—Yo lo estoy — contestó sin ninguna clase de duda en su rostro o voz.

—Entonces creo que podrás hacerlo. — Shigeta levantó su mano y una energía extraña rodeo a Alex, quien sintió como su aura se comprimía dentro suyo. — Te di una "condición". 

—¿Cual es? — Alex no había hecho una condición para sí mismo. Las condiciones permitían a los usuarios de aura liberar mas poder o maximizar una técnica. 

—Te darás cuenta en el momento que deba llegar, Álex. — Shigeta empezó a desvanecerse lentamente.

—¡Espere, quiero saber mas! —El pequeño se le abalanzo, pero la desaparición del hombre fue algo que inevitable, y así, sin la más remota idea de que hacer se dirigió junto a sus compañeros.

. . .

Los extranjeros observaban con curiosidad a los lugareños, Morry se mostraba mas que sorprendido por las costumbres. Los niños estaban jugando con una especie de juguete hecho de lana, las mujeres de alturas igual de colosales que los hombres cargaban jarrones hechos de cerámica sobre sus cabezas con una perfecta sincronía mientras alimentaban a sus bebes, los hombres charlaban en idiomas (que eran bárbaros para el Argentalio) y los perezosos degustaban bebidas malolientes mientras Morry quedaba mas que extasiado ente todo.

—¿Cómo puedes tener ese rostro? Este lugar huele horrible, las mujeres tienen labios demasiado anchos y son unos nudist... —Kaine entonces observó algo que lo hizo ver el mismo cielo; un grupo de mujeres de diferentes complexiones, parecían no ser de por allí, notó las extrañas características y se dio cuenta que no eran totalmente humanas. A diferencia de los miembros de la aldea, en sus cabezas sobresalían cuernos o orejas peludas junto a colas. —¿Esos son faunos? ¡Santo cielo!  ¡No veía uno en mucho rato!

—Si, a diferencia de como ocurrió con los pueblos originarios en varias partes de la Occidente aquí los faunos son vistos como divinos. — Kaine no podía dejar de mostrar mas que asombro, con su boca casi apunto de tocar el suelo de la impresión, un pequeño muñeco chocó con él. —parece que tienes amigos, ¿no Kaine? — El castaño volteo la mirada, topándose con el grupo de niños. 

Eran una mezcla extraña entre los pequeños afraakanos y los faunos, mismos que jugaban a perseguir el muñeco, tal imagen le recordaba a Kaine momentos de su infancia cuando su grupo y él hacían partidos. Por primera vez desde que había tocado aquella nación sonrió, empezando a jugar con ellos.

—¿Sabes, Morry? Tal vez tengas razón, este lugar no puede estar tan mal. — El chico corría animadamente junto a los demás, mientras que las madres se acercaban a Morry, chocando sus cabezas contra él como gatas.

—¡Jaja, que adorables! — Mientras ambos parecían estarse relajando, Alex seguía pensativo, observando a sus amigos. 

El agobio que lo aquejaba solo le generaba mas dudas, ¿Qué planeaba hacer si no podía con el papa? ¿Reimu y Morry podrían? ¿Acaso de verdad no podría hacerle nada? Los pensamientos se desvanecieron en el minuto que el pequeño juguete cayó sobre su cabeza, cuando levantó la mirada se topo con Kaine y la muchachada a toda marcha contra el, el miedo lo hizo gritar antes de huir de ellos con el muñeco.

. . .

Una familia les permitió pasar la noche, los tres se sorprendían por como la familia de tres los trató como iguales, les dieron cobijo y alimento abundante, aun siendo totales desconocidos. Aunque Kaine tenia aun problemas al adaptarse lograba masticar, Alex no comió mucho, caso contrario a Morry, cuyo apetito voraz le hizo repetir hasta tres veces. El grupo finalmente pudo descansar en el suelo, recubierto por una especie de manta, tener la barriga llena hizo que el mayor de los tres se durmiera rápido mientras Alex y Kaine permanecían despiertos.

—Che Alex, dime, ¿Qué hablaste con Shigeta? —Kaine se acomodaba en la manta, tratando de hallar una posición cómoda.

—Yo no quiero hablar de eso Kaine, estoy cansado. — Se justifico el mas pequeño tratando de conciliar el sueño.

—Che, siempre lo mismo con vos negrito sucio — Dice el otro, a la vez que pellizcaba el hombro de su amigo. Alex gruñe dándole una pequeña palmada en el vientre, ambos empezaron a reír tras unos instantes. —  Bueno, dale decí que te pasa, no me hagas preocupar al pedo.

—Esta bien — Alex soltó un bufido, miró a su amigo y prosiguió: — tal vez, no podamos pelear contra el papa, es lo que me preocupa.

—Vamos Alex...No te pongas tan mal por estas cosas, solo ayudaremos a Reimu en lo que podamos, si no se da, no se da. — El castaño trató de calmar a su amigo, quien volvió a insistir.

—Es que no quiero quedarme solo con eso, quiero ayudar a Reimu, quiero enfrentarme a ese hombre y...

—¿Y que le harás? ¿Matarlo?

—¿No me ves capaz?

—Alex —Kaine no pudo evitar soltar una risotada, creyendo que su amigo bromeaba. — No seas tonto, sos la persona mas buena que conozco, tal vez Morry te compite... Pero sos mansito, no matarías ni a una mosca amigo.

—¿En serio me percibes así? El mato a mi abuelo, Kaine.

—Mira chango, no te pido que no estés enojado, pero pensalo, ¿a vos que bien te va a traer matarlo? Nada.  ¿Qué clase de justicia hay en el ojo por ojo? Porque si aplicamos eso, mamita querida, acabamos todos ciegos y eso me lo decía mi abuelo y que Allmer me lo tenga en su gloria.

Alex estuvo una pausa por unos momentos antes de volver a hablar:

—¿Tu no estarías igual en mi lugar? — eso hizo a Kaine mirar de forma seria a su amigo, se paró un poco y lo agarro por los hombros.

—Día tras día me culpo a mi mismo por lo de mi abuelo, me duele mucho, pero sabia que si yo me mataba o algo me pasaba, mi abuela quedaba sola, el único culpable de su muerte fui YO, yo, yo, y solo yo... Y si, vivo con el dolor, pero de nada me sirve lamentarme o buscar culpables. Yo te digo la verdad; no seria capaz de matar a nadie, porque créeme que estuve al borde de hacerlo en mi época de matón de secundaria.

—Perdóname, Kaine. — Lagrimas salieron de los ojos de su amigo, pero el argentalio tomo sus mejillas y le limpio la cara.

—¡Che, para tampoco nos pongamos maricones! ¡Me vas a hacer llorar a mi también boludo!

Mientras ambos amigos hablaban, Morry,  se había despertado al oír la charla de ambos. No pudo evitar ponerse risueño, la amistad de ellos dos le traía recuerdos de su pasado, uno que pese a que había intentado olvidar por mucho, debía afrontar, y vaya que lo haría pronto.
La calma duró poco, el sonido de una explosión no solo alerto a la familia y a ambos jóvenes, sino que a todos los pobladores. Cuando se levantaron vieron por la puerta hecha de paja un ambiente infernal.
Las cosechas habían sido prendidas en fuego mientras la gente huía atemorizada, las mujeres felino cargaban a sus crías para correr, pero extraños disparos venidos de unos hombres en armadura las paralizaron. Niños y ancianos eran obligados a caminar hacia coches antes de que estos salieran a toda velocidad.

—¡Alex, Kaine, vayan a ayudar a la gente! ¡Yo apagare el incendio! — Morry fue el primero en saltar a la acción, brincando entre las casas pasó entre los disparos de aquellos individuos de traje, llegando a una pequeña fuente, dos de los individuos trataron de interponerse, abalanzándose al muchacho. 

Morry giró sus manos, desarmandolos en el proceso,  el profesor tomo una bocanada de aire, sintiendo como su energía se transmitía hasta su palma.

"¡Palma vacía del ermitaño!" El puño dio en el pecho del atacante, mandándolo hacia arriba, momentos donde se deshizo en un extraño líquido. Morry se sorprendió  a la vez que detenía con su mano el puño del otro.

—¡Chicos, no son humanos! — Cuando gritó eso, empezó a conectar golpes furiosos a través de todo el cuerpo del sujeto, quien se volvió liquido tras que el santo destrozara su cabeza. 

Kaine por otro lado  tenia sometido a varios de los soldados con sus raíces, dirigió uno de los tallos hacia los  autos que estaba cargado de las mujeres faunas, separadas de sus crías.

—Mierda che. —El castaño apretó sus puños, haciendo que sus constructos  aplastaran el cuerpo de los seres fácilmente, se aproximó hacia el vehículo, destruyendo los candados para que las mujeres salieran.

Alex golpeó el suelo, causando que alrededor de él un haz de luz saliera hacia arriba, todos los seres de su alrededor fueron desintegrados ante el ataque, que dejó un gigantesco hoyo.

—Nada mal...Alex Gratham... —El chico se dio la vuelta, y allí pudo divisar a una extraña figura de negro, solo era visible gracias a una capa de color rojo y su casco dorado. 

No fue sino hasta que Alex utilizo su vista aural que se percato de que era otro usuario de aura, quien de un salto se posiciono detrás de él. El chico se volteo, antes de recibir un poderoso guantazo del desconocido, que lo envió hacia unas casas, atravesándolas con su cuerpo.

—Mi cara... — el pequeño se levantó, observando al contrario pasar entre los escombros, Alex se puso en posición. 

El guerrero de tinta empezó a lanzar golpes mientras sus puños se estiraban, rompiendo el viento y la propia barrera del sonido, sus primeros ataques dieron en la guardia del pequeño quien no desistía al avanzar entre las incesantes ráfagas.
El enemigo al notar como muy apenas podía conectar se preparó, dirigió todo el liquido a su brazo, haciendo a su puño tomar medidas exageradas. En el instante que lo iba a lanzar, Alex uso el truco de concentrar energía en la pierna trasera, sin  que el oscuro pudiera disparar ya tenia al joven conectando un hábil golpe de derecha cargado de energía que dejó rígido el cuerpo del atacante, quien por el golpe sentía que el cerebro le daba vueltas.

Alex recargó, no iba a dejar que se fuera tan fácil, flexiono las rodillas y lanzo un uppercut de derecha contra el cuerpo desprotegido del sujeto, elevándolo por los aires. El puño del santo empezó a brillar, iba a disparar sus "Estrellas fugaces", pero algo sostuvo sus piernas, era aquel extraño liquido.

—Que potencia devastadora.— El del casco le tardo un poco, pero pudo levantarse, el chico quedó helado al ver como sus ataques parecían casi no haber hecho nada. El individuo que tenia al frente definitivamente era fuerte. —Pero ni tu ni yo hemos liberado el cien porciento de nuestro poder, ¿verdad?

—No dejare que les hagas nada. —Alex trato de safarse, pero sin su traje era imposible.

—Con esa rabia puedo percibir que sientes un odio tremendo hacia mí. Pero todo esto es por un bien mayor.

—¿¡Un bien mayor!? ¡Matar a mi abuelo no fue un bien! —El cuerpo de Alex empezó a brillar intensamente, fue lentamente rodeado por una especie de cúpula de energía — ¡Acabaré contigo! ¡Onda cósmica!

El sujeto se cubrió con su capa, antes de que la energía rebasara el cuerpo del pequeño, estallando en un brillo que se elevó por los cielos casi iluminando parte de la región. Morry noto esto justo cuando apagaba el incendio.

—¡Oh no, Alex! — El hombre se apresuro a ver de donde venia el brillo, pero se topó con algo que le heló la sangre, el individuo de piel totalmente negra levantaba del cuello a su pequeño amigo.

—El odio que sientes hacia tu santidad es un pecado imperdonable... No puedo permitir que sigas viviendo, te reunirás con tu abuelo en el cielo. — Con esas palabras el guerrero empezó  a hacer brotar  un mango de espada de su pecho, el cual lentamente retiró haciendo sonidos algo grotescos hasta sacar todo un enorme sable, con frialdad acercó el objeto al vientre del chico empezando a atravesar su carne, el arma llegó profundo. Alex empezó a gritar, su dedos arañaban los brazos de su captor.

—¡Dejalo! ¡Ataaa! — Morry alcanzó a llegar antes de que el chico fuera totalmente cortado, llegó con una patada voladora que envió por los aires al guerrero de tinta, haciendo que Alex cayera de espaldas mientras jadeaba.

—Desgraciado... ¡Atata! ¡Ata! —Con gritos de rabia, Morry se hallaba intercambiando golpes con el santo de negro, cuyos ataques no se le comparaban a la rabia de puños del artista marcial.  En un rápido movimiento Morry agarró el brazo, dando un puñetazo al codo destruyendo la extremidad y dejando el hueso quedara expuesto, un así el sujeto de tinta no parecía demostrar dolor.

—Pronto pagaras por tus pecados, Joey Morry. — El hombre se agarró el brazo roto, mientras hacia brotar del suelo un ser de tinta, el cual distrajo al mayor.  Morry le tomó solo un golpe liberarse, pero se percato de que el enemigo ya no estaba allí.

—Morry... —La tenue voz de Alex llamó al hombre, quien estando asustado corrió a auxiliarlo presiono la herida mientras Kaine también llegaba. Ambos trataban de detener la herida pero parecía inútil.

—¡Kaine, utiliza tu aura! — El castaño como pudo empezó a desprender su energía, esta rodeo la herida, haciendo que las pequeñas raíces empezaran a unir la carne con lentitud entre los pequeños borbotones de sangre que habían manchado las manos y ropa de los tres. 

Alex por algún poder milagroso pudo mantenerse despierto por quien sabe cuanto hasta que las personas de la tribu restantes ayudaron, Alex fue puesto en una cama mientras los chamanes le administraban extrañas curas y ayudaban a Kaine a parar el sangrado.

 No fue sino hasta que los ancianos y sus amigos se alejaron que pudo dormir plácidamente, le dolía todo, le dolía haber sido tan débil y le dolía sobre todo la idea de no poder hacer nada contra el santo.
La oscuridad que le proporcionaba sus ojos cerrados era extrañamente confortable,  en ese estado onírico su cuerpo era rodeado por figuras extrañas de color negro, con ojos que abarcaban todo su rostro, estas lo miraban como si le desearan el mal moviéndose de forma sincronizada en perturbadores ruidos.
Mientras mas se acercaban mas Alex podía ver como estos tomaban una forma semejante a la de los animales que tanto amaba; ajolotes pequeños que mantenían su mirada de sentencia perpetua. No sabe cuantas horas fueron, pero despertó tras sentir los primeros rayos de luz golpear su rostro; aun ensimismado abrió los ojos observando la compañía.


Tres

—Despertó, joven Alex. —El tono de voz hizo que el chico se percatara de quien era el que lo vigilaba. Era el padre de cabello azul y ojos rojos que había conocido antes de irse en tren. El hombre había estado tratando los golpes y la herida, llevaba un trapo húmedo entre las manos además de un botiquín.

—¿Qué hace aquí? — Dijo el joven mientras trataba de levantarse inútilmente.

—Estaba en una misión para mi iglesia, lamentablemente fue cerrada la semana pasada por los incidentes. —el tono algo desesperanzado del hombre indicaba que no la había estado pasando bien. — Pero tengo una misión mas importante, una que el propio All-mer me ha revelado y que quiero lograr.

—¿Cuál es?

—Solamente tratar de que la vida continué su curso, mientras promulgo la palabra del gran All-mer. — Alex no pudo evitar sentirse mal oír ese nombre, el gran dios All-mer, el mayor ejemplo de amar al prójimo. — Sea como sea, debo retirarme ya. Aunque si me dejas preguntar, ¿acaso puedo sentir en ti algo de ira?

Alex permaneció callado, evadió la pregunta con otra: —¿Dónde están mis amigos?

—Se fueron al amanecer, están siguiendo a los secuestradores a una de las pequeñas islas que están en la costa. —El hombre tomo sus cosas, dispuesto a retirarse hasta que sintió como el chico forcejeaba para levantarse.

—¡Tengo que ir rápido! — Antes de poder siquiera mantenerse de pie, el hombre de cabello azul lo sostuvo para evitar que cayera.

—Sigues herido, no puedes ir...

—¡Tengo que! ¡No puedo dejarlos solos! —Incluso hablar se le complicaba, el dolor punzante de su abdomen no cesaba incluso tras de que la herida hubiera logrado ser cerrada, el peliazul volvió a preguntar:

—¿Por qué deseas tanto ir?

—Porque son mis amigos, ellos harían lo mismo por mí. —Con esas palabras agarró su camiseta verde, el padre quedo intrigado por la respuesta y aun con pesar decidió aceptar.

—Quédate quieto — con esas palabras sus palmas brillaron en un intenso morado, morado que activó la esencia azul del cuerpo del pequeño, ambas se unificaron como lo hacían la de él y Kaine, formando un color purpura intenso, Alex podía sentir el dolor desvaneciendo. — no sobre fuerces tu cuerpo en le combate, si utilizas muchos ataques de aura es posible se debilite y la herida se vuelva a abrir.

—¿Usted es también uno? —Los ojos de Alex brillaban al ver la habilidad milagrosa.

—No me gusta utilizar mi aura— tras retirar sus manos, se dio media vuelta. — Ten cuidado allá afuera, Alex.

El joven se levantó de un salto, se puso sus botas y agarro las dos placas que poseía. Cuando salió afuera lanzó hacia arriba la del águila, haciendo brotar de esta una majestuosa ave metálica, ofreciendo sus garras mientras elevaba vuelo.

. . .

Las criaturas de tinta se hallaban utilizando látigos para golpear a los rehenes, los pobres levantaban rocas y golpeaban con picos una estructura de gran tamaño que se hallaba a los pies de un volcán de cientos de kilómetros. Casi como rugidos, pequeños movimientos sísmicos causaban que del suelo brotaran aires altamente tóxicos que mareaban a los ancianos, los cuales eran reprendidos sin distinción.

—Hahaha, estúpidos niggers. —Era el santo gordo que había sobrevivido al combate del tren, comiendo una hamburguesa extremadamente gorda apropósito, haciendo que los niños lo vean. Una de las niñas con las que jugaba Kaine no pudo evitar enojarse, mientras nadie la veía, agarró una piedra para lanzarla al gordo, causando que  cayera al suelo —¿Qué? ¡maldita child! — el sujeto chasqueo los dedos, haciendo que los guardias se aproximaran a la pequeña fauna. Pero en consecuencia fueron agredidos por mas rocas de los niños, quienes se habían logrado zafar de sus cadenas.

—Haz que tus hombres controlen a estas alimañas. — exigió el gordo mientras se tapaba de la tierra que le caía en cara.

 Su compañero era aquel guerrero de tinta, cuyo brazo era rodeado por un molde para recuperarse de la herida ocasionada por Morry. Este se dio la vuelta mientras lo guardias empezaban a saltar entre sí, tomando una forma viscosa que se unifico hasta crear seres humanoides de casi 5 metros, quienes sometieron a la gente, los niños trataron de huir, pero las cadenas volvieron a atosigarlos.

—¡Che gordo de mierda! — El grito hizo que el hombre rubio girara la cabeza, sobre un pequeño risco dos figuras se hallaban apuntándolo amenazadoramente, un chico castaño y el otro un joven de ropa negra; Kaine y Morry habían llegado a ayudar. —¡¿Nunca te pusiste al lado de alguien de tu tamaño?! ¡Ah, pero seguramente no los encuentras porque equivales a dos! — mientras el hombre rechoncho se enojaba, las bestias avanzaron hacia los dos individuos.

Morry fue el primero en saltar, uniendo sus pies y tomando aire para dejar fluir su energía. El macho conectó una doble patada sobre uno de los seres de tinta, deshaciéndolo en el acto y liberando a la gente.
Kaine en su idiotez se quedo animando a su amigo, antes de que una de esas criaturas saliera por detrás, dándole tal manotazo que lo envió por los aires, estrellándose contra una de las rocas. Incrustado en la pared, trató de moverse, solo para caer sobre otras rocas que lo hicieron gritar de dolor.

—Creo que me rompí algo... —El chico se arrastró, observando como Morry daba golpes precisos y con majestuosidad, sus técnicas, movimientos y poses eran perfectos, su brutalidad al atacar incluso parecía la pincelada de un artista, sus puños generando huecos gigantescos a las partes de cada uno de los seres que caían al suelo vueltos el liquido que se secaba al tacto.

—¡Lo haces bien Morry!

—¡Eh, eh, lo estoy haciendo todo, amigo Kaine! —exclamó mientras agarraba con una velocidad absurda una de las enormes manos que trató de agarrarle por la espalda, con un movimiento, hizo girar al monstruo haciendo que se estrellara con los demás antes de mandarlo a varios metros.

—¿¡Como hiciste eso!? — pregunto Kaine sorprendido al ver a su amigo.

—Es...Algo que aprendí hace tiempo.

Pero la charla se acabo tan pronto Morry tuvo que empujarlo, evitando así ser aplastados por el puño de una de esas criaturas. Kaine giro la cabeza observando como la niña fauna que había conocido estaba apunto de ser atrapada junto a sus amigos, el desespero lo invadió, causando que su mano fuera rodeada por electricidad, aunque normalmente le tomaba mas tiempo invocar aquella habilidad pudo disparar un poderoso rayo que empujo por los aires a la bestia, permitiéndole acercarse.

—¿Qué hacen aquí todavía? —cuestionó mientras revisaba el perímetro.

—¡Queríamos ayudar! —dijo la pequeña mientras mostraba rocas.

—Aprecio mucho eso. —Kaine se limpio una rápida lagrima que se desprendió de su ojo derecho. — pero los prefiero vivos y sin heridas mortales, así que vayan a ayudar a los demás.

Los niños asintieron antes de salir corriendo, dejando a Kaine atrás, se dio la vuelta para observar como cuatro seres todavía se alzaban, antes de que estos fueran a rematar al joven, quien se hallaba contra la espalda y la pared.
Antes de recibir un remate, un ave de color plateado atravesó el brazo del ser, sobre el iba Alex, quien saltó... Cayendo con la entrepierna sobre una roca. Después de soltar un jadeo de dolor por ver semejante escena, Kaine ayudó a su amigo a bajar, este tenia las piernas abiertas mientras se aguantaba las ganas de llorar.

—¡Negro! ¿que haces acá? — preguntó con notable entusiasmo y algo de miedo.

—Me cure un poco mas rápido por un amigo, pero eso no importa ¡Tenemos que evitar que lleguen a ese templo!

—¡Chicos! —Morry se reunió con el grupo, los tres se sonrieron. —Santo cielo, Alex...Perdoname por no haber estado allí para ayudarte, mi joven amigo.

—No te preocupes Morry, ahora estamos juntos, ¡y nada nos va a detener ahora!

—¡Jajaja! ¡Un norhiano, un argentalio y un brakiano! — gritó el gordo de cabello rubio mientras observaba como los 4 seres aun iban por ellos —¡llegaron demasiado tarde! ¡Cuánto mi amigo llegue allá, revivirá al dragón del mar!

—No pasara... —Alex con total seriedad dio un paso, Morry y Kaine lo miraron con complicidad. —¡Chicos, transformación!

—¡Si! —Ambos contestaron al mismo tiempo. 

Los tres levantaron sus placas, dejando que un intenso brillo los rodeara. Los tres destellos se transformaron en poderosas bestias que se unificaron con los chicos antes de causar una explosión comparable a la de fuegos artificiales. Cuando las luces cesaron frente a los seres de tinta se hallaban los tres guerreros de colores, ahora revestidos por poderosas armaduras.

—¡Santo de la estrella fugaz roja! ¡Saint red! —Alex llevó ambas manos a un costado, estirando mas uno de sus brazos mientras tomaba una postura semejante a la de artistas marciales.

—¡Santo del dragón! ¡Saint green! —Morry, quien era el mas alto hizo una pose semejante a la de un artista shaolin.

—¡Santo de la rosa! ¡Saint Pink! —Kaine estiro una mano hacia atrás.

—¡Tres estrellas que brillan en lo mas alto! —Grito red, los tres hicieron una segunda pose al unisonó, causando que la sobrecarga de energía que habían generado explotara por detrás de ellos en colores—¡Saint rangers!

—¡Kaine! ¡Tu encárgate del ayudar a la gente, yo acabare con estas bestias! —Morry se adelanto, seguido del rosado.

—¡Yo iré a detener al guerrero de tinta! —con esas palabras, Alex tomó ventaja sobre todos, su carrera era impecable. El gordo al notar esto se bajo del hórrido ser para poder seguir al del traje rojo por detrás.

Cuatro

El viaje fue rápido, en tan solo un par de segundos Alex pudo divisar al sujeto de negro y como este lograba abrir la extraña puerta con su tinta, planeando un ataque rápido tomo impulso, a unos metros dio un brinco y mientras estaba en el aire su puño fue recubierto por aquella poderosa energía azul que generó una estela de luz por donde pasaba.
El santo de la tinta se dio la vuelta, observando el ataque apunto de dar en su cabeza,  modificó su brazo a una gran velocidad, bloqueando el ataque con facilidad aunque siendo arrastrado metros atrás.

—Era de esperar que sobrevivieras...Esto es una señal, Alex. —el sujeto paso sus dedos por la herida que todavía tenia en el brazo, por primera vez el chico pudo notar una extraña sonrisa pintada en blanco en el rostro del enemigo. — Voy a purificar tu alma, tu cuerpo será destruido por mi. Tan solo pensar en tu sangre siendo esparcida mientras tus amigos lloran tu perdida es una imagen placentera, ¿acaso tu no sientes esa misma satisfacción al ver a tus enemigos destruidos? —Esa pregunta estremeció al pequeño, quien seguía en su guardia de box. 

La idea de obtener placer a través del sufrimiento de otros, ¿Qué clase de ser disfrutaría eso? No podía dejar a ese loco vivo, pero si lo mataba...

—No, yo no voy a matarlo—Alex miró por debajo de su armadura, podía sentir el dolor de la herida y de la sensación de matar a un ser, tan solo pensarlo hizo que su pecho le presionara y su estomago le diera vueltas.

—Entonces...Déjame asesinarte, para que después el papa castigue mi cuerpo hasta no poder mas. Así solo me purificare aun más. —El sujeto se abalanzó sobre el chico, atrapándolo con sus manos las cuales crecieron desproporcionadamente.

 Giró sobre sí mismo y cuando obtuvieron buena velocidad lo lanzó hacia el volcán, destruyendo gran parte de la montaña con el choque del santo de rojo. Después de eso se impulso en un gran saltó que lo dejo a varios metros de Alex.

—¡Ah! —Alex se reincorporo, observando a su rival, ahora fue el primero; tirando un derechazo que fue recibido en el casco del hombre de negro.

—"¡Doble slash!" — Con su puño brillando Alex no detuvo su acometida, conectó un buen golpe al hígado, seguido de un uppercut en la mandíbula.

«¡La fuerza de este niño es casi como la de mi lord! ¡Su segundo golpe fue el doble de fuerte, casi me arranca la cabeza!» pensó con sus manos temblando tras el segundo golpe y viendo como el chico de armadura roja preparaba otro golpe. «Pero yo soy más fuerte» de nuevo con esa sonrisa, del pecho del hombre broto una lanza, la cual fue eludida por el chico aunque se vio obligado a retroceder.

—Ese ataque, el "slash" parece dejarte exhausto, ¿acaso multiplicar el poder de tu brazo te desgasta tanto? —provocó el sujeto de capa, lo que pareció fastidiar a Alex. 

Rojo mantenía su cabeceo boxístico, lentamente empezó a tratar de cortar la distancia, un paso a la vez mientras el otro tanteaba con su lanza. La diferencia de rangos era evidente, y empezó a ser aprovechado por el de negro, que lanzó varios cortes contra el chico.
Alex se deslizaba entre los ataques con agilidad, pero los roces causaban que de su traje salieran chispas. El daño lentamente era acumulado por el rojo, quien empezó a juntar parte de su aura en su puño derecho.

—¡Estrellas fugaces! —Con ese grito, Alex disparo cien esferas de energía en tan solo un segundo, cada esfera superaba la velocidad del sonido por mucho, una y otra y otra y tras otra, pero al contrario de lo que pensó que haría, el hombre creo de nuevo su escudo.

 La mayoría de los disparos aunque impactaron y deshicieron  la defensa por su destrucción atómica, la regeneración hacia que ninguno de sus disparos pudiera pasar.

—¿En serio creíste que un ataque tan débil me haría algo? — con esa pregunta preparo su lanza, apuntando al corazón de Alex.

 El chico estaba listo para esquivar, pero sus piernas quedaron totalmente paralizadas. El liquido negro agarraba sus piernas fuertemente, Alex miro con total pánico como de la capa de aquel hombre era la que generaba el fluido que lo tenia sometido.

Con pavor, el joven observó como la lanza fue tirada,  lista para acabar con su vida, pero en ese instante un milagro alado apareció, era el águila de Reimu que sostuvo al chico entre sus garras justo cuando el ataque estaba a nada de perforarlo. En el aire pudo sentir como una extraña energía lo rodeaba, el ave se estaba abriendo, tomando medidas mas de acuerdo al tamaño del chico.

—¿Qué es esto, que sucede niña? —el joven sintió como partes del águila empezaban a desprenderse una por una, acoplándose al traje del chico. 

Ahora sus rodilleras tenían extrañas botas que complementaban las partes que eran del latex. Estas tenían formas de piernas de halcón, con afiladas garras. Por su lado, su pechera ahora se hallaba recubierta por otra parte extra que lo hacia lucir mucho mas voluminoso de lo que era, y lo que más destacaba eran dos enormes alas,  Alex volaba sobre cientos de metros.
El miedo en un inicio casi le hizo caer en picada y vomitarse, pero causando pequeños pulsos de aura logro estabilizarse y aislar su mente del terror que le provocaban las ráfagas de viento.

—¡Maldita alimaña metálica! — el sujeto de negro observó como el chico regresaba a una velocidad, causando un boom sónico con su paso. 

 Alex era capaz de controlarlo, incluso se sentía bien, se elevó hacia los cielos, atravesando una cortina de nubes que obstruyeron su vista, una vez se vio al otro lado de estas pudo observar el enorme sol a lo lejos, tan poderoso y omnipresente.

Mientras una calma invadía su cuerpo, apretó sus puños para volver a descender, la caída fue vivaz, el adolescente tenia un objetivo; el guerrero de tinta, cuyas manos habían sido transformadas en garras enormes y desproporcionadas al resto de su cuerpo.
 Juntaba mas velocidad, alcanzando  a sentir como el espacio y la fricción del aire buscaban evitar que acelerara mas, pero no era un impedimento, no lo sería.
Cuanto el sujeto estuvo listo para atraparlo, la potencia del puño de Alex impactando su rostro fue lo suficiente como para llevarlo por delante por cientos y cientos de kilómetros. Ambos atravesaron de lado a lado el volcán, haciendo un hueco gigantesco de muchos metros, quedando al otro extremo de la montaña.

Tomó un par de segundos, pero finalmente el enemigo logró sacarse del puño de Alex, recibiéndolo con un golpe certero con codo justo en la nuca del chico, quien perdió parcialmente el equilibrio. El enemigo no desperdicio oportunidad y empezó a tirar puñetazos.

Ahora, con el sujeto de tinta dándole golpes, Rojo utilizó sus piernas para atrapar y perforar la carne gelatinosa del ser, que gritó en dolor al sentir como su hueso era impactado por la garra.
Alex no detuvo su contra ofensiva, girando de forma espectacular, colocó al guerrero de tinta de nuevo contra la montaña, lanzándole de un golpe preciso contra la enorme estructura. Mientras hacia aquello su puño empezó a brillar.

—¡Esta te va a doler! —Alex disparó sus estrellas fugaces, mucho mas enormes y rápidas que la anterior vez. 

El cuerpo del guerrero de tinta se vio superado ante la agresividad de los rayos de Alex, que detruyeron las rocas de alrededor como si no fueran mas que papel, cuando las "Estrellas Fugaces" terminaron, fue recibido una doble patada por parte del Santo de rojo que lo hizo pasar al interior del volcán de nuevo.
Ahora con su pecho lleno de enormes huecos, el tintas tembló de dolor mientras el calor hacia que de su cuerpo saliera humo y su respiración se cortara. Alex estaba allí, observándolo en posición de guardia.

—Un impuro... —El sujeto se quitó el casco, dando a conocer que su rostro solo constaba de dos pequeños huecos blancos donde deberían ir sus ojos, sus cuencas empezaron a brillar mientras pasaba sus manos por su cara. No había labios o nariz siquiera, lo que parecía ayudarle a aguantar un poco mas la cantidad de humos tóxicos que brotaban del suelo, mismo que había empezado soltar  lava. — ¿Se atreve a destruir mi casco?

Con un grito de rabia hizo un movimiento rápido, lanzando de su capa lo que parecía ser un liquido, que al contacto con Alex explotaron, haciendo que retrocediera de dolor y totalmente sorprendido por la velocidad.
Sin poder recuperarse, fue sorprendido por un puño en forma de esfera que lo estrelló contra una de las paredes.
Alex quedó mareado, pero lo peor estaba por venir; detrás de él sentía un ardor inexplicable, cuando trató de girar la cabeza se percato de que era  lava. Pero poco pudo hacer cuando sintió como el brazo lo chocaba una y otra vez contra la pared, cada ataque estremecía mas la montaña, haciendo que rocas cayeran sobre ambos.

Después de asegurarse de que el casco de Alex perdiera brillo empezó a golpearlo, mientras su otra mano lo ahorcaba. La cabeza del chico le daba mareos, por cada ataque que daba en su traje su cabeza rebotaba violentamente, haciendo que incluso el daño (que era  mitigado) fuera bastante.

—¡Te mataré! — Apunto de lanzar otro ataque, el chico observó la herida que todavía tenia en le brazo.

 Aun con el miedo de hacer un daño tan nocivo tuvo que dejar atrás esos pensamientos para lanzar un golpe a esa zona. El impacto hizo que el hueso volviera a desquebrajarse en un perturbador sonido que le erizo la piel al joven de rojo.

Alex se alejó, perdiendo el equilibrio y cayendo a través de un desnivel, cuando el mareo se calmó pudo ver como el guerrero de negro todavía estaba en agonía. Con fuertes jadeos pudo levantarse mientras sus alas se movían.

—Ah...Ah... ¡No acabamos! —Alex llevó arriba sus puños, avanzó hacia él con lentitud, pero fue recibido por un certero estoque por parte del hombre, el cual había hecho una espada. 

El ataque causo que la pierna trasera de Rojo perdiera fuerza, y para colmo el aura que estaba generando se estaba empezando a desvanecer, y el punzante dolor en la zona inferior de su vientre había regresado.

Los ataques erráticos del hombre daban en la humanidad del rojo, haciéndolo gemir del dolor. Concentrando energía en su puño de nuevo, Alex pudo llevar su torso hacia atrás, dejando que un ataque vertical lo rozara, utilizando el timing perfecto tiró una contra con tenacidad al rostro del adverso, mismo ataque que hizo que la cara del hombre desprendiera liquido.
Pero contrario de alejarlo, lo alentó. Ahora los ataques pese a ser con una sola mano eran mucho mas fuertes, lo peor la capa del hombre empezaba a agarrar las piernas de Alex, que de no ser por la fuerza de sus recién obtenidas botas le permitía zafarse. El jovencito trató de utilizar sus alas para defenderse, pero un corte fue mas que suficiente como para arrancársela.

—Voy a romperte como un papel. — Con esas palabras dio una patada a la cabeza del chico, haciéndolo  tropezar. 

El villano se acercó a él, apuntando su espada para acabar con la vida de su oponente, el santo de rojo  levantó su cabeza con las ultimas fuerzas que le quedaban.

≪Mi cuerpo...Me voy a desmayar, debo usar mi cometa estelar. Es mi ultima oportunidad≫ sintiendo sus ultimas fuerzas, Alex unió sus palmas, formando una esfera. El brillo y la energía acumulándose fue señal suficiente para el sujeto, iba a finiquitarlo. 

El movimiento final de ambos fue como un duelo del viejo oeste, ambos tiraron, pero la espada era desviada en un ultimo movimiento de las alas de Alex, el chico por su lado disparó la esfera de energía contra el cuerpo del santo enemigo.
El ataque dio en su pecho, causando que la parte fuera aplastada duramente mientras el sonido de huesos rompiéndose sonaban a través del volcán, lo que vino fue la esfera mandando al hombre contra una de las paredes antes de estallar violentamente.

—No tenia porque ser así. —Dijo en voz baja el chico mientras giraba la cabeza, observando como el liquido del guerrero se desprendía apresuradamente de el, secándose en el suelo.

 El suelo empezó a temblar, la lava estaba por salir disparada, y aun así Alex se acercó, ofreciendo su mano, había logrado agarrar la otra ala, la cual se acoplo a su espalda de nuevo. Pero mientras se acercaba, otro ataque a traición que pudo evitar le llegó.

—¡No! ¡Lo logre! ¡El dragón esta despertando! —la lava salió disparado como geiser, Alex no pudo acercarse a salvar al sujeto, pero si pudo ver algo entre los mares de rojo. Un ojo, uno negro como el espacio. 

Cinco

. . .

Kaine utilizando la habilidad de su traje estaba llevando a varios ancianos, con elegancia esquivó algunos de los intentos de ataque por parte de las bestias de líquido, mientras Morry acababa con las bestias. Finalmente el rosado logró poner a todo a salvo.

—Acabamos. —Morry agitó su mano, limpiándola de las impurezas. — Nuestro amigo parece tener algo por allí —Kaine observó con curiosidad como el hombre gordo salía del templo con miedo. 

Antes de que ambos pudieran acercarse un retumbar ocasionó que la pequeña isla empezara a desquebrajarse, junto a un sonido apocalíptico que género que el volcán se activara en un estallido poderoso que disparo magma.

Kaine golpeó el auto, haciendo que los hombres condujeran rápidamente. Ambos levantaron la vista, observando como una mano reptiloide destrozaba el volcán desde adentro, está se abrió hasta destruirse totalmente.
El kaiju salió, de un tamaño comparable a una montaña y haciendo que las rocas prendidas en llamas cayeran a través de toda la planicie. Los santos quedaron paralizados por unos instantes, observando como la cola del dragón se movía mientras empezaba avanzar, dejando pisadas de cientos de kilómetros y aumentando los temblores.

—¡¿Y Alex?! — El rosa empezó a temblar mientras se mantenía estable gracias a crear raíces que sostuvieran sus pies,  Morry se agachaba.

—El estaba combatiendo contra el hombre de tinta en el volcán, temo por su vida. —Morry tomó una bocanada de aire, dejando sorprendido a Kaine al ver como los rayos dorados cambiaban a un tono rojo intenso. Cuando este seso pudo observar la armadura, ahora teñida de rojo y con guantes y botas enormes junto a un aumento incluso en la masa muscular del hombre, quien giró la cabeza a su compañero. — Iré a ver si puedo hacer algo.

Kaine no pudo insistir, Morry flexiono las piernas, dando un salto que causo un gigantesco cráter, impulsándose hacia los escombros de la montaña.
El rosado giro la cabeza mirando todavía la entrada al templo, dudó por unos instantes, pero algo lo llamaba, su instinto le decía que aquello seria de gran ayuda. Con seguridad de su pensamiento entró en la oscuridad, el paso fue rápido a los puntos que no pudo voltear siquiera a ver los jeroglíficos que habían hecho, ni de las extrañas formas de dioses que llevaban tal vez siglos allí.
Llego al fondo y pudo ver con horror un esqueleto enorme, con dimensiones casi el quíntuple de aquel extraño kaiju que había salido minutos antes, pero le shockeo mas ver como a un costado se hallaba un gigantesco huevo roto junto a un hueco del que brotaba lava. Aquel ser era una cría, que de seguir creciendo causaría un caos mucho peor.

—¡Mierda! ¡Tiene que ver algo aquí! —Kaine empezó a buscar por todos los lados, algún arma, alguna técnica o algo que le permitiera matar a esa criatura, en medio de su torpeza termino por caer sobre una extraña roca, la cual pateo. — ¡estúpida! —. Pero cuando lo hizo sintió algo, un ruido metálico, cuando se puso a analizarla mas de cerca pudo ver con mas detalle de que se trataba. — No puede ser...

Seis

. . .

Morry había logrado llegar a las zonas de derrumbe, con empujes ligeros hacia que las gigantescas rocas del tamaño de casas fueran movidas, su desespero era evidente, pero su esfuerzo recibiría una grata recompensa. Debajo de un hueco un brillo empezó a llamar su interés, el hombre destruyo la piedra, levantando a Alex que se había cubierto con sus alas para evitar ser aplastado, tenia las manos sobre su abdomen, juntando lo ultimo de energía que le quedaba.

—Oh, Alex, espero que sepas perdonarme, yo tuve que haberme enfrentado a él. —El verde agarró a su amigo, asegurándose de no moverlo mucho.

—Tranquilo, Morry...Creo que quería, de cierta forma, venganza por lo de ayer, no quise asustarlos. —Dirigió la mirada de su casco a la bestia que ahora se hallaba caminando por el mar.— Debemos detenerlo.

—Ya no te quedan fuerzas amigo mío, me temo que tendré que insistir —Alex trató de desprenderse del agarre de Morry, pero la fuerza del (ahora) rojo, no le permitía moverse.

 No fue sino hasta un par de segundos que algo los maravillara. Desde el mar, brotó una extraña fortaleza, no, un cañón de proporciones bíblicas. El agua generaba olas por el movimiento de  dos objetos colosales, el que parecía alargado abrió fuego contra la bestia de escamas marrones, el impacto explotó con un poder devastador empujando el cuerpo del reptil, quien soltó un chirrido infernal.

—¡¿Qué es esa cosa?! —Alex se agarró de los pectorales de su amigo con miedo, mientras Morry observaba detenidamente como brotaba el resto de aquella estructura del mar, la cual asemejaba a un vehiculo, con mas cañones, metralletas y todo tipo de armas en cada parte de su armazón.

Tras salir parcialmente, finalmente ambos pudieron llegar a una conclusión: por sus ruedas de oruga era un tanque, uno de color blanco con terminaciones rojas y partes doradas. Disparo tras disparo, la bestia iba retrocediendo violentamente, bombas de humo impedían que viera, haciendo que al intentar golpear con su cola al tanque, esta fallara dando contra una de las rocas sobresalientes.

—Esos ataques sin detenerse...

—La suerte de encontrarse con un objeto así ...—Morry concluyó una cosa: —Kaine lo encontró.

Tras esas palabras, dos objetos fueron en dirección a ellos. Tenían tamaños similares al tanque con mismos colores, una era una nave cuyas turbinas parecían no ser tecnología de esta época, mientras que la otra era una especie de coche de guerra, con una división en el medio extraña.

—Yo pido la nave. — exigió el pequeño mientras a Morry se le hacia una mueca de tristeza, él quería la nave.

Mientras tanto, Kaine no dejaba de abrir fuego y gritar dentro de su cabina. El de armadura rosa, apretaba botones al azar, y así estuvo hasta que el tanque dejo de disparar.

—¿Qué? —insistió, siguió apretando botones, pero nada —oh mierda... —Al volver la mirada observó con horror como la bestia estaba ahora frente a su vehiculo, con una fuerza que estremeció su cabina el kaiju empezó a elevar el objeto por los aires, antes de lanzarlo. El choque fue demasiado poderoso, el interior se agitó con rigor, causando que chispas saltaran al traje rosa del chico y él fuera golpeado. —mierda che.

El tanque se acomodó automáticamente, pero Rosa todavía estaba recuperándose. La bestia abrió sus enormes fauces revelando una extraña energía que empezaba a juntarse en una esfera de grandes medidas. Pero antes de que pudiera dar el disparo una nave chocó contra su cabeza, haciendo que perdiera el equilibrio. Era el vehículo aéreo de Alex, empezó a abrir fuego contra la bestia, dándole en los ojos y cegándola temporalmente. Momento exacto donde el coche de Morry atropello al ser, enviándolo al mar abierto.

—¿Kaine? —El aun mareado chico oyó la voz del rojo —¿Estas allí? Esta cosa tiene comunicadores.

—Agh, negro querido, me cague entero. —Tras reincorporarse, habló: — ¿Qué hacemos para acabar con esta cosa?

—No lo se mis amigos, pero recomiendo que lo hagamos rápido, la bestia esta levantándose —Interrumpió el verde, observando como el ser sacaba su cabeza, disparando el rayo hacia la nave, Alex hizo una maniobra evasiva pero el roce con aquella energía le hizo perder estabilidad. Morry, actuando por experiencia acelero su coche, utilizando unas rocas como rampa logró saltar,  la nave fue atrapada por el coche, que se estaciono a un costado.

—¡¿Alex estas bien?! — Ambos cuestionaron al unisono.

—Si... ¿uh? —un botón empezó a brillar, esta tenía la forma de una especie de guerrero, sin analizar la situación lo apretó. 

En ese instante un milagro ocurrió, la nave se acopló perfectamente al coche, que tomo la forma de unos brazos enormes, todo mientras ambos cuerpos de metal eran elevados por el cielo. La nave abrió una compuerta superior, revelando de esta una cara metalizada, pero humanoide y  una cabeza.

—¡Oigan, yo también me quiero unir! —Kaine los siguió por detrás, saltando solo para que su vehículo también tomara una forma extraña, en un parpadeo los tres objetos se habían unido; Kaine las piernas, Morry, el pecho y brazos y finalmente alex, quien era la cabeza. 

Frente al ser, ahora se alzaba como una estatua de plata y oro, con una forma aguerrida y una bufanda que se desprendió por donde debería ir el cuello, un robot.

—¡Santo cielo! —Morry se agarró la cabeza,  ahora las tres cabinas se habían unificado, los chicos estaban igual de sorprendidos observándose entre sí.

—¡Hey! ¡es como en las caricaturas que miraba mi abuelo! —Alex vitoreo mientras miraba a sus amigos.

—Esto parece sacado de la imaginación de un niño con adicción al azúcar y con pequeño retraso madurativo. —soltó Kaine observando como ahora el panel estaba unificado, con Alex al centro.

Pero no había tiempo para esto, pues el pesado cuerpo del reptil se apoyó sobre ellos, la fuerza de la bestia fue mas que suficiente como para hacerlo caer de espaldas, destruyendo varias formaciones rocosas.

—¡Agh! ¡Me estoy enojando! —Por puro instinto, Alex levanto su pierna mientras simbióticamente el robot lo hacia también, la pierna del mecha impacto contra el pecho del dragón que fue enviado a través de las olas y el mar salado.

—¿Cómo hiciste esto enano?

—No lo sé, solo lo hice. —Contestó rojo mientras se levantaba, pero la cola del reptil, en forma de latigo pego al costado del robot, tirándolo por el  aire. Los tres gritaron de dolor mientras las cabinas se estremecían.

—¿Ah si? ¿ah si? ¿¡ah si!? ¡chupala cementerio de milanesas! —Kaine levantó su mano, el robot lo imitó, haciendo que el cielo se enturbiara. 

Rayos brotaron y finalmente cayeron contra el dedo del robot, rodeándolo como un pararrayos, tanto el rosado como el mecha estiraron sus manos al mismo tiempo, disparando un rayo extremadamente poderoso de electricidad que dio en el pecho de la bestia, que volvió a gritar de dolor al sentir como su piel era totalmente rostizada.

—Creo entender como funciona. —Morry agregó, con su traje verde listo se puso en guardia. — ¡Permítanme este movimiento, amigos míos!

Sin dejar que el dragón se recuperara Morry y el mecha corrieron al mismo tiempo, causando que olas y el agua saltaran por cada paso. Cuando estuvo a una buena distancia saltó hacia el kaiju, utilizando ambas de sus piernas al mismo tiempo para dar un golpe al rostro del ser, causando que su lengua fuera mordida por sus propios colmillos.
El mecha se levantó con lentitud para después conectar un golpe a uno de los costados del monstruo, quien gemía en agonía, cada golpe le estaba doliendo y mientras el santo de dragón gritaba "¡Uatha!" empezó a dar fuertes y veloces ataques a través de toda la existencia de la bestia.
Incluso con la masa del metálico, la velocidad era imperceptible ante el ojo humano, y por cada golpe que daba la dura piel del reptil era enternecida. Finalmente, para acabar con la acometida Morry se impulsó hacia arriba, ayudado por dos propulsores que brotaron de la espalda robótica, dando un rodillazo a la cabeza que destruyó todos y cada uno de los colmillos del animal.

—Me parece que es suficiente para esta pobre bestia mis amigos. —Susurró Morry.

—Tienes razón, no esta bueno abusar tanto de un bicho así. —agregó Kaine mientras se rascaba el casco.

—¡Chicos! — Alex alcanzó a levantar las manos junto al robot, pues en ese momento la bestia estaba disparando rayos de color naranja hacia todos lados sin distinción, cada rayo daba a lo largo de todas las zonas, causando explosiones que abarcaban distancias comparables a la de ciudades enteras, destruyendo la vegetación y la vida. Algunos de esos disparos estaban dando con el cuerpo mecánico.

—Me cago en el choto... —susurró el castaño mientras se mareaba.

—Amigos míos...Debemos hacer un esfuerzo los tres, tal vez si unimos nuestras acciones podremos aguantar — supuso Morry.

—Tienes razón Morry, ¿estas listo Kaine? —Alex animó a su compadre, quien se acomodo. 

En ese momento la enorme cola de la bestia se aproximaba para volver a golpearlos, mentalmente contaron hasta tres, hasta que la extremidad estuvo en su rango. Los santos se movieron sincrónicamente, atrapándola.
Juntos empezaron a girar y girar, ambos cuerpos densos empezaron a aumentar su velocidad de forma tal que alrededor de ellos un torbellino de agua se elevo por los cielos, tras un par de segundos los santos lo lanzaron por los aires, hacia el espacio, el dragón gimoteo en el aire.

—¡Ahora! —Con un grito al mismo tiempo, Alex, Kaine y Morry estiraron ambas manos a los costados mientras su aura los rodeaba intensamente, finalmente cruzaron los brazos a un lado, formando una cruz mientras el robot les imitaba.

 Un poderoso rayo salió disparado de sus antebrazos, el ataque dio de lleno en el dragón, que lentamente fue desintegrado completamente de la tierra, dejando nada mas que polvo y recuerdos.

. . .

Con el sol lentamente posándose en el horizonte, los tres santos se quitaron los cascos para ver el atardecer, mientras los niños se despedían desde lejos de sus tres salvadores y su robot mecánico. 

—Papa, no hay duda. Acabaremos contigo. — pronunció Alex mirando como el sol se ponía.

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