Alguien me mira



El timbre escandaloso del teléfono le despertó de golpe, se levantó de un salto y corrió a trompicones, bamboleándose como borracho por la estancia para tomar la llamada, pero apenas levantar el auricular la comunicación se cortó.

Tai miró el aparato con gesto desconcertado, quizás había sido ¿número equivocado?, elevo los hombros restándole importancia y sólo entonces se percató de la hora, eran exactamente a las 7:30 am.

—¡Voy a llegar tarde! —exclamó.

En realidad, estaba a tiempo, al menos lo suficiente para darse un baño rápido, escoger a conciencia su atuendo y tomar un desayuno ligero lo que le hizo volver a mirar desconfiadamente hacia el teléfono, era como si alguien le hubiera llamado para despertarlo evitando que echara a perder un día tan importante.

—Es una tontería— se dijo para tranquilizarse mientras terminaba de colocarse el saco y hacia un último intento de aplacar su cabello rebelde.

Al salir del edificio dio un suspiro cansado al decidir que tomaría un taxi para evitar cualquier altercado que lo retrasara, hoy no podía darse ese lujo. Con la firme idea de pelear por un auto de alquiler debido a la hora, se paró con determinación al borde de la acera e incluso antes de elevar su mano un taxi aparco justo delante de él.

Tai no dudo en abordarlo apresuradamente sonriendo por su excelente fortuna, luego sin perder el buen humor le indicó el destino al conductor.

—Hoy es mi día de suerte —festejó en voz baja mientras miraba por la venta con una enorme sonrisa, todo saldría a pedir de boca, estaba completamente seguro.

Pasados unos veinte minutos al fin el auto paró frente a las puertas del gran Despacho Lang&Long. No era de los más famosos en Tokio, pero sin duda tenía su reputación bien ganada.

—¿Cuánto le debo? —preguntó Tai mientas sacaba su cartera.

—Nada, ya está pagado—contestó el chofer con un gesto que claramente mostraba su desconcierto, como si estuviera sopesando la idea de haber recogido al pasajero equivocado.

Por su parte, Tai le devolvió la mirada consternada al hombre sin creerlo. ¿Qué estaba pasando?

—Bueno, pues... gracias —dijo bajando del vehículo y cerrando la puerta antes de ver como el auto arranco perdiéndose entre el tránsito.

La presentación fue un éxito rotundo, no podía estar más satisfecho con su desempeño, a estas alturas estaba seguro que terminando la pasantía el empleo sería suyo.

Dio un grito ahogado de felicidad, era magnifico, cuando Matt volviera de USA podría hablarle de todas esas experiencia; las cuales muy seguramente no competirían contra las que Ishida estaba viviendo como miembro de la NASA, cuanto menos como candidato a astronauta, pero...

Que más daba, tendría un trabajo, algo que lo haría si no igual de importante al menos le garantizaba no sentirse menos, porque aceptémoslo, las parejas disparejas nunca duran Y Tai quería estar a su altura para poder estar siempre a su lado.

Ese día Tai regreso a casa, apeas comió algo y cayó en la cama rendido pero feliz.



[...]



—¿Qué día es hoy? —Se preguntó al ver que su alarma no había sonado a la hora habitual.

Con el mando a distancia prendió la televisión escuchando de inmediato a la conductora de un programa "X" que gritaba a todo pulmón

—"...buen fin de semana para todo el mundo"

Tai sonrió complacido ante esa noticia y apago el aparato para dormir un rato más. Amaba los fines de semana.

Se desprendió de la cama a eso de las 10:30, se vistió con ropa casual y salió, desayunaría fuera.

La vida en la ciudad a esa hora ya estaba en pleno apogeo, pero a él solo le apetecía un lugar tranquilo. Despacio, como si tuviera todo el tiempo del mundo se internó entre las estrechas callejuelas hasta llegar a una pequeña plaza en donde solo unos niños jugaban.

Tomó asiento en una de las mesitas de las diferentes cafeterías y casi de inmediato un vaso de jugo fue puesto frente a él por una muchacha sonriente.

Tai agradeció algo desconfiado, al final considero que tal vez se trataba de una cortesía de la casa por su preferencia, así que sin pensarlo más bebió el jugo. Apenas terminar una taza con humeante café fue puesto sobre la mesa acompañado de un plato con huegos con jamón y acompañamiento. Tai observo el plato un tanto molesto, aún así encajando el tenedor en la comida mientras se prometía no volver a ese establecimiento que servía lo que se le daba la gana sin preguntar.

Apenas dar el primer bocado un suspiro complacido fue emitido, simplemente estaba delicioso. Y aunque eso no disculpaba las libertades que se tomaron, al menos estaba satisfecho con su desayuno. Levanto la mano para pedir la cuenta, porque si al principio pensó hacer una moderada reclamación, es ese momento las ganas se le habían esfumado. La camarera que lo había estado atendiendo, hizo un gesto con la cabeza en señal de haberle notado, y en cuanto pudo se acercó para preguntar si necesitaba algo más.

—La cuenta —respondió él.

—Ya está pagado —dijo ella extrañada.

Tai la miró sin saber que decir o hacer, el corazón le latía con fuerza al ir comprendiendo las implicaciones de los repentinos sucesos a su alrededor. Se levantó de la silla bajo los ojos atentos y curiosos de la chica, agradeció el servicio y salió a paso presuroso de la cafetería mirando en todas direcciones, buscando; se sentía observado, acorralado como un cervatillo frente a la mirilla del rifle de un cazador.

Estaba demasiado tenso, era un joven ordinario alguien que no llamaba la atención, quizá estaba exagerando...

¡No! Grito en su mente, alguien lo estaba acosando porque no encontraba otra forma de explicar el taxi y el desayuno de hoy... —Todo pagado... —rumio dejándose caer en la primera banca que encontró en medio del parque, todo su cuerpo estaba en alerta al primer indicio de hostilidad, nervioso.

Las personas pasaban sin prestarle atención, los niños jugaban sin preocupaciones y Tai solo permanecía ahí mirando a la nada sin saber qué hacer, como actuar.

El acorde de una guitarra sonó junto a él, como si buscara atraer su atención. Tai elevó la vista para encontrarse con un muchacho casi de su misma edad que sin permiso se había sentado a su lado y le sonreía abiertamente.

Era extraño, pero no parecía hostil y luego las manos de aquel sujeto rascaron las cuerdas y de alguna manera al ir escuchando compas tras compas y reconocer la canción lo hizo sonreír, pues era la primera que Matt compuso para él hace mucho tiempo atrás, esa canción que fue uno de sus pocos hits y que él adoraba porque cuando peleaban Matt la usaba para ablandar el terreno o pedir disculpas.

Te amo y más de lo que puedes imaginar,

Te amo además como nunca nadie jamás lo hará

En esta canción, va mi corazón

Amor más que amor es el nuestro y te lo vengo a dar.

Te miro y más y más y más te quiero mirar

Te amo y sabrás puro sentimiento y no hay nada mas

Y sueño llegar a tu alma tocar

Amor más que amor es el nuestro y te lo vengo a dar.

De solo escuchar aquellas palabras su sonrisa se amplió. Podía rememorar con detalles como el para entonces su rubio vocalista de quince años lo miraba con picardía pintada en su rostro mientras sus iris azules los mantenía fijamente sobre los orbes castaños, gritando con ese gesto lo mucho que significaba en su vida, que cada palabra era verdad y existía gracias a él.

Tai sintió sus mejillas sonrosarse, después de todo decía "NUESTRO" esa fue quizás la primera vez que Matt le dijo en palabras que su sentimiento era correspondido, que él también lo miraba como algo más que un amigo. Que deseaba estar junto a él sin importarle prejuicios o dificultades.

Ruego a Dios tenerte a mi lado

Y entonces poderte abrazar

Si no estás aquí algo falta

Yo por ti pelearé hasta el final.

Y sueño llegar a tu alma tocar

Amor más que amor es el nuestro y te lo vengo a dar.

Te amo ¡Y MÁS!

Tai rio sonoramente ante el arrebato casi infantil que se escuchó en ese ¡Y MÁS! Pues era impropio de Matt añadir en sus canciones un toque como aquel, pero se sentía genial saber que ÉL era motivo de toda esa efusividad, que Taichi Yagami podía hacer lo que nadie más, inspirarle pasión y deseo al siempre frio Yamato Ishida.

Te amo y sabrás que nadie como yo te amará

En esta canción yo veo quien soy

Amor más que amor es mío y lo siento

Amor más que amor es el tuyo y presiento

Amor más que amor será el nuestro si tú me lo das

¿Y cómo decirle que no con esa declaración? Con el corazón en la mano y lágrimas de felicidad se lanzó sobre Yamato para comerse lo a besos. Fue feliz, era feliz pues a pesar de estar lejos Taichi aun creía que el sentimiento entre ambos seguía igual de fuerte e inquebrantable.

Tai dio un suspiro al reconocer que esos días fueron los mejores de su vida, desde entonces habían sido novios y luego tres años más tarde Matt le dijo que se iría al extranjero, pero le juro volver y Tai prometió esperarlo. Lo esperaría siempre.

El joven de la guitarra se levantó sin decir nada, igual que como llegó se fue, simplemente camino hasta perderse entre la multitud antes de que Tai pudiera incluso formular una pregunta en su cabeza.

Era extraño, muy extraño, aunque después de escuchar aquella canción se sentía más tranquilo, protegido... querido.

—Matt —plaño extrañando más que nunca al amor de su vida.

El regreso a su edificio no tuvo contratiempo. Otro día había terminado. 


Continuará... 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top