Cap. 7: Emboscada


Comenzaba a desprenderse la nieve paulatinamente. La plaza roja de Moscú volvía a su color habitual. Pero el intenso frio no cesaba como si el invierno desistiera de marcharse. El cielo se tornaba nebuloso y en tonos anaranjados. Y debajo de ese cielo, bajaban dos de los líderes más importantes de Europa del Este en gruesas pieles y los seguían sus subordinados a la expectativa de sufrir alguna traición por parte del enemigo común o entre ellos arriba del edificio.

La líder, observaba la llegada de los narcotraficantes desde el edificio en el que ellos bajaban. Sonrió de medio lado, alistó sus escuadras calibre 45 y les quitó el seguro. Colocó una en el muslo derecho donde había un cinturón especial y la otra en el interior de su chaqueta. Volteó al tocador y se miró en el espejo una vez más. Los ojos grises estaban perfectamente delineados de negro y los labios eran cubiertos por una tenue capa de lápiz labial rojo. Se polveó la nariz chata un poco haciendo palidecer el tono de su piel, a pesar de que era morena. Volvió a sonreír y se fijó en la falda ampona del vestido victoriano. Las mangas permitían el libre movimiento de los brazos y el corsé alzaba los encantos de la líder. Fijó su vista en el cabello castaño claro. Adornado con una diadema y recogido en una trenza francesa.

Si la líder se encontrara en otra época, hubiera acertado en el vestuario. Sí. Como todos los genios, poseía excentricidades y una de sus obsesiones era coleccionar vestidos de todas las épocas. Otra, un tanto más sádica participar en los bacanales que organizaba. En cuanto a la carrera del crimen, ejecutaba a sus presas quemándolos en distintas sustancias ácidas hasta deshacer su rostro. Tanto como sus obsesiones como su "trabajo", lo disfrutaba y mucho...

...Su vida se plagaba de traiciones, robo y asesinatos. Su cabeza, vaulada en millones de Euros viva o muerta. Sus escapes, un éxito. Desde niña, tuvo el placer de matar a unos cuantos traidores, así como perdonar a otros. Era de una de las familias más importantes de la Mafia Rusa desde la época de sus abuelos. No le temía a nada y extendía sus terrenos hasta donde ella quisiera. Era, por tanto, una de las cabezas más temidas que no se tentaba el corazón para matar a sus enemigos...

-Señorita, estamos listos.

-Gracias, Hyoga. Enseguida bajo.

-Sí, señorita.

Se acomodó el corsé y colocó sobre sus hombros un abrigo de piel de oso. Salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Bajó las escaleras y observó que todos, incluyendo Santiago, estaban presentes. Los hombres se arrodillaron en cuanto la vieron y Katya les expresó:

-Levántense. Parece que soy de la Realeza...

-Es que –Santiago levantó la cabeza y todos se pusieron de pié –es tan hermosa que la vemos así, mi señora...

-Está bien, aunque muchos no opinan lo mismo. –señaló a la habitación y preguntó: ¿Ya están aquí todos?

-Sí, señorita. Shion y Saga han venido. La señorita Hilda está en las afueras del hotel custodiando el edificio. –dijo Camus sereno. Katya suspiró y finalizó:

-Bueno, ya saben lo que tienen que hacer.

Todos asintieron con la cabeza y la mano de la líder giró el picaporte. Todos entraron y se colocaron en la posición que les había indicado Katya: Camus y Milo adelante y Shun, Santiago y Hyoga atrás. Se sentó en una de las butacas de cuero mientras Saga y Shion se enderezaban en sus asientos al otro lado de la mesa alargada. Katya les sonrió y comenzó:

-Bueno, ¿Qué trato es el que me ofrecen?

-Señorita Tokarev, se ve usted tan hermosa... -desvió Saga en una sonrisa. Katya le comentó con sarcasmo:

-¿Vinieron hasta aquí sólo para elogiarme, Saga? ¿O de verdad desean pactar conmigo?

-Es que se me hace imposible decirle que no a una belleza como usted, señorita... -siguió sonriendo, a pesar de que Katya lo miraba con escepticismo.

-¡Oh, ya veo!

-Sí señorita. Me gustaría verla sudorosa y encima de mí gritando de placer en una orgía dionisiaca como la que usted organiza... -le lanzó una mirada de lujuria deteniéndose en los senos de la chica. A lo que ella tajó:

-Sigue así y te vuelo los sesos de un disparo... -le apuntó con el dedo enfadada. Shion carraspeó y Saga continuó su conversación:

-Te ofrecemos el treinta por ciento de las ganancias que generemos. No es mala oferta, ¿O sí?

-Quiero el cincuenta. –objetó sacando la cajetilla de cigarros y tomando uno. –Fuego... -Milo sacó de su bolsillo el encendedor de plata y lo ofreció a la líder –Gracias.

-No podemos darte ese porcentaje, señorita. Pide otro más bajo y tus deseos serán órdenes... -enunció Saga enarcando una ceja. Katya exhaló el humo del cigarro le dijo:

-¿Qué planean hacer con ese dinero restante, eh?

-Lo repartiremos en partes iguales entre Shion y yo. Sabes que ya somos socios, ¿No? Lo demás, lo donaremos a la caridad... -todos rieron ante el chascarrillo de Saga. Katya no se inmutó.

-Estoy enterada de ello, pero no. No lo acepto.

-Reconsidera, por favor. –pidió Shion algo desesperado. Katya lo volteó a ver y le espetó:

-¿Así que en vez de su socio, eres su gato, Shion? Te creía más inteligente...

-No pienses mal de mí. Estamos aliados para asesinar a Saori Kido y extender nuestros dominios hasta Oriente. Por eso te digo que reconsideres... -Pidió Shion. Katya entrelazó sus manos sobre la mesa y les comentó:

-Por mí, mátenla. No hay ningún inconveniente conmigo, pero tengan por seguro que me convertiré en su enemiga para quitarles Oriente... no me importa lo que pase, de todos modos, tengo mis propios medios...

-De cualquiera de las dos opciones te conviene, Katya... -Opinó Saga serio.

-Pues no. Saori me da el cincuenta por ciento de oriente y ustedes sólo el treinta. Creo que deberían darme algo más que ese porcentaje...

-Entonces no me queda más opción que retirarnos... No me gusta perder un botín... y para eso...- Saga se levantó del asiento al igual que Shion, pero sacó rápidamente su arma y le apuntó a Katya con una sonrisa de sadismo en el rostro – Deseo matarte aquí mismo...

--Sí es guerra lo que quieres, guerra tendrás... -respondió Katya altiva sacando su Escuadra también para defenderse.

Todos se apuntaron y comenzó el tiroteo. Saga se agachó ocasionando que las balas no le alcanzaran. Katya se levantó rápidamente escoltada por Camus y Milo disparando también. El bando de Rusia se retiraba poco a poco y Shun abrió la puerta dejando escapar a todos. En cuanto se encontraban fuera de la habitación, corrieron a uno de los pasillos y se escudaron con la pared. Saga gritó:

-¡Quiero la cabeza de esa maldita! ¿Oyeron?

-Sí, señor... -todos corrieron a la puerta y Saga sonrió murmurando:

-Te llegó la hora, amigo mío...

El bando de Europa del Este corrió apuntando a los pasillos y cuando se encontraron con el otro dispararon sin cesar. Mu cargaba su arma atrincherándose en los escritorios escudado por Aldebarán que no dejaba de disparar. Katya vio a Saga salir desde la habitación y le apuntó, pero un certero golpe de Shion ocasionó que se le resbalara el arma al suelo. Alzó su falda y tomó la otra escuadra apuntando a Aldebarán, pero falló al agacharse éste. Los de Europa del este caminaron hacia los siguientes pisos arriba ocultándose con las escaleras.

Saga se había escudado con la ignorancia de que los hombres de Katya no lo habían visto. Llamó al elevador y subió sin ningún problema. Apretó el botón del último piso al percatarse de que los tiros se oían más en ese sitio y se abrieron las puertas. Disparó rozando la mejilla de Katya y alcanzó a Mu apuntando a todo "Ruso" sin lastimar a Milo, aunque aparentando que fuese su rival. Katya se protegía apuntando, esquivando las balas y disparando contra los traidores. Fue entonces que Shion le dijo a Mu:

-Llegaré a la parte de arriba y haré los preparativos para irnos de aquí. Te encargo todo...

-Sí, padre.

Shion iba al frente con la organización de Grecia escudándose con sus muchachos y su hijo que disimulaba un nerviosismo casi incontenible. Pero Milo traspasó el muro humano y los siguió corriendo. Los demás subieron las escaleras rápidamente encontrando una puerta de metal y la abrieron. Llegaron a la azotea se dieron cuenta de que un hombre abría el compartimento de la cabina principal. Todos se detuvieron al oír la puerta de la azotea abrirse y presenciaron que Milo se había adelantado. Sonrieron y viraron a donde el hombre del compartimento estaba de pié en el suelo. Shion se horrorizó al ver que el sujeto en cuestión era idéntico a Saga. El gemelo sacó su arma y le anunció:

-Hoy tu vida acaba aquí, Shion Wang...

-Pero, ¿Qué no estabas abajo, Saga? –preguntó sorprendido por el comentario tan cruel del gemelo. El sujeto rió estrepitosamente y le susurró sin dejar de apuntarle:

-Créeme que no me gusta que me confundan con mi hermano gemelo...

-¿Quién eres tú, maldito? –preguntó colérico y envuelto por el pánico a la vez. El gemelo quitó el seguro y le contestó:

-Recuerda bien mi nombre para que no lo olvides cuando nos encontremos en el infierno...-levantó los brazos a los costados como si quisiera que lo admirara –Soy Kanon Yannakos, la mano derecha de Saga...

Apuntó con el arma en el brazo derecho y disparó a la sien de Shion haciéndolo caer de súbito y murmurando cosas inteligibles para después callarse. Los demás se quedaron en silencio al ver la escena. Jamás habían sido presentados y ni siquiera sabían que su propio líder tenía un hermano gemelo. Tragaron saliva y Kanon les dijo con voz autoritaria entrecerrando los ojos y bajando el arma lentamente:

-Ustedes no saben que existo. La misión ha sido un éxito. –Volteó a ver el cuerpo inerte de Shion –Súbanlo, Milo se encargará de todo, ¿No es así, Escorpio?

-Sí, Kanon.

-Bien.

Entró al avión cerrando la compuerta tras sí y en ese momento se volvió a abrir la puerta de la azotea dejando ver que Mu, Saga y su escuadrón corrían al avión. Milo levantó su arma disparando y los demás hicieron lo mismo huyendo al jet privado. Mu observó cómo cargaban a su padre y corrió en la balacera hacia ellos. Rápidamente, abrieron el avión y se metieron. Milo no dejaba de disparar a sus "enemigos", mientras que Camus llegó y le ayudó junto a él el tiroteo. El avión se elevó y dejaron de disparar. Se volvió a Camus y le dijo:

-He herido a Shion en la sien. No creo que sobreviva...

-Bien hecho, Milo... -una voz femenina se escuchó atrás de ellos. Los dos se reverenciaron agachando la cabeza y la mujer se acercó y tocó el hombro de Milo –Lo han hecho muy bien, muchachos... aunque escaparon, las consecuencias de este día ya se sentenciaron... --sacó de su corsé un teléfono y marcó un número. Después se lo llevó al oído y habló: Saori, acepto tu trato. Me aliaré con ustedes...

-¿Qué es lo que te hizo cambiar de parecer?

-Los bastardos de Saga y Shion nos tendieron una emboscada, pero descuida, uno de mis hombres hirió a Shion de gravedad. De ésta no se salva...

-¿Estás bien, Katya?

-Sí, no hay nada que un curita no pueda solucionar...

-Me alegra escuchar eso. Iré para allá directamente. No quiero que te expongas, Katya...

-No, te haré una visita personal para contarte los detalles. No olvides el trato, Saori...

-No soy como ellos... Yo cumplo siempre con mi promesa...

Katya colgó el teléfono y abrió la puerta entrando al edificio. Los demás la siguieron caminando lentamente y en cuanto llegaron a la oficina principal, Santiago le abrió la puerta e ingresó después de la Líder. Cuando todos estuvieron adentro, la líder rusa tomó el cenicero del escritorio y lo arrojó a la pared estrellándose en miles de pedazos. Con suma violencia gritó:

-¡¿Y así quería pactar conmigo ese bastardo?! ¡Ese infeliz pagará con su vida el rasguño que me hizo en el rostro! –suspiró profundo y sonrió a sus chicos –Pero en parte convino, tendré el cincuenta por ciento de Saori y aparte matamos a Shion, aunque... -se quedó pensando –Si Shion hubiera venido solo, hubiera aceptado la oferta sin regateos...

Se sentó en su sillón detrás del escritorio y sacó de uno de sus cajones un sobre amarillo y lo aventó a donde se encontraba Santiago. Éste lo cachó y sonrió asintiendo. Katya le dijo:

-Tu pago por la ayuda... lo prometido es deuda y aquí lo tienes...

-Gracias, mi señora. Con esto, digamos que somos aliados oficiales...

-Sí y no te preocupes por lo de Midoriko. No diré una palabra de que te conozco...

-Señorita, hay que prepararnos para el viaje con Saori Kido. –anunció Shun acercándose a su líder. Ésta sacó otros sobres y los lanzó a Hyoga, Camus, Shun y Milo sonriéndoles.

-Esto es lo suyo por ser mis hombres más confiables... en cuanto a ti, Milo, te daré el doble por haber matado a Shion... -lanzó otro sobre hacia Milo –Te lo mereces...

-Gracias, señorita...

-Bueno, hay que alistarnos...

***

-¿Dónde está Mu, Aioria?

-En la otra habitación con Shion...

-¿Sobrevivió?

-No, señor.

-Iré a ver.

Saga caminó a la habitación y tocó la puerta. Giró el picaporte y abrió descubriendo a Mu arrodillado al lado de su padre. Lloraba en silencio y le tomaba del rostro bañado en sangre manchando su palma. Saga se acercó a él y le agarró del hombro. Mu volteó la cabeza y se levantó abrazando al griego fuertemente. Saga le correspondió acercándolo más rozando su entrepierna con la de él. Mu seguía llorando y depositó su cabeza en el hombro negando:

-¿Por qué tuvo que pasar esto, Saga?

-Es uno de los gajes del oficio. No te extrañes que tuviera que pasar, porque todos lo sabemos...

-Es mi padre, Saga... mi... padre –Entrecortó al borde de nuevas lágrimas. Saga sonrió.

-Si quieres vengarte, hazlo. Yo te apoyaré en todo, Mu. Recuerda que eres el nuevo líder de Italia...

-Pero no sé si pueda hacerlo...

-Seguimos siendo socios, ¿Entiendes?

-Gracias por todo, Saga. No lo olvidaré...

-Además, ser socios no es lo único que nos une... Mu, yo te amo...

-¿Qué has dicho, Saga? –Levantó su cabeza y se encontró con las esmeraldas del griego. Saga fijó su vista en el suelo.

-Pues lo que oíste... desde hace tiempo que te amo, pero si tu quieres que me separe de ti, está bien, lo respetaré. Aunque, -Su vista regresó a los rojos ojos de Mu que brillaban –me va a doler mucho...

-Bueno, es que no sé lo que siento en estos momentos...

-¿En serio? –Preguntó sorprendido el griego y Mu asintió sonrojado. Después añadió: juro que por la memoria de tu padre, te protegeré siempre. Mientras tanto, te haré recapacitar...

-Saga, yo... -No pudo terminar la frase debido a que el griego atrapó los labios del nuevo líder y lo apretó contra su cuerpo despertando la lujuria en Saga. La lengua se introdujo en la cavidad y la frotó con la del tibetano provocando que el otro abriera la boca más. Dejó que las emociones invadieran su ser originando unos fuertes sentimientos de amar. Pero por su cabeza no pasó la idea de que todo era un plan del Líder de Grecia y que lo usaría para salvar su pellejo. Sin duda, todavía le faltaba mucho para ser el verdadero líder de Italia.

Saga no cabía en sí de la felicidad. Su treta había salido a la perfección y en ese momento nada le faltaba por realizar. Sólo que había que matar a unos cuantos hombres de Shion y todo estaría bien para dominar Europa. La vida le sonreía dichosa y él debía controlar a Mu a como diera lugar... De todas formas, era un experto en ser "Doble cara".

Se separaron para tomar aire y Saga tomó su barbilla para mirarlo a los ojos. Mu se sonrojó de nueva cuenta y le sonrió.

-Duerme un poco. El día de hoy ha sido de muchas emociones para ti... yo iré con los muchachos para tranquilizarlos... -Le susurró el griego tomando entre sus manos la cabellera lila del tibetano para posar sus labios en su frente y caminó a la salida tocando el picaporte accionándolo.

-Gracias, Saga... -Respondió Mu volteándolo a ver con una débil sonrisa observando cómo Saga salía de la habitación cerrando la puerta tras sí.

Los demás delincuentes se encontraban sentados esperando llegar a Sicilia. Aldebarán sostenía su cabeza con sus grandes manos apoyado en las rodillas y Aioros cruzaba sus brazos mirando al suelo. El silencio se apoderaba de la cabina del avión y en cuanto Saga volvió, Aioria y Shura se acercaron a él para pedirle una explicación, pero el líder levantó la mano y caminó hasta los "italianos". Tomó del hombro a Aldebarán y éste le preguntó enderezándose:

-¿Cómo está Mu?

-Por ahora, está descansando. Ha sido muy duro para él.

-¿Quién asesinó a Shion? –Cuestionó Aioros alterado por la muerte de su líder. Saga sonrió mordazmente.

-¿Deseas venganza, Aioros? Porque si es así, podemos terminar lo que empezamos...

-No estés tan feliz. Ahora no tenemos un líder al cual obedecer... -Contestó tristemente Aldebarán. Saga arqueó una ceja interrogante:

-¿Acaso se han olvidado de Mu? Según Shion, él sería el nuevo líder de su organización. –Al ver los rostros de confusión agregó tranquilizándolos –He hablado con Mu de ello y mantengo que les daré todos el apoyo para que nos unifiquemos. El trato sigue en pié y no los voy a dejar solos...

-¿Unificación? Pero para que una organización sea unificada, se necesita un líder supremo... -Acotó Aioros sagaz. El gemelo se quedó en silencio expectante del comentario de Aioros. Se volvió a sus hombres y les ordenó:

-Quiero que apoyen a Mu en todo lo que tenga planeado hacer... Recuerden que sus amigos son mis amigos, ¿Quedó claro?

-Sí, señor... --Respondieron al unísono Aioria y Shura. Saga sonrió para sus adentros pensando en la nueva estrategia que le tocaría ejecutar.

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