Cap.5: Tempestad


Fue despertado por la pesada campana de bronce, a un lado del Templo. El ruido se distribuía gradualmente por todo el recinto espiritual, dejando una sensación de paz en el ambiente. Las aves trinaban desde las copas de los árboles aunque todavía el cielo era oscuro. Se levantó cuidando de no despertar a los demás y salió con cautela cerrando la puerta corrediza tras de él. Caminó por los austeros pasillos y se encontró con el salón principal repleto de monjes arrodillados orando y el maestro con los ojos cerrados, repasando un rosario entre las manos al frente. Caminó despacio sin que sus pasos se oyeran, cuando el Maestro le dijo, haciendo saltar a Mu de la impresión:

-Buenos días, viajero... ¿Gusta orar con nosotros?

-Buenos días, Maestro Shaka... -Mu no sabía que responder. Lo había sorprendido, pero parecía que nada escapaba de su presencia. Con una inclinación, le contestó nervioso: será en otra ocasión, Maestro...

-Bien, -se levantó de su postura y les ordenó a todos –la meditación ha terminado. Por favor, continúen con sus labores...

Todos abrieron los ojos y se pusieron de pié para después hacer una inclinación uno por uno a Mu. Éste, apenado, les devolvió el saludo, agachando la cabeza. En cuanto quedaron ellos dos, el Maestro Shaka le explicó:

-Orábamos por su estadía, joven viajero...

-Pues, -Mu se llevó la mano a la nuca –gracias, Maestro.

-¿Durmió bien?

-Sí, gracias por preguntar, ¿Y usted?

-Sí, como siempre. –se volteó haciendo sonar las cuentas del rosario. Abrió sus ojos paulatinamente y le expresó: después de desayunar, los llevaré a que conozcan los alrededores, ¿Está de acuerdo?

-Por supuesto, Maestro. –contestó aún atontado.

El maestro se retiró del salón y Mu volvió a la habitación. Cuando ya estaba por entrar, oyó los gritos de sus compañeros.

-¡Ya te dije que no!

-¡Ahora me vas a decir!

-¡¿Qué no entiendes, idiota?!

-¡Claro que sí, pero no voy a dejar esto así! ¿Qué hacías mirándome de ese modo? ¿Eh?

-¡Ya te lo dije! ¡Nada!

Mu suspiró hondo y corrió la puerta descubriendo cómo Death Mask y Aphrodite discutían de nuevo. Suspiró y trató de calmarlos, pero parecía que nadie lo escuchaba. Por primera vez, el hijo del "Patriarca" se mostró furioso por el comportamiento de los dos maleantes. Les espetó:

-¡Ya cállense! ¿Acaso no ven en dónde estamos? ¿Quieren que nos corran de aquí?

-Cálmate, Mu. –Aphrodite se levantó del suelo y sonrió a Mu. Nunca había visto a su Superior enojado y trató de no ponerse nervioso. –Te prometo que no pelearemos más, ¿Sí?

-Eso espero, Aphrodite... Death Mask...

-Sí, sí, como tú quieras, Mu... -respondió Death con los brazos cruzados. Mu, ya calmado, les comentó:

-Bueno, el Maestro Shaka me informó que después de desayunar, nos llevará a recorrer los alrededores... lleven el equipo por si pasa algo...

-¿De qué equipo estás hablando? –preguntó Death Mask atónito. Mu, que ya se había enfadado le explicó con la poca paciencia que le quedaba:

-El equipo que nos toca "cargar", Death Mask.

-Sí que eres un idiota, Death... -pronunció Aphrodite en un tono sarcástico. Mu lo volteó a ver y Aphrodite bajó la cabeza. Miró a Death Mask y le dijo:

-Por esta ocasión, Aphrodite tiene razón, pero no discutamos ahora...

En eso, tocaron la puerta y abrió uno de los monjes. El hombre se inclinó y les informó que el desayuno estaba listo. Los tres asintieron y el Bonzo (1) se retiró dejando nuevas ropas. Death bufó al recordar que tenía que colocarse ese ridículo atuendo de nuevo. Una vez que los tres estuvieron listos, caminaron por el suelo de madera pulida hacia el comedor. Ya en el salón, todos los monjes se encontraban arrodillados y los alimentos en una larga mesa baja. Los tres se arrodillaron en los cojines que un monje había puesto anteriormente. Después juntaron sus palmas y comenzaron a comer. Death, que no estaba acostumbrado a la comida de ellos, condimentó bastante sus alimentos, haciendo pucheros de asco en el proceso.

Terminado el desayuno, el Maestro volvió a juntar sus palmas dando una leve inclinación a la mesa, cosa que siguieron los Bonzos. Una vez levantados de sus cojines, el trío de mafiosos se dispusieron a salir de la habitación, pero el Maestro Shaka les dijo:

-Vayan a prepararse... hoy los llevaré a las afueras de Kyoto.

-Agradecemos su tiempo, Maestro. –respondió Mu cortés.

Los tres salieron del salón y una vez en su habitación, Death Mask exclamó con violencia:

-¡Nunca más comeré esa porquería que nos dieron!

-No seas grosero, Death Mask... estos hombres cosechan y recolectan sus propios alimentos... si no te gusta lo que preparan, pues ve a un restaurante italiano... -le reprochó Mu enfadado. Después ordenó: vamos, colóquense el equipo para cualquier emboscada... no confío en las afueras de la ciudad... hay que tener cuidado, muchachos...

-Bien. –respondieron los otros dos y se encaminaron a la entrada.

El Maestro ya los estaba esperando ataviado con una túnica color guinda con blanco, sus sandalias austeras y su rosario de 108 cuentas. Los tres se colocaron sus sandalias y, junto con el Maestro, caminaron a la entrada donde dos Bonzos abrieron el portón de la entrada. El cielo se tornaba anaranjado con tonalidades amarillezcas y el Sol entraba a la tierra tan radiante como siempre. Pequeñas nubes negras se apreciaban en la ciudad de Kyoto. Mu observaba al Maestro quien admiraba la belleza del lugar. Estaba tan absorto que pronunció lentamente:

-La belleza de este lugar no se compara con el Nirvana de Buda... aunque esto es efímero, es hermoso precisamente porque la vida es tan corta...

-Maestro, qué bellas palabras ha pronunciado... -opinó un sorprendido Mu, a lo que el Maestro le respondió:

-Gracias, y por cierto, aun no me has dicho tu nombre, joven viajero...

-Me llamo Mu Wang... -contestó vacilante.

-Así que eres del Tíbet, ¿Eh? –Mu asintió con la cabeza y el Maestro sonrió –Hace tiempo que no he visitado ese lugar, pero sé que estará bien porque los monjes de allá oran a Buda siempre y sus bendiciones son alabadas...

-Oh, ya veo... y usted, ¿Qué rango tiene, Maestro?

-Muchos me nombran el "Buda de las Ocho Abstinencias", otros han dicho que soy "La Reencarnación de Buda", pero yo creo que soy un predicador de las enseñanzas de Buda...

Mientras atrás de ellos, Death le susurraba a Aphrodite en tono de burla:

-Ese tipo está diciendo barbaridades y, lo peor del caso, es que todos lo creen...

-¿Por qué blasfemas, Death Mask? ¿No ves que ese hombre es budista? –le reprocha Aphrodite molesto. Es entonces que Death vuelve a susurrar enojado:

-Odio las religiones, todas, sea de la doctrina que sean...

Avanzaban por una vereda a un lado en el camino, hasta que se apareció una joven con ropas religiosas del Shintoismo y un bulto en la espalda inclinándose al pasar a un lado del Maestro. Portaba una Wakizashi (2) enfundada en su saya (3) y a la altura de la cintura. Con una voz melodiosa le expresó:

-Ohayou Gozai Masu, Sensei (4) Shaka...

-Buenos días, Miko San... -respondió el Maestro correspondiendo el saludo. Después continuaron su camino y Mu preguntó con curiosidad:

-¿Ella de qué religión es, Maestro?

-Es una sacerdotisa del Shintoismo, joven Mu. También como nosotros, dedican su vida a las enseñanzas de su religión... parece que va al Monte Kurama, donde se supone que hay una antigua leyenda de uno de los dioses hizo bajar a sus hijos, los Tengu, seres que poseen el arte de la guerra y la estrategia...

-Qué interesante, Maestro...

-Mira hacia allá... -señaló con el dedo hacia una mansión en las afueras de la ciudad –una nube de la desgracia. Creo que llegó la hora de exorcizar esa casa...

-Yo no veo nada, Maestro. –objetó Mu mirando el lugar indicado por el monje. Shaka sonrió y le tranquilizó:

-No te preocupes, joven Mu... sé que no podrás verlo porque no has tenido un entrenamiento...

Bajaron la montaña y se dirigieron a las puertas de la mansión. Una vez ahí, Shaka tocó la puerta y un joven abrió. Shaka le saludó y el joven, sorprendido por la presencia del Maestro, le preguntó:

-¿Qué se le ofrece, Maestro?

-Disculpa por venir sin avisar, pero he notado una nube de la desgracia arriba de la mansión de tu señor...

-¿En serio, Maestro?

-Sí, permíteme exorcizar la mansión...

-Pase, -abrió la puerta completamente y mandó llamar a otro colega, que le informó –El Maestro viene a exorcizar el recinto, comunícale a la señora, por favor...

-En seguida, Taro...

El joven salió corriendo hacia el interior de la casona y los cuatro viajeros entraron al jardín. En unos minutos, una mujer con un kimono salió a recibirlos con preocupación. Se inclinó y el Maestro hizo lo mismo. Entonces la mujer preguntó:

-¿Es cierto que ha visto una nube de la desgracia en mi casa, Maestro?

-Desde luego. Buda no me permite mentir, mi señora...

-Entonces haga los preparativos correspondientes.

-Claro. –sacó un pergamino de su túnica y lo colocó en la entrada de la mansión. En cuanto terminó, volteó a ver a los viajeros y notó que uno de ellos estaba de mal humor. Se volvió a la mujer que lo observaba y le dijo:

-Ya está, la nube desaparecerá en el transcurso de la mañana y todo estará bien, mujer.

-Buda lo colme de bendiciones, Maestro...

-Igual para ti, mujer...

-Acepte este dinero por pago a su compasión. –le extendió unos billetes, pero el Maestro le negó con la mano.

-Buda me ha negado el recibir dinero, mujer.

-Entonces reciba este saco de arroz como pago, Maestro. –mueve la cabeza y uno de los criados le extiende al maestro un saco que recibe gustoso.

-Gracias, mujer... -se encaminó a la salida y la mujer lo acompañó con un brillo extraño en los ojos. Mientras se marchaban, la mujer sacó un abanico y lo sacudió despidiéndolos.

***

-No puedo creerlo... ahora ya sé de dónde sacan su comida...

-No seas imprudente, Death Mask...

-¡Es la Verdad! Te lo dije, todas las religiones trafican con la fe...

Sentados, como de costumbre en el suelo, Death insultaba su suerte por tener compañeros tan ingenuos. No cabía en él su inocencia para con el monje. ¡Sólo era una estúpida religión! No tenían que ponerse de ese modo. Pero se cansaba cada vez más de no actuar en su misión. Era como si estuvieran recluidos en ese horrible lugar. Y para su colmo, estaba harto de escuchar a Mu regañándolo por su comportamiento. Ni siquiera era de su bando, ¿Cómo él podía darle órdenes así? Su cabeza le daba vueltas y esperaba que todo eso se terminara...

Quedó profundamente dormido después de pensar tanto. El amor que crecía en su pecho se transformó en odio al encontrarse con el cambio tan repentino de Aphrodite. ¿Algo le habría hecho para tratarlo así? No. Él no había hecho nada que lo molestara y tal vez por eso lo odiaba. Odiaba ese cabello turquesa con olor a rosas. Aborrecía esa mirada tan fría que la dedicaba al italiano. ¿En realidad lo odiaba? Tampoco era cierto. Más bien le desconcertaba su actitud y por eso se enojaba con él. Pero no lo odiaba, eso lo garantizaba.

Un leve ruido lo despertó. Abrió sus ojos lentamente debido a la pesadez del sueño y se enderezó. Algo estaba mal. Lo percibía en el aire. Su sexto sentido raras veces le fallaba y ahora trabajaba al mil por ciento. Tomó su arma y le quitó el seguro. Caminó por la madera y descubrió un charco de sangre. Sus pupilas se contrajeron al sentir la temperatura del líquido. Fresca y tibia. Miró más allá del pasillo y descubrió un camino del herido que se dirigía a la salida. Siguió el rastro cuidando de no hacer el menor ruido con sus ropas. Salió del Templo y fijó su vista en una figura que se quejaba.

Caminó hasta el cuerpo y lo tomó en brazos. El cabello enmarañado no le permitía saber la identidad del herido, pero al revelar el rostro, pudo darse cuenta de que Aphrodite estaba desmayado y en su abdomen borbotaba el plasma espeso. Se quitó la camisa y la enrolló en su cuerpo amarrándola fuertemente para detener la herida. Esto hizo que Aphrodite abriera sus ojos brillantes por la plateada luz de la Luna y se quejó. Observó a Death Mask con preocupación y se apresuró a advertirle:

-Ellos... ellos... nos han... –tragó saliva para continuar, pero Death le colocó su dedo manchado en sus labios.

-No hables, lo sé...

Cargó a Aphrodite hasta un pilar cerca de la entrada y apuntó a la entrada del Templo completamente nervioso. Encontró una figura parada en ese lugar y apuntó contra él. Caminó hacia la figura y se dio cuenta que esa misma figura corría con dirección a la salida. En cuanto se fijó, vio que Mu se acercaba a él. Bajó el arma y Mu le anunció con una expresión de pánico en el rostro:

-Nos persiguen, Death Mask... ellos... ¡Los Yakuza! ¿Dónde está Aphrodite? ¡Dime dónde está!

-Lo hirieron, Mu... ellos lo hirieron...

-¿Dónde está? Bueno, pero debemos huir cuanto antes primero...

-Sí...

Death cargó del hombro a un Aphrodite moribundo y corrieron a la salida abriendo la pesada puerta de madera. Avanzaron por la espesura del bosque apresurándose de no dejar rastro, pero la sacerdotisa de la mañana se paró delante de ellos. Death Mask le espetó:

-¡Déjanos pasar! ¡Tenemos que huir de aquí!

-¿Y por qué debería hacerlo? –la sacerdotisa los miraba con lástima y Death Mask respondió enojado:

-¡Nos matarán si nos quedamos ahí! ¿Entiendes?

-No deberían hacer eso... -desenfundó la Wakizashi y la colocó con el filo arriba – porque aquí mismo morirán...

Death depositó el cuerpo de Aphrodite a un lado y le apuntó con su arma vacilante. Mu también sacó su arma y le cubría las espaldas a su colega, arrodillado. La "Sacerdotisa" se movía en círculos haciendo que los demás siguieran su movimiento. Después corrió en zigzag evitando que las balas se incrustaran en su cuerpo y alzó su arma agitándola hacia el italiano. Éste recibió una cortada en su mejilla brotando de ella el líquido escarlata. Se limpió con el dorso y siguió apuntando hacia ella.

Mu seguía con habilidad a la chica que se movía con destreza y disparaba fallando en todos los intentos. No podía creer que fuera una enviada de Saori y que sus intentos de atacarla en vano servían. En cambio, Tamashii había sido entrenada para esquivar todo tipo de objetos. Y lo hacía tan diestramente que parecía que bailaba entre esa cruel lluvia de plomo. Se acercó más y empujó el brazo de Death hacia arriba. Le dio un rodillazo en la boca del estómago, haciendo agachar al italiano y le propinó un golpe en la nuca con la empuñadura de la wakizashi. Se aproximó al hijo de Shion y blandió su arma apuntando al cuello del primero, pero se detuvo en cuanto sintió que la hoja de la espada fue atrapada por las palmas de Mu, provocando una pequeña herida en su cuerpo. Sonrió blandiendo la espada de nuevo envainándola en el saya y se alejó diciendo:

-Eres bueno. Por poco y me encargo de tu vida, Mu Wang.

-¿Cuál es tu nombre? –preguntó Mu sonriendo maliciosamente. La "Sacerdotisa" rió al escuchar el timbre de voz lleno de sarcasmo y le respondió:

-Te lo diré, ya que con ese contraataque, te lo has ganado. Soy Tamashii de la familia Onikawa, de la secta del Ninjutsu... escolta primera de la Líder de los Yakuza... para servirlos, caballeros...

-Me alegra mucho... -dijo Mu levantándose del suelo –me alegra saber el nombre de la persona que mataré en este sitio...

-Oh, ¿Dices que me aniquilarás? No digas eso ni en broma –se burló.

Mu apuntó el arma en dirección a ella y ésta se elevó por el aire cayendo más lejos de dónde estaba al principio. Volvió a saltar y trepó por la corteza de un grueso árbol hasta llegar a una fuerte rama. Se paró apoyándose en otra rama y le gritó:

-¡Por hoy los dejo sobrevivir! ¡Si me entero de querer matar a mi señora... -sacó un Endan (5) y lo lanzó al Hijo del "Patriarca" creando un espeso humo en el lugar. Mu se cubrió con la manga de la camisa para no respirarlo –les aseguro que no vivirán para contarlo!

Cuando el humo se disipó del ambiente, Mu levantó la vista descubriendo que Tamashii ya no se encontraba ahí. Agarró a Aphrodite del hombro y sacudió a Death Mask con violencia. Éste despertó de súbito y se levantó, pero se arrodilló por el golpe del estómago. Se llevó la mano a la nuca sobándola.

-¿Dónde está esa bastarda? –espetó furioso. Mu inclinó la cabeza negando.

-Escapó... esa mujer me tiene muy intrigado... -comentó el pelilila exhausto para añadir: Aphrodite está mal. Debemos escondernos antes de que ese tipo nos encuentre...

-Bien, te ayudaré... -así, los dos enviados de Europa se llevaron a Aphrodite a rastras a las profundidades del bosque hasta que encontraron una casa abandonada. La lluvia comenzaba a caer y se introdujeron en la choza y cerraron la puerta tras de sí. Colocaron a Aphrodite en el suelo y Death Mask revisó la herida. Deshizo el fuerte nudo y cortó con su navaja suiza la camisa que le cubría el pecho. Descubrió la herida y remedió que era un corte limpio con alguna hoja afilada. Aphrodite balbuceaba palabras vagas y Death volvió a susurrarle:

-Calla, no hables ahora...

El sonido de un celular alertó a Mu y se dio cuenta que la melodía provenía de su pantalón. Abrió el teléfono y descolgó.

-¿Diga?

-Hijo, me alegra el que estés con vida...

-Padre, ¿Qué se te ofrece?

-Necesito que regreses a Sicilia. Hay un asunto importante que deseo comunicarte...

-Ahora no, padre. Necesito quedarme unos días en Japón. Aphrodite fue herido...

-Me contarás los detalles en cuanto llegues aquí. Mandaré un helicóptero para recogerte... -colgó. Mu se quedó pensando largo rato hasta que la voz de Aphrodite lo sacó de sus ideas.

-¿Era... el jefe?

-Sí, desea que me reúna con él en Sicilia, pero no puedo dejarlos aquí, sino, ¿Quién va separarlos cuando se peleen? –sonrió por el último comentario. Death lo calló:

-No te preocupes por nosotros... las órdenes de un líder no se discuten, Mu.

-Pero... -objetó Mu preocupado.

-La herida de Aphrodite no es tan grave como pensé... se repondrá con un lavado y puntos... estaremos bien. Trataremos de escapar de aquí... -le tranquilizó Death Mask prendiendo fuego en un agujero. Mu sonrió y les recomendó:

-Escapen a China. Ahí no los encontrarán... -suspiró profundo y añadió: Entonces nos comunicaremos después con ustedes...

--Sí, por ahora, déjame lavarte la herida...

Con ayuda de un trapo y agua recolectada, Death Mask limpió el rastro de sangre de Mu y, de paso, su mejilla cortada. En cuanto tocó su cara, expresó:

--Esa tipa mal nacida tiene una buena espada. Con ver la herida de Aphrodite, puedo imaginarme lo que hubiera pasado si me lastimara...

--Esa mujer... su nombre es Tamashii Onikawa... -recordó su nombre y le comentó a Death Mask –he oído que fueron una familia de ninjas al servicio de los Yakuza, pero que murieron en una emboscada por otro clan... nunca pensé que ella sobreviviera...

--Le daremos su merecido en cuanto la encontremos...

***

-Ojousama, han llegado...

-Déjalos pasar...

La Líder se encontraba en el salón de té. La criada se inclinó retirándose e hizo pasar a los dos asistentes. Se volvió a los subordinados y observó que sus armas estaban cubiertas de sangre. Tamashii sostenía su Wakizashi en la mano izquierda y Shaka mantenía su Naginata (6) levantada con la cuchilla hacia el techo. La túnica del "Maestro" era manchada por una sombra enorme de líquido rojo. Midoriko sonrió y extendió sus manos a los dos chicos:

-Entréguenme sus armas. –obedecieron y Midoriko tomó primero el arma de Shaka. Al verlo cubierto de sangre, le preguntó: ¿A quién heriste, Shaka?

-Mi señora, fue al suizo. Le alcancé a rozar el abdomen creando un corte certero... pero escapó...

-Oh, ya veo, ¿Y tú, Tamashii? –volteó a ver a la ninja que le entregó su espada. Midoriko desenvainó y descubrió que la hoja estaba manchada levemente. Envainó de nuevo la cuchilla creando un sonido seco.

-Sólo logré desmayar al italiano con un golpe en la boca del estómago y herir su mejilla, pero el hijo de Shion detuvo mi Wakizashi con las palmas al tratar de cortar su cuello, Ojousama...

--Bueno, hemos limitado sus movimientos al herir a sus compañeros. –Se levantó y les entregó sus armas –Han hecho bien su misión. Es preciso que se mantengan ocultos para no despertar sospechas. No quiero arriesgarlos a otro ataque de Europa. Mientras descansen aquí para reponer fuerzas... y tomen un baño...

Los subordinados se arrodillaron y se pusieron de pie inclinando su cuerpo. Dieron dos pasos hacia atrás inclinados y se retiraron cerrando la puerta. Midoriko volvió a sentarse y de su kimono, tomó su celular y marcó un número. Se llevó el auricular al oído y habló:

-¿Moshi, Moshi (7)?

-¿Qué pasa, Midoriko?

-Son tres los enviados por la Mafia. Logramos herir a uno de ellos, ¿Cuáles son las órdenes?

-Déjalos ir, ya después veremos qué acciones tomar... por ahora, vigílalos...

-Wakateru... Ah, se me olvidaba, es casi seguro que la Líder de Rusia acepte tu trato, Saori... después de la treta que le hará Saga a Katya...

--¿Cómo has sabido que me reuní con Katya?

--Tengo ojos por todos lados, Saori Sama...

--Me alegra escuchar eso. Es muy probable que Saga intente asesinarla para quedarse al mando de Rusia. Pero veremos qué pasa en su próxima reunión....

--Eso espero, Saori. No te descuides, porque ya no voy a estar cubriéndote las espaldas, como la otra vez...

­--Ten por seguro que no, Midoriko... cuento con hombres que me pueden servir de mucho...

--Te lo digo porque esos tipos van en serio... bueno... Janna...

Colgó. Su Líder sólo era poderosa porque Midoriko la protegía, pero si la Líder de los Yakuza la traicionaba, Midoriko subiría al puesto sin problemas. Pero la estrategia de Midoriko no era eso. De nada le serviría afrontar la responsabilidad ni quería. Seguiría siendo la titiritera detrás de Saori y la usaría para beneficio propio. La realidad era tan distinta a cómo Saori pensaba. Esa mocosa sólo tenía trece años de edad...

Saori había subido al poder con ayuda de su abuelo. Y después de que falleció, Saori se ocupó de todo y se alió con la familia Sesshoukawa. En ese entonces, el padre de Midoriko, el señor Takeshi Sesshoukawa, vivía todavía sin ningún percance y se unió como un brazo a las fuerzas de Saori. Ni siquiera la propia Líder había unificado las mafias y, mucho menos, Takeshi Sesshoukawa. Al salir de una reunión, varios jefes menores lo acribillaron sin que sus escoltas pudieran moverse, falleciendo junto a su señor. Cuando le llevaron el cadáver a Midoriko, que entonces tenía doce años, ella salió en compañía de Tamashii y otros allegados y mató a todos los jefes menores sin compasión y levantó las cabezas cercenadas por la katana de Midoriko en las casas de los traidores. Así fue que Midoriko se autoproclamó Líder Suprema de los Yakuza...

...Al ver tan cruel escena, Saori tomó la decisión de aliarse con ella, debido a las cruentas muertes que recibieron los hombres. Y como Midoriko había perdido su lado tierno, aceptó diciéndole que ella no iba a permitir una emboscada como esa. Saori le aseguró que no la traicionaría y la apoyaría. Así transcurrieron los meses, cuidándole las espaldas cada vez que Saori arruinaba los tratos con sus colegas y salvando su pellejo. Diversas ocasiones, puso a Midoriko a prueba, teniendo éxito en todas las ocasiones. En una de ellas, la Líder de los Yakuza atacó un cargamento de drogas sintéticas sólo con sus prolijas y fue mundialmente conocida como "La Señora de los Kanzashi (8)".

...Todo el equipo de Oriente tenían sobrenombres: el apuesto Santiago era "El Gitano", Tamashii como "La Emperatriz del Engaño" y Shaka, "La reencarnación de Buda" por su habilidad en el ataque con el rosario, cuyas cuentas contenían filosas cuchillas escondidas por un mecanismo complejo. En la parte de Saori, Ikki se conocía como "El Fénix", Shiryu, "El Dragón de Rozan"; Marín, "Águila" y Shaina, "La Reyna de las Cobras" donde varias vidas tenían cobradas por sus garras de metal...

Midoriko, después de la llamada, se retiró del salón del Té, para ir a su habitación y encender la televisión encontrando uno de sus anime favoritos: Ouran Kou Kou High School.

***

Aclaraciones:

(1) Bonzo: es un seguidor de Buda, como un aprendiz de monje.

(2) Wakizashi: es una espada corta tradicional japonesa, con una longitud de entre 30 y 60 centímetros. En el caso más corto, casi habría que hablar de tantō, un tipo japonés de cuchillo.

(3) Saya: es la funda de las espadas.

(4) Sensei: maestro. En japonés el original.

(5) Endan: Bombas de humo.

(6) Naginata: es esencialmente un arma usada por los samuráis del Japón feudal, compuesta por una hoja clavada en un asta larga. Se asemeja a una alabarda europea, pero solamente con una hoja curva y de una gumía colocada en su extremidad.

(7) ¿Moshi, Moshi?: es el término usado para contestar el teléfono. En español es equivalente a un "¿Bueno?" o "¿Aló?"

(8) Kanzashi: son ornamentos para el pelo utilizados en peinados tradicionales japoneses. Midoriko está equipada con esos ornamentos, pero a diferencia de los originales, éstos están hechos de metal y enfundados en tela para no rasgar su cabello. En el capi uno, Midoriko demuestra su uso contra Tamashii.

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